domingo, 20 de enero de 2013

39 - Capitalismo 1



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Capitalismo – 1 - El reino del dinero

Esta charla debe ser acompañada por música griega como recordatorio de que en este momento ese pueblo y muchos otros del planeta están sufriendo las consecuencias del capitalismo. Grecia esta retrocediendo uno o dos siglos, y no es el único país.  Cuando quiso ingresar a la Comunidad Europea, su producto bruto no era suficiente, por eso apeló a lo que pudo con tal de mostrar capacidad económica y cumplir con las exigencias. Fue entonces cuando reglamentaron la prostitución, la convirtieron en trabajo y agregaron a la producción del país lo obtenido por el abuso al cuerpo de las mujeres. Así y todo, esta inmolación no les alcanzó, y hoy están en caída libre.





 Siguiendo el tema de las ideologías hoy veremos muy brevemente esta. Seguramente van a faltar muchas cosas, pero la idea no es hacer un manual de capitalismo sino ver como con las ideologías vamos creando el mundo.

La ideología capitalista unida al pensamiento liberal es mucho más que un sistema económico, es toda una cultura que implica hasta las relaciones personales. Tomemos como ejemplo uno de sus pilares fundamentales, la propiedad privada. No importa que no sepamos nada de economía, de finanzas, sí sabemos de la propiedad,  la queremos y la defendemos. A tal punto esta idea es central que muchas veces es aplicada a las personas por ejemplo cuando decimos “mi” hermana, o cuando tomamos a nuestros hijos como parte de nuestra propiedad y pensamos que podemos hacer con ellos lo que queramos, del mismo modo  a las mujeres o los maridos.
La propiedad privada es especialmente de los medios de producción, y lleva aparejadas las ideas de la libertad para el uso y usufructo de esa propiedad y el capital como herramienta de producción.
Decimos que el capitalismo es un sistema  o sea que es un todo ordenado, organizado, que juntamente con otros sistemas sociales se apoyan mutuamente, aunque también pueden chocar entre ellos. Es por este motivo que el capital se ha vuelto el centro de nuestras sociedades y aparece en todas las temáticas. Hasta lo hallamos presente en las relaciones de pareja, en cuánto gana cada uno, en los contratos prenupciales. Se supone que la espiritualidad es lo más alejado, sin embargo el capital también esta presente ahí,  se puede ver en el poder económico de la iglesia católica, y también en las otras confesiones cristianas a tal punto que en algunos países, como EEUU, son factores de poder tan importantes que pueden hacer variar la inclinación de los votantes. Hace unos años salió un estudio del enorme poder económico de las llamadas iglesias televisivas capaces de reunir enormes fortunas que luego son usadas también políticamente en apoyo a determinados candidatos.




El nombre que se le ha dado a este sistema nos está indicando precisamente esto: capitalismo. Indica que el capital como relación de producción es  un elemento económicamente predominante.

Me detengo muy brevemente en este punto, lo central es el capital. Esto que para muchos es tan natural implica un golpe de estado a la soberanía de la humanidad. Ya no es que las instituciones, los gobiernos, la economía, fueron creadas para hacernos la vida más fácil, para que todos pudiéramos tener casa, comida, abrigo, educación, no, ahora la finalidad es la acumulación de capital. Por eso, cuando escuchemos hablar de capitalismo, inmediatamente debemos saber que se esta hablando de una ideología que saca a la humanidad de su lugar central y la pone como herramienta para ser usada para obtener mayor ganancia. Desde esta perspectiva poco importa el bienestar de la gente, su salud o educación, salvo que eso afecte el trabajo que hacen y por lo tanto disminuya la ganancia. Es por este motivo que haya millones de personas sin agua, que mueren de hambre o enfermedades hoy perfectamente curables, no interesa a los poderosos si esas muertes no afectan sus ganancias. Al contrario, en muchos casos beneficia que existan esos padecimientos para poder hacer en ellos experimentos médicos, medicinales, de armas o lavar dinero fingiendo campañas humanitarias.

