lunes, 30 de marzo de 2015

155 - Trata de Personas

155
Trata de Personas

Algunos datos obtenidos de una nota del diario español El País*:

“Somchai regenta uno de los cientos de puestos callejeros de comida que hay en Samut Sakhon, una provincia limítrofe con Bangkok. En Tailandia, donde es frecuente que las viviendas carezcan de cocina, comer en uno de estos restaurantes al aire libre es un ritual diario muy extendido. Con lo que saca sirviendo platos que rondan los 40 bahts (algo más de un euro), Somchai se pudo comprar a Khalan. Le salió barata. No lo sabe con certeza, pero ella cree que su precio fue de unos 3.500 baths (100 euros).

Khalan fue esclava de Somchai (ambos nombres son ficticios) y su familia durante 10 meses. La compraron en 2011, cuando ella tenía 13 años. Pasó más de 300 días sin poder salir de la residencia familiar, donde la obligaban a realizar todas las tareas domésticas. Como, al parecer, no las completaba a la velocidad que sus dueños exigían, la castigaban golpeándole prácticamente a diario con un palo. Los días que era demasiado lenta o no hacía las cosas al gusto de la familia, se quedaba sin comer. Y, realizara sus faenas bien o mal, rápida o lentamente, su salario siempre era el mismo: ninguno.


Cualquiera con 100 euros en el bolsillo, un plato de comida extra (no todos los días) y la suficiente escasez de escrúpulos puede comprarse a una esclava doméstica en Tailandia. O un pescador al que explotar durante 19 horas al día. O una mujer (o niña) a la que prostituir en un local de alterne. O un trabajador para una cadena de montaje. O un obrero de la construcción. Decenas de miles de personas trabajan este régimen en el país, según las cifras más conservadoras. La trata en el Mekong (una subregión que comprende a Camboya, Laos, Myanmar, Tailandia, Vietnam y la provincia china de Yunnan) es una maquinaria engrasada con la miseria de sus habitantes y alimentada por una ingenuidad que lleva a las víctimas a confiar en quienes les ofrecen una vida mejor, a menudo en el vecino rico de la zona, Tailandia, que es tanto destino como zona de paso hacia Malasia y Singapur.

El mecanismo es tan repetido como rudimentario. Un intermediario local, a menudo conocido por las víctimas, les habla de un trabajo legal, honrado y con una remuneración suficiente para vivir en el destino y mandar remesas de dinero a su familia. Los introducen ilegalmente en el país y los venden a empresarios o particulares por un importe que oscila entre los 100 y los 500 euros. El intermediario, por lo general, es solo una parte de un engranaje mayor, un comisionista que conecta a las víctimas con las mafias que comercian con ellos.
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a las víctimas de trata no suele gustarles ahondar mucho en sus experiencias. Sus compañeras del albergue para jóvenes traficadas de Pakse (Laos) casi no se atreven a mirar a la cara de los visitantes occidentales, se limitan a sonreír y agachar tímidamente la cabeza.
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Una de las principales trabas a la hora de dar soluciones al tráfico de personas es que las propias víctimas son reacias a reconocer que han sido tratadas. De cara a su comunidad, puede representar un estigma. Más allá de las secuelas psicológicas que acarrean (más de la mitad tiene problemas mentales tras ser liberadas, según el reciente estudio La salud de las personas traficadas: hallazgos de una encuesta entre hombres, mujeres y niños en servicios postráfico del Mekong), supone admitir un fracaso, con abusos sexuales y físicos de por medio en muchas ocasiones.”





Ahora algunos datos de Argentina

“¿Hay más o menos esclavitud sexual que antes?**
Autor: Editor NA el Sáb, 21/03/2015 -

Existen más de 21 millones de esclavos por trata en el mundo; En Argentina, 3 de cada 10 mujeres secuestradas por la trata sexual son menores.

Cada vez más femenina y más joven. En América, de México a la Patagonia, el 73% de las víctimas de trata son mujeres, destinadas principalmente a la esclavitud sexual. Y de la frontera de México con Estados Unidos hacia arriba, casi el 50% son varones, aunque crece la feminización, destinados a trata laboral, entregados por mafias de traficantes a mafias de tratantes (ligados entre ellos por los mismos intereses). Si vamos a nuestro país, 3 de cada 10 mujeres secuestradas por la trata sexual son menores, según datos de 2013 de la Unidad Fiscal de Asistencia para la Investigación de Secuestros Extorsivos y Trata de Personas (UFASE) y el Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales (INECIP). Las menores son ocultadas y cuidadas “como un objeto preciado y de alta cotización".

