domingo, 19 de enero de 2014

86 - Mujeres de confort

86
Mujeres de confort

Estuve investigando en internet acerca de las “mujeres de confort o de solaz” como se las llamó. El nombre podría dar a pensar que se trataba de mujeres amantes del placer, de los ambientes gratos, cómodos y distendidos, pero no es así.
Se llamó "mujeres de confort o solaz"  a aquellas que fueron forzadas a la esclavitud sexual por los militares japoneses durante la Segunda Guerra Mundial.
No es posible establecer una cantidad, calculándose aproximadamente que podían haber sido unas 200mil. Provenían principalmente de China y Corea, siguiendo luego de Japón, Filipina, Tailandia, Vietnam, Malasia, Taiwán, Indonesia.

Fuente kpop-argentina.com.ar
Los burdeles establecidos para los soldados eran eufemísticamente llamados “estaciones de confort” y se localizaron en Malasia, Tailandia, Birmania, Nueva Guinea, Hong Kong, Macau y la que fue Indochina Francesa. Algunos fueron administrados de manera privada, otros supervisados o directamente administrados por el ejército japonés.
El procedimiento usado para captar a las mujeres jóvenes  variaba desde el engaño con falsas promesas de trabajo, a ser retenidas a punta de pistola, ser violadas y luego llevadas a los prostíbulos. El mismo método que hoy para nosotros constituye el delito de trata de personas, por esto puede ser considerado como crimen de lesa humanidad.
La denominación “confort o solaz” –según como se traduzca-  nos remite inmediatamente a la pregunta ¿confort para quién? Y la respuesta es obvia. En el sistema patriarcal el hombre, rey de la creación, debe tener sus deseos satisfechos y para esto están las mujeres. Podemos establecer una gradación desde las modalidades en tiempos de paz, como es la comúnmente llamada prostitución, la que es un claro acto de violencia apenas disimulado por la paga (sin olvidar que la mayoría de las mujeres que se hallan en situación de prostitución son víctimas de trata de personas), siguiendo por las violaciones y terminando en estos actos de violencia en los conflictos armados del mundo.

La palabra confort misma revela que aquello que lo proporciona es un objeto, no tiene existencia propia más allá que la de cumplir con esa finalidad, por lo que también es descartable.
Quien busca su satisfacción se preocupa únicamente en que el objeto cumpla con ese cometido, esto aparece claramente dicho por un soldado que frecuentó estos lugares:

...las mujeres gritaban, pero no nos importaba si las mujeres vivían o morían. Éramos los soldados del Emperador. En burdeles militares o en aldeas, violábamos sin renuencia”

Al mismo tiempo, tal como también sucede ahora, las estaciones de confort eran usadas como forma de control de la soldadesca, se debía llenar sus momentos vacíos y proveerles distracción para evitar amotinamientos. Recordemos el uso de las drogas entre los soldados en  situaciones de guerra.

También como en otros casos, la mujer aparece como botín de guerra y como modo de destruir la moral del pueblo invadido al ver como sus esposas o hijas son violadas, prostituidas.

Aproximadamente tres cuartas partes de estas mujeres murieron, y la mayoría de las sobrevivientes  quedaron estériles debido al trauma sexual o a enfermedades de transmisión sexual, las secuelas físicas como psicológicas fueron gravísimas.  Las palizas y la tortura física eran cosa común. También las consecuencias sociales fueron de gran importancia, tengamos presente que la existencia de estas mujeres fue ocultada, que no se les prestó especial atención ni siquiera luego de la guerra. Al no ser consideradas víctimas por la población, el estigma y el rechazo fue muy fuerte. Por este motivo tampoco fueron aceptadas en sus poblados de origen o sus familias. Para poder subsistir tuvieron que dedicarse a la prostitución.

Estos hechos nos muestran como vistos a través de una lupa gigantesca, lo que es común en nuestra sociedad.
Comenzando por la guerra, desde aquella segunda guerra mundial, nunca dejaron de sucederse otras, muy rápidamente: Argentina-Inglaterra por Malvinas, Rusia-Japón, Irak, Afganistán, Israel-Egipto, Bosnia, Kosovo y la lista es enorme. En ningún momento ha terminado el afán de rapiña, de tomar lo que es ajeno, el deseo de enriquecimiento. En ningún momento el valor de la vida humana, de toda vida, ha estado por encima del material.

