lunes, 29 de abril de 2013

53 Indios Rebeldes 1



53
Indios Rebeldes 1


 
Hatuey


Las Antillas constituyen un numeroso grupo de archipiélagos conformado por las islas de Bahamas, las Antillas Mayores y las Antillas Menores, ubicado entre el mar Caribe y el océano Atlántico. Estas islas dibujan un arco que se extiende en forma de medialuna desde la península de la Florida  en los actuales Estados Unidos y el este del Yucatán  en México, hasta la costa occidental de Venezuela.
Los taínos fueron los habitantes precolombinos de estos archipiélagos. Llegaron a ellos desde América del Sur.

Saltemos en el tiempo hasta 1511, unos pocos años después que Colón dijera descubrir a nuestro continente.
El conquistador Diego Velásquez partió de La Española, actual República Dominicana, para conquistar y colonizar a Cuba.

Hatuey, un jefe Taíno de isla  La Española, que había escapado en canoas con alrededor de cuatrocientos hombres, mujeres y niños, advirtió a los cubanos lo qué podían esperar de los españoles. Les explicó la necesidad de unirse contra su enemigo común, los invasores.

Según lo reportado por el sacerdote Bartolomé de Las Casas, Hatuey mostró a los cubanos una cesta llena de oro y de joyas. Y dijo "este es el dios que los españoles adoran. Por esto ellos luchan y matan; por esto nos persiguen y es por eso qué tenemos que lanzarlos al mar"

Bartolomé de Las Casas  fue un fraile dominico español, quien reconoció y valoró la humanidad de los indígenas intentando su defensa, por lo que fue llamado “Protector de los indios”, atribuyó el siguiente discurso a Hatuey.   Este mostró los Taínos de una canasta llena de oro y joyas, diciendo:

    "Este es el Dios que los españoles adoran. Por estos pelean y matan; por estos es que nos persiguen y es por ello que tenemos que tirarlos al mar... Nos dicen, estos tiranos, que adoran a un Dios de paz e igualdad, pero usurpan nuestras tierras y nos hacen sus esclavos. Ellos nos hablan de un alma inmortal y de sus recompensas y castigos eternos, pero roban nuestras pertenencias, seducen a nuestras mujeres, violan a nuestras hijas. Incapaces de igualarnos en valor, estos cobardes se cubren con hierro que nuestras armas no pueden romper."




Este mensaje no fue comprendido ni creído, muy pocos hombres se le unieron en la defensa.

El cacique elaboró una estrategia de ataque guerrillera, atacar y refugiarse en las lomas, reagruparse y atacar nuevamente, así durante tres meses. Los españoles sorprendidos y temerosos se limitaban a defenderse.

Como es común en toda historia, un traidor colaboró con Velásquez  y así pudo rodear y capturar a Hatuey.
El 2 de febrero de 1512, Hatuey fue llevado a la hoguera y quemado vivo.
Momentos antes de encender el fuego, un sacerdote le mostró la cruz y le pidió que aceptara a su dios para ir al cielo.
Dicen que  el guerrero preguntó:
    "¿Y los cristianos también van al cielo?"
Ante esto el cura le contesta afirmativamente, entonces Hatuey responde
    "No quiero yo ir allá, sino al infierno, por no estar donde estén y por no ver tan cruel gente. "



 Por todo esto Hatuey es reconocido con  el título histórico honorífico de Primer Rebelde de América.

De esta historia también ha quedado una leyenda que por más de quinientos años ha perdurado en el pueblo, ella dice que en las noches se puede ver una luz  que describen como crepuscular que varía de tamaño, que sale al paso de los viajeros. No causa temor, no esperan que cause daño porque es el símbolo de la lucha de Hatuey y su negativa a dejar la región en que fue ejecutado.




Túpac Amaru

Las revoluciones independentistas en América Latina
Autor: Felipe Pigna.

Desde el mismo inicio de la Conquista de América hubo movimientos de resistencia contra los conquistadores. En el caribe, en Venezuela, en Perú, en Tucumán y en Chile, se sucedían las rebeliones indígenas contra los invasores. El uso de armas de fuego y el caballo, inexistentes en América, fueron vitales para el triunfo de los recién llegados.

Una de las rebeliones más importantes fue la liderada por Túpac Amaru.


