miércoles, 21 de diciembre de 2016

El usuario como Pokemon

El usuario como Pokemon
Publicamos el aporte de César Hazaki, enviado a nuestra redacción.
César Hazaki
Martes 6 de diciembre | Edición del día

El espectacular fracaso de Samsung con su teléfono celular Nº 7 de última generación: explota en las manos de los usuarios, llena páginas enteras de diarios y revistas. Hay avisos específicos en los aeropuertos argentinos —imaginamos que en todo el mundo ocurre lo mismo—, que indican que el mismo no puede ser encendido bajo ningún modo durante un vuelo. También se pueden leer extensos análisis en medios especializados o en diarios de gran tirada que analizan los errores cometidos por el CEO de la empresa y la caída del valor de las acciones de Samsung en las bolsas del mundo. En definitiva, sobre este tema la información circula, pero no así acerca de otros aspectos que hacen a la trastienda del desarrollo tecnológico: nos referimos a la sostenida e implacable guerra cibernética que se desarrolla en Internet. Vamos a mostrar, a continuación, el increíble e íntimo impacto que la misma tiene en la vida de cada usuario.

Han salido algunos hechos a la luz para que centremos la atención en las secretas maneras de intromisión en los hogares, hechos que no son conocidos o no llegan a la opinión pública en toda su dimensión. Por lo tanto, no es evidente la gravedad que el proceso tiene y cómo el mismo afecta la vida de los ciudadanos. Para ello veamos cómo se produjo y se silenció un ataque cibernético durante unos diez días de octubre que no conmovió al mundo, pero cuyas consecuencias todavía se registran. Si lo comparáramos con una catástrofe natural, diríamos que en la web hubo un terremoto de grado 8-9 de la escala Richter y sus réplicas continuaron varios días más.

Ataque cibernético
Para comprender lo sucedido, debemos comenzar diciendo, dado que por allí vino esta embestida, que las empresas comerciales ponen en celulares, lavarropas, heladeras, etc., chips espías que informan secretamente del uso que cada persona o familia tiene de estos aparatos. Esa extracción clandestina e impuesta sin consentimiento al dueño del microondas y demás enseres, viaja silenciosa y sin ningún obstáculo a los departamentos de cómputos de cada fabricante. Las empresas reciben, así, datos de cómo se utiliza cada aparato doméstico.
De esta manera, detrás de las bondades y eficacia de una heladera o una impresora, existe un chip espía que hace que los aparatos electrónicos o los electrodomésticos de una casa funcionen como soplones a tiempo completo al servicio del fabricante. Esto significa que comprar una cocina implica, al mismo tiempo, introducir un Caballo de Troya que informará acerca del uso que se hace de la misma, datos que la empresa posteriormente utiliza, sin que se sepa bien cómo, para capturar nuevos clientes. Así, cuanto más cantidad de electrodomésticos y aparatos electrónicos una familia incorpore a su hogar, mayor será el número de los diminutos chips que invadan de contrabando. En definitiva, sin que lo sepa y admita, la realidad virtual convierte al usuario en un Pokemón atrapado que no tiene posibilidad de huida y que no sabe cuáles son los peligros que lo acecha.

Los usuarios y sus entusiasmos
El frenesí ante las máquinas de comunicar y el confort de los ciudadanos hace que estos nieguen las consecuencias una y otra vez de estos asuntos, lo demuestra que la inmensa mayoría de los usuarios no parece estar interesada en tomar medidas de seguridad para tratar de atenuar la intrusión, la vida, así las cosas, es constantemente monitoreada. El espionaje sistemático de la cotidianidad no hace todavía mella alguna sobre la nueva y entusiasmada religión que ubica a los aparatos y a la web en un altar, en la que la felicidad viene de la mano de la supuesta “simplificación” de la vida. Desde la pasión consumista es difícil tomar conciencia de este control total de lo cotidiano. Predomina una ecuación que identifica tecnología y conexión a la web con una feliz excitación. Bajo estas condiciones, el pensamiento crítico se obstaculiza y disminuye, es difícil cuestionar a los fetiches tecnológicos, no ya para dejar de usarlos –una utopía ludita actual- sino para organizar mejor los sistemas de defensa, a fin de obstaculizar estos procesos de intromisión y control. El usuario parece vivir en “un mundo feliz” del que no quiere mucho más, reniega del pensamiento crítico en aras de la comodidad del consumismo.


Jinetes en el cielo virtual
Los jinetes en el cielo virtual, que se supone responden a diversos intereses entramados, vaya uno saber cómo, de China, Rusia y Corea, lograron paralizar internet en los Estados Unidos. ¿Cómo lo hicieron? Pues alteraron esos chips que están ocultos en los televisores, computadoras, heladeras, etc. Específicamente, pudieron reprogramar los chips de unos aparatos tipo reproductor de DVD: las órdenes nuevas hicieron que Internet dejara de funcionar como espía de las empresas y se emitió información sin sentido a todas partes y todo el tiempo.

Fue una clase de ataque denominada "DDoS" (Distributed Denial of Service) que, básicamente, tiene por objetivo evitar que los servicios alterados puedan funcionar. Es interesante diferenciar, para nosotros que no somos especialistas en estos tecnicismos, que el ataque buscó y consiguió bloquear el funcionamiento de los servidores, algo muy distinto a aquellas otras embestidas, ya conocidas, que tan solo buscan robar información.

