jueves, 7 de agosto de 2014

117 - Teoría del shock

117
Teoría del shock

Hoy vamos a hablar de la teoría del shock. Esta sencillamente dice que los desastres naturales o de otro tipo pueden ser usados por los gobiernos para crear conmoción social o aprovechar la que espontáneamente surge, para aplicar medidas que van  contra del bienestar general. Algunos agregan que estos desastres no necesariamente necesitan ocurrir espontáneamente sino que muchos gobiernos los crean. Dentro de estos últimos podemos contar las provocaciones que buscan una respuesta de ataque o los autoatentados. Estos acontecimientos generan en la población  y sobre todo cuando esta desinformada, una sensación de inseguridad y temor que la lleva a centrarse en el tema de qué se trate, desentendiéndose momentáneamente de otras problemáticas.

Esta situación es utilizada por los gobiernos para la aplicación de determinadas medidas, sobre todo económicas, que no mejoran la situación de la población general sino que, al contrario, la empeoran, con el pretexto de los desastres, haciendo ver  el malestar en  aplicarlas pero que no queda otro camino. De ese modo, de un momento a otro son convertidas en ley. Lo llamativo es que estas mismas medidas son las que han provocado y siguen causando las grandes crisis económicas o los mismos desastres que dicen evitar.

La conmoción social lograda mediante un conflicto internacional, o un supuesto acto terrorista, o una crisis
económica, una epidemia, huelgas, por poner unos pocos ejemplos, son suficientes para que los gobiernos como “solución” inmediatamente recurran al repertorio de medidas neoliberales, favorecedoras del mercado y de un pequeño grupo de empresas, empresarios y funcionarios gubernamentales.

No es apresurado unir este mecanismo de control social con aquello que llamamos democracia. Es claro que la técnica de shock es una forma de manipulación que busca el sometimiento al dejar sin resistencia a la población que es damnificada con las medidas que toman. Desde este punto de vista es lo más alejado de una acción de fortalecimiento democrática. Un claro ejemplo fue Latinoamérica en los años 70 cuando las intervenciones militares de derecha acabaron con muchos gobiernos elegidos por el pueblo, implantaron dictaduras que impusieron el neoliberalismo económico. Los derechos que habían sido adquiridos, por ejemplo los laborales, a la libre expresión, y otros, fueron anulados. El shock representa la imposición a la mayoría de mecanismos  que benefician a unos pocos, que concentran aún más la riqueza y dejan a la población en estado de mayor vulnerabilidad. Todo esto unido al temor e incertidumbre que se causa; para cuando la gente reaccione ya estas medidas estarán afirmadas y casi sin posibilidad de vuelta atrás.

Al mismo efecto tiende la creación de fantasmas enemigos, hemos conocido varios de ellos: los rusos, los comunistas, el peligro “amarillo”, los árabes, el terrorismo, el mundo financiero, los antipatria, y otros. Aquí la cuestión no es negar su existencia, seguro que toda sociedad tiene amigos y enemigos, grupos atentos a obtener ganancia a cualquier costo, lo que quiero remarcar es que estos grupos son usados y agitados en momentos determinados para provocar aquellos sentimientos en la gente que llevarán mejor al resultado querido, que en estos casos, es la profundización de la economía depredadora o para ocultar la corrupción que es la otra cara de la depredación. Si en un espacio cerrado alguien grita ¡fuego! la resultante será un estado de confusión general, de entrada en pánico, que hará que la gente  se movilice de manera incoordinada y muchas veces contra su propia seguridad. Supongamos que no existe tal fuego sino que la alarma fue provocada para que en el desconcierto un grupo de ladrones provechara el desorden para robar la caja del  comercio, este cuadro será similar a lo que busco describir.
Si nos paramos en una esquina mirando fijamente al cielo, al rato tendremos alrededor a algunas otras personas haciendo lo mismo, los fantasmas  elevados desde los gobiernos suelen ser eso, nos hacen dirigir la atención a un lugar difuso, sin un rostro preciso, o si lo tiene, tan alejado de nuestra experiencia que igualmente se torna fantasioso.



Recordemos como otro ejemplo aquella  mentira acerca de las armas químicas de Irak con las que nos dijeron, estarían dispuestos a destruir Europa y si pudieran al mundo, mentira con la  que se justificó su ataque e invasión para luego, imponer el neoliberalismo económico sostenido por empresas la mayoría de origen o gerenciamiento occidental.

