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Capitalismo – 1 - El reino del dinero
Esta charla debe ser acompañada por música griega como
recordatorio de que en este momento ese pueblo y muchos otros del planeta están
sufriendo las consecuencias del capitalismo. Grecia esta retrocediendo uno o dos
siglos, y no es el único país. Cuando
quiso ingresar a la Comunidad Europea, su producto bruto no era suficiente, por
eso apeló a lo que pudo con tal de mostrar capacidad económica y cumplir con
las exigencias. Fue entonces cuando reglamentaron la prostitución, la
convirtieron en trabajo y agregaron a la producción del país lo obtenido por el
abuso al cuerpo de las mujeres. Así y todo, esta inmolación no les alcanzó, y
hoy están en caída libre.
Siguiendo el tema de las ideologías hoy veremos muy brevemente
esta. Seguramente van a faltar muchas cosas, pero la idea no es hacer un manual
de capitalismo sino ver como con las ideologías vamos creando el mundo.
La ideología
capitalista unida al pensamiento liberal es mucho más que un sistema
económico, es toda una cultura que implica hasta las relaciones personales.
Tomemos como ejemplo uno de sus pilares fundamentales, la propiedad privada. No
importa que no sepamos nada de economía, de finanzas, sí sabemos de la
propiedad, la queremos y la defendemos.
A tal punto esta idea es central que muchas veces es aplicada a las personas
por ejemplo cuando decimos “mi” hermana, o cuando tomamos a nuestros hijos como
parte de nuestra propiedad y pensamos que podemos hacer con ellos lo que
queramos, del mismo modo a las mujeres o
los maridos.
La propiedad privada es especialmente de los medios de
producción, y lleva aparejadas las ideas de la libertad para el uso y usufructo
de esa propiedad y el capital como herramienta de producción.
Decimos que el capitalismo es un sistema o sea que es un todo
ordenado, organizado, que juntamente con otros sistemas sociales se apoyan
mutuamente, aunque también pueden chocar entre ellos. Es por este motivo que el
capital se ha vuelto el centro de nuestras sociedades y aparece en todas las
temáticas. Hasta lo hallamos presente en las relaciones de pareja, en
cuánto gana cada uno, en los contratos prenupciales. Se supone que la
espiritualidad es lo más alejado, sin embargo el capital también esta presente
ahí, se puede ver en el poder económico
de la iglesia católica, y también en las otras confesiones cristianas a tal
punto que en algunos países, como EEUU, son factores de poder tan importantes
que pueden hacer variar la inclinación de los votantes. Hace unos años salió un
estudio del enorme poder económico de las llamadas iglesias televisivas capaces
de reunir enormes fortunas que luego son usadas también políticamente en apoyo
a determinados candidatos.
El nombre que se le ha dado a este sistema nos está
indicando precisamente esto: capitalismo. Indica que el capital como relación
de producción es un elemento
económicamente predominante.
Me detengo muy brevemente en este punto, lo central es el
capital. Esto que para muchos es tan natural implica un golpe de estado a la
soberanía de la humanidad. Ya no es que las instituciones, los gobiernos, la
economía, fueron creadas para hacernos la vida más fácil, para que todos
pudiéramos tener casa, comida, abrigo, educación, no, ahora la finalidad es la
acumulación de capital. Por eso, cuando escuchemos hablar de capitalismo,
inmediatamente debemos saber que se esta hablando de una ideología que saca a
la humanidad de su lugar central y la pone como herramienta para ser usada para
obtener mayor ganancia. Desde esta perspectiva poco importa el bienestar de la
gente, su salud o educación, salvo que eso afecte el trabajo que hacen y por lo
tanto disminuya la ganancia. Es por este motivo que haya millones de personas
sin agua, que mueren de hambre o enfermedades hoy perfectamente curables, no
interesa a los poderosos si esas muertes no afectan sus ganancias. Al
contrario, en muchos casos beneficia que existan esos padecimientos para poder
hacer en ellos experimentos médicos, medicinales, de armas o lavar dinero
fingiendo campañas humanitarias.
Otro elemento importante es el mercado, que podemos decir
sencillamente que es el lugar donde se produce el intercambio, las
transacciones económicas, entre quien ofrece la mercadería (que puede ser
también mis conocimientos o mi capacidad para trabajar) y quien tiene el dinero.
Este intercambio tiene como finalidad la de obtener una ganancia. Por eso la relación
entre el costo y el beneficio que se desea obtener es primordial.
A todo esto se lo denomina libre mercado y con esto volvemos
a una palabra ya conocida de estas
columnas, la libertad. Se entiende que las empresas deben tener libertad para
moverse según sus intereses, el trabajador para vender su capacidad a quien
desee y el consumidor para elegir entre los bienes. Ella es necesaria porque el
mercado ya estaría regulado por una ley
que le es propia, la oferta y demanda.