En este caso particular, el asalto fue posible al descubrir los agresores un punto vulnerable de acceso, no observado ni usufructuado hasta ahora, de los dispositivos llamados IoT (Internet of Things), sigla utilizada para referirse, dentro del ámbito de los conocedores, a toda la gama de productos que hoy en día tienen la capacidad de conectarse a internet: televisores, cámaras de seguridad, relojes inteligentes, heladeras, microondas, equipos de aire acondicionado, routers, etc., a partir de los cuales las empresas roban información de los usuarios. Mediante el conocimiento de esta vulnerabilidad, los atacantes tomaron el control de los dispositivos y los usaron para generar tráfico basura en Internet (como dijimos líneas arriba, lograron que dispararan información hacia todas partes permanentemente). El ataque tuvo amplio éxito: la red global se saturó y cayó. Los “caños” por donde circula la información se convirtieron en un embudo por los que no podía circular nada. Fue como un múltiple atascamiento en una red de supercarreteras donde los miles de autos se encontraron imposibilitados de avanzar, atolladero al que a cada segundo se sumaron más y más vehículos.

Como consecuencia de esta “orden” dada por los hackers a los chips espías, se paralizó todo el sistema en el hemisferio norte y existieron coletazos en otros lugares, en Argentina, por ejemplo, se cayó todo el sistema judicial durante cinco días. El más perjudicado por el ataque fue el mayor proveedor de Internet del mundo –Level 3- que quedó imposibilitado de funcionar por el “enloquecimiento de los aparatos”. A partir de este suceso, se dio lo que se denomina "outage" o "caída del servicio" en muchísimas páginas web albergadas en servidores/PCs ubicados en EEUU.

Mitad verdad, mitad silencio
En la columna del sábado 29 de octubre, de Ariel Torres, especialista en tecnología del diario La Nación de Argentina, reconoce, en su sección “Vida Digital”, el ataque al servidor y la consiguiente caída durante la semana anterior de todos los dispositivos y plataformas, pero no dice lo que lo motivó, más bien informa sin atravesar la barrera de lo políticamente correcto: “El otro día se cayeron Google, Gmail, Maps, todo. Fue fuerte eso. La semana pasada hubo un ataque contra el proveedor de hospedaje DYN que dejó un montón de gente en el hemisferio norte sin acceso a Twitter, Amazon y Netflix, entre otros. Pero esta vez, en lugar de quemarme la cabeza con el tema de la seguridad, decidí ponerme a investigar alternativas a Internet”. Cambio y fuera sobre el tema, ni siquiera menciona el servidor más grande de Internet –Level 3- que fue el más dañado. Después nos invita a recorrer la naturaleza para olvidarnos un poco de internet. No dice media palabra sobre los dispositivos de control con que vienen los utensilios hogareños y las máquinas de comunicar. Una perfecta muestra de decir sin denunciar, no habla de la beligerancia y espionajes que están detrás de todo esto. Espionaje al que los usuarios se encuentran cada vez más expuestos.

Este tipo de guerra, de la que no se brinda toda la información ya que desnudaría la magnitud del espionaje generalizado en que vivimos, es cotidiana y la mayoría de las veces sorda: si se menciona algo sobre ella, lo más importante permanece en la oscuridad –las estafas tras la intromisión en cuentas bancarias, por ejemplo- y se consigue, de esta forma, relativizar la gravedad de estos hechos y sus consecuencias para los usuarios.


¿Propiedad privada?
Con este “espionaje hormiga generalizado” saltan por el aire los supuestamente inviolables dominios y concepciones de la propiedad privada, y también los derechos personalísimos de los ciudadanos.

La propiedad personal, aquel principio que sostiene que los bienes muebles de una casa son de quienes los compran, ya no existe más. 
El comprador podrá disponer de su equipamiento hogareño a su antojo, es cierto, pero la información que las empresas consideren estratégica para su política de fabricación y venta viajará inmediatamente a los archivos del “Gran Hermano Fabricante”. De esta manera, el supuesto de inviolabilidad respecto a la propiedad privada se cae desde lo más alto de una ilusoria cima.

En el caso de los derechos personalísimos ocurre lo mismo, en realidad, puede decirse que una cosa lleva a la otra: con el espionaje industrial, la vida personal y privada es escudriñada e informada en sus detalles más nimios. Otra pregunta inquietante flota en el aire y sabemos que las empresas y los medios de comunicación no darán respuestas: ¿Cuántas otras cosas pueden realizar esos microprocesadores? ¿Para qué más podrían ser reprogramados?

Con estas incertidumbres a cuestas, podemos decir que el GPS o el teléfono celular ilusiona al usuario con sus beneficios y comodidades pero lo enceguece y por ello no toma recaudos ante estos procesos, sino que los relativiza o niega. Cada usuario es, así, puesto a merced de controles altamente sofisticados que lo convierten en un Pokemón atrapado en un juego sutil y complejo, cazado en una red de espionajes donde la vida real es monitoreada permanentemente, no solo desde las redes sociales, sino desde los aparatos que compró y llevó a su casa.

Fuente:



sábado, 12 de noviembre de 2016

186 - Cinco huelgas de mujeres a lo largo de la historia



186

Cinco huelgas de mujeres a lo largo de la historia




Este 19 de octubre se llevará a cabo en Argentina por primera vez un paro de mujeres. Este acontecimiento inédito en el país cuenta con antecedentes a nivel mundial que significaron importantes avances en la lucha del movimiento de mujeres por sus derechos.

1909: el levantamiento de las 20 mil

Un 22 de noviembre de 1909 la joven Clara Lemich tomó la palabra en un mitín de obreros textiles de Nueva York. Esta experimentada obrera rusa de 23 años -la mayoría de sus compañeras no llegaban a las dos décadas de vida- dio un encendido discurso ante mujeres y varones donde llamó a realizar una huelga general.