Me impresionó tan vivamente esto que les contaré, sucedido en el 2001, en plena crisis, que hasta hoy lo recuerdo con fidelidad. Estaban ocurriendo los saqueos muy lejos del barrio en que vivo. Era una zona bastante tranquila y alejada de la conflictividad. Las calles desiertas, pasa un hombre vendedor de plumeros con su mercancía a cuestas y viendo a un vecino en la puerta le dice que tenga cuidado, que se encierre, porque venían desde las villas a saquear las casas. Dijo esto y siguió su camino. De más está decir que nunca vinieron los mentados malones y la calle siguió tan tranquila como entonces. Siempre me pregunté: si el peligro era real ¿qué hacía este señor caminando vendiendo plumeros? ¿por qué él no se había refugiado? Seguramente esta es otra de las formas de provocar shock.

El ideólogo neoliberal Milton Friedman lo decía con claridad:
 “Solo una crisis -real o percibida- da lugar a un cambio verdadero. Cuando esa crisis tiene lugar, las acciones que se llevan a cabo dependen de las ideas que flotan en el ambiente. Creo que ésa ha de ser nuestra función básica: desarrollar alternativas a las políticas existentes, para mantenerlas vivas y activas hasta que lo políticamente imposible se vuelva políticamente inevitable”. 


Creo que aquí está la clave, al decir de Friedman: “que lo políticamente imposible se vuelva políticamente inevitable”   Lo que posibilita que esto suceda no es un hecho mágico, no existen conjuros para este logro, sino que se apela a los métodos que se tienen a mano, y en general se reiteran, para la manipulación social.  Es obvio que todo esto no podría lograrse sin la necesaria participación de los medios de comunicación masiva porque ellos son proveedores e indicadores de ideas, son los que sostienen simbólicamente la ideología gobernante y la propagan como si fuera una verdad indiscutible. Son ellos los que mediante noticias, encabezados, interpretaciones de causas y efectos, búsqueda de culpables, reportajes y hasta humoradas van inoculando las ideas que luego orientarán el cambio o sostendrán el status quo  según los poderosos quieran. Recordemos como en los años 90 su papel fue fundamental para la profundización de las políticas neoliberales o en la actualidad para justificar invasiones a países, guerras, genocidios, o encubrir epidemias, hambre, desastres humanitarios. Pese a lo que siempre se dice, los medios no están para informar, para aportar datos con los cuales cada uno de nosotros elaborará su propia idea acerca de un hecho,  sino para darnos en bandeja lo que el poder quiere que tengamos en cuenta. Esto no se restringe únicamente a los sistemas totalitarios, se halla presente en cualquiera porque ellos son la voz del poder, de la superestructura que da un andamiaje simbólico que sostiene y justifica determinadas acciones. Incluso puede algún medio  jugar a oponerse a un sector del poder, y eso es así,  y no debe confundirnos, porque está representando a otro.



Recuerdo algo que en estas columnas reitero, las palabras tienen una especie de magia, son capaces de crear mundos, como ellas mismas son ilusión, son sonidos cargados de significado pero en esencia tan vacíos como el ruido de un tren o el que hace el agua al correr, tienen esa capacidad de dar forma en nuestras mentes a otras tantas ilusiones que podrán cautivarnos y como el flautista de Hamelín llevarnos hacia dónde quieren que vayamos.

La teoría del shock nos cuenta esto, cómo se nos mantiene en estado de preocupación, en estado es estrés, llevando nuestra atención a un problema o cuestión que tanto puede ser real como creada o exagerada y que los medios propagarán  para que no nos demos cuenta de aquello que en realidad se está haciendo. Puede ser un terremoto, la delincuencia, una epidemia, los homicidios, la huelga de maestros, la vida “secreta” de un mediático, o el mundial de fútbol o de lo que fuere, o incluso una crisis económica, todo puede ser usado mientras las tierras son vendidas, la minería a cielo abierto, los productos transgénicos, los agrotóxicos, la corrupción y los corruptos, la exclusión de los pueblos originarios, el narcotráfico, siguen muy tranquilos haciendo su rentable negocio.



La mayoría de las IMAGENES han sido tomadas desde la web, si algún autor no está de acuerdo en que aparezcan por favor enviar un correo a  alberto.b.ilieff@gmail.com y serán retiradas inmediatamente. Muchas gracias por la comprensión.

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