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María
Una amiga me
mandó una noticia muy interesante que nos puede servir para pensar acerca de lo
que nos enseñaron, de los mitos de nuestra sociedad y en definitiva del lugar
en el que nos quieren poner.
Esta nota se
refiere a la que conocemos como la Virgen María, la madre de Jesús, y aclara que estudios demostrarían que los textos originales en hebreo no hablan de
ella resaltando su virginidad sino como “joven mujer” o “soltera”. O sea que el
evangelista quiso decir de María que se trataba de una joven soltera sin
hacer
ninguna referencia a su virginidad. Al traducir el texto al griego se confundió
la palabra y es ahí cuando aparece aquello de “virgen”.
La noticia textualmente dice:
“En el cristianismo,
se cree que la madre de Jesús le ha concebido sin tener relaciones sexuales. En
la teología cristiana tradicional, se cree que la relación sexual sea el medio
por el cual el pecado original de Adán se transmite de persona a persona - por
lo tanto, la concepción sin sexo, significa la existencia sin pecado.
El ideal de la
virginidad era importante durante el desarrollo del cristianismo clásico, como
se ve en la institución de los monasterios en la Edad Media. En el
protestantismo, sin embargo, hay mucho menos énfasis tanto en la virginidad, en
general, y de María en particular.
La tradición de que
Jesús nació de una virgen se remonta a una supuesta profecía de Isaías:
Por tanto, el Señor
mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y
llamará su nombre Emanuel. (Isaías 07:14)
Por desgracia, todo
esto es un malentendido. El término "virgen" aparece en la traducción
griega (la Septuaginta), pero eso no es correcto. La palabra original en
hebreo, ha-almah, en realidad sólo significa "mujer joven". La
palabra no tiene un significado más allá de lo que encontramos en Inglés con
"joven" o "criada", pero fue traducida al griego con la
palabra parthenos , lo que significa virgen.” *
Es muy
probable que esto sea así, también sería mi deseo que lo fuera porque
implicaría un cambio de óptica muy importante.
Pienso en
muchas de las frases que aparecen en los evangelios y la apelación a personajes
comunes, sacados de la cotidianeidad como mujeres simples, como los apóstoles.
De estos, de unos pocos se saben sus
ocupaciones que eran la de pescadores o recaudador de impuestos, del resto se
supone que eran también hombres comunes. Jesús mismo no provenía de una familia
especial sino que era hijo de un ama de casa y de un carpintero, como él mismo
también lo fue.
Es por esto
que creo que los evangelistas quisieron
decir "mujer joven" antes que
"virgen" porque precisamente
buscaban mostrar que María era una chica
más, una de tantas, una parte del pueblo, que no tenía nada especial ni
espectacular, lo que por un lado resaltaba la elección divina como gratuidad pura y por
el otro también lo popular.
De este modo
la elección divina no estaría condicionada ni por los méritos de ella ni por su
himen intacto. Esto pone de relieve lo totalmente gratuito del don y refuerza
aquello dicho a otra mujer: "sos
perdonada porque has amado mucho". La elección no requiere una
"virgen", no espera la pureza, no pretende lo inmaculado, ni siquiera
lo libre de “pecado”, sino precisamente
recae en lo común y vulgar, en aquella piedra que sería desechada por el constructor.
Nada dice que María haya sido más o menos buena que el resto de las jóvenes de
su pueblo, ni siquiera habla de su mayor o menor belleza, tampoco era rica.
Definitivamente, lo que la historia quiere resaltar es que precisamente, nada
resaltaba.
Podríamos ir
un paso más adelante y pensar entonces que la elección no es de una individua,
no es a María hija de..., o inmaculada, o libre de todo pecado, sino que se
elige a una más del pueblo, o como podríamos decir hoy, a una de entre toda la
gente. Esto rompe con la idea individualista, personalista, la elección en base
a méritos o sacrificios o santidades que alguien podría hacer y de ese modo
voltear a su favor la voluntad divina.
María no
haría referencia a una persona en particular, aunque ella hubiera existido,
sino a un colectivo, al pueblo.
Del mismo modo su embarazo también
podría ser interpretado simbólicamente como su aceptación de lo trascendente,
de lo que está más allá de lo rutinario y aburrido de todos los días, del
materialismo egoísta. Si fuera así quizá podríamos sacar de todo esto una
pequeña conclusión para nuestro beneficio que es la siguiente, si cualquiera de
nosotros es capaz de aceptar el riesgo de romper con la rutina, con lo ordenado
y prescripto, si somos capaces de embarazarnos de una idea, de un camino
propio, de tomar un destino con nuestras manos, seremos capaces de generar nuestra
salvación, nuestra redención. Lograríamos lo de aquellos versos de Antonio
Machado:
“caminante no hay camino,
Se hace camino al andar”
Aunque no es
un origen reconocido por los estudiosos, podemos jugar y acercarnos al nombre
indio Maia o Maya que casualmente es el de la madre del Siddartha Gautama el
Buda. Este nombre significa la ilusión que nos hace tomar lo irreal como verdadero.
