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¿Cuidan el planeta?
En una
noticia se comentaba que en Estados Unidos una empresa que posee un sitio en
internet, con motivo del día del árbol, propuso que por cada cien videos que
fueran vistos en su portal, donaba un árbol para ser plantado en regiones
deforestadas.
No se trata
de cualquier video, sino de los que se encuadran en la siguiente categoría que
esa empresa determina así: “…categoría de "prominentes, gigantes, o
enormes aparatos reproductores masculinos"...” Claro, se trata de videos pornográficos.
Esta noticia impacta y hasta puede parecer simpática. Para algunas personas puede resultar positivo que empresas
tan alejadas del tema ambiental de pronto presten atención a este y hagan
actividades en su favor, eso parece loable.
Más allá de esta primera impresión, si miramos más de cerca
descubrimos que, en definitiva, se trata de la venta de pornografía disimulada
con motivos de cuidado del planeta. La guerra empresaria por obtener ganancias
agudiza su inteligencia para obtener publicidad que permita incrementar sus
ventas.
No me cabe duda que algún “progre” o “mente abierta” estará contento con estas iniciativas, que le
parecerá muy de izquierda unir la sexualidad “desprejuiciada” y “libre” con la
posibilidad de ayudar a mejorar la situación planetaria. Puedo creer que muchos de manera inocente, o
sea sin tomarse el trabajo de pensar, puedan sostener esta actividad. Obviamente la cuestión que estoy proponiendo
no pasa por la conveniencia o no de
plantar árboles sino por el tema de la pornografía que no es otro que el
de la prostitución. A nadie escapa que la pornografía comercial –en esto la
diferencio de la amateur- es realizar acciones sexuales a cambio de dinero.
Nuevamente nos encontramos ante la actividad sexual
pervertida, convertida en mascarada que repite ademanes y actos de manera
desintegrada del resto de la personalidad en la que el deseo no pasa por la
atracción sexual, por la búsqueda de placer. El deseo en la pornografía paga
como en la prostitución no está presente, es más, habrá que cuidar que no
aparezca, no debe estar porque con su presencia y urgencia de satisfacción
rompería con el argumento, con las posturas necesarias para que la cámara
enfoque la penetración, con los cortes y repeticiones.
Ya en otra de nuestras charlas expuse los daños físicos,
psíquicos y sociales que provoca la prostitución. Ya dije que el promedio de
vida de las personas en esta situación disminuye notoriamente al de la media
poblacional, que es típico el síndrome de estrés postraumático, la disociación
patológica, la anorgasmia, severas alteraciones del carácter, síndrome de
indefensión adquirida, síndrome de Estocolmo, ulceraciones, dolores corporales
no solamente en la zona genital, embarazos no queridos, estigma por el rechazo
social, estos son solo algunos de ellos.
¿Cómo encajar el
cuidado del planeta con el descuido a los humanos?
No puedo creer a quienes dicen buscar salvar al planeta
plantando árboles cuando al mismo tiempo por obtener dinero se permiten dañar a
sus congéneres hasta el punto de exigirles realizar acciones sexuales pagas y
muchas veces sin profiláctico.
Sabemos de organizaciones supuestamente altruistas que
reciben financiamiento de quienes son depredadores del medio ambiente y de los
otros seres humanos. Este es un signo de nuestra época en que la venta es lo
prioritario, el ingreso es lo fundamental, y no importa el color del dinero. Y
todo esto aparece con un barniz
brillante de novedad. Es que los
“progre” pareciera que tienen una imperiosa necesidad de cubrir con lindas
frases, algunas de gran inocencia y
otras de tinte revolucionario, las viejas prácticas conservadoras. No tienen
cuidado en contradecirse a sí mismos al afirmar que esto “siempre ha existido “
al mismo tiempo que dicen que es “progre”, “revolucionario” aceptar y hasta alentar su existencia. O sea que más que “progre” son netamente retro,
retrógrados en grado sumo.
Ya conocíamos que al amparo de lo que llaman libertad hasta
se propuso la existencia de un partido político de pederastas y hay quienes
bregan porque no sea criminalizado el sexo entre un adulto y un niño o niña. El
ecologismo pornográfico o pornografía ecológica, no sé cómo llamarla, es otra
cara de lo mismo, es el avance del individualismo egoísta que no registra al
otro, a su padecimiento. No habrá árbol capaz de tapar el dolor ni flor que
oculte el odio.
Para quienes sostienen que es válida la igualación de
pornografía y siembra de árboles esto es beneficioso, de este modo ellos mismos se dan una pátina de
“bien”, de mejores personas, pues cada
vez que se exciten viendo imágenes de sexo pago ya no será un placer individual,
un acto de consumismo caníbal sino que será
¡activismo ecológico!
