miércoles, 28 de junio de 2017

191 - El Tribunal de Estrasburgo ampara a un condenado por pornografía infantil



Esta noticia es relevante en cuanto a partir de ella se puede hacer algunos pronósticos acerca del  movimiento social en general y en especial de las relaciones humanas.

Tengamos presente que estos fallos son solamente posibles a partir del imperio del neoliberalismo.  El neoliberalismo no es solamente un modo de encarar la economía sino toda una ideología, que como tal, incluye las relaciones que tenemos con nuestros congéneres y aún con nosotros mismos. Implica un mundo de significados que se nos va imponiendo y en este orden son los que fundamentan los diversos fallos judiciales que en distintos ámbitos se van dictando.

Tomemos como punto de partida  aquella entrevista en la que Margaret Thatcher se preguntaba '¿quién es la sociedad?' y ella misma respondía 'no existe tal cosa, tan sólo individuos, hombres y mujeres'

Al parecer, cuando se me enseñó que la familia es la célula primaria de la sociedad, desde el punto de vista de Thatcher y quienes como ella piensan, se me estuvo mintiendo descaradamente, se me hizo creer en otra fantasía como la de los reyes magos que cada año me traían sus regalos, pues la sociedad no existe. Claro, la consecuencia es que entonces la familia ya no es célula de algo, ya no es célula, o sea, la familia tampoco es. ‘tan sólo individuos, hombres y mujeres'   Seres aislados, encerrados en sí mismos que deambulamos por el universo sin posibilidad de unirnos, de concretar formaciones más amplias, más comprensivas, inclusivas.

El fallo de esta corte  de Derechos Humanos es representativo de este pensamiento pues deja de lado a la sociedad  y corona al individuo como superior a ella. Un individuo, en este caso, que tiene a su privacidad como un más allá al que las leyes no pueden alcanzar.

¿Importa que esas imágenes sean de cientos, miles, de niños siendo violados, abusados sexualmente? ¿Interesa que esas imágenes de niños siendo abusados sean fruto de un delito?  ¿dónde quedan los niños victimizados? No, eso ya no cuenta.

Es el imperio del individuo, de este ser solo incapacitado para establecer conexiones, para agruparse pues en este esquema no hay nada que modificar ni por qué luchar pues la sociedad no existe, a lo sumo lo que puedo modificar es mi situación personal en relación al mercado y a mis posibilidades de consumo. No hay horizontes humanos sino funcionales dentro de un sistema de compra, venta, uso, en el que todo, todo, es  mercadería transable.
 No hay paso, transición posible desde el individuo al grupo, al barrio, al colectivo,a la sociedad.

Cuando desde el abolicionismo decimos que la prostitución daña no solamente a la persona que es llevada a esa situación sino a toda mujer –también a todo hombre- , estamos haciendo un discurso vacío para los neoliberales, muy lejano a su comprensión porque apelamos a conceptos que para ellos han muerto, carecen de significado. ¿cómo se puede dañar a algo que no existe?

El reglamentarismo de la prostitución se inscribe netamente dentro del lineamiento neoliberal. Se pide que el Estado intervenga únicamente para garantizar  al comercio de los cuerpos su inserción en el mercado y su desempeño como “un trabajo como cualquier otro”, liberado de las ataduras que pudieran constreñir su expansión y ganancias. La bandera del supuesto pedido de “derechos” para las trabajadoras es solamente eso, una capa encubridora, pues a sabemos en que quedan reducidos los derechos del trabajador en el capitalismo neoliberal.