En todos estos conflictos bélicos quienes más han sufrido han sido mujeres, niñas y niños. Aunque sea delito atacar a civiles, se sabe que son las víctimas preferidas en primer lugar porque están en todos lados, son fácilmente atacables porque no tienen posibilidad de defensa, en segundo lugar porque es una manera eficaz de doblegar el ánimo del pueblo, sobre todo cuando, como es la mayoría de los casos, no se tiene conocimiento acerca del motivo de la guerra. El ataque a los civiles también causa que la producción económica se resienta, que los hospitales se atesten, que las comunidades se desarmen y entonces culpen a sus gobiernos y fuercen la rendición. Cuanto más dañado resulta un país, después habrá que invertir más en su reconstrucción, lo que hace que el negocio de multiplique.



joven de confort china. Fuente Wikipedia
















Las mujeres confort también nos muestran que aún en estas situaciones las mujeres son víctimas no solamente de ataques con armas. El secuestro, violación, prostitución de las niñas y mujeres de los pueblos invadidos sirve para dañar gravemente la moral del que se pretende doblegar, destruye las comunidades,  es también un botín de guerra, al mismo tiempo que sirve para que la soldadesca descargue la violencia contenida. Sucedió en la segunda guerra mundial, y también en cada una de las que siguieron y actualmente están siendo llevadas adelante.
Esta situación no nos es ajena, no es algo que solamente sucede en campos de batalla alejados de nuestras ciudades. La violencia contra la mujer no está limitada a un tiempo y espacio  determinados, sino que es algo presente en todo momento y en todo el mundo. Hoy podemos hablar de la trata de personas con fines sexuales y estaremos hablando del mismo procedimiento llevado adelante por los japoneses: secuestro, promesas laborales engañosas, violación, sometimiento y prostitución. La única diferencia es que quienes concurren a los prostíbulos no son soldados en guerra sino simples ciudadanos. Ni siquiera en la paga y en los turnos hay diferencias.
Del mismo modo el soldado u hombre civil que paga por satisfacerse sexualmente no se interesa por quien es el objeto que le dará su placer, aunque las mujeres lloraban a los combatientes no les importaba, ahora, aunque sabemos que más del 90 % de las mujeres que se hallan prostituidas son víctimas de trata, o son claramente niñas, los mal llamados clientes, siguen concurriendo, porque algo no ha cambiado, la mujer sigue siendo considerada como en tiempos bíblicos, algo secundario creado únicamente para que el hombre no este solo y  se aburra.

“Ha Koonja: Tenía sólo 17 años cuando llegó a aquel lugar en China traída en barco desde Corea. Llegó a una zona llena de casas donde habría más de cien mujeres que trabajaban de "comfort women" para los japoneses. Ella llegó engañada y no sabía nada. Dice: "Cuando llegué al puerto, al desembarcar, nos dieron la bienvenida. Así llegué contenta pero cuando llegué a ese lugar las chicas que ya estaban ahí empezaron a llorar, viéndome tan joven. Me preguntaron por qué vine. Yo no sabía nada...". (...) "Sólo después de recibir el visto bueno para vender mi cuerpo fue cuando lo comprendí. EL doctor sabía que yo era virgen. El doctor que dio el visto bueno vino y dijo que iba a dormir conmigo. Tenía más edad que mi padre. Pero yo no podía negarme. Después de terminar él se fue y yo no podía salir del cuarto. Me dolía tanto que ni siquiera podía hacer pipi. Ese día sólo el doctor durmió conmigo. Pero al día siguiente me tocó atender a muchos más. Uno tras otro. Salía uno y entraba otro. En los días festivos atendía 10, 15 o 20... Los días normales atendía 5 o 6 como mínimo. Ni siquiera podía moverme del dolor tan tremendo.".” *


El relato de otra sobreviviente:

 “Tenía 14 años cuando me vi arrastrada a la fuerza a la esclavitud sexual por el ejército japonés. Dijeron que me contratarían como operaria de fábrica, pero en vez de eso nos llevaron a muchas hasta Taiwán, Hong Kong, China, Malasia e Indonesia. Yo estaba con la comandancia del ejército, así que prácticamente fui a todas partes con ellos.

No tengo palabras para describir lo que me hacían los soldados todos los sábados, desde el mediodía hasta las cinco de la tarde; y los domingos, de ocho de la mañana a ocho de la tarde. Al final del día no podía ni incorporarme. Tras ocho años de suplicio me pusieron a trabajar en un hospital del ejército. Su intención era ocultar cualquier prueba sobre las “confort women”.

Ni siquiera me enteré de que la guerra había terminado. Cuando volví a casa tenía 22 años. ¿Cómo iba a contarle a nadie lo que me había sucedido? Mis padres no dejaban de decirme que me casara, pero no podía. Al final tuve que decirles la verdad. Al principio no me creyeron, y después dijeron que, al menos, había sido afortunada por sobrevivir a todo aquello.” **


Estatua frente a la embajada de Japón en Corea. Fuente kpop-argentina.com.ar







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