miércoles, 1 de mayo de 2013

54 - Indios Rebeldes 2



54
Indios Rebeldes 2


Túpac Katari
Hoy siguiendo el tema de los indios rebeldes hablaremos de Túpac Katari, cuyo verdadero nombre era Julián Apaza Nina, fue un aimara que lideró una de las rebeliones más extensas contra el imperio Español en el Alto Perú.
Lo resaltable también en esta lucha fue la participación de dos mujeres, su esposa Bartolina Sisa y su hermana menor Gregoria Apaza.


Monumeto a Túpac Katari


Tomó el nombre de Túpac Katari en honor de Túpac Amaru II del que hablamos en nuestro encuentro anterior, y del cacique Tomás Katari quien generó y lideró una insurrección de indígenas quechuas en 1.780.

Túpac Katari formó un ejército de cuarenta mil hombres llegando a cercar en dos oportunidades en el año  1781 a la ciudad española de La Paz, fracasando en el intento debido a la resistencia y al apoyo de tropas mandadas desde Buenos Aires.
Este levantamiento indígena de finales del siglo XVIII fue el más extenso geográficamente y con más apoyo. Tomó dos años a los virreinatos afectados sofocarlo.

Fue apresado al ser traicionado por uno de sus colaboradores y ejecutado el 15 de noviembre de 1781.
Fue condenado a morir, pero antes de cumplir esta sentencia procedieron a  cortarle la lengua para que nadie escuchara sus últimas palabras,  sumamente peligrosas al ser dirigidas a un pueblo de tradición oral.
Fue descuartizado por caballos que tiraban en direcciones opuestas al igual que Túpac Amaru II, y finalmente descuartizado manualmente. Las partes de su cuerpo fueron repartidas por el Alto Perú, en señal de “escarmiento a los indios rebeldes”,

Francisco Tadeo Díez de Medina y Vidango, el juez quien lo condenó a morir descuartizado en su sentencia dijo:

“Ni al rey ni al estado conviene, quede semilla, o raza de éste o de todo Túpaj Amaru y Túpaj Catari por el mucho ruido e impresión que este maldito nombre ha hecho en los naturales... Porque de lo contrario, quedaría un fermento perpetuo...”

No obstante la amputación de su lengua, la tradición popular reserva como último mensaje Katari el siguiente:

    ¡A mi solo me están matando, sobre mí, miles de millones volveremos...!









Bartolina Sisa
Bartolina participó activamente comandando a quienes asediaron a La Paz, en algunas ocasiones junto a Katari, en otras sola.
Fue apresada antes de que se materializara la derrota indígena, manteniéndola prisionera como rehén.
Ya ejecutado Túpac Katari se decidió la ejecución de ella, según la sentencia:
 “A Bartolina Sisa, mujer del feroz Tupac Catari, en pena ordinaria de suplicio, que sea sacada del Cuartel a la Plaza Mayor atada a la cola de un caballo, con una soga al cuello y plumas… y conducida por la voz del pregonero a la horca hasta que muera, y después se clave su cabeza y manos en picota para el escarmiento público”.

Lo que se cumplió el 5 de septiembre de 1782. En su recuerdo se decretó esa fecha como el Día de la Mujer Indígena.

Gregoría Apaza
Organizo a las mujeres aymaras a recoger y juntar piedras para atacar con ellas a los españoles. También se encaraba de los suministros para las tropas, llegando a asumir la conducción de las mismas, incluso en algunas de las batallas más peligrosas  en las que participó  vestida de hombre.

Para ser conducida a la horca en que moriría  fue sacada de la cárcel, su cabeza con una corona de clavos y espinas. Fue paseada junto a Bartolina Sisa por las calles y plazas.
Su cuerpo despedazado fue repartido por distintas ciudades. Luego, según la costumbre, sus restos fueron recogidos y quemados, dispersando sus cenizas al viento.



 Gerónimo



Cuando en 1848 un mormón descubriera oro en California, al oeste de Estados Unidos, los pueblos indios  que vivían en calma fueron condenados a la desaparición.

