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Discursos “progresistas”
Hoy les dejo algunos fragmentos de un artículo escrito por
Miguel Andrés Brenner
titulado “¿Discursos
progresistas?”*
Aquí van los textos:
“El término
“progresista” adolece de ambigüedad. Diversos sectores de las llamadas derechas
y de las llamadas izquierdas utilizan los mismos conceptos o discursos
cualificados de “progresismo”. Tal confusión ideológica es funcional al poder
hegemónico.”
“Así como sectores de
derecha se apropian, engañosamente, de conceptos liberadores, sectores de
izquierda se apropian y hacen suyas categorías de la derecha, provocativas,
seductoras, hasta impactantes, pero ideológicas, falsa conciencia, conducentes
a la opresión económica, política, social.
Las funciones del
lenguaje son conocer, comunicar, posicionarse políticamente. De ahí la
importancia de las políticas discursivas y/o conceptuales.
El neoliberalismo
capitalista es muy fuerte. Nos ha insertado una especie de clichés conceptuales
en nuestras mentes, con la finalidad de conocer, comunicarnos y posicionarnos
políticamente de una manera y no de otra.”
Veamos, al respecto,
tres conceptos según sus modos binarios igualdad/desigualdad,
equidad/inequidad, inclusión/exclusión:
“Igualdad/desigualdad
En el ámbito jurídico
burgués todos tenemos los mismos derechos, somos iguales ante la ley. Juancito,
de 9 años, que vive cartoneando desde la basura de la ciudad, ¿es igual o es
desigual ante la ley? Ni lo uno ni lo otro. El derecho civil es para los que
hacen contratos y manejan dinero y Juancito no tiene dinero para eso, el
derecho penal es para los pobres y no delinquió, en tanto los derechos
universales son para los no pobres. Mientras saca cartones de los basureros, le
recito a Juancito los Derechos Universales del Niño: ¿me entenderá? También
recito, a quienes comercializan alimentos, los Derechos Universales del Niño a
la alimentación: ¿me entenderán, por ejemplo, las pocas grandes cadenas de
hipermercados? ¿No pasará, quizá, la cosa, por otro lado: que Juancito viva en
una familia donde aprenda que el pan es fruto del trabajo digno de sus padres?
¿Pasa la cosa por la igualdad o el derecho?, ¿o por la lucha organizada contra
la injusticia? Además, ¿por qué todos tendríamos que ser “iguales” en una época
supuestamente en que se valora la “diferencia”? Es que el concepto igualdad
proviene de la democracia liberal, donde cada individuo es igual al otro, tanto
para hacer un contrato como para votar. Pero, hete aquí que el “individuo” no
existe, es un recorte arbitrario de la realidad, como si yo cortara mi mano y
dijera “esta, mi mano, soy yo” (ustedes hasta podrían decirme que el ejemplo es
sanguinario). Veamos. Juancito es Juancito porque vive en una comunidad,
pertenece a una clase social, a un pueblo. Con la noción individuo/igualdad se
niegan las clases sociales producto de la injusticia u opresión, se niegan las
comunidades de víctimas, se niegan los pueblos. ¿Quién sería “igual” a quién:
un individuo a otro?, el individuo de por sí no existe, es un invento liberal,
y la misma “igualdad” es una abstracción ahistórica.”
Pawel Kuczynski |
“Equidad/inequidad
En los discursos,
equidad (2) ha tendido a reemplazar el término justicia. Aequitas: simetría o
imparcialidad. Simetría: correspondencia exacta en forma, tamaño y posición de
las partes de un todo, es decir, “equilibrio”. ¿Y cómo se logra el equilibro?:
mediante políticas de compensación, dar más al que menos tiene, pero sin
modificar las condiciones estructurales de injusticia”
“Inclusión/exclusión.
En un documento de la UNESCO (2003) se afirma que “la marginación es una
amenaza para la sociedad”. “Uno de los mayores problemas a los que se enfrenta
el mundo hoy día es el número cada vez mayor de personas que están excluidas de
una participación positiva en la vida económica, social, política y cultural de
sus comunidades. Una sociedad así no es ni eficaz ni segura.” ¿Y qué significa
inclusión/exclusión? El que está dentro está dentro porque está dentro, el que
está fuera está fuera porque está fuera, pero sin ninguna mirada dialéctica, lo
uno no sería consecuencia de lo otro, para así dentro de un movimiento de lucha
poder superarse la instancia inclusión/exclusión. La solución sería “meter
adentro”, incluir, sin embargo, cuando “meto” también “saco”, la inclusión
excluye.”