Representa a todas las cosas y seres en contraposición a dios. Una vez más
sería lo común, lo de todos y todas, aquello que no es excepcional.
Es de la
unión de lo común, del pueblo, de lo no especial con lo trascendente lo que
origina la transformación profunda, la salvación. El resultado será Jesús quien
contiene una naturaleza humana junto a la divina.
¿qué lugar
ocuparía en todo este relato la virginidad?
¿para qué fue
puesta y impuesta a través de los siglos?
Es un lugar
común decir que la virginidad fue necesaria para que los poderosos estuvieran
seguros de que los nacidos de sus esposas eran hijos suyos y de ese modo
trasmitir la herencia. Esto no es fácil de sostener porque aún en esas épocas
se sabía que eso no lo garantizaba.
Un hecho llamativo es que la misma iglesia que dice defender la
familia a rajatabla nos habla de una madre que concibió sin perder su
virginidad, y que luego de parto siguió siendo virgen y que además, no tuvo
ningún otro hijo y es de suponer que nunca relaciones sexuales con José, por
otro lado el supuesto padre que acepta socialmente a un hijo que no es propio y
que desiste de tener relaciones con su esposa, y por último un hijo de padre
divino, madre virgen. ¿Le habrán dicho a Jesús la verdad de su filiación?
¿sabría que ese hombre, José, no era su padre?
Surge otra
pregunta: ¿por qué esa necesidad obsesiva de negarle a María el acceso a su
vida sexual?
De algún modo
quisieron convertirla en alguien fuera de serie, en una mujer que se diferencia
del resto, ella misma nacida sin pecado original, con una concepción pura, sin
intervención de un hombre, virgen antes y después, ascendida al cielo. La joven
María seguramente esta muy lejos de esto que nos venden, seguramente sus ropas
no eran capas bordadas en oro, ni andaba por Belén con una corona sobre su
cabeza. Lo más probable es que su ropa estuviera gastada y sucia del trabajo
diario, que sus manos tuvieran callos, y además que por las noches su
adolescente cabeza se llenara de fantasías.
La María que
nos venden es el ejemplo de lo irracional, rompe definitivamente con el orden
por todos conocidos y nos lleva a otro más cercano al delirio, donde las
relaciones humanas no tienen cabida, sino que es un entrelazamiento entre
especiales, entre dioses y elegidas que engendran nuevos dioses. Será por eso
que José siempre queda afuera, su único papel es el de aceptar y callarse la
boca. El rechazo de la sexualidad estaría marcando esta ruptura. Es en este
orden donde las empresas religiosas se instalan, sus gerentes, sus líderes, nos
dicen que participan de este otro mundo y por eso están por encima de los
simples mortales que el resto somos. Ellos tienen sus manos bendecidas, pueden
alcanzarnos la felicidad del paraíso o condenarnos a sufrimientos eternos, , cuando
no mandarnos a la hoguera en este mundo terrenal, ellos portan el perdón divino.
Ellos son “pastores” o sea también han sido elegidos para dirigir, porque ellos
saben, ellos conocen, mientras que nosotros, el pueblo, somos ovejas que
necesitamos de un director, quizá porque seamos demasiado tontas.
Claro, no es casual que los
emperadores romanos se hayan autotitulado dioses, lo mismo que los faraones
egipcios, o nuestros reyes occidentales que lo eran y son por derecho divino.
¿Será por esto que nuestros políticos profesionales no pueden dejar los cargos,
especie de cielo terreno? ¿será por esto que se diferencian llamándose “clase
política”? se suponen ellos también especiales y elegidos ¿será por eso su
fobia al trabajo?
Ellos allá
arriba, formando parte de ese mundo extraño a nuestro devenir tumultuoso por
estos caminos polvorientos en que el tiempo deja su marca imborrable. Es el
universo del milagro, de la felicidad eterna, del arrobamiento edulcorado,
donde no tienen cabida las privaciones. Los profesionales religiosos como también
los políticos se meten en este mundo, como visagra, como intermediarios entre
los dioses del suprauniverso y los humanos, o como representantes de los
votantes.
Por todo esto
interesa y mucho que María sea virgen y no una chica común, interesa que Jesús
tenga el corazón fuera del cuerpo y las manos de alguien que jamás trabajó
y llenas de crema humectante, debe
quedar claro que no son parte del pueblo, que no son parte de nosotros, que hay
una clara e irrompible separación, que por nuestro pecado o incapacidad o
estupidez jamás podremos superar. Debe quedar claro nuestro lugar. Es más,
debemos estar agradecidos y pagar con diezmos e impuestos que ellos nos
acepten, que se dignen prestarnos atención.
Tengamos
reconocimiento por los religiosos y los políticos profesionales, seguramente su
tarea es muy dura al poner sobre sus espaldas nuestros problemas e impurezas.
Ellos que podrían vivir tranquilamente ahora se afanan por solucionar las
cuestiones que nosotros no podemos. Merecen vivir con tranquilidad, en countrys o casonas o pisos en Puerto Madero,
y viajar en coches blindados o mucho mejor en helicópteros para poder pensar
más equilibradamente en nuestro bien.
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