No creo que se mejore mucho el planeta y menos la
convivencia entre los humanos si dedicamos tanta energía a engañarnos a
nosotros y a los demás.
Indudablemente el sexo mediatizado vende, y vende porque es
comprado, y es comprado porque estamos en una sociedad represora. Es probable que en nuestro momento histórico
sea aquel en que más se habla y escribe acerca de la sexualidad; esta dejó los
púlpitos o las academias de medicina para convertirse en un lugar común de
charla, de artículos en diarios y revistas.
A simple vista pareciera que nunca hubo tanta libertad sexual como en
esta época.
Del mismo modo que la fiebre o la aparición de granos nos
indican que algo no esta funcionando del todo bien en nuestro cuerpo, la
existencia de tanta palabrería, de la prostitución y de la trata de personas nos señala que la represión sexual aún está presente y
actuando.
¿Es posible ser ecologista y capitalista al mismo tiempo?
Es probable que muchos contesten afirmativamente, que digan
que es posible depurar lo negativo de este sistema, son los que hablan de un
“capitalismo con rostro humano”, son los que proponen redistribuir la riqueza.
El capitalismo nació y se desarrolló cortando árboles,
contaminando aguas y aires, destruyendo montañas, modificando la atmósfera, y
aún ahora que ya el cambio climático dejó de ser teoría y aparece de manera
evidente, se empecina en seguir este camino, todo esto al mismo tiempo que
también destrozaba vidas humanas, sacaba sus propiedades a la mayoría sin poder
y luego los sometía a cruentas horas de trabajo en sus fábricas o minas o los
condenaba al hambre.
Luego, cuando las voces se levantaban alertando sobre las
pruebas atómicas, no las escucharon, Chernovil también sucedió, los cultivos
transgénicos dañan pero eso parece no importarles, el petróleo contamina y el
afán de poseerlo lleva a guerras, pero todo vale si produce dinero. El rostro
humano del capitalismo no existe ni existirá porque para este sistema, este
modo de pensar, el humano es solamente un medio, una herramienta para el
enriquecimiento de esos pocos.
Resulta casi un mal chiste hablar de redistribución de la
riqueza porque es evidente que si hay alguna modificación es en beneficio
de los pocos que ya tienen riqueza de
sobra. Seguir sosteniendo todo esto es no querer mirar la realidad que
desmiente paso a paso los dichos fantasiosos.
No me resulta posible unir capitalismo, ecología y
humanismo. Por esto descreo que quienes hacen pornografía comercial y ponen
como condición para donar un árbol que el público vea cien de sus videos. Y
aunque sea verdad que plantan ese árbol, o miles de árboles, también es muy
cierto que no toman en cuenta la vida de las personas que aparecen en sus
videos.
Similar pero también diferente es la postura de la ong Fuck For Forest, la que también produce
pornografía, pero en este caso amaterur, para salvar bosques desde Perú a
Eslovaquia. Han asociado cerca de 4.000
personas, recaudando unos 250.000 euros
con sus fotos y vídeos.
Si bien se dedica a hacer filmes pornográficos no busca
rédito económico, quienes participan en las filmaciones son personas comunes,
amateurs, y no cobran ni buscan dinero, tampoco la organización les dice qué
hacer ni como, por eso si bien se le llama pornografía porque muestra sexo
explícito, no podría encajar en lo que llamamos prostitución porque aquí no hay
pago, no hay “actores/actrices”, no hay
imposición de parejas sexuales, cada persona elige con quién y cómo filmarse. Por
este motivo la coloco en un aparte.
Fue creada en el 2.004 y se define como “erótico
ecológico”. Dicen:
“Una de las ideas de
FFF es no ser demasiado profesional, nos preocupa más pasarlo bien que hacer un
producto perfecto. Muchos de nuestros activistas nunca querrían aparecer en una
web porno convencional”
“Documentamos
relaciones sexuales reales y no decimos a la gente cómo se tiene que comportar
o qué tiene que hacer. Grabamos por placer y por salvar la naturaleza y no
sacamos ningún beneficio económico. Como los activistas eróticos no cobran, la
energía que se ve entre ellos es muy diferente a la que hay en la pornografía
comercial”
La mayoría de las IMAGENES han sido
tomadas desde la web, si algún autor no está de acuerdo en que aparezcan por
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alberto.b.ilieff@gmail.com y serán retiradas inmediatamente. Muchas
gracias por la comprensión.
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