Al día siguiente comenzó el paro conocido como “El levantamiento de las 20 mil”, debido a que la mayoría de las trabajadoras de la industria textil (entre 60% y 70%) eran mujeres. Para el 24 de noviembre 20 mil mujeres (y algunos varones) salieron de las fábricas. El 90% eran extranjeros.

El conflicto duró once semanas, hasta febrero de 1910, cuando concluyó con la firma del “Protocolo de paz”. En ese camino Lemich fue detenida 17 veces por la policía y sufrió la rotura de seis costillas como consecuencia de la represión.

Finalmente, el 85% de las empresas textiles firmaron el acuerdo que contemplaba la reducción de la jornada laboral a 52 horas semanales, vacaciones pagas, negociaciones salariales, suministro gratuito de instrumentos de trabajo y equiparación salarial (las mujeres cobraban entre 3 y 4 dólares semanales contra 7 a 12 los varones).

Esta lucha fue no sólo una victoria en términos reivindicativos, sino que abrió paso a las mujeres dentro de los sindicatos estadounidenses hasta entonces reticentes a considerar su participación.

1912: la huelga de “Pan y Rosas”

Tres años después de la huelga neoyorquina, la industria textil estadounidense seguía convulsionada. El 25 de marzo de 1911 la fábrica Triangle Shirtwaist de Nueva York se incendió generando el cuarto siniestro laboral más importante de la historia del país: 123 trabajadoras de la confección y 23 hombres murieron.

Por eso a comienzos de 1912 y ante el incumplimiento de la patronal de adaptarse a la legislación que había reducido de 56 a 54 las horas de trabajo semanales, las obreras de Lawrence, Massachusetts, decidieron ir al paro.

El 11 de enero comenzó la protesta que incluyó piquetes en las fábricas. Un hecho significativo fue que el comité de huelga constituyó guarderías con el objetivo de cuidar a los hijos e hijas de las obreras para que puedan participar activamente del reclamo. Asimismo se impulsaron reuniones solo de mujeres para tratar sus problemáticas particulares.



Elizabeth Gurley Flynn, una de las dirigentes, sostuvo tiempo después: “El hombre llegaba a la casa y se sentaba, mientras su esposa hacía todo el trabajo, preparar la comida, limpiar la casa, etc. Hubo una oposición masculina considerable a que las mujeres vayan a las reuniones y marchen en los piquetes. Combatimos resueltamente estas nociones. Las mujeres querían luchar”. Elizabeth tenía 22 años.

Finalmente la huelga triunfó, la jornada laboral se redujo y se incrementaron los salarios. Al grito de “queremos el pan pero también las rosas”, las obreras textiles de Lawrence marcaron otro hito en la historia del movimiento obrero.

1968: las 187 luchadoras de Dagenham

En el año 1968 la empresa estadounidense de automóviles Ford tenía en el Reino Unido 55 mil trabajadores de los cuales sólo 187 eran mujeres. Todas ellas trabajaban en la planta ubicada en la localidad de Dagenham, en las afueras de Londres, y eran las encargadas de elaborar el tapizado de los asientos de los vehículos.

De acuerdo a los criterios de la empresa la trabajadoras estaban clasificadas como Grado A o de ‘Habilidades Mínimas”, por lo que su salario era sustancialmente menor al de otros trabajadores de la fábrica. A la diferencia salarial se le sumaba las precarias condiciones de trabajo: el taller era sucio y oscuro y los tapizados los debían realizar sin moldes por lo que todo el trabajo era “a ojo”.

Tras varias demandas que no fueron impulsadas por su delegado hombre, las obreras eligieron como representante a Rita O’Grady. Bajo su liderazgo encabezaron una huelga de tres semanas que primero reunió a las 187 bajo el lema “¡Queremos respeto! ¡Igualdad salarial o nada!”. Luego lograron sumar al resto de los trabajadores de Dagenham.

Con el respaldo de Bárbara Castle, ministra de Trabajo y Productividad del gobierno laborista, las trabajadoras de la Ford lograron un primer acuerdo en el cual llevaron su salario a un 92% del de sus compañeros varones. Sin embargo la lucha continuó y con el impulso de Castle y las trabajadoras de Dagenham en 1970 se aprobó en el Reino Unido la Ley de Igualdad Salarial.

1975: el “Día libre de las mujeres” de Islandia

Fue un viernes 24 de octubre del año que la ONU había declarado “año de las mujeres”. En Islandia las mujeres decidieron hacer paro en sus trabajos formales pero también en el invisibilizado (hasta hoy) trabajo doméstico.

Es que si bien el país fue el quinto en garantizar el voto femenino en 1915 -detrás de Nueva Zelanda, Australia, Finlandia y Noruega- para 1975 apenas el 5% de las bancas (tres) del Parlamento estaban ocupadas por mujeres y en todos los años anteriores solo 9 candidatas habían accedido al Poder Legislativo.

Bancos, fábricas, comercios, escuelas y guarderías tuvieron que cerrar y los varones de todo el país acudieron con sus hijos al trabajo. En la capital, Reikiavik, se llevó a cabo el mitín más grande que reunió a 25 mil mujeres (sobre una población de 220 mil habitantes).



Aquel “Viernes largo” fue un hito que cambió la historia del país. Cinco años después Vigdis Finnbogadottir, una madre divorciada, se convirtió en la primera mujer que alcanzó la presidencia de un país europeo y la primera del mundo elegida democráticamente para ese cargo. Fue reelegida tres veces más.

En el año 2010 Islandia también fue precursora al elegir a Johanna Sigurdardottir, la primera líder gubernamental en el mundo abiertamente homosexual.

