martes, 1 de octubre de 2013

68 - Palabras y juegos de poder

68
Palabras y juegos de poder

Hoy hablaremos de algunas declaraciones del actual papa.

Siempre los mensajes que emiten las empresas religiosas son de especial cuidado, no solamente por lo que dicen, que es muy importante, sino también por aquello que silencian.

Miles, millones de seguidores se dejan llevar por estas palabras, las aceptan y tratan de adaptar su pensamiento y conducta a lo que esos mensajes dicen.
Papa Francisco

Si a esto agregamos la fuerza que tienen determinados personajes investidos de una supuesta santidad, de una supuesta conexión directa con la divinidad que los convierte en una especie de semi dioses, a los que se le ha dado el poder de dirigir nuestra vida y señalarnos lo que esta bien y lo que esta mal, y si además tienen poder económico y político, estamos ante algo que no puede ser subestimado y tomado a la ligera.

Todo esto vale especialmente cuando hablamos del papado de la iglesia católica.

Fue en setiembre ppdo cuando todavía existía el peligro de una invasión a Siria que podía traer consecuencias horrorosas para todos, que de improviso unas declaraciones del papa Bergoglio eclipsaron todos los temas y se reiteraron hasta el cansancio en todos los medios. Eso no es raro, los poderosos, cuando no compiten por el tesoro, se apoyan mutuamente. Brevemente tomo de lo que expresaron los medios estos puntos: el papa se reconoció pecador, que no es un hombre de “derecha”, que tanto las mujeres que han abortado como los homosexuales deben ser acompañados con misericordia.

Se dirá que es un mensaje espiritual, de eso no hablaré, el contenido espiritual o material lo evalúa cada uno desde su punto de vista particular, lo que es indudable es que es un mensaje político destinado a los ciudadanos católicos del mundo habitantes de todos los países, lo que lo constituye de manera indubitable en un enorme factor de poder.

Que un papa diga Soy un pecador” realmente impacta e inmediatamente uno piensa en la gran humildad de este hombre que ha sido elegido solo él por el mismo dios entre siete mil millones de habitantes del mundo, o si se quiere tomar únicamente los católicos, fue elegido  él entre 1.214 millones de personas, que además tiene acceso directo al Espíritu Santo. Indudablemente impacta. Pero si me detengo un poco inmediatamente me digo: no necesito esa declaración para saber que es un hombre como yo, la diferencia es que sus deseos, inteligencia y seguramente astucia le permitieron llegar a la máxima dirección de ese enorme poder, pero nunca dudé de que él fuera un “pecador”, hablando en sus términos, o que pueda tener caries o se le caiga el pelo, por eso su frase no me parece indicadora de humildad sino todo lo contrario, surgida de un sentimiento de superioridad que le obliga a mostrarse, y acá es dónde se evidencia más,  a hacer demostraciones públicas en palabras y hechos para ser visto y considerado humilde. Recuerdo que el mismo Jesús recriminó a aquellos que se golpean el pecho para ser vistos por todos.

También me resulta llamativo que diga que es “bastante ingenuo”, pues no lo parece tanto vista su historia y como llegó a ser monarca absoluto.





Que el director de la iglesia católica universal, de esa iglesia de la que conocemos la historia, y sobre todo en la Argentina su complicidad durante la dictadura militar, diga "Nunca fui de derecha" me produce sensaciones encontradas.  ¿Es que el papa es de izquierda? ¿La iglesia se incorpora a las fuerzas marxistas? 
Podrán interpretar que quiso decir que se orienta al centro. Sabemos muy bien en la práctica que no existe el centro, que en todo caso quienes así se definen son derechistas, digamos, moderados o avergonzados de serlo. Sostener que el jefe indiscutido de la iglesia que siempre fue aliada y apoyo de los poderosos y de los gobiernos, que bendijo a torturadores y genocidas, que colaboró activamente con la destrucción de todo socialismo, no es de derecha, es ir demasiado lejos y casi entrar en un torbellino de ciencia ficción.

Otra de las declaraciones que el mundo aplaude y considera que indica un cambio significativo es aquella en la que se refiere a las mujeres que abortan. El papa pide que se las acompañe con “misericordia”. Pero prestemos atención que no se refiere a todas las mujeres que pasan por esta situación,  el mismo papa aclara que se refiere a la que  “está sinceramente arrepentida” porque “le pesa enormemente”. Ya decidir un aborto es pesaroso, problemático; someterse a una operación invasiva y con grave riesgo de vida para la mayoría de las mujeres, es traumático. No es un hecho más en la vida de una mujer, la marca subjetiva queda para siempre. Pero para un fiel católico esto no debe alcanzar, es necesario que además la mujer se culpabilice,  sufra y se arrepienta, y si fuera otra época se esperaría verla lacerada por un látigo. Extraña compasión esta.

¿Dónde está ese cambio significativo del que se habla?



Otro tanto sucede con su opinión sobre los homosexuales. También la misericordia los alcanza. En su caso  quien espere esa misericordia debe mostrar que "tiene buena voluntad y busca a Dios”. No hay misericordia para los y las ateas, ¿a ellas y ellos, entonces, se los puede quemar?

Nuevamente pregunto ¿dónde está el cambio?

