domingo, 19 de octubre de 2014

127 - Bandas de machos y la Virgen

127
Bandas de machos y la Virgen

El psicoanalista Sergio Zabalza escribió para el diario Clarín del 17 de octubre de 2014 * un artículo que llamó: “La brutalidad asesina de las bandas de machos”        

La brutalidad asesina de las bandas de machos

El brutal asesinato de una adolescente entre las bambalinas de una salida nocturna han puesto de relieve las cobardes agresiones que pequeños grupos de hombres suelen practicar en el ámbito de la fiesta. Pareciera que algo intolerable -antes velado por las prohibiciones, la inhibición o las pautas culturales- hoy emerge a cielo abierto.

Me refiero a la impotencia masculina.

En efecto: cuando varios tipos acometen contra una mujer, sea para abusar de ella, drogarla o matarla, lo que cuenta es la relación de coalescencia – de unión o fusión- entre los propios varones.

El macho es un manojo de miedos que se refugia en la bandita de pares con la ilusión de eliminar esa diferencia que lo propiamente femenino encarna. En el fondo, “varios contra una” representa la aspiración de que todas las mujeres sean iguales, el rechazo al hecho de que cada una es única y singular. Lacan propone que “llamemos heterosexual, por definición, a lo que ama a las mujeres, cualquiera que sea su propio sexo”.

Tras este modelo tribal se parapetan los más arcaicos fantasmas masculinos.

Sea mirando pornografía, consumiendo prostitución o profiriendo una grosería, el macho va con el grupo de pares en su cabeza: la banda es su esencia. Por ejemplo, una popular canción de Los Auténticos Decadentes –Raquel- ilustra de manera eminente esta especial condición del ser masculino: “yo la quería encarar/ ay pero solo no me animaba/fui hasta el café/busqué a mis amigos y …/ la encaramos en barra.” Pero Raquel es una síncopa que desacomoda el ritmo de cualquier banda. Nada más peligroso para el contubernio machista que una mujer.

Hoy que los ideales de antaño se encuentra desagregados, el macho se resguarda tras los imperativos de goce que rigen en la fiesta, aunque con el solo resultado de una represión tanto más sutil y brutal que la victoriana. Por más alcohol y estimulantes que se usen, el partenaire de Raquel está más allá de cualquier barra, patota o banda. Por algo Lacan lanzaba preguntaba: “¿Acaso no se ve que lo esencial en el mito femenino de Don Juan es que las posee una por una?”

*http://www.clarin.com/opinion/brutalidad-asesina-bandas-machos_0_1231676909.html


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Comparto un artículo del periodista Carlos del Frade que muestra relaciones, encubrimientos y complicidades a partir de una celebración. **
Acá el texto que se llama “Rosario, la Virgen y la masacre”

Rosario, la Virgen y la masacre

Rosario es una ciudad archipiélago.

Islas de la fantasía, postales de un primer mundo acurrucadas por las aguas marrones del Paraná.

Islas soleadas cosidas por recurrentes fríos que vienen de los barrios donde todavía resiste la impronta obrera cada vez más escasa.

Islas nebulosas donde lo institucional parece ser cómplice de los dueños de las armas y las drogas.

Islas de mayorías obstinadas que se empeñan en construir proyectos de felicidad a pesar de los pesares a través del trabajo, el estudio y la solidaridad.

En esa geografía de varias ciudades en una, los números de las ausencias crecieron hasta los 264 homicidios durante 2013. La mayoría pibes y pibas menores de 35 años.

En lo que va de 2014, las cifras ya se acercan a los dos centenares a pesar de los megaoperativos de las fuerzas federales tan celebrados en su momento por todos los grandes partidos políticos, provinciales, municipales y nacionales.

Este 7 de octubre, una vez más, habrá feriado porque, sostiene la historia oficial, es el día de la ciudad.

Una jornada de identidad que, sin embargo, no se sabe bien por qué se celebra, más allá de conocerse que se trata del día de la Virgen del Rosario.