Fue impresionante y casi fabuloso el crecimiento de la población que en un año pasó de 1.500 personas a más de 100.000.
Si aquellos eran  tranquilos agricultores y ganaderos, estos estaban enfebrecidos por la sed de riqueza a como diere lugar.

Indios y colonos habían mantenido buenas relaciones, pero a partir de esta invasión los indios debieron comenzar un movimiento de resistencia para mantener la integridad de sus territorios.

Mientras las distintas tribus eran diezmadas y sometidas, los Apaches lograban resistir.
Gerónimo llega a jefe en 1876 cuando ya la lucha por la tierra estaba perdida. Su meta era para  que no fueran encerrados en una reserva.
Pese a sufrir reiteradas derrotas continuaron la lucha al punto que desde la misma presidencia del gobierno se ordenó la detención de Gerónimo a como diere lugar.
Hicieron falta cinco mil soldados, un tercio del ejército en aquella época, quinientos scouts apache y numerosos  voluntarios para perseguir a 24 guerreros rebeldes.

Su rendición se produjo el 4 de septiembre de 1886 pudiendo entonces ser conducidos a la reservación.
Gerónimo murió en ella en 1909.


Estas crónicas superficiales se parecen a las que desde el poder se escriben demostrando que quien se rebela termina no solamente frustrado sino muerto. Pero no, no soy de los que escriben relatos históricos para aleccionar a los jóvenes, todo lo contrario, si señalo estos hechos es para mostrar como esos que siempre fueron tratados como pasivos y  sometidos sin resistencia al poder fueron todo lo contrario, seres capaces de enfrentarlo aunque fuera solamente con piedras y lanzas, hombres y mujeres, porque en estas historias hay mujeres en los primeros lugares, que con esas mínimas armas pusieron miedo en el dominador.
El pueblo nunca es vencido, nunca es totalmente sometido y acallado y hoy, quinientos años después, trescientos o doscientos años, la sombra de esos robos, de la apropiación de sus sueños y de sus tierras, la amputación de su futuro, sigue pesando sobre nuestras ciudades.
Aunque ninguna se llame ciudad Gerónimo, o Túpac Amaru, sino que tienen hasta el nombre de quienes los masacraron, la culpa las cubre.
De qué sirve que ahora las cruces pidan perdón, de qué sirve que las espadas miren para otro lado, si al menos devolvieran las tierras usurpadas y el oro malhabido, pero ni siquiera eso. El pedido de perdón no devuelve las vidas ni cura el sufrimiento. Porque quienes lo piden siguen sentados en sus pedestales construidos sobre lo que fue robado.


Diego Rivera


 El pueblo es la mítica serpiente, siempre en movimiento, siempre transformándose y cambiando de piel, es la multitud que no tiene nombre de partido político ni credo religioso, que no tiene representantes porque no los necesita, ella es el poder, es la serpiente emplumada que siempre está observando y dispuesta.
Por eso son necesarios los populismos, los circos y el hambre para encantarla, para hacerla olvidar por unos momentos su camino, por eso son necesarios inciensos y mantras y velas y patrias y proyectos e ideologías para confundirla, dividirla, atontarla.


Es inútil, cada tanto surge un gaucho, un indio, un estudiante o artista, un Atahualpa Yupanqui o Pablo Neruda, o Violeta Parra empujado por la presión humeante del poder y enfrenta a los pocos, a los que se refugian en sus aviones y gendarmes, a los que se encierran en sus despachos rodeados de empalizadas para que el pueblo no se acerque.

Estas crónicas de alguien que no sabe de historia, las cuento para eso, para que no olvidemos de qué lado está la fuerza, los muchos, los que hacemos la historia.
El sol somos nosotros.







La mayoría de las IMAGENES han sido tomadas desde la web, si algún autor no está de acuerdo en que aparezcan por favor enviar un correo a  alberto.b.ilieff@gmail.com y serán retiradas inmediatamente. Muchas gracias por la comprensión.
 






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