86
Mujeres de confort
Estuve investigando en internet acerca de las “mujeres
de confort o de solaz” como se las llamó. El nombre podría dar a pensar que se
trataba de mujeres amantes del placer, de los ambientes gratos, cómodos y
distendidos, pero no es así.
Se
llamó "mujeres de confort o solaz" a aquellas que fueron forzadas a la esclavitud sexual por
los militares japoneses durante la Segunda Guerra Mundial.
No es posible establecer una cantidad, calculándose
aproximadamente que podían haber sido unas 200mil. Provenían principalmente de
China y Corea, siguiendo luego de Japón, Filipina, Tailandia, Vietnam, Malasia,
Taiwán, Indonesia.
Los burdeles establecidos para los soldados eran eufemísticamente
llamados “estaciones de confort” y se localizaron en Malasia, Tailandia,
Birmania, Nueva Guinea, Hong Kong, Macau y la que fue Indochina Francesa.
Algunos fueron administrados de manera privada, otros supervisados o
directamente administrados por el ejército japonés.
El procedimiento usado para captar a las mujeres jóvenes variaba desde el engaño con falsas promesas
de trabajo, a ser retenidas a punta de pistola, ser violadas y luego llevadas a
los prostíbulos. El mismo método que hoy para nosotros constituye el delito de
trata de personas, por esto puede ser considerado como crimen de lesa
humanidad.
La
denominación “confort o solaz” –según como se traduzca- nos remite inmediatamente a la pregunta
¿confort para quién? Y la respuesta es obvia. En el sistema patriarcal el
hombre, rey de la creación, debe tener sus deseos satisfechos y para esto están
las mujeres. Podemos establecer una gradación desde las modalidades en tiempos
de paz, como es la comúnmente llamada prostitución, la que es un claro acto de
violencia apenas disimulado por la paga (sin olvidar que la mayoría de las
mujeres que se hallan en situación de prostitución son víctimas de trata de
personas), siguiendo por las violaciones y terminando en estos actos de
violencia en los conflictos armados del mundo.
La
palabra confort misma revela que aquello que lo proporciona es un objeto, no
tiene existencia propia más allá que la de cumplir con esa finalidad, por lo
que también es descartable.
Quien
busca su satisfacción se preocupa únicamente en que el objeto cumpla con ese
cometido, esto aparece claramente dicho por un soldado que frecuentó estos
lugares:
“...las mujeres gritaban, pero no nos importaba si
las mujeres vivían o morían. Éramos los soldados del Emperador. En burdeles
militares o en aldeas, violábamos sin renuencia”
Al mismo tiempo, tal como también sucede ahora, las estaciones de
confort eran usadas como forma de control de la soldadesca, se debía llenar sus
momentos vacíos y proveerles distracción para evitar amotinamientos. Recordemos
el uso de las drogas entre los soldados en
situaciones de guerra.
También como en otros casos, la mujer aparece como botín de guerra y
como modo de destruir la moral del pueblo invadido al ver como sus esposas o
hijas son violadas, prostituidas.
Aproximadamente tres cuartas partes de estas
mujeres murieron, y la mayoría de
las sobrevivientes quedaron estériles
debido al trauma sexual o a enfermedades de transmisión sexual, las secuelas
físicas como psicológicas fueron gravísimas.
Las palizas y la tortura física eran cosa común. También las consecuencias
sociales fueron de gran importancia, tengamos presente que la existencia de
estas mujeres fue ocultada, que no se les prestó especial atención ni siquiera
luego de la guerra. Al no ser consideradas víctimas por la población, el
estigma y el rechazo fue muy fuerte. Por este motivo tampoco fueron aceptadas
en sus poblados de origen o sus familias. Para poder subsistir tuvieron que
dedicarse a la prostitución.
Estos hechos nos muestran como vistos a través de
una lupa gigantesca, lo que es común en nuestra sociedad.
Comenzando por la guerra, desde aquella segunda
guerra mundial, nunca dejaron de sucederse otras, muy rápidamente:
Argentina-Inglaterra por Malvinas, Rusia-Japón, Irak, Afganistán,
Israel-Egipto, Bosnia, Kosovo y la lista es enorme. En ningún momento ha
terminado el afán de rapiña, de tomar lo que es ajeno, el deseo de
enriquecimiento. En ningún momento el valor de la vida humana, de toda vida, ha
estado por encima del material.