Otro elemento importante es el mercado, que podemos decir sencillamente que es el lugar donde se produce el intercambio, las transacciones económicas, entre quien ofrece la mercadería (que puede ser también mis conocimientos o mi capacidad para trabajar) y quien tiene el dinero. Este intercambio tiene como finalidad la de obtener una ganancia. Por eso la relación entre el costo y el beneficio que se desea obtener es primordial.
A todo esto se lo denomina libre mercado y con esto volvemos a  una palabra ya conocida de estas columnas, la libertad. Se entiende que las empresas deben tener libertad para moverse según sus intereses, el trabajador para vender su capacidad a quien desee y el consumidor para elegir entre los bienes. Ella es necesaria porque el  mercado ya estaría regulado por una ley que le es propia, la oferta y demanda.
Resalté el uso de la palabra “libertad” porque a partir del capitalismo ha adquirido relevancia especial, sobre todo en los discursos que vienen de los países centrales, ricos, y no queda restringida al mercado sino que se la ha extendido a casi todas las actividades humanas. Esta palabra debe ser interpretada en el contexto capitalista, recordemos que decíamos que las palabras deben ser entendidas en el contexto en el que son dichas. En este medio significa libertad de mercado y no necesariamente de las personas, por eso el capitalismo puede aceptar o hasta promover dictaduras, golpes a estados democráticos, cárceles injustas, leyes antiterroristas que penan al activismo social, tortura, muertes, por eso en el centro del capitalismo puede existir Guantánamo o pudieron  existir asesinas dictaduras latinoamericanas. Para el capitalismo la libertad no puede tener límites, por eso la minería a cielo abierto, los contaminantes, los agrotóxicos, la destrucción de la capa de ozono, la destrucción de los glaciares, de los bosques no debe ser evitada si produce ganancias. 







En la empresa capitalista el crecimiento, la acumulación y la concentración de capital y  poder son objetivos en sí mismos. Por eso, aunque desde el poder se muestra al capitalismo ligado a la democracia esto no es así, al contrario. Este sistema que genera la acumulación del capital en muy pocas manos establece una sociedad jerárquica, desigual, injusta. Arriba encontramos los pocos que tienen el acceso a la totalidad de los bienes, al poder privado y público, a variadas posibilidades para elegir, y en la medida que se desciende el triángulo se ensancha y estas posibilidades decrecen significativamente.  Todo esto hace que la democracia sea ilusoria, que los gobiernos nacionales sean una pantalla, que la división por países también lo sea, porque son los capitales transnacionales, aquellos que no responden a ninguna bandera, religión o filosofía, los que tienen tanto poder que pueden crear guerras, hacen la paz,  promover y sostener terroristas o violadores de los derechos humanos sabiendo que nunca serán condenados, ni siquiera investigados.

La hegemonía del capital entra inevitablemente en conflicto con el equilibrio medioambiental y con los intereses de los trabajadores porque está dentro de la esencia misma del capitalismo buscar la ganancia, cada vez mayor,  no importando lo que se deje por el camino, aún las personas.
La acumulación de capital es el objetivo final que actúa como motor del sistema. Las masas de capital tenderán a establecer uniones o alianzas entre ellas para expandir su control del mercado, para derrotar la competencia y así adquirir más poder, en un proceso de concentración siempre inacabado. Esto es lo que lleva a que una empresa se una a otra para adquirir mayor fuerza y ocupar más posiciones y recursos y así cada vez más o hasta que otra con más fuerza la derrote.
 Esto conduce a mayores recursos y mejores oportunidades de negocio lo que tiende a ensanchar progresivamente las diferencias de renta disponible entre ricos y pobres.  Es lo que quienes somos simples personas sintetizamos diciendo  “el dinero llama al dinero”.
El sostenimiento del privilegio de los poderosos sin considerar sus consecuencias sobre el resto de la sociedad implica un corte con la democracia, un acto de violencia que no es reconocido socialmente como tal, pero que sí engendra respuestas como los conflictos sociales, los racismos, las xenofobias, el creciente egoísmo individualista y la violencia en general.



El crecimiento económico es el principal parámetro para evaluar el correcto funcionamiento del sistema. Toda la sociedad esta atravesada por estas significaciones, nos demos cuenta o no, cada uno de nosotros también participa y contribuye a su sostenimiento. En cualquier momento en una charla se puede escuchar hablar de producto bruto interno, del dólar oficial y del paralelo, inflación, importación o exportación, el precio de la soja, y son estos índices los que nos orientan acerca de cómo funciona la sociedad. No hallaremos fácilmente y mucho menos se hablará desde los gobiernos o los medios de difusión de  índice de salud, de escolaridad, de agua potable, de cloacas, de comida adecuada, de aire puro.  


La idea de lo económico como central y justificador de toda acción ha permeado a toda la sociedad, todos de algún modo terminamos acordando con ella. Muchas veces cuando aparece la noticia o sabemos de alguien que realiza algún acto que en principio no aceptamos para nosotros mismos ni para nuestros seres queridos, pero que lo hace por necesidad económica, tendemos a justificarlo y a aceptar como valedera esa explicación. No es común que  vayamos más al fondo y nos preguntemos por qué esa persona debe hacer eso, dónde esta el gobierno, el estado que se supone que deben auxiliarla, donde esta la solidaridad. Una vez más aceptamos que el fin justifica los medios.







La mayoría de las IMAGENES han sido tomadas desde la web, si algún autor no está de acuerdo en que aparezcan por favor enviar un correo a  alberto.b.ilieff@gmail.com y serán retiradas inmediatamente. Muchas gracias por la comprensión.
 








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