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Patriarcado 1
Hoy vamos a
continuar con las ideologías pero encarándolas desde un sistema fundamental en
la constitución de nuestra sociedad y de nosotros mismos, el sistema
patriarcal.
El
patriarcado es uno de los más antiguos, ha atravesado distintos momentos
históricos, imperios, monarquías, feudos, repúblicas, distintas economías y
religiones y en todos los casos se ha adaptado, se ha unido a ellas e impuesto
sus condiciones. Con esto quiero señalar que es muy anterior al capitalismo y
es muy probable que, si no modificamos profundamente nuestras relaciones, logre
sobrevivirlo.
Recordemos
que en la humanidad, salvo el cuerpo y sus funciones biológicas, poco queda de
eso que llamamos “natural”; y aún el
cuerpo mismo y sus funciones han recibido un trato cultural por lo que han
adquirido distintas significaciones a lo largo del tiempo.
El
patriarcado a partir de la diferencia anatómica entre el cuerpo del macho y el
de la hembra, ha construido todo un
aparato que los distingue entre hombre y mujer, masculino-viril y femenino, asignando a cada uno roles
específicos y una jerarquía social bien determinada.
Es debido a
esta ideología que aún desde antes de nacer ya aparecemos diferenciados y
marcados con un nombre de varón o de mujer, colores también diferenciados así
como la ropa, los juguetes. Las fantasías de los padres acerca del recién
nacido también son diferentes si tiene pene o vulva. Se podría decir que a
partir del momento en que los padres se enteran del tipo de genitales que tiene
el aún feto, ya le endosan todo un repertorio de significaciones que lo irán
tejiendo desde ese mismo momento y pesarán como una especie de destino del que
le será muy difícil sustraerse.
Luego la
educación irá controlando, premiando o castigando el cumplimiento de estos
roles: cerrá las piernas, los hombres no lloran, sensible como mujer,
marimacho, maricón, pollerudo, no subas a los árboles como un varón, ese color
es de nena, los cochecitos son para los nenes, etc y etc.
Podríamos
hacer un largo listado de las características diferenciadas que se imponen a
cada uno de los sexos y que están presentes a lo largo de toda la vida y marcan
modelos de actuación. Las personas que por algún motivo no encajan dentro de
estas prescripciones pasan a formar parte de los raros, de aquel grupo que es
mirado con cuidado y considerado peligroso.
Las líneas
que siguen no pretenden ser un trabajo completo sobre el tema, ni siquiera
bosquejar los puntos más salientes, sino ilustrar cómo son las instituciones
sociales, como actúan las ideologías y como atraviesan toda nuestra vida aún
desde nuestro propio interior y nos compelen a sentir, pensar y actuar de
maneras determinadas.
¿por qué lo
llamamos patriarcado?
Desde la etimología se podría decir que el patriarcado es el
“gobierno de los padres”, en este caso “padres” hace referencia únicamente al
varón, por eso se entiende como la forma de organización social en la que el
varón ejerce la autoridad en todos los ámbitos, asegurándose la transmisión del
poder y la herencia por línea masculina.
El sistema patriarcal implica una forma de organización
social en que la autoridad recae en el varón. Este es el jefe indiscutible y
también el propietario ya sea de las personas (esposa, hijos, esclavos) como de
los bienes.
Si bien surge de la idea de pater familias, del padre de la
familia que tenía omnímodo poder, incluso de muerte, esta organización
sobrepasa este esquema para constituir a la sociedad toda y encarnarse en el
estado que no representa al conjunto social, sino al poder de los varones.
Es un sistema de dominación masculina sobre las mujeres y de
producción y reproducción de la especie humana. Pasa por el sometimiento de las
mujeres, la represión de la sexualidad femenina y la apropiación de la fuerza
del trabajo del grupo dominado.
El varón es el signo por antonomasia, es lo sobresaliente,
lo que hegemoniza y nombra, en contraposición, la mujer queda relegada al
segundo lugar, a lo oscuro, pasivo, emocional,
menos inteligente, incapaz de pensamiento racional y de tomar
decisiones.
Si bien lentamente, en los últimos tiempos, sobre todo con
la aparición del feminismo, muchas de las características se han ido
modificando, eso no significa que el patriarcado este perdiendo lugar, sino que
se ha flexibilizado y adaptado a las nuevas ideas.