2016: paro de mujeres por el derecho al aborto en Polonia

El 3 de octubre de 2016 las mujeres polacas llevaron a cabo la más reciente huelga de mujeres. Ese día miles salieron a las calles vestidas de negro para rechazar el proyecto parlamentario que buscaba hacer aun más restrictivo el derecho al aborto en el país.

La propuesta legislativa planeaba penas de cárcel para las mujeres que practiquen abortos, mayores castigos para los médicos y hasta el inicio de investigaciones en los casos de aborto espontáneo. Actualmente la legislación -vigente desde 1933- permite la realización del aborto en caso de violación o incesto, cuando representa un riesgo para la salud de la mujer y cuando el feto tiene malformaciones graves.

Con consignas como “¡Paremos a los fanáticos!”, “¡Queremos médicos, no misioneros!” y “Mi cuerpo, mi elección” las polacas defendieron su derecho a decidir sobre su propio cuerpo. Finalmente el gobierno de Ley y Justicia, partido de derecha católico y conservador que gobierna Polonia, dio marcha atrás.

De acuerdo a datos oficiales cerca de mil polacas abortan cada año, pero las organizaciones feministas como la Federación para la Mujer y la Planificación Familiar estiman que ese número se eleva a 150 mil.

Santiago Mayor – @SantiMayor

Fuente
http://notas.org.ar/2016/10/18/cinco-huelgas-mujeres-historia/

Nota: las imágenes son del original


 

185 - Brunhilde Pomsel, secretaria del nazi Goebbels



185

Brunhilde Pomsel, secretaria del nazi Goebbels

 Creímos creímos creímos, las creencias ocultan, tapan los ojos y en el lugar de la evidencia colocan una fantasía hecha, dibujada y pintada desde el poder. Cuánto mejor sería que ante la realidad que eliminamos nos quedara el hueco, al menos eso nos estaría señalando algo, la falta nos llamaría a ver, pero no, nos dejamos colocar  la mentira y para poder vivir en ese paraíso fantasmagórico pagamos el precio de la sumisión absurda que nos conduce lentamente a la muerte.
Desde el poder alguien que se mueve y levanta su voz como un profeta que nos alcanzará la salvación. Nos impone el dibujo de una fe, un relato, un proyecto, un camino, una meta en la que asoma la felicidad que no tendrá fin. A cambio solamente pide muy poco, nuestra “entrega”, nuestro sometimiento.
Ella, él –los profetas- apuntan a la quimera del mundo sin dolor, sin miserias, allí donde todos, todas, seremos felices y consolados.
Saben conducirnos a los recovecos de la niñez - porque para creer es necesario renunciar a la adultez-  allí dónde el hambre ha dejado sus marcas, donde la falta de cuidado, de amor, aparecen, donde el hambre y sed de justicia dolorosamente sollozan.
Y creemos. Creemos porque parece más sencillo, porque nos remite a un orden, a alguien que de algún modo cuida de nosotros, porque nos exime de nuestra responsabilidad y ampara de la soledad.


¿Podemos cree que esta buena señora, la de la nota que les copio más abajo, estando junto al alto poder del nazismo, no supiera nada de lo que sucedía?

Entre tanta inocencia se cuela el intento de exculpación: “Aunque han sucedido otras cosas horrorosas también” ¿es que un horror exculpa al otro? Lo peor no convierte a lo malo en mejor.

“El país, dice, “parecía estar bajo la influencia de un hechizo…”.No hay hechizos ni artes mágicas que impidan ver la realidad. Sí hay manejos sociales para manipular a las personas devenidas en masa, llevadas a “pertenecer”, a formar parte de…, de modo tal que se vean compelidas a sumarse al parecer de la mayoría, que, en este caso, es el de quienes las dirigen. Ven lo que se les dice que tienen que ver. En esa manipulación también hay mucho de consentimiento interesado por lo que el manipulado ya no es una víctima incapaz, sino alguien que también participa del juego.

Hay un pacto cómplice implícito parecido a los secretos de familia en los que todos conocen el hecho pero todos acuerdan, sin decirlo, en silenciarlo, en fingir que no existe y continuar una vida, un tanto esquizofrénica, con un hueco enorme que nadie quiere ver. Hasta que alguien dice, alguien grita que el rey está desnudo. Desgraciado y peligroso lugar este del que denuncia el pacto porque en primer lugar las sospechas y la soledad caerán sobre él.
Denunciado el pacto aparecerá el desconcierto, se mirarán con sospechas, habrá quienes puedan ver lo sucedido, otros, se mantendrán férreos en su creencia, negarán, dirán que es una campaña.

“No sabíamos nada” reclama, sintiéndose inocente, la que solo manipulaba las estadísticas. Ese no saber nada también incluye a potencias mundiales de ese entonces, inocentes también, como si no hubieran sabido lo que sucedía y también a los pueblos.

Creencias y mentiras y pactos “inconcientes” tienen puntos en común y son estrategias que pueden servir para manipular y también para dejar hacer, para participar en algo sin ensuciarnos las manos, sin tocar nuestra conciencia ni tener que reprocharnos la inacción: no sabíamos, no lo vimos, no nos dimos cuenta, no pensamos que era así.

Nos muestran los cadáveres y no los vemos, los tesoros de la corrupción política partidaria y decimos que es una campaña, escuchamos los disparos y nos apuramos a cerrar las ventanas y esperar que cesen. ¿Qué cuidamos con tanto afán? No es la fe, no es al líder ni tampoco al proyecto o al relato, es a nuestra propia creencia, no queremos mirar de frente a la realidad y a nuestras posibilidades concretas junto a la responsabilidad que tenemos, preferimos renunciar a la realidad. Es así como nuestro camino hacia el mundo de amor para todos, de solidaridad, de felicidad y consuelo nos lleva al odio, a la discriminación, al sectarismo, a desear o ejecutar la muerte de quien nos grita que estamos desnudos, que lo nuestro es pura ilusión.

