martes, 24 de marzo de 2015

153 - Discursos “progresistas”

153
Discursos “progresistas”

Hoy les dejo algunos fragmentos de un artículo escrito por Miguel Andrés Brenner
titulado “¿Discursos progresistas?”*

Aquí van los textos:

“El término “progresista” adolece de ambigüedad. Diversos sectores de las llamadas derechas y de las llamadas izquierdas utilizan los mismos conceptos o discursos cualificados de “progresismo”. Tal confusión ideológica es funcional al poder hegemónico.”

“Así como sectores de derecha se apropian, engañosamente, de conceptos liberadores, sectores de izquierda se apropian y hacen suyas categorías de la derecha, provocativas, seductoras, hasta impactantes, pero ideológicas, falsa conciencia, conducentes a la opresión económica, política, social.

Las funciones del lenguaje son conocer, comunicar, posicionarse políticamente. De ahí la importancia de las políticas discursivas y/o conceptuales.

El neoliberalismo capitalista es muy fuerte. Nos ha insertado una especie de clichés conceptuales en nuestras mentes, con la finalidad de conocer, comunicarnos y posicionarnos políticamente de una manera y no de otra.”

Veamos, al respecto, tres conceptos según sus modos binarios igualdad/desigualdad, equidad/inequidad, inclusión/exclusión:



“Igualdad/desigualdad


En el ámbito jurídico burgués todos tenemos los mismos derechos, somos iguales ante la ley. Juancito, de 9 años, que vive cartoneando desde la basura de la ciudad, ¿es igual o es desigual ante la ley? Ni lo uno ni lo otro. El derecho civil es para los que hacen contratos y manejan dinero y Juancito no tiene dinero para eso, el derecho penal es para los pobres y no delinquió, en tanto los derechos universales son para los no pobres. Mientras saca cartones de los basureros, le recito a Juancito los Derechos Universales del Niño: ¿me entenderá? También recito, a quienes comercializan alimentos, los Derechos Universales del Niño a la alimentación: ¿me entenderán, por ejemplo, las pocas grandes cadenas de hipermercados? ¿No pasará, quizá, la cosa, por otro lado: que Juancito viva en una familia donde aprenda que el pan es fruto del trabajo digno de sus padres? ¿Pasa la cosa por la igualdad o el derecho?, ¿o por la lucha organizada contra la injusticia? Además, ¿por qué todos tendríamos que ser “iguales” en una época supuestamente en que se valora la “diferencia”? Es que el concepto igualdad proviene de la democracia liberal, donde cada individuo es igual al otro, tanto para hacer un contrato como para votar. Pero, hete aquí que el “individuo” no existe, es un recorte arbitrario de la realidad, como si yo cortara mi mano y dijera “esta, mi mano, soy yo” (ustedes hasta podrían decirme que el ejemplo es sanguinario). Veamos. Juancito es Juancito porque vive en una comunidad, pertenece a una clase social, a un pueblo. Con la noción individuo/igualdad se niegan las clases sociales producto de la injusticia u opresión, se niegan las comunidades de víctimas, se niegan los pueblos. ¿Quién sería “igual” a quién: un individuo a otro?, el individuo de por sí no existe, es un invento liberal, y la misma “igualdad” es una abstracción ahistórica.”



Pawel Kuczynski
“Equidad/inequidad

En los discursos, equidad (2) ha tendido a reemplazar el término justicia. Aequitas: simetría o imparcialidad. Simetría: correspondencia exacta en forma, tamaño y posición de las partes de un todo, es decir, “equilibrio”. ¿Y cómo se logra el equilibro?: mediante políticas de compensación, dar más al que menos tiene, pero sin modificar las condiciones estructurales de injusticia”

“Inclusión/exclusión. En un documento de la UNESCO (2003) se afirma que “la marginación es una amenaza para la sociedad”. “Uno de los mayores problemas a los que se enfrenta el mundo hoy día es el número cada vez mayor de personas que están excluidas de una participación positiva en la vida económica, social, política y cultural de sus comunidades. Una sociedad así no es ni eficaz ni segura.” ¿Y qué significa inclusión/exclusión? El que está dentro está dentro porque está dentro, el que está fuera está fuera porque está fuera, pero sin ninguna mirada dialéctica, lo uno no sería consecuencia de lo otro, para así dentro de un movimiento de lucha poder superarse la instancia inclusión/exclusión. La solución sería “meter adentro”, incluir, sin embargo, cuando “meto” también “saco”, la inclusión excluye.”

