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Mitos sobre la
prostitución 2
.- Lo hacen para darle de comer a sus hijos.
Este argumento socialmente
construido busca disimular detrás del amor materno la violencia a la que están
sometidas las personas, especialmente las mujeres.
Nunca el amor a los hijos debiera
ser una causa de prostitución, solamente en sociedades desiguales,
patriarcales, donde los padres no cumplen con sus deberes y abandonan a sus
hijos al exclusivo cuidado de las mujeres, y donde los gobiernos no asisten a
las más débiles, se pueden dar situaciones de este tipo.
En todo caso esta situación jamás
puede ser una justificación, al contrario, es indicadora de una sociedad y de
un gobierno que abandona y excluye a quienes menos recursos tienen.
.- Son mujeres de vida alegre, vida liviana.
Sería interesante preguntarnos
verdaderamente en qué consiste la alegría en esa vida de estar paradas en una
esquina, en la ruta, en un burdel, casi sin ropas, esperando a que cualquiera
pague la tarifa para penetrarla o hacer con su cuerpo lo que al prostituidor
(“cliente”) le satisface.
Podemos también preguntarnos cuál
es la alegría en los riesgos a la salud y hasta la propia vida que corren.
Este mito en realidad busca poner
una venda sobre los ojos para que no vean el dolor, el sufrimiento, para que no
sepan que el promedio de vida de una persona en prostitución es alrededor de
los 35 años (travestis, transexuales) a 45 años. Quienes sobreviven terminan
casi mendigando o entregándose por menos que una comida.
Si su vida fuera tan alegre,
fácil, placentera, sana y plena, ¿por qué tienen que recurrir a las drogas para
poder sobrellevarla?
Dos prostitutas |
.- La prostitución evita violaciones.
Esto esconde el prejuicio de que los hombres
necesitan de manera imperiosa su satisfacción sexual, que si no pueden “descargar”
su sexualidad recurrirán a las violaciones. La sexualidad masculina es vista
como necesaria, imperiosa, irrefrenable, poderosa. Todo esto también es un
mito.
El violador obtiene su
satisfacción en el total sometimiento de su víctima, en el daño que produce, en
la humillación y vejación, en el uso del poder hasta el dominio que puede
llegar hasta la muerte, por eso el sexo
prostitutario no lo atrae, si bien contiene estos elementos, los tiene en menor
medida, y con el pago se disimulan. Este tipo de ejercicio de la violencia no
es lo que busca el violador porque ahí la persona ya esta entregada, ya esta
lista para ser usada. El violador no
paga, el placer esta en tomar, arrancar, forzar, y no deja nada a cambio, es
simple y pura violencia sin disimulos.
El sexo con personas en
prostitución y las violaciones son resultado de una raíz común, del
menosprecio, la desvaloración de la mujer llegando a la abierta misoginia, es
lo opuesto a la sexualidad abierta, libre, satisfactoria y consensuada en un
marco de respeto mutuo.
En realidad este mito nos habla
de una idea completamente devaluada del hombre y la masculinidad. Es convertir
al hombre en un animal incapaz de controlar sus pulsiones a tal punto que puede
llegar a violar y matar para satisfacerlas.
No hay ninguna prueba científica
que demuestre este extremo. La
abstinencia sexual no necesariamente produce daño o enfermedad y siempre queda
el recurso de la masturbación, sin hablar que estamos en una época en que acceder
al sexo libre no ofrece mayores dificultades.
.- Les gustan los hombres y el
sexo en demasía.
Difícilmente se puede creer que
el deseo o interés sexual que una persona tenga la puede llevar a tener
relaciones sexuales sin elección, de manera indiscriminada, con varios hombres
diferentes y con cualquiera que pague la tarifa. Para las personas en
prostitución el “cliente” no es una
fuente de placer. No aceptan su presencia por deseo sexual sino por interés
económico, el cliente es un negocio.
Nunca hay que olvidar que no
existe prostitución sin proxeneta lo que reafirma que el interés primero es el
monetario.
Además la mayoría de las personas
en prostitución son víctimas de trata de personas, lo que tira abajo cualquier
argumento basado en el deseo o el gusto personal.
.- Son expertas en las artes amatorias.
El sexo prostibulario es
sumamente pobre, el primer interés es que su prostituidor (“cliente”) eyacule
lo antes posible y se vaya.
Las personas en prostitución no
hacen nada que sea muy diferente de lo que pueden hacer las que no se hallan en
esa situación, la diferencia es que aquí el límite lo impone la paga.
.-Es una actividad que se puede dejar cuando se quiera.
El mito dice que se puede
ingresar a la actividad, obtener el dinero que se requiere y luego dejarla para
seguir la vida normalmente.
Ya que alguien decida por sí
misma ingresar a esta actividad nos tendría que alertar pues aceptar someterse
al abuso sexual, aunque fuere por dinero, no es lo común.
Creer en esa posibilidad es creer
en la ficción, la realidad muestra que
quien ingresa a la prostitución sufre un daño muchas veces irreparable a su
autoestima además de otros daños psicológicos que luego actúan como
impedimentos para dejarla. Por otro lado los proxenetas no aceptan perder una
de sus fuentes de ingreso.