Esta buena señora también es responsable porque su propio “no saber” la acusa, porque mirando para otro lado dejó que los campos de concentración se llenaran, que los asesinados se multiplicaran.

A continuación les dejo la noticia que me motivó a esta reflexión.



Sé que nadie lo cree, pero no sabíamos nada”, asegura secretaria del nazi Goebbels
[El Viralero]
El Viralero16 de agosto de 2016

Tiene 105 años, está lúcida, y es una de las pocas sobrevivientes del círculo íntimo de los dirigentes nazis que segó brutalmente las vidas de millones de personas durante la Segunda Guerra Mundial.

Brunhilde Pomsel, EFE.

Quizás porque le queda muy poco por delante, Brunhilde Pomsel, una de las secretarias del ministro de propaganda Joseph Goebbels, ha decidido romper su silencio y ofrecer su testimonio en A German Live, un documental que se ha estrenado en el festival de cine de Munich y recoge el resumen de 30 horas de conversación con ella.

“En el poco tiempo que me queda- y espero que me queden meses y no años- mantengo la esperanza de que el mundo no se ponga patas arriba como entonces”, dijo Pomsel, en una entrevista en el diario británico The Guardian. “Aunque han sucedido otras cosas horrorosas también, ¿no cree? Me siento aliviada porque nunca tuve hijos por los que preocuparme”, asegura.

Pomsel asegura que su decisión de hablar ahora no proviene de un cargo de conciencia.

Ella simplemente no se siente culpable. Su trabajo, asegura, consistía en alterar las estadísticas de los soldados caídos y exagerar el número de violaciones de mujeres alemanas por parte del Ejército Rojo, “Un trabajo de oficina más”, afirma.

Sobre aquellas personas que aseguran que se hubieran rebelado contra el régimen nazi de haber conocido las atrocidades que se cometían contra los judíos, la anciana piensa que “pueden ser sinceras, pero creo firmemente que la mayoría no lo hubiera hecho”.



El país, dice, “parecía estar bajo la influencia de un hechizo. Sé que nadie nos cree, porque la gente piensa que lo sabíamos todo, pero no sabíamos nada. Todo estaba bajo secreto”.

Recuerda que le entregaron el expediente del caso de la activista antinazi Sophie Scholl, del movimiento de resistencia Rosa Blanca. Scholl fue ejecutada por alta traición en febrero de 1943 después de distribuir folletos contra la guerra en la Universidad de Munich.

“Uno de los asesores especiales de Goebbels me pidió que lo pusiera en la caja fuerte, y no lo mirara. Así que no lo hice, y estaba bastante satisfecha conmigo misma porque él confiaba en mí, y mi entusiasmo por honrar esa confianza era más fuerte que mi curiosidad para abrir ese archivo”, admitió.

Pomsel recuerda a Goebbels y a su mujer Magda como una familia “educada, que siempre nos saludaban”, aunque admite que durante el día ella y las otras cuatro secretarias no veían lo que hacía en el despacho. “Siempre sabíamos cuando llegaba a la oficina, pero no lo volvíamos a ver hasta cuando se marchaba”, explica.


Su aspecto era tan cuidado, que parecía que se hacía manicure en las manos, recordó. “No había nada que criticarle”. Sin embargo, en una ocasión lo vio pronunciar un discurso en vivo, durante el cual el hombre correctísimo se convirtió en “un enano enfurecido. Es difícil imaginar un mayor contraste”.

Cuando el apartamento que Pomsel compartía con sus padres quedó destruido en un bombardeo, Magda le regaló un traje de seda azul. “Nunca, ni antes ni después, he tenido algo tan elegante. Ambos eran muy agradables conmigo”, contó.

La anciana rechaza admitir que fue ingenua a la hora de creer que, por aquel entonces, los judíos “desaparecidos” estaban siendo enviados a las aldeas de los Sudetes para repoblar aquellos territorios. Entre ellos estaba su amiga judía Eva Löwenthal: “Nos lo creímos- nos lo tragamos-. Y fue totalmente creíble”.

Pomsel estuvo en el refugio subterráneo de Hitler, el Fuhrerbunker, durante las horas finales del líder nazi. Allí supo que Goebbels y su esposa se habían suicidado, quitándoles las vidas a sus hijos. “Nos quedamos sin habla”.

Con otras mujeres crearon una bandera blanca de sacos de harina para presentar su rendición ante las tropas rusas. Así salvó la vida pero fue enviada a prisiones rusas en las cercanías de Berlín durante cinco años. De ese período sólo comentó: “No fue un lecho de rosas”.

Sin embargo, Pomsel pudo rehacer su vida después y trabajó como secretaria ejecutiva muy bien pagada hasta su retiro en 1971.

En 2005, cuando se inauguró un monumento a las víctimas del Holocausto en Munich, acudió a preguntar por su amiga Eva Löwenthal.

Un hombre buscó en los registros y pronto la localizó. Había sido deportada a Auschwitz en noviembre de 1943, y declarada muerta en 1945.

“La lista de los nombres de la máquina en la que la encontramos simplemente siguió rodando sin parar hacia abajo de la pantalla,” dice pensativa.







lunes, 1 de agosto de 2016

184 - Revolución sexual y revolución social Herman Schiller

Comparto esta nota que no tiene desperdicio.

