miércoles, 31 de julio de 2013

63 - Dignidad



63
Dignidad


Un  tema que ya en mi charla anterior nombre y que me parece importante retomar es el de la dignidad el que está en la misma raíz de los Derechos Humanos.
Es muy común escuchar hablar, entre otras cosas,  de una casa digna, vida digna, trabajo digno. Lo que
implica un uso abusivo de este concepto y que termina por desvirtuarlo y quitarle toda la fuerza y profundidad que tiene, dejándolo como un adjetivo entre tantos. De este modo, y no es casual, ya veremos por qué, se le quita toda la motivación de cambio, de transformación, que encierra.




Una nota al pasar, recién hablé de “trabajo digno”, y en esta época en que los significados parecen rematarse al mejor postor o para que los tome a quién les viene bien, lo mismo ocurre con aquello a lo que llamamos “trabajo”. Pareciera que si una actividad produce dinero y este puede ser usado para el propio sostenimiento o el del grupo familiar, es suficiente para  que encaje dentro de esta categoría. Escucho decir que tal cosa es un trabajo porque con lo que obtiene le da de comer a sus hijos. Esto tiene el peligro de que entonces el asesino a sueldo, el vendedor de drogas, los ladrones, puedan ser calificados como trabajadores. Es notorio el avance de la matriz económica, de que aquello que produce renta debe ser aceptado y regulado legalmente en detrimento de otras consideraciones sociales. También implica el deterioro de la idea de comunidad, así como no se habla ya de república, o de nación, también se tiende a hacer desaparecer este concepto con la clara intención de que prevalezca el deindividuo. Pareciera que me he alejado del tema pero no es así, es otro modo de aproximarme.

El concepto de dignidad tiene una muy larga historia y dos corrientes principales: la religiosa y la filosófica. Si bien ambas en muchos puntos son antagónicas, también coinciden en uno, que es lo que a nosotros nos interesa: la humanidad, el ser humano es únicamente digno. La dignidad es una señal de distinción, es aquello que hace a la persona humana diferente de todo el resto de las cosas y los seres, es lo que la diferencia. Por esto mismo una casa, una comida, no pueden ser dignos o indignos, porque son cosas.

La dignidad humana está fundamentada para las religiones judeocristianas en el origen divino de la humanidad, el haber sido creados por dios a su imagen y semejanza y por haber sido adoptados como hijos de dios; para la filosofía en la capacidad de podernos separar de nuestra base instintiva, de razonamiento, de poder ordenar nuestra vida y determinar un destino, de crear un proyecto y autodeterminarnos. Acá aparece lo que llamamos libertad. O sea que libertad no es hacer lo que quiero, hacer cualquier cosa. Desde un punto de vista profundo, libertad es esta capacidad de autodeterminación, de no estar sometidos, esclavizados a las órdenes de nuestra materialidad y condiciones.
Por estas razones solamente los humanos podemos ser llamados dignos, de ahí que sea una equivocación decir, por ejemplo, que el trabajo “dignifica”.
Nada puede dignificarnos ni quitarnos dignidad porque solamente basta con haber nacido humano para ya tener este carácter. Por eso mismo no es necesario hacer o dejar de hacer nada, no puede ser aumentada ni podemos perderla, es parte de nuestro ser.
Esto significa que no depende de ninguna condición, ni interna ni externa. Decir que algo “dignifica” sería afirmar que dependemos de eso, ya sea el trabajo, el dinero o un título. Pensemos lo contrario, si dependiera de algo externo, podría llegar a pensarse que por ejemplo, el desocupado, el excluido, o el de tal color de piel, no son dignos.
 
Mafalda. Quino

Somos iguales porque todos tenemos dignidad en igual cantidad y calidad, eso hace que cada persona sobre la tierra sea mi igual, que tengamos esto en común. A partir de esta base surge la diversidad, las diferencias que no hacen mella, que no dañan lo fundante que es la dignidad.

Esto es muy importante tenerlo en cuenta, recordemos lo que dice el artículo 1ro.  de la Declaración Universal de Derechos Humanos:

“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”.

Esta igualdad esta dada por la dignidad, por ella todos somos iguales desde nuestro mismo nacimiento y por eso todos ya tenemos los mismos derechos, del mismo modo que todos tenemos libertad.

Esto crea una ética que significa el trato que cada uno, cada una, debe recibir por ser una persona digna. Es a partir de esto que puedo decir que esa habitación, que tal tarea, que tal actividad no están a la altura de la dignidad humana, que no la tienen en cuenta, que no la respetan.
Esta ética incluye el trato que debo tener con esa otra persona que es mi igual, que merece mi respeto. Esta ética exige que la misma regla de cuidado que aplico para mí también la use para el otro, acá rige aquello de no hacerle a los demás lo que no quiero que me hagan a mí.
Dentro de esta ética esta la consideración y respeto a la diferencia y a la libertad.