José Gabriel Condorcanqui, quien tomará el nombre de Túpac Amaru, en homenaje al último Inca que en 1571 se rebeló contra los españoles. Fue un cacique peruano que encabezó en 1780 la rebelión indígena más importante. Túpac llegó a formar un ejército rebelde de 150.000 indígenas distribuidos desde el Norte argentino hasta el Ecuador.

Los objetivos de los rebeldes eran terminar con los abusos de los españoles que obligaban a los indios a trabajar en las minas, obrajes y plantaciones y a pagar tributos. Esta situación se había visto agravada desde que las reformas borbónicas, con su afán centralizador y recaudador, significaron un aumento de la opresión de los indígenas.


La rebelión obtuvo sus primeros triunfos y Túpac Amaru comenzó a aplicar un programa revolucionario: devolución de las tierras usurpadas a sus legítimos dueños, anulación de la esclavitud y los servicios personales.

Asustados por la magnitud y el alcance de la rebelión de Túpac Amaru y su ejército libertador, la Iglesia, el estado, los criollos y los europeos cerraron filas para enfrentar el peligro.

"Si triunfaran los indios
nos hicieran trabajar
                                                                                                                      del modo que ellos trabajan

y cuanto ahora los rebajan
nos hicieran rebajar.
Nadie pudiera esperar
casa, hacienda ni esplendores,
Ninguno alcanzará honores
Y todos fueran plebeyos:
Fuéramos los indios de ellos
Y ellos fueran los señores."

(Poema escrito por un propietario español. En Boleslao Lewin, Túpac Amaru y los orígenes de la emancipación americana, Buenos Aires, Hachette, 1957.)


Tras heroicos combates en los que murieron unos 100.000 indígenas, el primer grito de libertad americano fue acallado y su líder detenido. Cuando se lo interrogó sobre los responsables, Túpac Amaru respondió al Visitador español: "Nosotros dos somos los únicos conspiradores; Vuestra merced por haber agobiado al país con exacciones insoportables y yo por haber querido libertar al pueblo de semejante tiranía. (...) Aquí estoy para que me castiguen solo, al fin de que otros queden con vida y yo solo en el castigo".

El 18 de mayo de 1781, tras asesinar a casi toda su familia, las autoridades españolas sometieron a Túpac Amaru al suplicio del descuartizamiento. Cuatro caballos tiraron de sus extremidades pero no pudieron con su fuerza. Indignados, ordenaron que se suspendiera la "ceremonia" y que un verdugo completara la feroz tarea a hachazos.

Las partes de su cuerpo fueron colocadas en picas en las ciudades en las que había triunfado el intento revolucionario.

(http://www.elhistoriador.com.ar/articulos/virreinato/las_revoluciones_independentistas_en_america_latina.php)




Estamos hablando de 1500, estamos hablando de 1700 y bien podríamos traer esto a nuestro tiempo porque los mecanismos de quienes llegan al poder no han cambiado, porque no importa de qué se disfracen, que invoquen a la paz, a los dioses y el amor, que hablen de la justicia y las leyes, el resultado siempre es el mismo, el uso de la violencia para mantener al sojuzgado en esa situación.
Además es necesario que las muertes sean cruentas, en lo posible televisadas o al menos que tengan mucha publicidad porque en realidad ese es el sentido, no les interesa la muerte de quien ya fue vencido sino la trascendencia pública, que el resto se entere y sume a su sometimiento más miedo para que ni siquiera en la imaginación intenten levantar su cabeza, señalar a los poderosos, reclamar lo que es propio.
Fue necesario que en nuestro 2001 hubiera muertos, en relación directa a la protesta, cuanto mayor el malestar más muertos son necesarios, también tuvo que haber un Mariano Ferreyra o un Fuentealba, para que se sepa que quienes nuevamente lo intenten pueden correr igual destino.
Pero ¿por qué digo destino? Estos no son resultados productos del azar, del sinsentido, sino que sus causantes tienen nombre y apellido, porque tienen un sentido pensado y muy claro.
Los cuerpos ya no se colocan sobre picas, sería de mal gusto, alcanza con que las fotos sangrantes aparezcan en los medios de difusión, y es aquí donde estos, no importa de qué lado se pinten, muestran como siempre están del lado del poder y no temen quedar como amarillistas o sensacionalistas porque lo importante es que se vea, que se aleccione, que ese cadáver puesto en las picas modernas sea una advertencia muy clara.