Herman Schiller



Revolución sexual y revolución social 
 Herman Schiller

Viernes 29 de julio






El ex obispo de Avellaneda monseñor Jerónimo Podestá (1920-2000), que largó los hábitos para contraer matrimonio con Clelia Luro; que fuera elegido vicepresidente de la Federación Mundial de Sacerdotes Casados; que enfrentó a la dictadura clerical y falangista del general Juan Carlos Onganía; que fuera obligado en 1967 a renunciar a su obispado y suspendido "a divinis" por el Vaticano; y que, además, fuera perseguido por la Iglesia oficial por sus posiciones muy críticas hacia esa institución a la que llegó a calificar de "pilar espiritual del capitalismo", Jerónimo Podestá, decía, estuvo en el programa radial que conduzco pocos días antes de fallecer, compartiendo la emisión con la inolvidable Lohana Berkins (1965-2016), referente de la Asociación por la Identidad Travesti-Transexual (ALITT) y luchadora consecuente por las reivindicaciones de LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales).

Lohana Berkins

A boca de jarro y sin anestesia le pregunté entonces a Podestá por qué las religiones monoteístas se meten siempre en mi cama y no me dejan coger tranquilo.
Podestá, que en la última etapa de su vida se había definido como socialista y antidogmático, sin sorprenderse por mi provocación, me respondió con una sonrisa complaciente:
"Muy sencillo; la Iglesia se mete en tu cama y en la mía y en la de todos, porque histórica y fatalmente necesita castrar la vida sexual de sus feligreses para tener más poder".
(Dicho sea de paso: nótese que, como yo vengo de otra tribu, le pregunté en forma más abarcativa sobre las "religiones monoteístas", no sea que a alguien, prejuiciosamente, se le ocurriera acusarme de falta de objetividad o de llevar agua a mi molino, pero Podestá, que por lo visto carecía de las enajenaciones y pruritos que a lo mejor tenía yo, prefirió arremeter contra las lacras de su propia Iglesia, sin meterse con los otros credos).

La represión al sexo, efectivamente, ha sido desde tiempos inmemoriales una de las constantes que rigieron la moral occidental.
La moral sexual, sobre todo en esta parte del planeta que aún se rige por las pautas del eje evangélico-papal, ha sufrido a lo largo de los siglos transformaciones paralelas a las operadas en el campo de la estructura global.

En el origen de la historia, cuando ya habían quedado atrás las etapas del primitivismo y surgía la propiedad privada como ente catalizador del desenvolvimiento social, el hombre, además de propietario de su predio y de sus esclavos, pasó a ser propietario de su mujer (o de sus mujeres) e hijos.


A partir de la necesidad impuesta por estos hechos económicos concretos —tal como lo estudiara Federico Engels, el más importante historiador de este tema, en su libro "Origen de la familia, de la propiedad privada y del Estado"—, se irá desarrollando la moral (es decir, la ideología) que los justifique y les otorgue permanencia.

Ello origina con el correr del tiempo la sacralidad de la virginidad prematrimonial, ya que a través de la soltera virgen el hombre protegía el principio de propiedad, circunstancia ésta que terminaría por convertir a la moral sexual en sinónimo de moral general.

Durante el feudalismo, en Europa, entre los siglos XI y XV, esta filosofía maduró sus formas más asfixiantes. Decaería luego en alguna medida durante el Renacimiento, o sea durante la etapa cultural y artística del siglo XV y principios del XVI que se caracterizó, entre otras cosas, por su cuestionamiento de la civilización cristiana.

Revivió con la Contrarreforma, es decir el movimiento creado en el siglo XVIII como respuesta de la Iglesia Católica a la reforma protestante. Y alcanzaría su climax mayor como fenómeno cultural burgués ligado a la defensa de la propiedad privada, durante la época de la puritanísima reina Victoria de Inglaterra, que dio origen a lo que se conoce aún hoy bajo el nombre de "moral victoriana" como sinónimo de represión a la espontaneidad y alegría en la vida cotidiana de las masas populares. La reina Victoria estuvo al frente de la monarquía inglesa durante más de sesenta años, desde 1837 a 1901.

A partir de la Revolución Francesa de 1789 —y a pesar de que su protagonista principal, la burguesía, no tardaría demasiado en hacer las paces con la Iglesia para convertir nuevamente a la moral tradicional en instrumento de opresión del proletariado—, surgieron los mayores rebeldes y críticos que, como Charles Fourier (1772-1837, uno de los llamados "utopistas", padre del cooperativismo, mordaz crítico de la economía y el capitalismo de su época y un adversario de la civilización urbana, el liberalismo y la familia basada en el matrimonio y la monogamia), denunciaron la sumisión de la mujer.

Fourier, incluso, delineó una tesis por aquel entonces bien audaz: la mujer puede compararse al negro colonizado, ya que su esclavitud se lee en todas las etapas de su vida "desde el mismo estado de virgen sometida a sus padres".

El infierno. Hans Memling

Otros autores, como August Bebel (que fuera compañero de militancia de Rosa Luxemburgo en la Liga Espartaquista, organización obrera revolucionaria fundada en Alemania en las postrimerías de la Primera Guerra Mundial), el propio Karl Marx y el ya citado Engels, se refirieron in extenso al problema, entendiendo que todos los aspectos de la sexualidad reprimida, del matrimonio y de la marginación femenina, iban a resolverse conjuntamente o después de cumplida la toma del poder que transformaría las estructuras socioeconómicas y, por supuesto, también las formas de la convivencia cotidiana.

(Dicho sea de paso: el desarrollo de la conciencia y la experiencia revolucionaria coadyuvó a ampliar luego los horizontes y a comprender que la liberación en el tema del sexo no iba a ser tan mecanicista ni tan simultánea con la revolución general, como lo demostraron trágicamente aquellos que llegaron a utilizar desde el poder la palabra socialismo, pero que, especialmente en este tópico, mantuvieron o acrecentaron las pautas represivas).