“Hilemos ahora fino: el paradigma de interpretación…

• se subsume la realidad a un espacio (dentro o fuera), se espacializa la vida humana,

• de esa manera niega el tiempo y, en particular, un futuro alternativo más humano en razón de esa negación,

• niega relaciones contradictorias en las que una es consecuencia de otra, la exclusión es negada como consecuencia de la inclusión, se niega que la inclusión produce exclusión,

• otro ejemplo y desde otro lugar puede señalarse con el tan arbitrario concepto “línea de la pobreza”, donde quien está arriba está arriba porque está arriba y quien está abajo está abajo porque está abajo, sin interpretar la desposesión a partir de relaciones contradictorias que pueden ser superadas en la historia, en el tiempo,

• con más ejemplos de espacialización: “espacio público, curricular, de reflexión, colonial, multicultural…”, “líneas de fuga, de interpretación…”, “cartografía…”, “diagramas…”, “redes…”, “perspectiva de…”, “inscripción en…”, “mapas…”, “observatorio de…”, “deriva…”, “territorio o territorialidad”, “pliegues”, “borradura”, “tejido…”, “lazos…”, “textura”, “hilos…”, “escena o escenario”, “flujos”, “fluido”, “trazados”, “trayecto o trayectoria”, “declive”, “dilución”, “rizoma” (3), “nodos”, “puntos”, etc.

Reiterando, en esas categoría no cabe la contradicción, no cabe el futuro, imaginar lo utópico, y se instituye un paradigma de interpretación “naturalizado”, amén de “seductor” por su esteticismo terminológico.”

Hasta aquí el texto de Brenner
 
Pawel Kuczynski


Me parece que lo  interesante de este artículo es que pone el centro en el modo como desde el capitalismo neoliberal se ve al mundo. No hay un intento de explicación de los hechos sociales, como dice Brenner, el que está “adentro” está como por arte de magia, porque sí, y sin ninguna relación con su entorno. Es una visión despojada de relaciones en la que la sociedad sería algo así como un individuo al lado del otro, cada uno atendiendo a su juego y buscando su propio objetivo, sin interesarse por quién tiene cerca.

Otro punto interesante es su hincapié en lo espacial buscando con eso suplir la explicación cuando es caer en lo inorgánico, llevándonos a imaginar un mundo de diagramas en los que el devenir, el crecimiento y sus condiciones no tienen cabida. Es una visión sin tiempo, y por lo tanto sin historia, lo que nos lleva a no poder imaginar un futuro. De este modo quedamos atrapados en un presente constante en el que daría lo mismo una cosa u otra porque no podemos imaginar una continuidad, ver que cada acción implica una reacción que se desplegará en el tiempo.
Si somos en la medida en que soñamos, en que nos damos un sentido, esta idea de la vida que nos impone el neoliberalismo nos despoja de un elemento fundante de lo humano, nuestra vulnerabilidad, de saber que vamos envejeciendo y que en definitiva somos mortales.

Una de las consecuencias es creer que este modo de organización social es inmodificable, que a lo sumo podremos ajustar alguna tuerca, pero que en lo profundo, todo seguirá siendo igual. Cierra así la posibilidad de pensar otros modos distintos de lo social, de las relaciones respecto de los bienes y su distribución, de las relaciones entre los humanos lo que implica, de manera más cercana y directa, la  que  podríamos tener con nuestras personas queridas y también con la naturaleza.

Queda muy en claro que el famoso invento moderno del “individuo” es una pobre ficción que apenas se la piensa un poco, se torna incapaz de sostenerse. Solamente una visión interesada y sumamente superficial podrá creer que estamos desvinculados del universo tanto material como de símbolos y mentes. No es que estamos inmersos en él, somos parte y ese universo nos constituye, por eso, no hay separación posible,  no hay individuo. De paso, no está de más recordarlo, tampoco hay “consumidor”, “votante”, “ciudadano”, “migrante”, “creyente” y un larguísimo etcétera. Esas etiquetas son simples y arbitrarios recortes de lo humano que pretenden separarnos de la totalidad para hacernos más previsibles, catalogables y, lo que les interesa a los poderes, manejables.

*http://www.argenpress.info/2014/12/discursos-progresistas.html






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