domingo, 12 de julio de 2015

167 - Servis Trinitatis

167
Servis Trinitatis

“Cuando decidí contar esta historia, sabía que no sería fácil, en primer lugar por todo lo que personalmente significa para mí, pero también por no saber cómo abarcar lo inabarcable. Estimo que pasaron por ST en España, Argentina y Venezuela más de trescientas historias de personas…..eran historias de dolor paralelas, en Lomas de Zamora hubo varios casos de chicas que intentaron suicidarse….
Cada historia es una vida que quedó marcada por el dolor, la incomprensión y los sentimientos de culpa que ellos habían instalado en nosotros….
Esto me daba un parámetro de lo que los Trinitarios habían provocado en personas que tuvimos mucha fe, tanta como para decidir entregar toda nuestra vida  “al servicio de la iglesia” y que por ingenuidad, ignorancia, necesidad, estupidez o quién sabe qué creímos en estos curas que la iglesia aún encubre a pesar de ser investigados hace años.”  (pág.178)
Yanina Lofvall
Este es un párrafo del libro “Siervas Trinitarias (Secta católica)” 

escrito por Yanina Lofvall, quien vivió la experiencia y la cuenta.                                                                                                                                                 





Estamos hablando de una historia actual, sucedida hace un par de años y en plena Santa Rosa, capital de la provincia de La Pampa. Allí muchas niñas y mujeres fueron sometidas a esclavitud, mediante engaños, seducción, miedos, culpa, sobre todo culpa. Fueron conducidas a una situación tal que perdieron su autonomía, el poder decidir sobre sí mismas aún en los menores detalles como pueden ser qué comer, cómo vestir, pensar.
Al leer las historias uno se pregunta cómo es posible que algo así suceda, cómo las personas pueden ser llevadas a ese punto sin que lleguen a darse cuenta e intenten rebelarse y escapar de esa situación. En esas páginas se hace evidente algo que con relación a la prostitución y la trata de personas también decimos: no son necesarias cadenas ni candados ni siete llaves, basta con ir aniquilando el interior de las personas, ir destruyendo sus capacidades de reflexión llevándolas al punto de dudar de todo, especialmente de sí mismas, y de todos, menos de sus sometedores.
Este libro va mostrando todo este trabajo de destrucción hasta el resultado final en que la persona ya sometida es capaz de resistir aún las evidencias más concretas que muestran su real situación y defender a ultranza a quienes son sus verdugos.
Es claro el trabajo de anonadamiento que los superiores de esa comunidad religiosa católica, los curas y directoras, fueron realizando, hasta en los mínimos detalles, para lograr tener esclavas a su disposición incapaces siquiera de preguntar o cuestionar. Siempre y por sobre todo su deber era obedecer sin preguntar ni cuestionar,  Yanina Lofvall nos deja una frase que le era repetida y que sintetiza todo este accionar violento:
“quien obedece no se equivoca”.
 
Catedral de Santa Rosa

Para esta rama católica no son virtudes la libertad, el pensamiento, la decisión sobre sí mismo, aún corriendo la posibilidad de cometer uno o varios errores, la capacidad de interrogar y cuestionar, por el contrario, la virtud esta en callar, asentir y cumplir. Supuestas virtudes tan  caras al totalitarismo despótico de todos los tiempos y colores.

Mientras a ellas se les inculcaba que eran menos que nada, los sacerdotes se definían como santos, y el superior casi como la voz del mismísimo dios. Este esquema es conocido, repite el del general y los soldados, el del líder y los seguidores, el gurú y los creyentes, es el desarrollo de aquella conocida “obediencia debida”, unida al culto a la personalidad. El saber, el conocimiento esta en otro lado, en la cabeza del jefe o la jefa, ante quienes solamente cabe sentirse muy por debajo sumidos en la incapacidad. Indefectiblemente estas estrategias de poder tienen un último resultado, la entrega de la propia vida por un dios, una causa, un proyecto, una bandera o lo que fuere. A muchas de las personas captadas y llevadas a ser siervas trinitarias se las condujo a este límite.

