sábado, 4 de enero de 2014

84 - EZLN 20 años

84
EZLN 20 años

Posiblemente los jóvenes no tengan idea del tema que hoy charlaremos porque ya no se habla ni se publica acerca del mismo. En aquel entonces, cuando surgió a la vida guerrillera, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional se convirtió en noticia internacional.

Luego de una larga historia, como la de cualquier otro pueblo sometido latinoamericano, se constituye este ejército de liberación y el 1 de enero de 1994 declara la guerra al gobierno nacional. Se hacen fuertes en el sur de México, en el estado de Chiapas.



En la conocida como la Primera Declaración de la Selva Lacandona resumen su objetivo en lo siguiente:

“pedimos tu participación decidida apoyando este plan del pueblo mexicano que lucha por trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz.”

Releamos este párrafo para tener claro que es el pedido universal de todos los pueblos del mundo, incluido el nuestro.

El método no era la reforma del gobierno sino algo más radical, buscan alcanzar la democracia, la libertad y justicia. Según lo dice el subcomandante Marcos

"¿La toma del poder? No, apenas algo más difícil: un mundo nuevo.

Recuerdo que ya empujados a la selva y habiéndose refugiado en ella y convertido ahí su patria, cuando las tropas del gobierno estuvieron a punto de invadir, la reacción de gran parte del mundo se hizo escuchar. Yo estuve en México por aquella época y recuerdo que en la mayoría de las casas, en los balcones o ventanas, había cintas blancas indicando que no se estaba de acuerdo con que el gobierno atacara a los insurgentes. El resultado fue que el ataque no se produjo.
Mi sorpresa fue mayúscula cuando alrededor del zócalo de la ciudad de México me di cuenta de lo popular del levantamiento zapatista cuando abiertamente se vendían muñequitos tejidos  del subcomandante Marcos, videos y otros artículos. Si bien podemos pensarlo como parte del comercio para el turismo, también es cierto que mostraba el impacto tanto nacional como internacional.

Ya consolidados en la selva dejaron de ser noticia y acá no es válido el remanido argumento de que la noticia “no vende” sino que hay cosas que el poder quiere ocultar, que no quiere que se sepan porque muestran otros caminos, indican que existen posibilidades, que el pueblo es capaz de gobernarse a sí mismo y liberarse de opresiones y prejuicios. Esa es la diferencia entre el populismo, el paternalismo que no es otra cosa que mantener sojuzgado, y el verdadero trato desde la igualdad y la dignidad.

Hoy el zapatismo sigue creciendo y ha dado forma a otro mundo. Mientras que a su alrededor los narcos compiten por el dominio, a metros de Cuba y Estados Unidos, ellos siguen estando, organizados, creándose cada día.



Me llamó mucho la atención encontrar, de pronto, en un diario de difusión masiva nacional como es Clarín, una nota que habla de la actualidad del zapatismo. Si bien son comentarios muy superficiales, proviniendo de un medio nacional hasta se podrían considerar elogiosos.

Esto no lo digo porque se trata especialmente de Clarín, ya que a la regla general de ser voceros de los poderes económicos no escapa ningún medio y sobre todo los fuertes y de alcance nacional. Podrán ser más o menos democráticos, con mayor o menor presencia de las empresas religiosas, con más o escaso interés por los deportes o las noticias internacionales, las diferencias ahí terminan, por detrás siempre encontraremos poderosos económicos que usan estos medios para imponer sus ideas y orientar ideológicamente. En esto entran todos, tanto oficialistas como no oficialistas.






Por este motivo me sorprendí al hallar la siguiente 
noticia  publicada el 2 de enero:





“Hace 20 años, dos días después de su declaración de guerra, los zapatistas se replegaron. El ejército se había deshecho de los guerrilleros y sus escopetas de madera sin despeinarse.

Pero antes de volver a la selva dejaron una pintada en la pared: “Gracias pueblo de San Cristóbal. Gracias a todos. La lucha continúa”. Y así fue. Estaban en los municipios autónomos o Caracoles “Está usted en territorio zapatista en rebeldía.

Aquí manda el pueblo y el gobierno obedece”, se lee en el cartel de la entrada.