Ni que hablar de la mayoría de
las personas en prostitución que son las que provienen de la trata de personas
quienes no tienen ninguna posibilidad de decisión sobre su propia vida, mucho
menos de dejar esa actividad.
.- Es libertinaje.
La prostitución es lo contrario a una conducta
sexual libre, aunque esta fuere con muchas personas, pues lo que se busca no es el placer, sino que la motivación esta dada por el
beneficio económico.
.- La reglamentación de la prostitución protege a las personas en
prostitución.
La experiencia de los países que
han reglamentado la prostitución demuestra que esto es un mito, que las
personas en prostitución continúan tan desprotegidas o más que antes. Digo más
porque al ser ahora una actividad reglamentada y considerada “trabajo” ya no
pueden acceder a las ayudas asistenciales.
En esos países el mayor
porcentaje de personas en prostitución continúan en situación ilegal pues de
ese modo evitan pagar impuestos, someterse a revisaciones médicas, y sobre todo
quedar fichadas como “prostitutas” o si se prefiere “trabajadoras sexuales”.
Por otro lado los proxenetas fomentan este sector en negro para obtener
ganancias libres.
Las personas en situación de
prostitución son contratadas en los burdeles, que continúan en manos de los
proxenetas pues son ellos los que tienen el capital, y las condiciones de estos
contratos están fijadas por ellos mismos.
El 98% de las personas en
prostitución que provienen de la trata de personas, obviamente, quedan fuera de
este supuesto arreglo.
Paralelamente se ha visto un
incremento de la persecución policial hacia aquellas que no se hallan
reglamentadas o bajo la protección de un proxeneta, o sea que en este sentido,
la situación no varía.
A quienes sí se mejora y mucho es
a los proxenetas y tratantes porque de criminales pasan a ser “industriales”
“comerciantes” y además a través de los prostíbulos pueden lavar su dinero y
también el de otros.
.- Legalizar la prostitución
es una medida progresista, propia de países desarrollados.
Raramente pueda llamarse
progresista una política que concuerda punto por punto con la más tradicional y
conservadora acerca de la mujer en general, de la división entre las privadas,
buenas, madres y esposas, mujeres de su casa y las otras, las públicas, malas,
de cualquiera.
No puede ser progresista una
política que en lugar de promover los derechos de quienes están en situación de
vulnerabilidad, que en lugar de asistir a quienes realmente lo necesitan,
pretenden ayudarlas cambiando el nombre pero dejándolas en igual situación de
desamparo.
Suecia, que no se puede decir que
sea un país atrasado en cuanto a derechos, ha promovido una ley que es
ejemplar, la penalización del prostituidor, “cliente”; Holanda, considerado
ícono en la reglamentación de la prostitución, esta dando marcha atrás con esta
política, Francia se ha declarado plenamente abolicionista.
Estos países en la práctica
vieron que la reglamentación acarrea más consecuencias indeseables a nivel
social que beneficios (aumento de la prostitución infantil, de la trata de
personas, del tráfico de drogas entre otros).
.- La solución es prohibirla
Las sociedades que practicaron el
prohibicionismo han demostrado que es
totalmente ineficaz porque no modifica las condiciones que sostienen a la
prostitución. No educa en el sentido de una sexualidad libre y placentera
exenta de violencia.
Al mismo tiempo la situación de
las personas en prostitución empeora pues son ellas las que son multadas o
terminan encarceladas y no los proxenetas o tratantes.
.- Si no existiera oferta no habría demanda o la mujer es la instigadora.
Esta inscripto en la cultura
patriarcal que el hombre debe adueñarse de la sexualidad de la mujer sin
tomarla en cuenta.
Es el varón el que necesita
reafirmar su poderío o volcar la violencia contenida hacia los más débiles en
quienes están en situación de desprotección usando sus genitales como arma de
agresión.
La trata de personas existe para
nutrir a los burdeles de mujeres y niñas, los burdeles requieren mujeres y
niñas para entregar a los prostituidores “clientes”.
.- Legalizarla es un acto de
realismo porque seguirá existiendo a pesar de todo.
Este mito cierra todo debate y acción posibles al dar por acreditado que
siempre existirá la prostitución y por lo tanto es inútil todo lo que se haga
en contra.
Es la contracara del primero de
los mitos que tratamos, el que dice que siempre existió o que es el oficio más
viejo del mundo. En ambos casos se niegan los factores sociales que promueven
esta actividad y la posibilidad de modificación.
Bajar los brazos ante una
práctica abusiva es decretar el cese de la cultura, de los valores y los
derechos. De seguir esta práctica de aceptación “realista” también tendríamos
que dejar de bregar a favor de la vida y la no violencia.
Aún cuando la prostitución, en
este momento, no pueda ser totalmente extirpada, eso no significa que la
sociedad no deba establecer políticas públicas encaminadas a disminuir y acotar
prácticas que violan los derechos más fundamentales como son la dignidad, la
propia integridad y el derecho al desarrollo personal integral.
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