Resalté el uso de la palabra “libertad” porque a partir del
capitalismo ha adquirido relevancia especial, sobre todo en los discursos que
vienen de los países centrales, ricos, y no queda restringida al mercado sino
que se la ha extendido a casi todas las actividades humanas. Esta palabra debe
ser interpretada en el contexto capitalista, recordemos que decíamos que las
palabras deben ser entendidas en el contexto en el que son dichas. En este
medio significa libertad de mercado y no necesariamente de las personas, por
eso el capitalismo puede aceptar o hasta promover dictaduras, golpes a estados
democráticos, cárceles injustas, leyes antiterroristas que penan al activismo
social, tortura, muertes, por eso en el centro del capitalismo puede existir
Guantánamo o pudieron existir asesinas
dictaduras latinoamericanas. Para el capitalismo la libertad no puede tener
límites, por eso la minería a cielo abierto, los contaminantes, los agrotóxicos,
la destrucción de la capa de ozono, la destrucción de los glaciares, de los
bosques no debe ser evitada si produce ganancias.
En la empresa capitalista el crecimiento, la acumulación y
la concentración de capital y poder son
objetivos en sí mismos. Por eso, aunque desde el poder se muestra al
capitalismo ligado a la democracia esto no es así, al contrario. Este sistema
que genera la acumulación del capital en muy pocas manos establece una sociedad
jerárquica, desigual, injusta. Arriba encontramos los pocos que tienen el
acceso a la totalidad de los bienes, al poder privado y público, a variadas
posibilidades para elegir, y en la medida que se desciende el triángulo se
ensancha y estas posibilidades decrecen significativamente. Todo esto hace que la democracia sea
ilusoria, que los gobiernos nacionales sean una pantalla, que la división por
países también lo sea, porque son los capitales transnacionales, aquellos que
no responden a ninguna bandera, religión o filosofía, los que tienen tanto
poder que pueden crear guerras, hacen la paz, promover y sostener terroristas o violadores
de los derechos humanos sabiendo que nunca serán condenados, ni siquiera
investigados.
La hegemonía del capital entra inevitablemente en conflicto
con el equilibrio medioambiental y con los intereses de los trabajadores porque
está dentro de la esencia misma del capitalismo buscar la ganancia, cada vez
mayor, no importando lo que se deje por
el camino, aún las personas.
La acumulación de capital es el objetivo final que actúa como
motor del sistema. Las masas de capital tenderán a establecer uniones o
alianzas entre ellas para expandir su control del mercado, para derrotar la
competencia y así adquirir más poder, en un proceso de concentración siempre
inacabado. Esto es lo que lleva a que una empresa se una a otra para adquirir
mayor fuerza y ocupar más posiciones y recursos y así cada vez más o hasta que
otra con más fuerza la derrote.
Esto conduce a
mayores recursos y mejores oportunidades de negocio lo que tiende a ensanchar
progresivamente las diferencias de renta disponible entre ricos y pobres. Es lo que quienes somos simples personas
sintetizamos diciendo “el dinero llama
al dinero”.
El sostenimiento del privilegio de los poderosos sin
considerar sus consecuencias sobre el resto de la sociedad implica un corte con
la democracia, un acto de violencia que no es reconocido socialmente como tal,
pero que sí engendra respuestas como los conflictos sociales, los racismos, las
xenofobias, el creciente egoísmo individualista y la violencia en general.
El crecimiento económico es el principal parámetro para
evaluar el correcto funcionamiento del sistema. Toda la sociedad esta
atravesada por estas significaciones, nos demos cuenta o no, cada uno de
nosotros también participa y contribuye a su sostenimiento. En cualquier
momento en una charla se puede escuchar hablar de producto bruto interno, del
dólar oficial y del paralelo, inflación, importación o exportación, el precio
de la soja, y son estos índices los que nos orientan acerca de cómo funciona la
sociedad. No hallaremos fácilmente y mucho menos se hablará desde los gobiernos
o los medios de difusión de índice de
salud, de escolaridad, de agua potable, de cloacas, de comida adecuada, de aire
puro.
La idea de lo económico como central y justificador de toda
acción ha permeado a toda la sociedad, todos de algún modo terminamos acordando
con ella. Muchas veces cuando aparece la noticia o sabemos de alguien que
realiza algún acto que en principio no aceptamos para nosotros mismos ni para
nuestros seres queridos, pero que lo hace por necesidad económica, tendemos a
justificarlo y a aceptar como valedera esa explicación. No es común que vayamos más al fondo y nos preguntemos por
qué esa persona debe hacer eso, dónde esta el gobierno, el estado que se supone
que deben auxiliarla, donde esta la solidaridad. Una vez más aceptamos que el
fin justifica los medios.
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