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León Ferrari y la libertad
Estamos en 1965, el artista plástico León Ferrari presenta a
las autoridades del Instituto Di Tella su obra “Civilización occidental y
cristiana”, un montaje de un Cristo crucificado sobre un avión de guerra
norteamericano. Antes de la inauguración de la muestra esta obra fue excluida
del concurso y de la exposición por ofender la sensibilidad religiosa.
Este argumento se reitera con total impunidad y a nadie
llama la atención. Es un montaje que bien podría ser de papel maché o resina o
yeso lo que hiere dicha sensibilidad, ahora, la guerra que entonces era contra
Vietnam y su pueblo y las atrocidades que se cometieron en ella, el llamado
Dios de los Ejércitos que fue el mismo de tantas torturas y guerras cometidas
en su nombre a partir del inicio del cristianismo y antes con el judaísmo, eso
parece no herir ninguna sensibilidad. Y es así porque se necesita de ese
soporte simbólico, de esa bendición desde las alturas, para justificar atrocidades y darles un barniz benévolo ante
los ojos cautivos de la mayoría indolente.
León Ferrari siempre molestó al poder abusivo, y obviamente,
ligado a la iglesia cristiana católica. En este caso fue en 1968 en que expone montajes de recortes
periodísticos en la muestra “Tucumán Arde” en la que denuncia la situación social de la población tucumana
debido al cierre de los ingenios azucareros. A las pocas horas de llegada la
exposición a Buenos Aires fue censurada por la dictadura de Onganía.
En el año 2000 una muestra de Ferrari fue atacada por un
grupo de militantes clericales que arrojaron pintura, basura y gas lacrimógeno
en la sala.
Nos
ubicamos ahora en diciembre del 2.004, hace apenas diez años. En ese entonces
en el Centro Cultural Recoleta de la ciudad de Buenos Aires se realizaría una
muestra retrospectiva del artista León Ferrari.
La jueza Elena Amanda Liberatori hizo lugar a un pedido
de una agrupación cristiana católica denominada “Cristo sacerdote” y ordenó
el cierre provisorio de la muestra.
Esta organización dijo depender directamente del arzobispo de Buenos
Aires, Jorge Bergoglio, el actual papa Francisco. Lo que hasta la fecha no ha
sido desmentido, lo que prueba hasta qué punto la iglesia se entromete en
asuntos públicos, y limita las posibilidades de los que participan de otros
credos religiosos o directamente no practican ninguno, para acceder a una obra
de arte. Esto también implica el cercenamiento de la posibilidad de pensar
otras formas alejadas del dogma eclesiástico y una clarísima limitación a la
libertad de conciencia de cada persona, la que de acuerdo a su propio criterio
y entendimiento, podría decidir por sí misma concurrir o no a la muestra.
En este caso no es gratuito acusar a la iglesia cristiana
católica porque la autorización o quizá la orden misma, partió de su máxima
autoridad en nuestro país, el cardenal primado Bergoglio.
Otro detalle a tener en cuenta es que la jueza ordenó a la
organización depositar la suma de 170.000 pesos como caución para concretar la
clausura, o sea que los de Cristo sacerdote manejaban dinero más que suficiente
para sus logros.
Previo a ello, el juez contravencional Ricardo Baldomar
había fallado que no correspondía cerrar la muestra porque una leyenda en la
puerta advertía a quien ingresara que parte de las obras “pueden herir la sensibilidad religiosa del visitante”. Consideró
que eso disipaba el peligro de herir la conciencia de algún espectador pues a
partir de esa nota estaba en su libertad ingresar o no al centro cultural. El
mismo juez dijo:
“sostener la suspensión pretendida de la muestra implicaría privar a
todo aquel que desee visualizar la obra del derecho de hacerlo, circunstancia
que violenta la Constitución local”.
Paralelamente el partido político de la Reconstrucción
Republicana denunció penalmente a León Ferrari por incitar a la violencia
religiosa, lo que tenía una pena de un
mes a tres años de prisión.
Lo que para mí entender muestra el odio detrás de toda esta
maniobra es que la jueza haya ordenado el cierre de toda la muestra que
constaba de 400 obras o sea prohibió que se vieran incluso aquellas que no
tenían ninguna referencia religiosa.
Un argumento de la jueza Liberatori fue que el catolicismo
es mayoría en el país, lo que en este contexto significa que es tal mayoría
porque desde el poder se lo sostiene y se inhibe y prohíbe todo pensamiento y
acción que muestre una visión diferente a la católica y que el modo de concebir
la realidad de las minorías no es respetado.