“Hilemos ahora fino:
el paradigma de interpretación…
• se subsume la
realidad a un espacio (dentro o fuera), se espacializa la vida humana,
• de esa manera niega
el tiempo y, en particular, un futuro alternativo más humano en razón de esa
negación,
• niega relaciones
contradictorias en las que una es consecuencia de otra, la exclusión es negada
como consecuencia de la inclusión, se niega que la inclusión produce exclusión,
• otro ejemplo y desde
otro lugar puede señalarse con el tan arbitrario concepto “línea de la
pobreza”, donde quien está arriba está arriba porque está arriba y quien está
abajo está abajo porque está abajo, sin interpretar la desposesión a partir de
relaciones contradictorias que pueden ser superadas en la historia, en el
tiempo,
• con más ejemplos de
espacialización: “espacio público, curricular, de reflexión, colonial,
multicultural…”, “líneas de fuga, de interpretación…”, “cartografía…”,
“diagramas…”, “redes…”, “perspectiva de…”, “inscripción en…”, “mapas…”,
“observatorio de…”, “deriva…”, “territorio o territorialidad”, “pliegues”,
“borradura”, “tejido…”, “lazos…”, “textura”, “hilos…”, “escena o escenario”,
“flujos”, “fluido”, “trazados”, “trayecto o trayectoria”, “declive”,
“dilución”, “rizoma” (3), “nodos”, “puntos”, etc.
Reiterando, en esas
categoría no cabe la contradicción, no cabe el futuro, imaginar lo utópico, y
se instituye un paradigma de interpretación “naturalizado”, amén de “seductor”
por su esteticismo terminológico.”
Hasta aquí el texto de Brenner
Me parece que lo
interesante de este artículo es que pone el centro en el modo como desde
el capitalismo neoliberal se ve al mundo. No hay un intento de explicación de
los hechos sociales, como dice Brenner, el que está “adentro” está como por
arte de magia, porque sí, y sin ninguna relación con su entorno. Es una visión
despojada de relaciones en la que la sociedad sería algo así como un individuo
al lado del otro, cada uno atendiendo a su juego y buscando su propio objetivo,
sin interesarse por quién tiene cerca.
Otro punto interesante es su hincapié en lo espacial
buscando con eso suplir la explicación cuando es caer en lo inorgánico,
llevándonos a imaginar un mundo de diagramas en los que el devenir, el
crecimiento y sus condiciones no tienen cabida. Es una visión sin tiempo, y por
lo tanto sin historia, lo que nos lleva a no poder imaginar un futuro. De este
modo quedamos atrapados en un presente constante en el que daría lo mismo una
cosa u otra porque no podemos imaginar una continuidad, ver que cada acción
implica una reacción que se desplegará en el tiempo.
Si somos en la medida en que soñamos, en que nos damos un
sentido, esta idea de la vida que nos impone el neoliberalismo nos despoja de
un elemento fundante de lo humano, nuestra vulnerabilidad, de saber que vamos
envejeciendo y que en definitiva somos mortales.
Una de las consecuencias es creer que este modo de
organización social es inmodificable, que a lo sumo podremos ajustar alguna
tuerca, pero que en lo profundo, todo seguirá siendo igual. Cierra así la
posibilidad de pensar otros modos distintos de lo social, de las relaciones
respecto de los bienes y su distribución, de las relaciones entre los humanos
lo que implica, de manera más cercana y directa, la que
podríamos tener con nuestras personas queridas y también con la
naturaleza.
Queda muy en claro que el famoso invento moderno del
“individuo” es una pobre ficción que apenas se la piensa un poco, se torna
incapaz de sostenerse. Solamente una visión interesada y sumamente superficial
podrá creer que estamos desvinculados del universo tanto material como de
símbolos y mentes. No es que estamos inmersos en él, somos parte y ese universo
nos constituye, por eso, no hay separación posible, no hay individuo. De paso, no está de más
recordarlo, tampoco hay “consumidor”, “votante”, “ciudadano”, “migrante”,
“creyente” y un larguísimo etcétera. Esas etiquetas son simples y arbitrarios
recortes de lo humano que pretenden separarnos de la totalidad para hacernos
más previsibles, catalogables y, lo que les interesa a los poderes, manejables.
*http://www.argenpress.info/2014/12/discursos-progresistas.html
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