53
Indios Rebeldes 1
Hatuey
Las Antillas constituyen un numeroso grupo de archipiélagos
conformado por las islas de Bahamas, las Antillas Mayores y las Antillas
Menores, ubicado entre el mar Caribe y el océano Atlántico. Estas islas dibujan
un arco que se extiende en forma de medialuna desde la península de la
Florida en los actuales Estados Unidos y
el este del Yucatán en México, hasta la
costa occidental de Venezuela.
Los taínos fueron los habitantes precolombinos de estos
archipiélagos. Llegaron a ellos desde América del Sur.
Saltemos en el tiempo hasta 1511, unos pocos años después
que Colón dijera descubrir a nuestro continente.
El conquistador Diego Velásquez partió de La Española,
actual República Dominicana, para conquistar y colonizar a Cuba.
Hatuey, un jefe Taíno de isla La Española, que había escapado en canoas con
alrededor de cuatrocientos hombres, mujeres y niños, advirtió a los cubanos lo
qué podían esperar de los españoles. Les explicó la necesidad de unirse contra su
enemigo común, los invasores.
Según lo reportado por el sacerdote Bartolomé de Las Casas,
Hatuey mostró a los cubanos una cesta llena de oro y de joyas. Y dijo
"este es el dios que los españoles adoran. Por esto ellos luchan y matan;
por esto nos persiguen y es por eso qué tenemos que lanzarlos al mar"
Bartolomé de Las Casas
fue un fraile dominico español, quien reconoció y valoró la humanidad de
los indígenas intentando su defensa, por lo que fue llamado “Protector de los
indios”, atribuyó el siguiente discurso a Hatuey. Este mostró los Taínos de una canasta llena de
oro y joyas, diciendo:
"Este es el Dios que los españoles
adoran. Por estos pelean y matan; por estos es que nos persiguen y es por ello
que tenemos que tirarlos al mar... Nos dicen, estos tiranos, que adoran a un
Dios de paz e igualdad, pero usurpan nuestras tierras y nos hacen sus esclavos.
Ellos nos hablan de un alma inmortal y de sus recompensas y castigos eternos,
pero roban nuestras pertenencias, seducen a nuestras mujeres, violan a nuestras
hijas. Incapaces de igualarnos en valor, estos cobardes se cubren con hierro
que nuestras armas no pueden romper."
Este mensaje no fue comprendido ni creído, muy pocos hombres
se le unieron en la defensa.
El cacique elaboró una estrategia de ataque guerrillera,
atacar y refugiarse en las lomas, reagruparse y atacar nuevamente, así durante
tres meses. Los españoles sorprendidos y temerosos se limitaban a defenderse.
Como es común en toda historia, un traidor colaboró con Velásquez
y así pudo rodear y capturar a Hatuey.
El 2 de febrero de 1512, Hatuey fue llevado a la hoguera y
quemado vivo.
Momentos antes de encender el fuego, un sacerdote le mostró
la cruz y le pidió que aceptara a su dios para ir al cielo.
Dicen que el guerrero
preguntó:
"¿Y los cristianos también van al
cielo?"
Ante esto el cura le contesta afirmativamente, entonces Hatuey
responde
"No quiero yo ir allá, sino al
infierno, por no estar donde estén y por no ver tan cruel gente. "
Por todo esto Hatuey es reconocido con el título histórico honorífico de Primer
Rebelde de América.
De esta historia también ha quedado una leyenda que por más
de quinientos años ha perdurado en el pueblo, ella dice que en las noches se
puede ver una luz que describen como
crepuscular que varía de tamaño, que sale al paso de los viajeros. No causa temor,
no esperan que cause daño porque es el símbolo de la lucha de Hatuey y su
negativa a dejar la región en que fue ejecutado.
Túpac Amaru
Las revoluciones independentistas en América Latina
Autor: Felipe Pigna.
Desde el mismo inicio de la Conquista de América hubo
movimientos de resistencia contra los conquistadores. En el caribe, en
Venezuela, en Perú, en Tucumán y en Chile, se sucedían las rebeliones indígenas
contra los invasores. El uso de armas de fuego y el caballo, inexistentes en
América, fueron vitales para el triunfo de los recién llegados.
Una de las rebeliones más importantes fue la liderada por
Túpac Amaru.
José Gabriel Condorcanqui, quien tomará el nombre de Túpac
Amaru, en homenaje al último Inca que en 1571 se rebeló contra los españoles.
Fue un cacique peruano que encabezó en 1780 la rebelión indígena más
importante. Túpac llegó a formar un ejército rebelde de 150.000 indígenas
distribuidos desde el Norte argentino hasta el Ecuador.