El diario La Nación publicaba una “carta pastoral” de Bergoglio, que, entre
otras cosas, decía: "Desde hace
algún tiempo se vienen dando en la Ciudad algunas expresiones públicas de burla
y ofensas a las personas de nuestro Señor Jesucristo y de la Santísima Virgen
María; así como también a diversas manifestaciones contra los valores religiosos
y morales que profesamos" “Hoy me dirijo a ustedes muy dolido por la
blasfemia que es perpetrada en el Centro Cultural Recoleta con motivo de una
exposición plástica. También me apena que este evento sea realizado en un
Centro Cultural que se sostiene con el dinero que el pueblo cristiano y
personas de buena voluntad aportan con sus impuestos”.
Como respuesta Ferrari dijo al arzobispo:
"Más lamento yo
que la religión que Bergoglio profesa castigue a los que piensan
diferente" "Si algo avergüenza a nuestra ciudad no es esta muestra,
sino que se sostenga que hay que torturar a los otros en el infierno"
No es para menos el enojo del sectarismo religioso pues la
retrospectiva rompe con los íconos supuestamente sagrados e intocables, los
baja a nivel de la tierra desde las alturas de los altares ante lo que debemos
elevar la cabeza, utiliza figuras de personajes santos encerrados en una
licuadora, formados ordenadamente sobre una sartén, saliendo de una tostadora
eléctrica. Los símbolos religiosos son puestos a la misma altura que otros de
la cultura al ser combinados con íconos
del erotismo occidental, como la imagen del papa junto a Madonna. Hay pájaros
en jaulas sin fondo que dejan caer sus excrementos sobre el “Juicio Final” de
Miguel Ángel. Y nuevamente un mensaje
hasta ahora no contradicho, vigente y cada vez más claramente desde aquel
Vietnam hasta nuestro Irak, Afganistan, Guantánamo, Abú Graib, y las torturas
públicamente reconocidas, volvía a estar presente “Civilización occidental y
cristiana” .
Al poco tiempo de la inauguración personajes de la extrema derecha católica,
envalentonados por las declaraciones oficiales de la curia, irrumpieron destrozando algunas obras al grito de “Viva
el Cristo Rey”. Luego hubo una misa del día de la Virgen en repudio a Ferrari,
y la amenaza de volver a invadir su
muestra.
Andrea Giunta, curadora de la retrospectiva, dijo que
durante los 40 días que la exposición de Ferrari estuvo abierta al público
"convocó a 70.000 espectadores; generó inmensas colas para ingresar en la
sala; fue recorrida por abogados y jueces… manifestaciones multitudinarias en
su apoyo; dio lugar a casi 1.000 artículos de prensa…. originó una solicitada
en su defensa con 2.800 firmas; hizo necesario extender el horario de
exhibición hasta pasada la medianoche; ocupó en varias oportunidades las
primeras planas de los diarios”
Posteriormente el
mismo León Ferrari, ante las permanentes amenazas telefónicas de bomba, decidió
terminar antes la exposición.
Tiempo después Ferrari dijo:
“El cardenal Bergoglio
escribió una carta en contra de la muestra que leyeron en todas las iglesias
diciendo que era blasfemo. La blasfemia en la religión se paga con la muerte
por lapidación. Así que cuando procesaron a los muchachos que rompieron algunas
obras, pensé que tendrían que haberlo condenado al cardenal Bergoglio porque él
había incitado a esta gente para que las rompiera. Por suerte no me rompieron
la cabeza”.
En un caso tenemos la libertad de conciencia, de pensamiento
de una persona que porque razona, es capaz de poner en duda el dogma, aquello que
le imponen como verdad absoluta e incuestionable. El artista es el modelo de lo
típicamente humano, la capacidad de crear y el razonamiento, todo ello
concretado en una obra. Del otro lado tenemos a quienes se resisten y atentan
contra esto que es básico en la humanidad, demostrando su fondo de odio y
destrucción, la censura, la represión, la rotura de obras como antes fueron la
quema de libros o de personas.
Algunas fuentes consultadas:
http://edant.revistaenie.clarin.com/notas/2008/12/09/_-01818895.htm
http://www.pts.org.ar/La-Santa-Inquisicion-ataca-a-Leon-Ferrari
http://www.lanacion.com.ar/659247-la-iglesia-advirtio-que-la-muestra-de-ferrari-es-una-blasfemia
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