En todos estos conflictos bélicos quienes más han
sufrido han sido mujeres, niñas y niños. Aunque sea delito atacar a civiles, se
sabe que son las víctimas preferidas en primer lugar porque están en todos
lados, son fácilmente atacables porque no tienen posibilidad de defensa, en
segundo lugar porque es una manera eficaz de doblegar el ánimo del pueblo,
sobre todo cuando, como es la mayoría de los casos, no se tiene conocimiento
acerca del motivo de la guerra. El ataque a los civiles también causa que la
producción económica se resienta, que los hospitales se atesten, que las
comunidades se desarmen y entonces culpen a sus gobiernos y fuercen la
rendición. Cuanto más dañado resulta un país, después habrá que invertir más en
su reconstrucción, lo que hace que el negocio de multiplique.
joven de confort china. Fuente Wikipedia
Las mujeres confort también nos muestran que aún
en estas situaciones las mujeres son víctimas no solamente de ataques con
armas. El secuestro, violación, prostitución de las niñas y mujeres de los
pueblos invadidos sirve para dañar gravemente la moral del que se pretende
doblegar, destruye las comunidades, es
también un botín de guerra, al mismo tiempo que sirve para que la soldadesca
descargue la violencia contenida. Sucedió en la segunda guerra mundial, y
también en cada una de las que siguieron y actualmente están siendo llevadas adelante.
Esta situación no nos es ajena, no es algo que
solamente sucede en campos de batalla alejados de nuestras ciudades. La
violencia contra la mujer no está limitada a un tiempo y espacio determinados, sino que es algo presente en
todo momento y en todo el mundo. Hoy podemos hablar de la trata de personas con
fines sexuales y estaremos hablando del mismo procedimiento llevado adelante
por los japoneses: secuestro, promesas laborales engañosas, violación,
sometimiento y prostitución. La única diferencia es que quienes concurren a los
prostíbulos no son soldados en guerra sino simples ciudadanos. Ni siquiera en
la paga y en los turnos hay diferencias.
Del mismo modo el soldado u hombre civil que paga
por satisfacerse sexualmente no se interesa por quien es el objeto que le dará
su placer, aunque las mujeres lloraban a los combatientes no les importaba,
ahora, aunque sabemos que más del 90 % de las mujeres que se hallan
prostituidas son víctimas de trata, o son claramente niñas, los mal llamados
clientes, siguen concurriendo, porque algo no ha cambiado, la mujer sigue
siendo considerada como en tiempos bíblicos, algo secundario creado únicamente
para que el hombre no este solo y se
aburra.
“Ha
Koonja: Tenía
sólo 17 años cuando llegó a aquel lugar en China traída en barco desde Corea.
Llegó a una zona llena de casas donde habría más de cien mujeres que trabajaban
de "comfort women" para los japoneses. Ella llegó engañada y no sabía
nada. Dice: "Cuando llegué al puerto, al desembarcar, nos dieron la
bienvenida. Así llegué contenta pero cuando llegué a ese lugar las chicas que
ya estaban ahí empezaron a llorar, viéndome tan joven. Me preguntaron por qué
vine. Yo no sabía nada...". (...) "Sólo después de recibir el visto
bueno para vender mi cuerpo fue cuando lo comprendí. EL doctor sabía que yo era
virgen. El doctor que dio el visto bueno vino y dijo que iba a dormir conmigo.
Tenía más edad que mi padre. Pero yo no podía negarme. Después de terminar él
se fue y yo no podía salir del cuarto. Me dolía tanto que ni siquiera podía
hacer pipi. Ese día sólo el doctor durmió conmigo. Pero al día siguiente me
tocó atender a muchos más. Uno tras otro. Salía uno y entraba otro. En los días
festivos atendía 10, 15 o 20... Los días normales atendía 5 o 6 como mínimo. Ni
siquiera podía moverme del dolor tan tremendo.".” *
El
relato de otra sobreviviente:
“Tenía
14 años cuando me vi arrastrada a la fuerza a la esclavitud sexual por el
ejército japonés. Dijeron que me contratarían como operaria de fábrica, pero en
vez de eso nos llevaron a muchas hasta Taiwán, Hong Kong, China, Malasia e
Indonesia. Yo estaba con la comandancia del ejército, así que prácticamente fui
a todas partes con ellos.
No tengo palabras para describir
lo que me hacían los soldados todos los sábados, desde el mediodía hasta las
cinco de la tarde; y los domingos, de ocho de la mañana a ocho de la tarde. Al
final del día no podía ni incorporarme. Tras ocho años de suplicio me pusieron
a trabajar en un hospital del ejército. Su intención era ocultar cualquier
prueba sobre las “confort women”.
Ni siquiera me enteré de que la
guerra había terminado. Cuando volví a casa tenía 22 años. ¿Cómo iba a contarle
a nadie lo que me había sucedido? Mis padres no dejaban de decirme que me
casara, pero no podía. Al final tuve que decirles la verdad. Al principio no me
creyeron, y después dijeron que, al menos, había sido afortunada por sobrevivir
a todo aquello.” **
Estatua frente a la embajada de Japón en Corea. Fuente kpop-argentina.com.ar |
La mayoría de las IMAGENES han sido
tomadas desde la web, si algún autor no está de acuerdo en que aparezcan por
favor enviar un correo a
alberto.b.ilieff@gmail.com y serán retiradas inmediatamente. Muchas
gracias por la comprensión.
Se puede disponer de las notas publicadas siempre y
cuando se cite al autor/a y la fuente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario