sábado, 7 de junio de 2014

106 - Putero 2

106
Putero 2

Sigamos viendo un poco más de cerca a este sujeto que llamamos putero, o sea el que paga por satisfacerse sexualmente en el cuerpo de otras personas.

No es necesario profundizar demasiado para conocer qué se halla en el fondo de su  psíquis. Si sacamos los mitos y excusas que rodean a este tema, en lo más hondo nos encontramos con la misoginia, el odio hacia las mujeres. Este  no aparece abiertamente, se deja ver  de manera indirecta en todo el entramado de la prostitución y en el acto prostituidor mismo en que la mujer-persona es destruida. Esta destrucción no es solamente en la fantasía del putero sino en el modo de acercamiento a la mujer y en la consumación de la relación sexual, además de las consecuencias físicas, psíquicas y sociales que acarrea: el promedio de vida de las mujeres en prostitución es inferior  a la media poblacional, el de las travestis es aún menor,  y las enfermedades y daños psicológicos y psiquiátricos pueden ser muy graves así como la estigmatización y segregación social. Para poder tolerar los reiterados abusos pagos diarios y la angustia que esta actividad les produce, en casi todos los casos se recurre a las drogas, llegando de ese modo a la adicción.
Sabemos que muchas mujeres, niñas y travestis en situación de prostitución son golpeadas, quemadas con cigarrillos, cortadas, abusadas de manera extremadamente violenta, incluso asesinadas.
 Un detalle importante del que casi nunca se habla y que está demostrando esta misoginia: el pagar a niñas para satisfacción sexual o la trata de personas. A muchos prostituidores no les interesa que sea una niña, que recién este creciendo, al contrario, están dispuestos a pagar más para obtener eso, aún sabiendo el daño que les causa. Tampoco les interesa que esa mujer que tienen delante sea una víctima de trata de personas, ellos no preguntan, ellos no se meten. En muchos casos la misma víctima les ha advertido de su situación, cosa que ellos rápidamente han olvidado.



La sociedad tiende a convertir todo en espectáculo, en entretenimiento. Ya no se trata de pan y circo, está quedando solamente el circo y esta es la excusa a la que más se recurre, una forma de de dar alguna pátina razonable a la violencia.
Hoy toda nuestra sociedad está girando en torno al entretenimiento. Por los mismos medios se nos impele a la explotación del trabajo y luego al divertimento. Este último cuanto más vulgar, más básico, mejor. Esto no es inocente, la idea es que no se llegue a pensar, que las imágenes inconexas, las partes de los cuerpos, las peores formas del arte sean usadas para el atontamiento general.  Para este esquema social la persona en prostitución también es un juego, algo con que puedo divertirme y desde el poder, una herramienta de sometimiento.

La visión de la prostitución y del putero está cambiando en el mundo, ya se está perdiendo la idea patriarcal, machista, que autoriza al ejercicio de la violencia. Un ejemplo es la ley sueca de violencia hacia la mujer dentro de la cual se halla la penalización del putero-prostituidor.  Esta ley rápidamente está siendo adoptada por otros países.  El varón que va de putas ya no es premiado, sino que ahora es considerado como alguien que merece el castigo de la ley. No es a la persona en prostitución a la que se pena, ella es considerada una víctima, es a quien paga para usarla al que se le aplican sanciones. Ello redujo notablemente la prostitución y la trata de personas en Suecia.
Pero como todo lo penal, esto no resuelve el problema, en todo caso únicamente podría llegar a contenerlo. Solamente políticas públicas sostenidas dirigidas a una educación sexual integral con visión de género puede producir los cambios sociales necesarios. El varón debe comprender que la mujer, la mujer trans, incluso otro hombre, no son objetos para su satisfacción, sino pares en dignidad.

Algo que no debemos olvidar es que alrededor de este personaje, del putero, se monta todo el vil negocio de la prostitución y de la trata de personas.  Es porque estos varones buscan, promueven, ponen su dinero para tener mujeres y niñas disponibles,  que existen otros varones y también mujeres, dispuestas a organizar burdeles o la prostitución callejera.  Por eso la consigna que  dice


sin clientes no hay prostitución
sin prostitución no hay trata










Es necesario un cambio profundo de la constitución de eso que llamamos varón. Desde el nacimiento mismo se les debe educar en el respeto a su propio cuerpo, en el reconocimiento de sus necesidades, sus deseos y el placer corporal, seguramente si pueden hallar esto en ellos mismos también podrán reconocerlo en las otras personas y esto les alejará de la violencia. Una educación sexual debe implicar esto y la pérdida del temor a quien es diferente, corporal o psicológicamente, incluso  debe llevarlos a perder el temor a sus propias sensaciones.
Sobre todo debe proporcionar un modelo de respeto hacia sí mismo y hacia  la otra persona, reconocer  su diferencia, aceptar que cuando dice “no” es no.
La sexualidad no hace daño a nadie, todo lo contrario, es un elemento importante que nos  completa en orden a una vida sana y plena. Son las represiones, los estereotipos, los temores, los mandatos los que nos separan y nos dañan.