Este fallo del Tribunal de DDHH de Estrasburgo representa todo esto, el placer que le produce al individuo observar imágenes de niños siendo violados debe ser protegido porque es el centro del sistema al que oponemos un fantasmático colectivo de “niños abusados” pero carente de entidad.
Si alguien dijera “cuidemos a los niños”, Thatcher bien nos podría responder: no existe tal cosa como “los niños”, solamente pequeños individuos que andan por ahí…
Alberto B Ilieff 



El Tribunal de Estrasburgo ampara a un condenado por pornografía infantil

La Policía registró el ordenador del acusado después de que lo llevase a una tienda de informática y un técnico encontrara elementos pedopornográficos. El Tribunal Supremo y el Constitucional rechazaron el recurso del demandante, amparándose en su derecho a la vida privada. El Tribunal de Estrasburgo considera que la incautación del ordenador y el examen de los archivos no eran "necesarios en una sociedad democrática".
    EFE. 30.05.2017 -

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo ha condenado este martes a España por no proteger el derecho a la vida privada de Carlos Trabajo Rueda, condenado por posesión y difusión de imágenes pornográficas de menores y cuyo ordenador fue revisado por la policía sin autorización judicial.

El demandante había solicitado una indemnización de 134.805 euros por haber tenido que "vivir en clandestinidad hasta la prescripción de la pena" y "fuera de ley". La Corte cree que la sentencia supone una compensación suficiente.

Trabajo Rueda llevó su ordenador a una tienda de informática de Sevilla para cambiar la grabadora el 17 de diciembre de 2007 y aclaró que el aparato no tenía clave de acceso.

Un técnico hizo un test con varios archivos de "mis documentos" y encontró los elementos pedopornográficos, que denunció a la policía.

Ante las imágenes encontradas también en el programa de intercambio eMule, el ordenador pasó a la policía
judicial y se puso en conocimiento del juez instructor.
 
La Audiencia Provincial de Sevilla condenó en 2008 a Trabajo Rueda a cuatro años de prisión y señaló "que era difícil reconocer al demandante el derecho a la vida privada" porque "sus archivos eran accesibles a quien se conectara a la red de intercambio".

Los Tribunales Supremo y Constitucional rechazaron los recursos del demandante.

El 27 de mayo de 2009, la Audiencia Provincial de Sevilla dictó una orden arresto para que el demandante cumpliera la pena de prisión. Su fuga lo impidió y la condena prescribió el 3 de abril de 2014.

El fallo del Tribunal de Estrasburgo concluye que la incautación del ordenador y el examen de los archivos por la policía "no eran proporcionados al fin buscado ni necesarios en una sociedad democrática".

Para la Sala Tercera de la Corte, "es difícil apreciar la urgencia que obligó a la policía" a examinar los archivos sin autorización judicial, ya que "no existía ningún riesgo de desaparición de los ficheros". Recuerda el Tribunal que "los abusos sexuales constituyen sin duda un comportamiento odioso que hace más frágiles a las víctimas" y "los menores y otras personas vulnerables tienen derecho a la protección del Estado".

El juez ruso Dmitri Dedov votó en contra de la sentencia porque considera que el derecho a la vida privada no es compatible con la vulneración de leyes. Y afirmó que el "lema" de la sentencia podría ser "fiat iustitia, et pereas mundus" (Hágase justicia, aunque perezca el mundo).



Fuente:
http://gerente.com/co/rss-article/el-tribunal-de-estrasburgo-ampara-a-un-condenado-por-pornografia-infantil/