¿En qué ya no dice que a las mujeres pecadoras y a los homosexuales hay que quemarlos en la plaza? ¿En qué no los manda a vivir en una isla? ¿En qué no los tortura para que confiesen haber hecho un pacto con el demonio? ¿En qué no los bendiga antes de mandarlos al vuelo de la muerte?

Estas palabras papales casi edulcoradas no niegan lo que Catecismo de la Iglesia católica dice:

“la Tradición ha declarado siempre que “los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados” (Congregación para la Doctrina de la Fe, Decl. Persona humana, 8). Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso…. Esta inclinación, objetivamente desordenada….” *
La solución para el catolicismo es sencilla: 
“Las personas homosexuales están llamadas a la castidad” o sea que se les exige dejar de lado su vida sexual.

Es el mismo Vaticano en su accionar el que muestra la otra cara. Fue el mismo setiembre cuando el diario Clarín informó que el Vaticano impidió que se realizara en Roma una muestra de fotos de Gonzalo Orquin en las que aparecían personas homosexuales besándose en el interior de iglesias. Al parecer la misericordia no tiene mucho vuelo.
 
Besándose. Gonzalo Orquin. Foto diario Clarín 30.9.13


Besándose. Gonzalo Orquin. Foto diario Clarín 30.9.13



Nuevamente pregunto 
¿dónde está el cambio?







Cambio sería aceptar al aborto, aceptar a la homosexualidad como una posibilidad humana más. Aceptar a hombres y mujeres no porque están desgarradas, porque están arrepentidas, sino porque son personas. Esto significa reconocer su dignidad e igualdad, de lo contrario es ponerse por encima, creerse superior.

La misma mano que condena, que carga de  dolor y excluye es la misma mano que luego pretende acercarse con “compasión” al dolor ajeno. El papa no dice que si la mujer llegó a la situación de tener que abortar, mucho tiene que ver la iglesia que él dirige, y que si el homosexual es un “herido social”, como él lo califica, también lo es gracias a su iglesia. Es una compasión, una misericordia tardía e impotente, como la de aquellos que crean la pobreza y después hacen obras de caridad. Y lo que es más grave, no se responsabilizan de lo que han hecho. La culpa sigue siendo de la mujer que aborta y de las y los homosexuales.

Además tengamos muy en claro que habla de “misericordia” no de comprensión, no de aceptación del prójimo, no habla de amor.

En este terreno la iglesia ha perdido definitivamente la batalla, ya existe el matrimonio igualitario, ya existe la ley de identidad de género, ya homosexuales y lesbianas pueden adoptar, los métodos anticonceptivos son aceptados por la mayoría de las personas, y será cuestión de tiempo que el aborto sea despenalizado. Por eso este sorpresivo “cambio”, porque ya no hay vuelta atrás, como tampoco la hay en el rol social creciente de la mujer y en su libertad de elección. De no ser así, tengo serias dudas de que el papa predicara la “misericordia” y no la hoguera.



Quizá por eso también dijo: "No podemos seguir insistiendo sólo en cuestiones referentes al aborto, al matrimonio homosexual o al uso de anticonceptivos. Yo he hablado mucho de estas cuestiones y he recibido reproches por ello”  En un modo coloquial está diciendo que ya el tema está cerrado, porque seguir hablando es poner en evidencia la derrota. A partir de esto es probable que veamos aparecer nuevas temáticas, ya no referidas a la sexualidad humana sino el sistema social, como pueden ser la pobreza, la distribución de la riqueza y quizá hasta la ecología.

Creo que la clave esta cuando dice “nunca fui de derecha”, cuestión que quienes conocen bien de cerca su historia podrían poner en duda, esta es toda una declaración política y un programa. Significa que ya la iglesia no usará los métodos que tanto rechazo causaron como los enarbolados tras “Cristo Rey”, o con la famosa “Tradición, Familia y Propiedad”, aquellos que surgen de una clase social determinada y claramente identificable. Ahora todo se sutiliza y trastoca. Del mismo modo que se abandona la pompa y las coronas, los sillones dorados, se hace ostentación de “pobreza” y de una supuesta “izquierda”. El objetivo es salir a captar y competir por los clientes. Las empresas religiosas como cualquier otra empresa, como también las partidarias, necesitan acrecentar sus bases pues su poder depende de cuantas más personas puedan captar y adherir, de cuantas más personas compren sus dogmas y creencias. A aquel mandato a los jóvenes de salir a las calles hecho en Brasil, se le agrega este que apunta a los abandonados de los gobiernos. No es raro que entonces la teología de la liberación reaparezca para seducir a quienes fantasiosamente quieren ver en la iglesia un fermento revolucionario. Que los “curas villeros” se acrecienten y hasta salgan en las revistas y porque no también “monjas villeras”. No olvidemos que la teología de la liberación es igualmente, y nunca se propuso otra cosa, una “teología”, o sea que lo central es el dios y no el humano. Ya sabemos como la preeminencia de los dioses le ha costado la vida a miles de personas.




La nueva iglesia de “izquierda” saldrá al campo a disputar sus clientes con las otras empresas: pentecostales, umbandas, y otros grupos; a los partidos políticos, y sobre todo, a la verdadera izquierda.




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