sábado, 22 de noviembre de 2014

133 - Adolescentes y sexualidad




133
Adolescentes y sexualidad







Un  artículo publicado en la revista Mu de octubre titulado “El sexo no casual”  dice que  41,6% de los casos encuestados –420 varones de 13 a 18 años de la Ciudad de Buenos Aires- tuvo su primera relación sexual con prostitutas, lo que tiende a descender, aunque se halla presente en el imaginario colectivo de los jóvenes y también adultos, contra un 46 % que lo hicieron con novias o amigas. El porcentaje de quienes debutaron mediante pago es elevado y un indicador muy importante acerca del punto en que estamos en relación a la igualdad y la violencia de género. También es definitivo en cuanto a la falta de educación sexual.

Esta misma nota dice que la pubertad comienza tempranamente, alrededor de los 12 años, habiendo casos de niñas que menstrúan a los 9 años, al igual que el inicio de la vida sexual que actualmente se da alrededor de los 15 años.
Esto es debido a cambios en la alimentación, a factores ambientales y a la incidencia de los medios de comunicación masiva que ejercen una exposición, provocación y estimulación constantes que erotizan la vida diaria y a la niñez tempranamente, provocando modificaciones hormonales.
Recordemos que somos lo que somos siempre en relación al medio en que nos hallamos y al tiempo histórico, no somos entes separados, al contrario, nuestra piel y todos los sentidos nos conectan de manera inseparable con todo lo que nos rodea y esto también implica a las ideas y costumbres,  y nos hacen receptores de lo que allí se desarrolla.

Todo esto lleva a que los adolescentes ingresen a la vida sexual sin la preparación necesaria, por lo que terminan asumiendo conductas de riesgo. Según este artículo  las relaciones sexuales son imprevistas y ocurren en lugares y situaciones inapropiadas; los adolescentes experimentan continuos cambios de pareja; tienen poco conocimiento de la sexualidad; no se plantean el control del embarazo; demuestran escasa orientación y uso de anticonceptivos.  El 35% de los varones piensa que el preservativo es incómodo y el 40% opina que interfiere en la sensación de placer durante una relación sexual;  poseen insuficiente información sobre las enfermedades de transmisión sexual y su prevención.
El hecho de que tengan reiterados cambio de pareja no debiera preocuparnos, al contrario, la experimentación y  el cambio son parte de la adolescencia y del aprendizaje que en ella se realiza. Lo que preocupa es que estos cambios son acompañados de falta de cuidados que pueden llevar a enfermedades o embarazos.



De acuerdo a la propuesta en general que la sociedad nos hace, los jóvenes han perdido la concepción de que la vida sexual pertenece a la intimidad de las personas, que no es pública. La convierten en un hecho público al exponerse  a tener una relación sexual  en un boliche, también al aire libre, al acceder a ser filmados o hacerlos ellos mismos para luego publicar el acto en internet o mandarlo a sus conocidos. De este modo la relación deja de ser algo exclusivo entre quienes participan para ser, también, para otro, conocido o no, pero que se convierte en un partícipe fantasmal cuyo representante en el acto sexual es la cámara.

El artículo también nos dice que la situación de sometimiento de la mujer en este régimen patriarcal no se ha modificado fundamentalmente, la mujer continúa respondiendo en general a la necesidad del varón, muchas veces sin hacer una elección propia y voluntaria que implica  plantearse si desea tener una relación o no, o si es el momento oportuno. Esto sigue perteneciendo al dominio de la figura masculina.

Por su parte el varón también sigue bajo el imperio de los otros, su iniciación sexual está motivada por su deseo pero también, en gran medida, por la presión de sus pares y de la cultura machista.