viernes, 23 de junio de 2017

190 - Asesinos de las SS con doctorado





Este trabajo esclarece una vez más que les humanes nos manejamos más por nuestros sentimientos y creencias que por la racionalidad.
La "mística", los personalismos, las creencias todas (políticas, partidarias, religiosas, partidarias, familiares, etc.), las militancias, las adhesiones a los liderazgos, se convierten en enormes fuerzas cuando movilizan nuestra base infantil y afectiva, volviéndonos ciegos a otras realidades. Es el origen de las oposiciones, de los "enemigos", de los otros "odiados", de lo que hay que destruir. Muestran los aspectos tanáticos destructivos, dañosos, mortales- de la humanidad.
La lógica que guía es muy simple, conocida, pero no por eso desenmascarada: “ellos o nosotros”.
Las creencias separan, dividen, enfrentan, muestran la imposibilidad de construir, de ir hacia un mundo más humano.
Junto con esto aparece la tan mentada “fe” que no es otra cosa que la sumisión, la aceptación lisa y llana de algo que de otro modo sería rechazado. Se apela a la fe cuando se nos quiere hacer tragar una roca indigerible porque si no fuera así no sería necesario convocar a ninguna fe, bastaría con que la persona pensara en las cualidades, aciertos y desaciertos, de eso que tiene delante. Decir que es una persona de fe significa que ese sujeto cumple con la mayoría de los requisitos que le son exigidos y además es capaz de jugarse por ellos, no habla del valor de la persona en sí misma, sino de la medida en que el líder puede contar con su apoyo y hasta sacrificio.
Fe a un personaje, a un dios, a un santo, a un rito, a una persona, a un líder, a un proyecto, a un ideal, y a todo lo que se nos pueda ocurrir, es parte del mismo siniestro juego de destrucción, de embrutecimiento.
Las creencias requieren del sometimiento a ellas y de la fe para ser sostenidas. Es el drenaje de energías vitales que se van agotando en la medida en que robotizan a la persona, mientras ellas, las creencias, son robustecidas.
Creencia, fe, conllevan a la “esperanza”, a otra creencia por la que se supone que actuando, pensando, sintiendo, matando, mintiendo, torturando, de determinada manera y en función del ideal-proyecto-lider-dios, se alcanzará el objetivo feliz que se desea.
Ser “intelectual”, tener diplomas, no aleja del peligro de volverse creyente, al contrario, puede llegar a preparar el camino para serlo.
"Las SS era un asunto de militantes. Gente muy convencida de lo que decía y hacía, y muy preparada".
Alberto B Ilieff
 

Asesinos de las SS con doctorado
El historiador francés Christian Ingrao subraya en un estudio monumental el papel decisivo de los intelectuales en la élite de la Orden Negra de Himmler
Jacinto Antón
Barcelona 22 JUN 2017 -


Oficial del SD en Ucrania en 1941



La imagen que se tiene popularmente de un oficial de las SS es la de un individuo cruel hasta el sadismo, corrupto, cínico, arrogante, oportunista y no muy cultivado. Alguien que inspira (aparte de miedo) una repugnancia instantánea y una tranquilizadora sensación de que es un ser muy distinto, un verdadero monstruo. El historiador francés especializado en el nazismo Christian Ingrao (Clermont-Ferrand, 1970) nos ofrece ahora un perfil muy diferente, y desasosegante. Hasta el punto de identificar a un alto porcentaje de los mandos de las SS y de su servicio de seguridad, el temido SD, como verdaderos "intelectuales comprometidos".

El término, que ha escandalizado en el mundo intelectual francés, resulta escalofriante cuando se piensa que esos son los hombres que estuvieron a la cabeza de las unidades de exterminio. En su libro de reciente aparición en castellano Creer y destruir, los intelectuales en la máquina de guerra de las SS (Acantilado, 2017) Ingrao analiza pormenorizadamente la trayectoria y las experiencias de ochenta de esos individuos que eran académicos —juristas, economistas, filólogos, filósofos e historiadores— y a la vez criminales. Hay un fuerte contraste entre ellos y el cliché del oficial de las SS. Asesinos de masas en uniforme con un doctorado en el bolsillo, como describe el propio autor. Lo que hicieron los "intelectuales comprometidos" , teóricos y hombres de acción, de las SS fue espantoso. Ingrao cita el caso del jurista y oficial de la SD Bruno Müller, a la cabeza de una de las secciones del Einsatzgruppe D, una de las unidades móviles de asesinato en el Este, que la noche del 6 de agosto de 1941 al transmitir a sus hombres la nueva consigna de exterminar a todos los judíos de la ciudad de Tighina, en Ucrania, se hizo traer una mujer y a su bebé y los mató él mismo con su arma para dar ejemplo de cuál iba a ser la tarea.