De quienes quedamos dependerá seguir adelante retomando el canto y la esperanza, no dejando que la luz se apague sino que se enciendan otras mil antorchas hasta que el planeta sea otro sol.







La mayoría de las IMAGENES han sido tomadas desde la web, si algún autor no está de acuerdo en que aparezcan por favor enviar un correo a  alberto.b.ilieff@gmail.com y serán retiradas inmediatamente. Muchas gracias por la comprensión.
 

jueves, 11 de abril de 2013

52 Cuentos taoístas 2



52
Cuentos taoístas 2





“Revoloteaba alegremente; era una mariposa muy contenta de serlo.
De repente despierta.
Era Chuang Tse y se asombró de serlo.
Ya no le era posible saber si era Chuang Tse que soñaba ser una mariposa, o era una mariposa que soñaba ser Chuang Tse.”


 Hermoso cuento. Nos muestra una vez más que la profundidad no es cuestión de tamaño, de extensión. Estos pocos renglones nos llevan directo al misterio, a la imposibilidad de cifrar, de poder asir, tomar y guardar en un bolsillo a la vida, a las imágenes que se despliegan con iniciativa propia por nuestra conciencia.
Cuando duermo y sueño esa es la realidad, ese es mi mundo. El perro que me corre, la caída al abismo, esa ciudad o esa casa que no conozco y que sin embargo sé que es mi casa, mi furia, mi deseo.
¿cómo no creer si lo estoy viendo, si lo siento, si mi cuerpo transpira, tiembla, se prepara para el golpe, para correr?
Y de pronto estoy en otro mundo, y nuevamente creo que es real, porque tengo recuerdos, porque sé que tengo que levantarme para trabajar, y las cosas estan dónde las puse.
¿están dónde las puse?
¿este es mi mundo?
¿no será otro juego de imágenes?
¿Cómo puedo asegurar que este no sea otro sueño? ¿Cómo probarme que no estoy dormido soñando que me levanto luego de haber soñado con un perro que me corría?

Estas preguntas no son valederas, no son siquiera preguntas porque son imposibles de contestar.
Recuerdo una frase que siempre me ha gustado: somos del mismo material que los sueños, tan fugaces y tenues, imposibles de tomar en una mano, cuando quiero agarrar mi vida, se me escapa entre los dedos y ni siquiera puedo sentirla con las yemas, porque no la puedo abarcar, porque es parte de algo que no soy yo, que también esta en el pasto y el sol.

Y posiblemente Chuang Tsé sea la mariposa y también el monje, y también el que es corrido por un perro y el que se levanta por la noche a tomar un vaso de agua, el que un día ríe y otro llora. Quizá todas sean las formas que adquiere
¿quién puede negarlo o afirmarlo?



Un cuento sobre el tao
“Tung-kuo Tzu alguna vez le preguntó a Chuang Tzu: “¿Dónde está el Tao?”
—Está en todas partes —respondió Chuang Tzu
Tung-kuo Tzu le dijo: “Debieras ser más específico”
—Está en las hormigas —dijo Chuang Tzu.
“¿Por qué es tan insignificante?”
—Está en el pasto.
“¿Todavía más insignificante?”
—Está en el fragmento de una olla rota.
“¿Tan insignificante es?”
—Está en el excremento y en la orina —dijo Chuang Tzu.”

La pregunta para mí es ¿por qué buscar en un más allá, en un lejanísimo cielo, tan distante que es imposible de ver o de soñar?
¿ por qué creer que lo importante debe ser enorme, magnifico, portentoso, capaz de aterrarnos con su sola presencia?  Esperamos ver que se abre el cielo, que aparecen rayos, luces enceguecedoras,  cantos maravillosos, música capaz de paralizarnos. Así también pensamos nuestra vida. La creemos insignificante, muy pequeña para ser importante. A nuestro alrededor no hay luces, ni cámaras, ni periodistas y mucho menos salimos en los diarios o la televisión. No tenemos inteligencia apabullante, ni belleza capaz de paralizar a quien nos observa, somos simples personas que apenas sobresalimos un poco más de metro y medio del suelo, algunos un metro ochenta ¡tanta diferencia por treinta centímetros!
Este cuento viene a decirnos que el tao, que lo original, que lo importante está ahí, no se halla escondido, no hay que hacer proezas físicas ni morales para alcanzarlo. Nada de destellos mágicos, sin estruendos ni caballos alados, una brizna de pasto, el pasto, el excremento, la orina, todos ellos son también el tao.
Recuerdo a Francisco de Asís cuando le cantaba al hermano sol y a la hermana luna, cuando se igualaba con el lobo y las piedras, y mostraba en su vida, en su pobreza que lo importante también es pasto, es una hormiga, excremento y orina.











