132
Prejuicios
Salió en un
diario la noticia acerca de un estudio hecho en Estados Unidos por la
universidad de Columbia con
adolescentes. En él se dice que los varones en el comienzo de la adolescencia
antes que estar desesperados por el sexo lo están por la afectividad, lo que
primariamente buscan es una relación de intimidad amorosa.
El
estereotipo racista de ese país dice que los jóvenes afroamericanos y de bajos
recursos entre 14 y 16 años serían el grupo etario que más descalifica y
objetiva a las mujeres. Por el contrario, el estudio evidenció que no mostraron
especial interés por las conquistas sexuales. Solamente una minoría dijo haber
presionado o engañado a una chica para tener relaciones sexuales, pero, lo que
es llamativo y nos debe llevar a pensar, es que ninguno de ellos se mostró
orgulloso por lo que había hecho.
El mismo
estudio realizado en varones
adolescentes de mayor edad demostró un cambio significativo, estos ya
respondían al estereotipo que se puede ver en las películas, el de jóvenes
centrados en el sexo y que hacen cualquier cosa por obtenerlo, dejando en
segundo lugar lo afectivo.
Esta
noticia nos puede llevar a considerar algunos puntos. En primer lugar como las
ideologías, y en este caso claramente
basadas en el color de la piel y la clase social crean estereotipos
sobre un sector poblacional que son considerados, por el resto de la población
como verdades. En este caso el estereotipo recayó sobre los jóvenes negros y de
clase baja. Esto significa que apenas dejada la niñez sobre este grupo ya se
impone un pesado estigma, o sea que la subjetividad adolescente la sociedad la
teje en cada uno de los jóvenes desde esta mirada descalificadora.
El estudio
nos dice que en los adolescentes mayores a 16 años se evidencia un cambio, estos
ya muestran los rasgos que el estereotipo narra.
Podemos
agregar como parte de esta mirada interesada algo que todos hemos visto en las
series televisivas o en las películas y que es importante como parte de esta
narrativa: los jóvenes negros de clase baja en las esquinas, formando grupos
violentos, robando supermercados o licorerías y violando.
Cuando nos
encontramos con los adolescentes mayores de 16 años lo que vemos es que el
trabajo de la sociedad en la subjetividad de las personas ya se ha realizado.
Los jóvenes han incorporado el estereotipo, el modelo que la sociedad les
imponía.
El cambio
físico que trae la adolescencia también implica un fuertísimo cambio interior,
el que hasta hace poco era un niño de pronto comienza a sentir y pensar y descubrir
en el mundo cosas enteramente nuevas que tiene que ir conociendo y trabajando
para integrarlas. Es un muy ardua tarea llena de conflictos y dudas que en
muchos casos los adultos no queremos comprender. El adolescente se torna
sumamente ávido de información, busca entender qué le sucede al mismo tiempo
que quiere incorporar nuevas conductas de acuerdo a sus nuevos deseos. Busca
entonces copiar el modo como se viste algún ídolo, o como se para o peina tal o
cual persona o figura que les parece importante, e incorporar los modelos que
la sociedad le propone. Necesita crearse una nueva identidad tanto interna como
externa, y es aquí donde aparece el entorno, los estereotipos, mediados por las
noticias periodísticas, la policía, las escuelas, las iglesias, los padres,
mostrándole que se espera de él, diciéndole que lo “normal” es que sea de tal o
cual manera.
La familia
poco puede hacer, en primer lugar porque los padres y hermanos mayores también
han caído dentro del estereotipo y de algún modo lo representan, en segundo lugar porque el joven en su deseo
de salir al mundo se aleja de la familia y cuestiona los modelos que esta le
puede llegar a proponer.
Esto también
nos puede llevar a pensar que cuando se considera que algo es “normal” se debe
tener extremo cuidado, porque eso que llamamos “normal” es en realidad un
modelo que nos viene impuesto. Podemos encontrar muchísimos ejemplos de esto:
la mujer se completa en el matrimonio, su finalidad es la maternidad, los
hombres son violentos, la mujer es afectiva y el hombre racional, ella busca
una relación y él sexo, el homosexual es afeminado, ya de chiquita era puta.