Christian Ingrao, retrtado en Barcelona.
Christian Ingrao, retrtado en Barcelona. MASSIMILIANO MINOCRI


 "Resulta curioso que Müller y otros como él, gente muy formada, pudieran meterse así en la práctica genocida", dice Ingrao que ha presentado su libro en Barcelona, "pero el nazismo es un sistema de creencias que genera mucho fervor, que cristaliza esperanzas y que funciona como una droga cultural en la psique de los intelectuales".






El historiador recalca que el hecho es menos excepcional de lo que parece. "En realidad, si examinamos las masacres de la historia reciente veremos que hay intelectuales bajo el felpudo. En Ruanda, por ejemplo, los teóricos de la supremacía hutu, los ideólogos del Hutu Power, eran diez geógrafos de la Universidad de Lovaina. Casi siempre que hay asesinatos de masas hay intelectuales detrás". Pero, uno no espera eso de los intelectuales alemanes. Ingrao ríe amargamente. "Es cierto que eran los grandes representantes de la intelectualidad europea, pero la generación de intelectuales que nos ocupa experimentó en su juventud la radicalización política hacia la extrema derecha con marcado énfasis en el imaginario biológico y racial que se produjo masivamente en las universidades alemanas tras la Gran Guerra. Y entraron de manera generalizada en el nazismo a partir de 1925". Las SS, explica, a diferencia de las vocingleras SA, ofrecían a los intelectuales un destino mucho más elitistas.

¿Pero el nazismo no les inspiraba repugnancia moral? "Desgraciadamente, la moral es una construcción social y política para estos intelectuales. La Primera Guerra Mundial ya los había marcado: aunque la mayoría eran demasiado jóvenes para haber luchado, el duelo por la muerte generalizada de parientes y la sensación de que se libraba un combate defensivo por la supervivencia de Alemania, de la civilización contra la barbarie, prendieron en ellos. La invasión de la URSS en 1941 significó el retorno a una guerra total aún más radicalizada por el determinismo racial. Hasta entonces había sido una guerra de venganza, pero a partir de 1941 se convirtió en una gran guerra racial, y una cruzada. Era la confrontación decisiva frente a un enemigo eterno que tenía dos caras: la del judío bolchevique y la del judío plutócrata de la Bolsa de Londres y Wall Street. Para los intelectuales de las SS, no había diferencia entre la población civil judía que exterminaban al frente de los Einsatzgruppen y las tripulaciones de bombarderos que lanzaban sus bombas sobre Alemania. En su lógica, parar a los bombarderos implicaba matar a los judíos de Ucrania. Y si no sería el final de Alemania. Ese imperativo construyó la legitimidad del genocidio. Era 'o ellos o nosotros".

Así se explican casos como el de Müller. "Antes de matar a la mujer y el niño habló a sus hombres del peligro mortal que afrontaba Alemania. Era un teórico de la germanización que trabajaba para crear una nueva sociedad, así que el asesinato era una de sus responsabilidades para crear la utopía. Curiosamente Había que matar a los judíos para cumplir los sueños nazis".

Ingrao sostiene que los intelectuales de las SS no eran oportunistas, sino personas ideológicamente muy comprometidas, activistas con una cosmovisión en la que se daban la mano el entusiasmo, la angustia y el pánico, y que, paradójicamente, abominaban de la crueldad. "Las SS era un asunto de militantes. Gente muy convencida de lo que decía y hacía, y muy preparada". Pues resulta más preocupante aún. "Por supuesto. Hay que aceptar la idea de que el nazismo era atractivo y que atrajo como moscas a las élites intelectuales del país”.

Fuente
http://cultura.elpais.com/cultura/2017/06/21/actualidad/1498069163_921732.html