Pero, volviendo hacia atrás, después de la aparición del marxismo fueron muchos los científicos que se interesaron en el tema de la enajenación sexual y, uno de ellos, Sigmund Freud (1856-1939) llegaría a cimentar las bases de una doctrina revolucionaria: el psicoanálisis.
Sin embargo, la figura que más aportó a lo que hoy se conoce con el nombre de "revolución sexual", fue Wilhelm Reich, que nació en 1897 en Polonia y murió preso, en una cárcel norteamericana, en 1957.

El más importante aporte que realizó Reich al conocimiento fue la síntesis entre Marx y Freud, acentuando la interdependencia entre revolución sexual y revolución social.
La revolución sexual aislada —afirmó Reich a principios de la década del treinta— es imposible, porque la sociedad burguesa no otorga a sus miembros, particularmente al proletariado y a las masas rurales, la base material y cultural indispensable, como, por ejemplo, conocimientos, cuarto propio, anticonceptivos, tiempo libre, etc.

A su vez, según Reich, la revolución social aislada tampoco es posible, porque la estructura de personalidad formada en la familia monogámica va a perpetuar una mentalidad burguesa aunque la economía se haya socializado.

En este aspecto, Reich fue muy crítico con respecto a la Unión Soviética de la época de Stalin que, de acuerdo a los trabajos de Reich, impuso normas sexuales tan represivas como las de la sociedad capitalista.

No puede haber, por lo tanto, una revolución que prescinda de la otra. Revolución sexual y revolución social.

El tema, subrayó Reich, suele irritar a los timoratos, incluso a muchos que se creen o autotitulan progresistas. Pero no se puede a esta altura del desarrollo histórico, prescindir de un análisis acerca de la profunda interrelación existente entre los dogmas sexuales de una sociedad determinada y las estructuras socioeconómicas que las rigen.
Pero la vida a Wilhelm Reich no le fue fácil. Como era judío tuvo que irse apresuradamente de Alemania donde residía, sobre todo después que publicó un libro muy revulsivo y actual como "Las masas en el fascismo", donde planteaba el interrogante nada fácill de responder: por qué las masas, en algún momento determinado, se dejan tentar por el autoritarismo de derecha.
Pero Reich era también afiliado al Partido Comunista Alemán y sus ideas sobre la revolución sexual no le gustaban para nada a los burócratas stalinistas de entonces que lo expulsaron de las filas partidarias. Y, por último, también fue expulsado de la Asociación Psicoanalítica Internacional.
Reich, que profundizó en la energía liberadora que significa el orgasmo, aún hoy sigue despertando controversias y réplicas. Fue un revolucionario del pensamiento y, como tantos luchadores, murió en una cárcel del imperialismo.

Wilhelm Reich

Reich falleció en 1957 y fue desempolvado del ostracismo por los estudiantes rebeldes de París de 1968 que lo consideraron el ideólogo de la revolución sexual contemporánea.
En uno de sus libros más conocidos, al que tituló precisamente "La revolución sexual", tras recordar la definición marxista de que la ideología de una sociedad es la ideología de su clase dominante, aseguró que la familia (tal cual la conocemos) se disimula a sí misma el embotamiento de la pasión con el paso del tiempo; niega coercitivamente la necesidad natural de variedad sexual de los seres humanos; y se aferra a una estructura de resignación autorrepresiva, que constituye la otra cara del "amor eterno" y del "hogar, dulce hogar".

Familia, Estado, Iglesia —subrayó Reich— se ocupan de una castración psicológica que tiende a crear en las masas una estructura psíquica sadomasoquista, "fenómeno muy importante, pues, junto con otras condiciones económicas y sociales, la torna presa fácil de la ideología fascista" (a través, incluso, de la canalización de los resentimientos).
Reich era judío, comunista y psicoanalista. Y fue sucesivamente rechazado por los judíos, por los cristianos, por los nazis, por la burocracia stalinista y por los propios psicoanalistas.

Tengo mucha admiración por este verdadero padre de la revolución sexual, no solo porque intentó realizar la difícil síntesis entre Freud y Marx, entre revolución sexual y revolución social, sino también porque me miro mucho en el espejo de su vida donde en todas partes se sentía sapo de otro pozo.

En la década del ochenta apareció en el semanario "Nueva Presencia" un notable trabajo de un militante de los derechos de los homosexuales, Marcelo Manuel Benítez. El ensayo se titulaba "La Iglesia católica y la sexualidad".

En ese trabajo, Benítez planteaba que la represión de la sexualidad es siempre obra de un poder autoritario y es característica inmanente de la Iglesia ser un factor de atraso. Ya lo era en la Edad Media, en tiempos de la alianza con la nobleza española que la hizo dueña de extensos territorios, a los que mantenía improductivos y alejados de cualquier innovación de tipo industrial. En nuestro país fue enemiga de cualquier plan liberador; apoyó a todos los regímenes represivos; y fue, institucionalmente hablando, el apoyo espiritual de la última dictadura genocida.

En 1973, la Iglesia oficial dio el visto bueno al exabrupto de un asesino, el coronel Jorge Osinde, el masacrador de Ezeiza, quien llegó a vociferar por los medios que para acabar con la "subversión apátrida" había que acabar primero con todos los homosexuales. El mismo apoyo le brindó la Iglesia a la feroz campaña "moralizadora" del comisario Margaride en 1974 cuando llegó a dictar cátedra sobre la longitud de las polleras y allanó hoteles alojamiento, porque, según dijo, a esos lugares "solo van las putas y los guerrilleros".