Los objetivos de los rebeldes eran terminar con los abusos
de los españoles que obligaban a los indios a trabajar en las minas, obrajes y
plantaciones y a pagar tributos. Esta situación se había visto agravada desde
que las reformas borbónicas, con su afán centralizador y recaudador,
significaron un aumento de la opresión de los indígenas.
La rebelión obtuvo sus primeros triunfos y Túpac Amaru
comenzó a aplicar un programa revolucionario: devolución de las tierras
usurpadas a sus legítimos dueños, anulación de la esclavitud y los servicios
personales.
Asustados por la magnitud y el alcance de la rebelión de
Túpac Amaru y su ejército libertador, la Iglesia, el estado, los criollos y los
europeos cerraron filas para enfrentar el peligro.
"Si triunfaran
los indios
nos hicieran trabajar
del modo que ellos
trabajan
y cuanto ahora los
rebajan
nos hicieran rebajar.
Nadie pudiera esperar
casa, hacienda ni
esplendores,
Ninguno alcanzará
honores
Y todos fueran
plebeyos:
Fuéramos los indios de
ellos
Y ellos fueran los
señores."
(Poema escrito por un propietario español. En Boleslao
Lewin, Túpac Amaru y los orígenes de la emancipación americana, Buenos Aires,
Hachette, 1957.)
Tras heroicos combates en los que murieron unos 100.000
indígenas, el primer grito de libertad americano fue acallado y su líder
detenido. Cuando se lo interrogó sobre los responsables, Túpac Amaru respondió
al Visitador español: "Nosotros dos somos los únicos conspiradores;
Vuestra merced por haber agobiado al país con exacciones insoportables y yo por
haber querido libertar al pueblo de semejante tiranía. (...) Aquí estoy para
que me castiguen solo, al fin de que otros queden con vida y yo solo en el
castigo".
El 18 de mayo de 1781, tras asesinar a casi toda su familia,
las autoridades españolas sometieron a Túpac Amaru al suplicio del
descuartizamiento. Cuatro caballos tiraron de sus extremidades pero no pudieron
con su fuerza. Indignados, ordenaron que se suspendiera la
"ceremonia" y que un verdugo completara la feroz tarea a hachazos.
Las partes de su cuerpo fueron colocadas en picas en las
ciudades en las que había triunfado el intento revolucionario.
(http://www.elhistoriador.com.ar/articulos/virreinato/las_revoluciones_independentistas_en_america_latina.php)
Estamos
hablando de 1500, estamos hablando de 1700 y bien podríamos traer esto a
nuestro tiempo porque los mecanismos de quienes llegan al poder no han
cambiado, porque no importa de qué se disfracen, que invoquen a la paz, a los
dioses y el amor, que hablen de la justicia y las leyes, el resultado siempre
es el mismo, el uso de la violencia para mantener al sojuzgado en esa
situación.
Además es
necesario que las muertes sean cruentas, en lo posible televisadas o al menos
que tengan mucha publicidad porque en realidad ese es el sentido, no les
interesa la muerte de quien ya fue vencido sino la trascendencia pública, que
el resto se entere y sume a su sometimiento más miedo para que ni siquiera en
la imaginación intenten levantar su cabeza, señalar a los poderosos, reclamar
lo que es propio.
Fue
necesario que en nuestro 2001 hubiera muertos, en relación directa a la
protesta, cuanto mayor el malestar más muertos son necesarios, también tuvo que
haber un Mariano Ferreyra o un Fuentealba, para que se sepa que quienes
nuevamente lo intenten pueden correr igual destino.
Pero ¿por
qué digo destino? Estos no son resultados productos del azar, del sinsentido,
sino que sus causantes tienen nombre y apellido, porque tienen un sentido
pensado y muy claro.
Los cuerpos
ya no se colocan sobre picas, sería de mal gusto, alcanza con que las fotos
sangrantes aparezcan en los medios de difusión, y es aquí donde estos, no
importa de qué lado se pinten, muestran como siempre están del lado del poder y
no temen quedar como amarillistas o sensacionalistas porque lo importante es
que se vea, que se aleccione, que ese cadáver puesto en las picas modernas sea
una advertencia muy clara.
De quienes
quedamos dependerá seguir adelante retomando el canto y la esperanza, no
dejando que la luz se apague sino que se enciendan otras mil antorchas hasta
que el planeta sea otro sol.
La mayoría de las IMAGENES han sido
tomadas desde la web, si algún autor no está de acuerdo en que aparezcan por
favor enviar un correo a
alberto.b.ilieff@gmail.com y serán retiradas inmediatamente. Muchas
gracias por la comprensión.