Leer este libro es acercarnos a lo que suponemos solamente existe en películas bizarras de terror en las que los malvados visten con túnicas negras y están encapuchados realizando extraños ritos, muy lejos de la realidad de este cerebral siglo 21.  No estamos hablando de otra época ya superada, Yanina fue esclava de Servis Trinitatis durante siete años, desde 1.999 hasta 2.007. También cuesta entender que esto haya sucedido en plena ciudad, que sus autores sean curas pulcros, bien peinados y vestidos, venidos de la ancestral Europa  y que las ceremonias no fueran otra cosa que las comunes del catolicismo. Creo que este es el punto importante. No estamos hablando de una religión esotérica, extraña a nuestro modo de pensar y a nuestras costumbres, plagadas de creencias raras y ritos secretos, sino de la mismísima iglesia católica de la que Servis Trinitatis forma parte.

Se hicieron las denuncias pertinentes y comenzó el juicio. Un “error” -¿podemos llamarlo así?- del propio abogado de las denunciantes que olvidó un cambio en la ley, hizo que se pudiera absolver a los imputados y se cerrara la causa.
Con dolor las dañadas  que habían estado dispuestas a dar su vida a la iglesia católica, ven como esta juega a dos puntas, muestra varias caras, y en definitiva, se dedica a cuidar a cuidar a los curas y su institución demostrando, una vez más, que el dolor humano solamente les interesa para los sermones. Yanina dice:
“no podemos olvidar el dolor de tantas que esperaban que la justicia intervenga, ya que la iglesia y sus altos miembros públicamente habían hecho oídos sordos. Aunque a puertas cerradas nos daban la razón.”

Cardenal Jorge Bergoglio hoy Papa Francisco

He aquí  un hecho que  es importante y nos ubica realmente en la dimensión que estas ramas “seculares”, como son llamadas, tienen dentro de la iglesia. No debemos verlas como fenómenos raros, inusuales, ellas son parte integrante de la empresa religiosa y responden a sus directivas e intenciones y si no fuera por testigos pasarían totalmente desconocidas entre todos nosotros.  Veamos lo que dice Yanina:
“Tiempo después supe que la iglesia se unió porque esta causa comprometía al Cardenal que en ese entonces estaba enfrentado con altos mandos del gobierno nacional. Hoy ya no, y el Cardenal papable es Papa y aquel Obispo enviado a Santa Rosa hoy es Cardenal.”  Hablemos con claridad, Yanina se está refiriendo a Jorge Bergoglio y a  Mario Aurelio Poli, hoy conocido como Papa Francisco y Poli como Cardenal Primado de la Argentina.

Terminemos con la voz de Yanina Lofvall, autora de este libro llamado “Siervas Trinitarias. Secta católica”
“Mientras todo terminaba para muchos, sin saberlo nosotras tendríamos que transitar un largo camino para volver a encontrarnos con nosotras  mismas y preguntarnos ¿Quién soy? ¿Quién debería ser? ¿Quién fui?
No fue fácil darnos cuenta  cuán dentro teníamos inculcados los mandamientos, como por ejemplo no hacer nada sin permiso. Es muy difícil volver a una sociedad luego de estar ausente años, la atemporalidad es compleja. Había un mundo por redescubrir y cada cual lo enfrentó a su modo.”,

“Hubo mucha violencia psíquica durante años para obedecer y ser modelada a gusto de los trinitarios, y eso tiene un costo cotidiano. La culpa es una de las primeras cosas que aparecen, y permanecen en el tiempo…”

“Durante mucho tiempo venía a mí una pregunta cargada de profundo dolor: ¿qué me hicieron? Sentía que me habían violado lo más íntimo de mi ser, mi pensar. Se habían metido en mi cabeza y la habían modificado a su gusto…”
 
Cardenal Mario Aurelio Poli


No busquemos en la psicología de estas jóvenes las fallas que pudieron permitir que esto sucediera, porque esa matriz esta dentro de cada una de ellas, de vos, de mí, de todes quienes nacimos en esta cultura. Porque desde la familia, la escuela, las religiones, los partidos políticos, todo esta organizado  para que la mayoría obedezcamos, agachemos la cabeza, ante unos pocos, como quiera que estos se llamen: padres, obispos, papas, rabinos, pastores, candidatos, jefes, jefas, capitanes. 
Podríamos decir que cada uno de nosotros corre, se esfuerza y sufre por alcanzar su propia salvación, sea esta la que da un dios, el dinero, los cargos, el poder.

Mientras exista la necesidad de creer siempre habrá una fractura por la que los abusadores podrán ingresar.







No hay comentarios:

Publicar un comentario