La trata es el segundo negocio clandestino más rentable del planeta. Hasta 2012, decíamos que era el tercero, luego del narcotráfico y del tráfico ilegal de armas. Desde hace dos años, superó a éste. Rinde más vender mujeres que vender armas. Y nuestro país no está afuera, al contrario.

Es TRATA. Así, a secas, sin el agregado “de blancas”, porque agrede a varones y mujeres de todos los colores y procedencias. Genera alto rendimiento económico con bajo riesgo de sanción. Considera al ser humano un bien transferible y vendible de acuerdo con la oferta y la demanda. ¿Cómo funciona el negocio? De muchas maneras distintas.

Existen hoy más de 21 millones de esclavos por trata en el mundo (según el informe UNODC 2012 Report on Trafficking, OIT). Si focalizamos en los niños y niñas, la cifra asciende a unos 215 millones (UN-OIT), y más de la mitad, destinados a tareas de alto riesgo. El tráfico y trata sexual suma cada año unos dos millones más de víctimas, de las cuales, el 60% son niñas. Toma la forma de venta de mujeres, niños, niñas, hombres para trabajo esclavo, explotación sexual, sicariato, pornografía infantil; tráfico de migrantes entregados a tratantes, robo y tráfico de órganos (1% de la cifra total de trata, o sea, unas 20 mil víctimas anuales de robo de hígado, riñones, córneas, corazón y páncreas especialmente); producción de bebés para la venta, robo de óvulos, reclutamiento de menores con fines delictivos o como niños-soldado, servidumbre ligada a migraciones, matrimonio servil y formas análogas de explotación.



¿Y cómo se obliga a una mujer a ejercer trata sexual? Simple: los tratantes son aliados del miedo. Recurren a la amenaza, uso de la fuerza y otras formas de presión, violentas, no violentas, psicológicas y físicas. Captan a la víctima mediante rapto, fraude, engaño, abuso de poder y de la situación de vulnerabilidad, concesión de pagos y beneficios. Luego, la víctima es aislada, hambreada, violada reiteradamente; se le impide el acceso a cuidados médicos, descanso, a traductores propios cuando no conoce el idioma; se le quitan los documentos y teléfono móvil. Es lo que se llama aquí y en varios países período “de ablande”. Las golpean (en la cabeza, en las costillas, en los ojos, en el vientre; con puños, patadas, palos, alambres); las drogan, las amenazan con violar y matar a sus hijos -si los tienen-, a sus hermanas, hermanos, padres… Y más.

Informes de la UFASE y el INECIP corroboran que las víctimas de la trata en nuestro país son en un 73% mujeres. Y cada vez más jóvenes. Datos de 2012 constatan que la mayoría de las víctimas tienen hijos menores a cargo (utilizados por los tratantes como elemento de presión). En el 74% de los casos evaluados entre 2008 y 2012, se encontraban esclavizadas en wiskerías o prostíbulos. El resto de los casos, en departamentos privados.

Todos podemos hacer algo. Empecemos por hablar. Que esta esclavitud deje de ser silenciada y oculta.”


La prostitución, la trata de personas, el trabajo esclavo, los niños soldados o mendigos o hambrientos, son esa parte de nosotros mismos que no queremos ver, porque nos duele y también porque nos señala en nuestra vulnerabilidad,  porque mientras existan estos hechos de inhumanidad todos estamos en peligro.  Nos duele también porque señala nuestra parte narcisista, indiferente, todo aquello que podríamos hacer y no hacemos. Claro, esto solamente lo podemos decir quienes tenemos un camino claro y razonado, seguramente no lo escucharemos de los correctamente políticos, de quienes son buscadores de votos y tampoco de quienes levantan banderas según quien los financie. Ante estos temas la indefinición, el negarse a opinar, eso de “escuchar todas las voces”, es ya una opinión, es estar a favor de convertir a la persona humana en un elemento a usar según conveniencias.
De mi parte, fui y sigo siendo abolicionista.




*http://elpais.com/elpais/2015/03/17/planeta_futuro/1426613249_501088.html






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