Esto no
implica solamente conceptos o palabras, también hechos materiales. Considerar
la limpieza de los parabrisas de los
coches en los semáforos de Buenos Aires como “trabajo”, dar una educación
inicial deficiente, llamar a quienes buscan en la basura algo que puede ser
vendido “recicladores urbanos”, considerar a la prostitución como un “trabajo”,
son algunas de las formas de concretar el estereotipo, de poner un cartel con
una calificación, es un modo de decirle a toda esta gente que ese es su lugar y
que no podrán salir del mismo y que su conducta tendrá que adaptarse a eso.
Porque lo grave es que cada uno de estos carteles o nombres que se les impone
significa una identidad, y en este capitalismo en que la movilidad social
tiende a desaparecer o en todo caso a ser regresiva, el ocupado pasó a ser
desocupado y luego excluido, esta identidad se convierte en destino fijo.
Hoy mismo
he escuchado que en algunos barrios que el gobierno nacional hizo en función de
la urbanización de las villas miserias en Buenos Aires, en los terrenos se dejó
un espacio para que se guardaran los carros de los cartoneros. Esto puede
leerse como el reconocimiento de una realidad, pero también como la fijación de
una identidad y sobre todo la intención de no modificar esta situación.
Los
estereotipos son ideología, son modos de control social en función de mantener
el poder, los privilegios de algunos. Son la aguja y el hilo que teje las
subjetividades por lo que cada uno de nosotros termina asumiéndolos y actuando
tal como se nos exige y a la vez imponiéndolos a quienes nos rodean. Los
adolescentes afroamericanos de clase baja, de buscar una relación afectiva
pasan a ser los obsesivos sexuales y violentos que la sociedad necesita para
tener mano de obra muy barata y descartable, para tener un mercado de venta de
drogas, para obtener adolescentes para la prostitución, y para señalar a un
grupo como el responsable de todos los males, así el resto de la sociedad
estará ocupada en ver qué hacen estos jóvenes negros y no prestará atención a
sus gobiernos y lo que ellos hacen que seguramente es infinitamente más grave y
violento.
La sociedad
en esto no es pasiva, al contrario, es sumamente activa, quienes han luchado
por alejarse ellos mismo y luego a su comunidad de los estereotipos se han
encontrado con la penalización como la cárcel para Mandela o la bala para
Martin Luther King.
Los
estereotipos sociales existen para mantener el control de unos pocos sobre
muchos y para sostener el capitalismo. Hacen que la sociedad se mantenga
estática y las personas sean previsibles. Estas calificaciones despectivas se
han usado y son las que legitimaron que se pudiera someter y colonizar a los
indios, africanos y americanos para sacarles su riqueza material y su cultura,
son las que permitieron arrasar con sus vidas en una masacre que todavía
continua; justificaron que las mujeres tuvieran un papel menos que secundario y
a las que hasta no hace mucho tiempo el cristianismo católico negaba que
tuvieran un alma, son las que
tipificaron a la homosexualidad, al lesbianismo como desviación sexual, como
enfermedad y a quienes la “padecen” como
peligrosos porque pueden contaminar.
Este tema
también nos permite ver de qué modo desde el poder se toma a la sexualidad y se
la convierte en una herramienta más para homogeneizar a las personas y
dirigirlas hacia donde quieren. Todos y todas nacemos sexuados, es parte de
nuestra carga genética, de ahí en adelante el desarrollo de ese potencial
estará determinado, si bien no exclusivamente, en gran medida por el ambiente.
La anticipación de la adolescencia obedece a esta influencia que puede ser
detectada desde mucho antes con la erotización al modo adulto de la infancia.
Enfoquen los canales televisivos dedicados a los niños y verán la publicidad de juguetes para uso de las
niñas para maquillarse, para colocarse extensiones, aros y pulseras, pero esta
no es únicamente la cuestión, miremos a las niñas “modelos” y las posturas que
toman, cómo están maquilladas, y nos daremos cuenta fácilmente de lo que se está
promoviendo que es mucho más que la venta de un juguete.
No hay comentarios:
Publicar un comentario