Todos los cambios que están sucediendo pueden ser acreditados a que hasta no hace mucho
la familia era el primer grupo de socialización, seguido por la escuela  y luego las organizaciones del barrio: iglesia, agrupación scout, sociedad de fomento, club barrial. Los pares
quedaban en último lugar. En el presente la familia sigue siendo el primer agente de socialización,  pero el segundo son los medios de comunicación y el tercero  son los pares. La escuela y las organizaciones barriales delegadas al último lugar. Un porcentaje alto de los y las jóvenes de la ciudad de Buenos Aires dicen haber recibido información sexual, sin embargo 1 de cada 4 manifiesta no haberla recibido de sus padres. El 59% no se animó a hacerles a sus padres preguntas sobre la sexualidad. Muchos de ellos manifiestan que la información sexual que reciben de sus padres, por lo general, les llega demasiado tarde, está llena de mitos y tabúes, es demasiado prohibitiva y no explora temas como la intimidad o el placer. En el caso de haber recibido orientación respecto al uso de anticonceptivos de la familia, este conocimiento no fue aplicado.

La alta incidencia de los medios de comunicación debe ser un alerta importante en el cuidado que los adultos debemos a los jóvenes pues aquello que los medios modelan no es intrascendente aunque aparezca revestido de entretenimiento y de una superficialidad que linda con la idiotez. Al contrario, lo que allí se muestra impregna la curiosidad y el ansia de integrarse a una sociedad adulta hace que estas conductas sean copiadas y reiteradas luego por el mismo adolescente.



La herramienta por excelencia para modificar positivamente esta situación es la educación sexual integral. Esto es un plan concientemente preparado y desarrollado desde la infancia para que el niño aprenda a relacionarse consigo mismo, con su cuerpo y deseos, a respetar su propia sensibilidad y por ende, a la de los demás.
Sobre todo se debe terminar con esa muchas veces distorsionada orientación dada en clases de biología que se limita a los “aparatos” reproductores, como son llamados, y centrada exclusivamente en lo genital, ocultando de ese modo toda la posibilidad sensible de todo el cuerpo y dejando de lado el componente principal que es el placer.

Una educación que sea realmente integral, esto es que abarque no solamente el cuerpo, sus partes y funciones, sino y sobre todo la libertad de sentir y elegir, aprender a decir que no, a integrar el sentir y las emociones, a aceptar el placer y sus vicisitudes, y sobre todo, a eliminar la culpa y los tabúes.
De esta educación debe hacerse también cargo el estado porque es primordial en la vida de todo ser humano. Nacemos sexuados y lo somos hasta nuestra muerte. La sexualidad va mutando a lo largo de nuestra existencia, por lo que debemos estar preparados y atentos a estas derivas. Y también debemos entender que como parte de una persona, el ejercicio de la sexualidad es pasible de ser educado. Debemos terminar con el perverso mito de que tenemos un instinto sexual indómito, una especie de demonio o animal interno dispuesto a saltar sobre lo más sagrado para destruirlo. Así como la escuela nos enseña distintas materias y comportamientos, también debe hacerse cargo de este, de otro modo los jóvenes lo aprenderán en la calle o con la pornografía.

Un mundo diferente claro que es posible, una sexualidad sana y satisfactoria también, para eso es necesario derrocar de una vez para siempre los tabúes, los prejuicios y las prohibiciones en la confianza que en nuestro interior no hay nada maligno y que todo nuestro cuerpo, que nosotros, estamos orientados hacia el placer en busca de satisfacción.


Un poema de Nicolás Guillen


La tarde abandonada gime deshecha en lluvia.
Del cielo caen recuerdos y entran por la ventana.
Duros suspiros rotos, quimeras lastimadas.
Lentamente va viniendo tu cuerpo.
Llegan tus manos en su órbita
de aguardiente de caña;
tus pies de lento azúcar quemados por la danza,
y tus muslos, tenazas del espasmo,
y tu boca, sustancia
comestible y tu cintura
de abierto caramelo.
Llegan tus brazos de oro, tus dientes sanguinarios;
de pronto entran tus ojos traicionados;
tu piel tendida, preparada
para la siesta:
tu olor a selva repentina; tu garganta
gritando –no sé, me lo imagino-, gimiendo
-no sé, me lo figuro-, quemándose- no sé, supongo, creo;
tu garganta profunda
retorciendo palabras prohibidas.
Un río de promesas
desciende de tu pelo,
se demora en tus senos,
cuaja al fin en un charco de melaza en tu vientre,
viola tu carne firme de nocturno secreto.
Carbón ardiente y piedra de horno
en esta tarde fría de lluvia y de silencio.






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