“Dos monjes estaban peregrinando de un monasterio a otro y durante el camino debían atravesar una vasta región formada por colinas y bosques.

Un día, tras un fuerte aguacero, llegaron a un punto de su camino donde el sendero estaba cortado por un riachuelo convertido en un torrente a causa de la lluvia. Los dos monjes se estaban preparando para vadear, cuando se oyeron unos sollozos que procedían de detrás de un arbusto. Al indagar comprobaron que se trataba de una chica que lloraba desesperadamente. Uno de los monjes le preguntó cuál era el motivo de su dolor y ella respondió que, a causa de la riada, no podía vadear el torrente sin estropear su vestido de boda y al día siguiente tenía que estar en el pueblo para los preparativos. Si no llegaba a tiempo, las familias, incluso su prometido, se enfadarían mucho con ella.

El monje no titubeó en ofrecerle su ayuda y, bajo la mirada atónita del otro religioso, la cogió en brazos y la llevó al otro lado de la orilla. La dejó ahí, la saludó deseándole suerte y cada uno siguió su camino.

Al cabo de un rato el otro monje comenzó a criticar a su compañero por esa actitud, especialmente por el hecho de haber tocado a una mujer, faltando así a uno de sus votos. Pese a que el monje acusado no se enredaba en discusiones y ni siquiera intentaba defenderse de las críticas, éstas prosiguieron hasta que los dos llegaron al monasterio. Nada más ser llevados ante el Abad, el segundo monje se apresuró a relatar al superior lo que había pasado en el río y así acusar vehementemente a su compañero de viaje.

Tras haber escuchado los hechos, el Abad sentenció: "Él ha dejado a la chica en la otra orilla, tú, aún la llevas contigo".

En todo momento estamos eligiendo, y vamos haciendo esto o aquello, algunas veces de manera bien conciente, pensada y decidida, otras veces casi sin darnos cuenta,  de cualquier modo, es inevitable actuar, hacer algo aunque ese algo sea no hacer nada. No hay pecado, no hay pegarme con un látigo porque hice lo incorrecto, si ya lo hice de qué sirve ahora castigarme, si no lo hice, para qué castigarme.

El maestro les dice: "Él ha dejado a la chica en la otra orilla, tú, aún la llevas contigo".
Esta frase me recuerda una que dijo Jesús: deja que los muertos entierren a sus muertos y sígueme”
El pasado es tan efímero como el presente, nada está para quedarse y si tiene alguna fuerza es porque yo se la asigno, porque lo recuerdo y lo cargo con emociones como la culpa. El ave fénix se atreve a morir y renace de sus cenizas renovada, sin pasado, sin carga, dejó que se consumiera con el fuego, y ahora comienza nuevamente.
¿Para qué atarnos?  Los recuerdos dolorosos o felices son ataduras, hicimos lo que hicimos, y ya está, este es otro tiempo, esta es otra tarea, es cuestión de mirar y hacer.
Buscamos el éxito y tememos el fracaso sin darnos cuenta que si no nos interesara el éxito tampoco nos importaría el fracaso porque ambos son palabras, ilusiones, solamente hay hacer, solamente hay experiencia, solamente un camino recorrido. Si dejamos el pasado librado a sí mismo, si no cargamos nuestra mochila con lo logrado o lo perdido y seguimos caminando. Si nos atrevemos, de pronto, porque sí, sin explicaciones ni grandes teorías, a dejar lo que tenemos, a virar 180 grados; si nos animamos a estrellar los ídolos contra el suelo y ver con placer como se hacen añicos y descubrir que solamente son eso, pedazos de nada, simples juguetes con los que nos entretuvimos y que también nos apresaron,  seremos libres, nos volveremos inmortales porque lo nuestro será vivir, andar.

Recuerdan aquel verso

“Caminante, no hay camino,
Se hace camino al andar”







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