Ya que la nombre, volvamos unos minutos al tema de la libertad. Ella no implica hacer lo que quiero, sino que profundamente es la posibilidad que tengo de elegir en todo momento y de esa manera ir construyendo mi futuro, mi proyecto de vida. Aunque no me de cuenta, aunque no lo piense a cada momento, siempre estoy eligiendo,  tanto en lo grande como en lo tan pequeño como puede ser decidir quedarme en la cama cinco minutos más o no almorzar. Ser libre significa no estar sometido a un instinto ni a ninguna otra cosa, ni siquiera a mis propias creencias, ellas están ahí porque yo las he aceptado y colocado sobre mi cabeza. Claro que hay grados de libertad y hay situaciones en que no existe elección porque no hay distintas posibilidades superadoras, como si tengo que elegir entre ver a mis hijos con hambre o robar. Desde una visión simple estaré eligiendo, ya sea por el hambre, ya sea por el robo, pero desde otro punto de vista no habrá elección porque en cualquier caso se atenta contra la integridad de la persona, ninguna de las posibles respuestas es superadora, ninguna me lleva a un mayor grado de desarrollo personal.  Otro ejemplo es el consumismo en el que la persona es convencida de que esta eligiendo cuando en realidad esta siendo compelida, casi obligada bajo pena de quedar excluida o quedar condenada por no poder acceder a eso, que según repite la publicidad, la hará por siempre feliz.
Si la libertad no esta profundamente enraizada en la dignidad será solamente una palabra, un modo de disimular a otra esclavitud.




El consumismo, las situaciones en que la posibilidad de elección desaparece, y los mil mecanismos sociales sutiles y no tanto, que nos fuerzan a seguir atados al yugo de la mansedumbre, del cumplimiento, del seguir por el mismo camino, de poner nuevamente la espalda y el cuerpo, todo esto nos quita la capacidad de autonomía, de decidir por nosotros mismos. Y este es un punto central de la dignidad,  toda persona es su propio fin, su propio proyecto, no puede ser tomada como un fin para un gobierno, para una empresa, para una organización o para una religión.
Como habrán notado repito la palabra “persona” y esto es para que no olvidemos que lo somos en todo momento, y que eso implica que no estamos en el mundo para uso de nada ni de nadie, por más elevado que eso sea, siempre estamos para nosotros mismos. Cada vez que alguien me usa, cada vez que soy tomado como un objeto,  cada vez que me dejan de lado como persona, como ser que piensa, siente, que tiene un cuerpo sensible, una historia y deseos y sueños y un futuro, están faltando a mi dignidad y me están dañando en mi integridad.

Los seres humanos tenemos valor, no precio. Lo que el trabajador vende es su capacidad, su saber hacer. Evidentemente interviene el cuerpo porque somos seres corpóreos, no hay manera de dejarlo a un costado, si algún día llegamos a ser espíritus ya no estaremos en este mundo. El cuerpo interviene porque es la persona la que participa, mi cuerpo no es algo diferente a mí, mi inteligencia, mi saber, mi arte, son manifestados con mi cuerpo, pero no es el cuerpo lo que es pagado, no es la mercadería, el objeto a usar, si fuera así se estaría faltando totalmente a mi dignidad porque, como dije, las personas no tenemos precio. 

 
Dignidad humana. Rubio Hernández


En estos momentos en el mundo se libra una lucha muy fuerte entre quienes tratan por todos los medios de imponer la idea de libertad y erradicar la de dignidad.   Este principio central pretende ser dejado de lado, ser olvidado y considerado anacrónico. Esto tiene sus motivos interesados pues la dignidad es el único principio que iguala a todos las/os humano/as y no admite restricciones ni está sometido a condiciones, basta con haber nacido humano/a.
Una fuerte presión se ejerce para dejar caer en el olvido, no nombrar a la dignidad y poner en su lugar a la libertad, como si esta fuera original y no estuviera basada precisamente en aquella.
Ella representa la fraternidad humana, el punto único de semejanza a partir del cual se puede construir la comunidad, el entendimiento y la diversidad. Anularla es un intento de llevar al individualismo a su extremo y avanzar en la destrucción de la idea de comunidad.
Sabemos que los mismos que pregonan la libertad son los que cierran las fronteras, los que impiden la migración de aquellos que buscan un futuro que los libere del hambre y la muerte, son los mismos que incentivan la xenofobia y el racismo.
¿de qué libertad hablan?
Es la libertad de la oferta y demanda, de los mercados, del libre tránsito de mercaderías y capitales, de que todo aquello que proporcione dinero debe ser reconocido y regulado como legal. Estamos hablando de consideraciones netamente económicas, del endiosamiento de la rentabilidad, de la ganancia y la acumulación del capital donde la persona humana queda reducida a mero instrumento para la creación de riqueza, la persona convertida en mercadería.
No estamos hablando de la libertad de cada uno para dirigirse hacia su desarrollo más pleno, para elegir su camino de superación y complementación.
Tengamos presente que si dejamos de lado la idea de dignidad estaremos dejando caer la igualdad y en definitiva, a los DDHH y habremos abierto la puerta a mayores arbitrariedades y despotismos.










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