En cuanto superamos la valla del Caracol Roberto Barrios, la amabilidad mexicana se convierte en sobriedad castrense y pasamontañas.

“Pase y siéntese. ¿Nombre? ¿Ocupación? ¿Motivo de la visita?”. Después de varias horas de discusión, la Junta de Buen Gobierno (JBG) ha decidido que podemos quedarnos a dormir y que habrá entrevista.

Fuera de la habitación que hace de “salón de plenos” zapatista está el mal-gobierno, los paramilitares y el PRI (Partido Revolucionario Institucional) hoy en el poder. Pero también están y existen el impresionante verde de Chiapas, los cafetales, las explotaciones mineras, los jaguares, Palenque, los mayas, las reservas de gas y algunos de los pueblos más pobres del continente.

Dentro de la habitación, un poster de Zapata, una foto de Ernesto “Che” Guevara, un banderín del Inter y tres miembros de la Junta en sillas de plástico.

A primera vista, el Caracol Roberto Barrios llama la atención por dos cosas; una, el colorido. Tradición muralista en estado puro. Leyendas en verde, amarillo y rojo para cada pared. Hasta el tablero de la cancha de baloncesto recuerda la lucha zapatista.
La otra, las mujeres. Aquí ellas no están cosiendo o haciendo la comida sino dirigiendo.

Así que ella, sin rostro ni nombre, solamente ojos, es la primera en contestar: “Los zapatistas solucionamos nuestros problemas de forma colectiva y autónoma. Trabajamos mejor y hemos aprendido a discutir las cosas. La resistencia para nosotros es una escuela que nos ha hecho fuertes y nos ha dado dignidad”, explica en torpe español y magistral chol.

 
Morelia-zapatistas- Alessandro Parente-Photography.Fuente Diario Clarín



Debajo del pasamontañas que lleva bordadas las siglas las siglas del Ejército Zapatista (EZLN), hay dos ojos marrones que no tenían ni cinco años cuando se levantaron en armas la nochevieja de 1993.

Desde Roberto Barrios avanzamos entre las montañas rumbo al caracol de Morelia.

En este Caracol el “ahorita” zapatista es un poco más prolongado: 48 horas de divertida espera hasta que la Junta acepta recibirnos.

Partido de baloncesto, arroz, frijoles y charla con él, de 25 años, que cuenta como eran antes las injusticias.

“Con el levantamiento recuperamos las tierras que eran nuestras. Ahora somos dueños de lo que comemos, pero mis padres se pasaron toda la vida recogiendo café para el patrón a 20 pesos (1,3 euros) la jornada”, explica.

En 2003, el Subcomandante Marcos anunció la creación de cinco municipios autónomos o Caracoles: Roberto Barrios, La Realidad, La Garrucha, Oventik o Morelia desde los que se coordinan los pueblos zapatista.

“En nuestras escuelas se estudia matemáticas pero también política o conocimiento de la madre tierra. No hay calificaciones porque formamos personas útiles a la comunidad, no eficaces contables en una multinacional”, explica un miembro de la Junta.

“En agricultura no utilizamos químicos, ni semillas transgénicas. En medicina recurrimos a las plantas naturales e incluso a nuestras parteras”, añade.

El gobierno que “manda obedeciendo” se elige cada tres años y sus miembros son rotativos y reemplazables.

“El trabajo colectivo es una tradición muy arraigada entre los indígenas”, resume otro miembro de la junta.

Mientras él habla, otros cortan leña, preparan la comida o intentan reparar el único teléfono.



Los más aburridos son los dos únicos presos de la cárcel. ¿Su delito? una pelea con su mujer. ¿Con el machete? “Nooo, con la mano, no más”. Castigo zapatista: cuatro meses de prisión, la mayor parte del tiempo cortando leña para la comunidad.

“Dialogando y fomentando el compañerismo con nuestra pareja los hemos ido convenciendo de lo que valemos como mujeres. Y así educamos a nuestros hijos. Y ya nadie nos pone la mano encima”. Quien así habla, casi susurra, es una diminuta indígena que utiliza palabras como “dialogar” o “compañero” que parecen salidas de otro planeta, y no de entre la selva.” *











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