En 1975, ya muerto Perón, su labor fue continuada, ahora con características abiertamente fascistas, y con explícito apoyo del Estado y de la Iglesia, por el ministro de Bienestar Social, José López Rega, quien, en febrero de ese mismo año, puso en boca de "El Caudillo", la tétrica revista de ultraderecha que era una especia de apoyatura periodística de la organización parapolicial y paraestatal Alianza Anticomunista Argentina ("Triple A"), la propuesta de "acabar con los homosexuales" y colgarlos de los árboles con "leyendas explicativas y didácticas" o crear campos de concentración para que compensen, confinados en el encierro, su pretendida "inutilidad" como reproductores.

Eran los días del terrorismo de Estado en que la Iglesia oficial derrotaba los intentos críticos de los curas del Tercer Mundo y eran los días, ya instalado el régimen criminal de Videla, en que la Iglesia llegó a emitir un documento pretendidamente moralizador y antisubversivo titulado "Acerca de ciertas cuestiones de ética sexual".



Eran los días del crimen organizado desde el Estado. Eran los días de los 30.000 detenidos-desaparecidos. Eran los días de las homilías de monseñor Bonamín en favor de la depuración del país de subversivos anticatólicos. Eran los días en que los pocos curas que se atrevían a enfrentar a su jerarquía eran asesinados.

Eran los días de monseñor Antonio Plaza justificando la tortura. Eran los días en que proliferaban las declaraciones de obispos y otros integrantes de la jerarquía avalando los métodos represivos y llamando a la población a "volver a la fe". Eran los días de los comandos de moralidad y el llamado Comando Cóndor que enviaba a todos los diarios un comunicado en el que anunciaba su intención de acabar con los teatros de revistas y los homosexuales.
Y al enunciado siguieron los hechos, ya que varios de estos teatros fueron objeto de atentados y decenas de homosexuales fueron asesinados.

***

El sexo es liberación. Todas las religiones han inventado el pecado y la culpa para frenar, para castrar, para impedir la libertad y la alegría del pueblo. Todas las religiones, en mayor o menor escala, tienen ceremonias de culto que hacen de rodillas. Quienes inventaron eso, imaginaron quizás que los seres humanos que se ponen de rodillas, tienen después pocas ganas de ponerse de pie.


Los castradores, que se autoerigieron en mensajeros de Dios, siempre estuvieron aliados con los crímenes y genocidios, con la esclavitud y la opresión, cometidos desde los poderes del Estado.
Sin la manipulación religiosa de las masas, en el nombre de tal credo o en nombre de tal filosofía, difícilmente hubiera habido sometimiento sin resistencia.
(Y hablando de manipulación, dejo para otro momento el análisis en profundidad del tema de la manipulación mediática. Porque hay un sexo del sistema; un sexo de la cosificación de la mujer y su utilización mercantil como objeto negociable en el burdel capitalista de la oferta y la demanda; un sexo que aparenta ser desprejuiciado pero que en realidad es un sexo para mantener todo como estuvo siempre en las profundidades de la desigualdad, la injusticia y la impunidad de las fuerzas hegemónicas. La TV actual de nuestro medio es un instrumento brutal para eso. Sexo para los tontos, pero no para liberar, sino para obnubilar las mentes y mantener la explotación de las masas. La policía persiguiendo madres que amamantan a sus bebés en público mientras ocultan que son proxenetas y socios o cómplices de la trata y de la reducción a la servidumbre sexual de miles de mujeres, es una ejemplificación sintomática. También lo son aquellos programas líderes como el de Tinelli que simulan ser transgresores y en realidad son una eficiente palanca operativa para mantener la sumisión).

De todos modos, en el campo popular, sobre todo en la Argentina, el tema tampoco ha sido nada fácil.
Albert Memmi, escritor y ensayista franco-tunecino nacido en 1920 (está por cumplir 96 años), de origen judío y lengua árabe, discípulo de Sartre, señaló en su libro "Psicología del colonizado", que el colonizado, en algún momento de la colonización, adquiere la psicología del colonizador; o sea, la psicología del verdugo. Conceptos similares emitió también el gran Franz Fanon en buena parte de su obra,

Y esto lo digo porque en otras épocas, en el llamado campo popular de nuestro medio, ciertos aspectos de la lucha por la liberación sexual no eran muy comprendidos. Es un buen ejemplo del colonizado que adquiere la mentalidad y las formas de pensamiento del colonizador.

Un caso típico. El 25 de mayo de 1973, cuando buena parte de la Plaza de Mayo estaba totalmente colmada con militantes de las organizaciones populares armadas que celebraban la asunción de Cámpora, hizo su ingreso un grupo del FLH (Frente de Liberación Homosexual). Algunos sectores lo recibieron al grito de "No somos putos, no somos faloperos, somos soldados de FAR y Montoneros". Y los homosexuales, que querían ser revolucionarios junto a los demás revolucionarios, entraron en crisis y se llamaron a silencio. Tardarían algún tiempo en reagruparse después de semejante humillación.


Hoy, cuatro décadas después, el panorama ha cambiado mucho y el tema es parte de las reivindicaciones de casi toda la izquierda y otros sectores. Hoy sí podríamos decir que muchos lo han incorporado a la agenda de la revolución.

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Revolución sexual y revolución social son, al menos para el que suscribe este trabajo, dos conceptos íntimamente entrelazados. Tan entrelazados como una pareja que se ama sin inhibiciones y sin que le importen los perimidos dogmas religiosos.



Fuente
http://laizquierdadiario.com/Revolucion-sexual-y-revolucion-social




Nota: las imágenes no pertenecen a la nota original, fueron tomadas de internet.