Algunas de sus características tradicionales han sido la
falta de independencia económica de las
mujeres, la división del trabajo, haciendo que estas carguen con todo el
trabajo no remunerado (crianza, cuidado
de enfermos o familiares mayores, la casa, la familia, etc.), y cuando realizan trabajos
remunerados lo hacen por menos dinero
que los hombres y en tareas de “bajo perfil”,
especialmente de cuidado o asistenciales y en puestos de escasa
responsabilidad y poder de decisión. También es conocido el “techo de cristal”
que simplemente significa un tope al ascenso laboral, académico o social de la
mujer, independientemente de su capacidad o condición personal.
En la sociedad pre-patriarcal las mujeres aportaban en
igualdad con los hombres los alimentos y
productos necesarios a los colectivos humanos, participaban con los hombres en
la caza o la agricultura itinerante, o sea que se hallaban en situación de
paridad.
Se puede conjeturar
que el patriarcado tuvo su origen con el sedentarismo de la humanidad, cuando
se inicia la agricultura. Esto implicó
movimientos expansivos por el logro de nuevas tierras para el cultivo
y la división sexual del trabajo en la
que la fuerza física, mayor en los hombres, prevaleció sobre la de las mujeres.
Asimismo, es en esos momentos que en se logra un excedente
de producción y su posterior
acumulación. Este excedente es tomado por algunos que lo definen como propiedad
privada, apareciendo así la desigualdad económica. Según F. Engels “la preponderancia del hombre en el
matrimonio es consecuencia, sencillamente, de su preponderancia económica” (“El
origen de la familia, la Propiedad Privada y el Estado”). Es entonces cuando la mujer comienza a ser
propiedad privada de los hombres, primero del padre, que la dará en matrimonio
a quién él crea conveniente siguiendo criterios económicos y de alianzas, y
luego del esposo. Paralelamente es el momento de surgimiento de la
prostitución, de aquellas mujeres que no son ingresadas a la propiedad privada
matrimonial sino que quedan en el espacio público para uso público. La
prostitución no puede ser separada históricamente del patriarcado en cuanto
sometimiento de la mujer y surgimiento de la propiedad privada y también en cuanto diferenciación de espacios y
bienes. La prostitución es claro indicador de la propiedad privada, marca a los
varones como aquellos que tienen los bienes, los que pueden pagar, por lo tanto
los que se han apropiado del excedente.
Con la Revolución Francesa esto no es modificado, las
mujeres son consideradas personas subordinadas cuya principal misión era
procurar la reproducción física de la especie.
Con la Revolución Industrial
inmensas masas de mujeres son sometidas a largas jornadas laborales y
salarios muy inferiores a los de sus compañeros.
En la modernidad el poder de vida y muerte pasa de manos del
pater familias al estado, que como gran padre organiza la sociedad en base al
sometimiento de los ciudadanos a ese estado y al mismo tiempo garantiza la
sujeción de las mujeres no solamente al estado sino también al padre, al marido
y a los varones en general.
De este modo la sociedad aparece dividida no solamente en
clases sociales basadas en las relaciones de producción sino también de género.
Por esto se podría decir que las mujeres, más allá de la clase social a la que
pertenezcan, comparten una posición
común de clase social de género pues su producción es apropiada por los hombres.
En el patriarcado las diferencias sexuales son tomadas y
convertidas en categorías sociales
divididas de manera jerárquica, implicando relaciones de dominio, por lo que
necesariamente ya estamos en el plano político. Decir que es político no
significa que es externo, cada uno/a de nosotros/as esta construido por estas
relaciones y sin darnos cuenta pensamos, sentimos y actuamos en función de
ellas.
Al instituirse como modo jerárquico de poder, el
patriarcal se fue extendiendo más allá
de la opresión de las mujeres también hacia otros sujetos como las niñas y
niños, la juventud o aquellos grupos que por clase social, orientación sexual,
origen étnico, preferencia religiosa o política, son minoritarios o diferentes
al grupo dominante.
En esto coincide con el capitalismo y su diferenciación en
clases sociales con el consabido sometimiento de las inferiores por las superiores.
El capital como el patriarcado tienen una flexibilidad tal que les permite ir
adaptándose a los cambios que uno y otro sistema van sufriendo. La relación
entre ambos hace que sea imposible hablar de un capitalismo puro o de un
patriarcado puro, ya que los dos coexisten y se apoyan mutuamente.
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