martes, 22 de enero de 2013

41 - Líderes



41
Líderes


En nuestro encuentro de hoy vamos a ver unos ejemplos que nos ayudarán a comprender como funciona la ideología.

En mi niñez reiteradamente escuchaba ponderar a los “self man made”, a los hombres que se hicieron a sí mismos, frase que era acompañada casi indefectiblemente con un mismo ejemplo: Onassis, aquel joven que vendía cigarros en el puerto de Buenos Aires y que luego llegó a ser uno de los hombres más ricos del mundo. Esto parece una trivialidad pero no lo es en absoluto, todo lo contrario, era una estrategia que fijaba en la mente de todos el estereotipo que representaba a la ideología: en el capitalismo mediante el propio esfuerzo y trabajo, cualquiera puede progresar. Lo que no nos decían era cómo, por cuáles medios  el sr Onassis había logrado tal fortuna. Esta frase era acompañada por otra que indicaba que en la democracia cualquiera puede llegar a ser presidente. No era necesario decir nada más, ya estaba implicado el progreso, el desarrollo personal, el trabajo, la competitividad, el poder, lo social desaparecía, era todo una cuestión de esfuerzo y voluntad individuales y si no se llegaba a ser rico o presidente era simple culpa del individuo, no se había aplicado, sacrificado, esforzado lo suficiente.  Era también la época en que se hablaba del peligro amarillo y del demonio ruso, o sea de todos aquellos que no eran democráticos y capitalistas y que por lo tanto eran malas personas, feroces, capaces de destruir nuestra civilización. Al final resultó que la bomba atómica, el napalm, la guerra bateriológica, los gases, y más actualmente los aviones no tripulados, las invasiones, Guantánamo, son productos netamente occidentales. Lo interesante es que tanto de un lado como del otro lo que aparecía en primer plano siempre era la personalidad, el que estaba al mando, el líder, podía haber antagonismo feroz, pero en este esquema no lo había.










La idea del self man made esta directamente relacionada con un mito que no solo es de nuestra sociedad sino que viene de la historia, el mito del héroe. En diferentes tiempos y culturas existen leyendas que nos hablan de estos sujetos, hombre, dioses, que debieron enfrentar una serie de infortunios hasta llegar a lo más alto y ahí consagrarse. Onassis, y muchísimos otros, eran los héroes del capitalismo, los que nacidos pobres, con gran esfuerzo, lucha, capacidad de sacrificio, de renuncia, y con una inteligencia clara, se propusieron metas y las alcanzaron.  

Los héroes de nuestra cultura al mismo tiempo que son impuestos como modelos son usados para culpabilizar a quienes someten a su poder, sean estas personas, empresas menores o países, pues si el líder, si el país desarrollado, desde abajo ha logrado encumbrarse es porque han hecho las cosas bien, si los demás no lo lograron, es porque las han hecho mal. Esta es la crítica constante que desde el primer mundo o desarrollado se hace al tercer mundo o como ahora se lo llama, en vías de desarrollo. Una vez más, como con Onassis, no se dice el cómo, se oculta que los países pobres, así como las personas pobres, no lo son por gusto, porque son “vagos” sino porque es el papel que el capitalismo les ha asignado. El sur, los pobres, somos pobres porque constantemente estamos girando la riqueza que producimos hacia el norte, hacia los ricos, como el votante que da su poder al político que luego quizá ordene su represión o lo siga hambreando.


Mahatma Gandhi

No importa que estos personajes, los líderes, sean de carne y hueso o surgidos de la imaginación (en realidad en todos los casos son producto de la imaginación) son estrategias de poder, son modelos que se implantan para ser acatados. Si bien ahora esto lo relaciono con el capitalismo, vale también para otras sociedades con otros sistemas porque, como dije,  es una estrategia más de poder.
Cuando hallamos la figura del líder sabemos que estamos en una sociedad estratificada jerárquicamente, y no importa que se hable de democracia, de ser iguales, de horizontalidad, porque la presencia de estos roles sociales nos está mostrando otra cosa.




Napoleón Bonaparte


El capitalismo no puede ser de otra manera, no puede dejar de  generar líderes o héroes o dioses porque necesita de jefes capaces de inspirar y dirigir a los obreros para que siembren, cosechen y recojan la riqueza y la entreguen a quienes no la produjeron y se vayan contentos a sus casas con la conciencia tranquila de haber hecho lo que debían, llevar una vida ordenada con su familia, procrear y  recuperar fuerzas para mañana volver a la rueda. Son quienes desde las alturas nos dicen que es lo correcto, quienes los amigos y enemigos.