Esta noche me emborracho

Sola, fané, descangayada, la vi esta madrugada
salir de un cabaret, flaca, dos cuartos de cogote
y una percha en el escote bajo la nuez
chueca, vestida de pebeta, teñida y coqueteando
su desnudez, parecía un gallo desplumao
mostrando al compadrear el cuero picoteao
yo que sé cuando no aguanto más
al verla así rajé, pa` no llorar.

Y pensar que hace diez años fue mi locura
que llegué hasta la traición por su hermosur
que esto que hoy es un cascajo
fue la dulce metedura donde yo perdí el honor
que chiflao por su belleza le quité el pan a la vieja
me hice ruin y pechador
que quedé si un amigo, que viví de mala fe
que me tuvo de rodillas
in moral, hecho un mendigo cuando se fue.

Nunca soñé que la vería en un resquiesca in pache
tan cruel como el de hoy
mire si no es pa´ suicidarse, que por ese cachivache
sea lo que soy

fiera venganza la del tiempo
que le hace ver de cerca lo que uno amó
este encuentro me ha hecho tanto mal
que si lo pienso más termino envenenao
esta noche me emborracho bien
me mamo bien mamao pa` no pensar.


Él la ve sola, marchita, gastada,  deteriorada.
Esta noche me emborracho. Agustín Riccardi

 A él le parece un cascajo y le duele haberla “amado”
¿amado?

La ve flaca, dos cuartos de cogote y una percha en el escote bajo la nuez.

La ve chueca, vestida como jovencita, teñida y coqueteando  su desnudez.

Le parece un gallo desplumado, una reja oxidada, una pintura saltada que deja ver el picoteo, los huecos que el daño  lastimó.

Y se conduele de sí mismo, no entiende como pudo haber amado ¿amado?, cómo pudo caer tan bajo por la maldad de esa mujer.

Y como antes, recurre a sus amigos, a quienes  pueden comprenderlo, porque esto es cosa de hombres, de varones.
Y les predica su dolor y les promete embriagarse para escapar de esa visión.

No hay nada fuera del putero, él cree que amó, que lo hizo por ella, cree que sufre.
No se hace cargo, no es capaz de reconocer en ella su propia imagen, aquello que él mismo ha creado cada vez que la tocaba, cuando pagaba.

Siempre es él, su amor, su dolor, su tristeza, su visión, sus ojos volcados irremediablemente hacia un adentro mentiroso en el que se arma como único protagonista de una novela.

Incapaz de sentir, de entender el dolor y la soledad de esa mujer que él y otros han construido cuidadosamente con cada acto prostituidor, con cada humillación, con cada uso y abuso.

Y se revuelca en su propia autoconmiseración  “este encuentro me ha hecho tanto mal  que si lo pienso más termino envenenado”

Esta noche me emborracho bien, me mamo bien mamado para no pensar”.  No hay nada que pensar, no hay que pensar porque esta todo como debe ser,  el padre de familia, que la mira desde la distancia, amparado por su traje de bancario, de oficinista,  y ella ahí, recibiendo el pago que su vida justificadamente le propina.
No hay nada que pensar, todo es como debe ser, como si él no tuviera nada que ver, como si fuera extraño a esa escena, como si ser putero, prostituidor, no fuera hacer algo, no fuera golpear en la cara, en el vientre, no fuera escupir arrojar su semen contra aquel cuerpo, aquellos cuerpos. Insulto fluido veneno
Ellas son solamente eso, algo que nunca valió la pena, por eso él siempre volverá a su hogar, a sus hijos a recargarse  lo bueno de este mundo.

Sin clientes no hay prostitución
Sin prostitución no hay trata










La mayoría de las IMAGENES han sido tomadas desde la web, si algún autor no está de acuerdo en que aparezcan por favor enviar un correo a  alberto.b.ilieff@gmail.com y serán retiradas inmediatamente. Muchas gracias por la comprensión.

En este blog las imágenes son afiches, pinturas, dibujos, no se publican fotografías de las personas en prostitución para no revictimizarlas; salvo en los casos en que se trate de documentos históricos.

Se puede disponer de las notas publicadas siempre y cuando se cite al autor/a y la fuente.


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