La cuestión es que, en realidad, se trata del encubrimiento de una masacre: La batalla de Lepanto, aquella donde Miguel de Cervantes, el autor del Quijote perdiera un brazo y comenzaría a ser mentado como el Manco de Lepanto.

-Vuestra majestad debe mandar se den por todas partes infinitas gracias a nuestro Señor por la victoria tan grande y señalada que ha sido servido conceder en su armada, y porque Vuestra Majestad la entienda toda como ha pasado, además de la relación que con esta va - escribió Don Juan de Austria a Felipe II de la batalla de Lepanto.

Lepanto, sobre el Mar Mediterráneo, escenario de un conflicto de intereses en el siglo XVI.

A comienzos del siglo XVI, el monopolio de Venecia fue roto por los portugueses con sus rutas circunnavegando Africa mientras que desde 1522 con la caída de Rodas, los turcos se fueron haciendo con las posesiones venecianas. Chipre también había caído en poder de los turcos. Fue el Papa Pío V el que financió una alianza entre venecianos y la España de Felipe II. En febrero de 1571 se firmaron los pactos entre la República de Venecia, España, la Orden de Malta y el Vaticano.

“Hubo en el mar tantos muertos y despojos que las naves parecían haber encallado entre cadáveres. Las naves se quebraban con tanta facilidad como los cuerpos de los hombres, de los que sólo quedaba intacta su ira. Parecía como si se quisiera superar en destrucción a los elementos de la naturaleza”, sostienen distintas fuentes documentales.

Hubo 5 mil venecianos, 2 mil españoles y 800 hombres del Vaticano, muertos.

Los europeos tomaron 5 mil prisioneros y se calculó que murieron 25 mil turcos.

Ese fue el saldo del 7 de octubre de 1571, de la batalla de Lepanto, casi 33 mil muertos.

El Papa instituyó aquella fecha de muerte desbocada como el de la Virgen del Rosario por considerarla la protectora de la fe durante la batalla.

El primero de mayo de 1572 murió y un año después el Sultán recuperó Túnez.

La batalla de Lepanto cerró el capítulo del Mediterráneo en la historia europea.

El gobernador Manuel María de Iriondo convirtió en ley, el 28 de junio de 1940, el 7 de octubre como “el Día de Rosario”. Desde entonces hasta el presente, los rosarinos celebran su identidad y pertenencia en una fecha que recuerda una de las masacres más tremendas del mundo europeo. Masacre santificada y, en forma paralela, negada a la hora de recordar su significado.

Cada 7 de octubre, entonces, la ciudad celebra una masacre.

Una marca que parece permanecer en el tercer milenio a partir de los homicidios sufridos en la ciudad archipiélago.

**Fuentes: Investigaciones propias del autor de esta nota.

Batalla de Lepanto. Paolo Veronese

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Batalla de Lepanto. Adries van Eertvelt


Del asesinato de una adolescente hasta una guerra monstruosa no hay tanta distancia, quienes hacen lo poco también hacen lo mucho, la diferencia está en la cuota de poder que manejan. Son las bandas de machos, estos pseudo guerreros que se agrupan amistosamente o políticamente para ejercer la violencia. Tanto pueden ser unos jóvenes o los hijos del poder, pueden ser reyes, papas y presidentes confabulados, siempre es el miedo que los acecha, el  temor a perder o a no lograr lo que desean, que para el caso es lo mismo, el miedo a perder su idea del propio valor y secundariamente sus posesiones. 
No toleran saberse limitados, humanos al fin y al cabo, la impotencia los carcome y entonces deben mostrar un acto de poder mayúsculo, representar un pene enorme y poderoso que disfrace su realidad ¿qué hay más fuerte e impactante que la muerte?

Desde “Si no sos mía no sos de nadie” o  Hiroshima o el nazismo o los campos de secuestro de nuestras dictaduras hasta el ébola del que ninguno se preocupó total mata solamente a africanos, el hilo conductor es el mismo, no poder entender que el otro, la otra, siempre y en todos los casos es una vida humana y que por lo tanto debe ser respetada y cuidada, no un obstáculo para la propia carrera, que terminará, igual que sucede con el resto de la humanidad, con la muerte.





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