Juan 23

 En el caso de los seres que no son de leyenda sino de carne y hueso, significa el culto a la personalidad, al líder, a quién se supone lo más acabado, lo mejor, quien encarna la doctrina, la empresa, el ideal, el proyecto, quien es el o la visionaria capaz de guiar a los demás pobres mortales, que no tuvimos esa capacidad de lucha, a un mundo mejor. Todos los próceres, todas las figuras políticas que son colocadas en el pedestal, los figurones de la historia, todos cumplen esta función, son encarnaciones de la ideología dominante. Y esta 
 ideología también implica negar lo social, lo colectivo. Tomemos como ejemplo 
 lejano para no promover enconos partidarios, la figura de Napoleón. Según la 
      historia fue a la guerra, conquistó países, fue derrotado, y pareciera que todo lo hizo solo, que no tuvo un pueblo detrás, hombres que quizá sin saber por qué, sin interés, terminaron muriendo o mutilados en las batallas, de esos no sabemos 
 ni los nombres y poco importa porque son multitud, lo que debe quedar claro, tener imágenes, estatuas, su nombre en escuelas o estaciones o lo que fuere, es el líder, la encarnación de la ideología, la figura del mensaje que debe quedarle claro a todos.







 Y lo que dijimos para Napoleón vale también para cada uno, cada una de nosotros, aún para los genios. Siempre los demás están presentes, siempre el colectivo, la cultura están en el fondo de todas nuestras acciones y logros, el mayor de todos que es la palabra, oral y escrita, es una creación colectiva, el trabajo de millones de personas a través de los tiempos, no podría decirles esto, escribirlo, y uds. recibirlo, ni siquiera podríamos pensar, sin todo ese trabajo de todos esos desconocidos. No existe el hombre que se hace a sí mismo, no existe el individuo que puede valerse por sí solo, que tiene las respuestas, que es el conductor “nato”. 
No importa que lo que se diga sea de derecha, centro o izquierda, siempre que está presente el culto a la personalidad debemos pensar que en el fondo se trata de una ideología conservadora, una acción política que deja al pueblo de lado.


Eva Duarte de Perón





El capitalismo evita lo colectivo, su lema es netamente individualista, por eso la necesidad del líder,  teme a que el pueblo se eduque, piense, se congregue entre pares y comparta, porque de todo eso puede salir la claridad, puede darse cuenta de su real papel en la sociedad. El colectivo no debe tomar conciencia de sí, no debe saber que el poder es suyo y que su unión hace tambalear poderes. Al contrario, debe someterse y agradecer al líder que siendo “tan superior” acepta guiarlos, que los ama como una madre y sufre por ellos. Es la idea del pastor y las ovejas, del superior y los inferiores, de dios y sus creaturas. Los gobiernos necesitan de seguidores “militantes” incapaces de pensamiento propio, pero sí rápidos para la obediencia y a un pueblo tranquilo, con la tonta felicidad que les da la dependencia, aún la drogadependencia, el fútbol y la birra.  Sí pese a todo esto, la gente se reúne y piensa y comienza a actuar, el poder tiene varias estrategias, ahora se me ocurren dos: una de ellas es que el mismo capitalismo tome para sí esas reuniones, las capte,  y les de una organización, una forma, que por supuesto debe ser jerárquica y repetir en lo chico lo mismo que en lo grande, y a partir de ahí dirija y aborte la unión, y los lleve por el camino del orden, es lo que ha sucedido con los sindicatos. Esta es la causa por la que molesta tanto las reacciones populares espontáneas, que no obedecen a organizaciones reconocidas, que tienen variados motivos de protesta; la reacción inmediata es desacreditarlas y luego buscar encausarlas en uno o más partidos políticos, porque se sabe que de ese modo se las capta, se les quita lo más vital y se las vuelve parte del sistema.
Si esto no da resultado, esta la llamada “violencia legal” que va desde leyes como puede ser la ley antiterrorista, el espionaje a los activistas sociales, recordemos el Proyecto X,  hasta el uso directo de la policía o gendarmería para la represión lisa y llana.  


Mafalda. Quino


 La representación política, aquello de que el pueblo no gobierna directamente sino a través de sus representantes, es parte de este mismo esquema. Es estúpido creer que un individuo puede ser la voz de miles cuando ni siquiera los conoce y cuando ha hecho toda una carrera para separarse, diferenciarse de ellos. Sus palabras mismas descubren el juego cuando se llaman a sí mismos “dirigentes”, porque en la práctica esa es la función. No pueden representar porque están muy ocupados en dirigir, en llevar hacia el lugar que ellos hay decidido. Para esta ideología el pueblo no puede gobernar, no puede decidir, no sabe, los necesita a ellos.




La mayoría de las IMAGENES han sido tomadas desde la web, si algún autor no está de acuerdo en que aparezcan por favor enviar un correo a  alberto.b.ilieff@gmail.com y serán retiradas inmediatamente. Muchas gracias por la comprensión.
 






No hay comentarios:

Publicar un comentario