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Candidatos
Las
elecciones de candidatos para presidente o el cargo que fuere, son verdaderos
espectáculos que mueven millones de pesos.
llenar todo el espacio
con comentarios y entrevistas que se supone son políticas y que están ahí para
que nosotros, el pueblo, podamos enterarnos y decidir informadamente. Digo “se
supone que son políticas” porque todos sabemos que no es así, que la
información que exponen es casi inexistente y reemplazada por críticas y hasta
vulgaridades insultantes.
Muchas
veces resulta patético el despliegue de narcisismo, estas figuras se colocan en
el lugar superpoderoso desde el cual nos dicen que solucionaran, y en corto
tiempo, todas nuestras dificultades. Lo dicen sin rubor alguno y hasta con una
sonrisa que pareciera que ya están disfrutando su ganancia.
Indudablemente
los medios ganan mucho dinero creando conflictos, enfrentamientos, y los
periodistas estrellas aparecen a la par que los candidatos, también estrellas,
ambos, repitiéndose a sí mismos como autómatas aburridos y carentes de la menor
chispa de imaginación.
Cualquiera
puede ver claramente como ante las cámaras simulan discutir, opinar diferente,
tener posiciones irreductibles, y luego, entre bambalinas, abrazarse en los
negociados, en los pactos, y en ponerse a disposición de quién más ofrece.
Pretender
mucho más de este esquema de poder que solamente quiere legitimarse por medio
de las “elecciones” es no estar pisando en la realidad.
Hablar de
continuidad o cambio es pura retórica, cuando todo se hace de manera que lo
central que es el afán de poder, del propio enriquecimiento, de la propia
continuación en lo más alto que se pueda llegar en la pirámide. Lo que se busca
es el mantenimiento de este esquema que llaman un tanto pomposamente
“democracia”.
Un ejemplo
muy cercano es el de Grecia, país en que el
pueblo se expresó con una apabullante mayoría en un referéndum
oponiéndose a las políticas de ajuste que se les querían imponer. El gobierno democráticamente elegido a los
pocos días estaba pactando y comenzando a aplicar el criminal ajuste y
solicitando créditos que embargarán a los trabajadores griegos durante
muchísimos años. No hay lugar a dudas del lugar y significado que tiene la voz
del pueblo, de la gente, de la
ciudadanía, de la mayoría, o como se les quiera llamar, el nombre en este caso
es indiferente porque sea como fuere que se les diga el resultado es el mismo,
a la hora de decidir son dejados de lado y se hace lo que la burocracia
dirigente impone.
Dicen que
el pueblo no gobierna directamente sino por medio de sus “representantes”. Esto
de por sí es cuestionable, pero lo es mucho más cuando nos preguntamos ¿quiénes
nos “representan”? cuando preguntamos ¿quiénes representan a los pueblos
originarios, a los contaminados por agrotóxicos o minería homicida? Y podríamos
seguir la lista y de paso no olvidar que las mujeres mueren innecesariamente por abortos
clandestinos y tampoco son representadas.
Podemos
construir relatos, cuentos de hadas, creerlos y arrodillarnos ante ellos, eso
no cambiará la realidad del mundo que estamos creando.
Miro el
espectáculo que como un caleidoscopio gira a mi alrededor y recuerdo aquella
frase de mayo del 68 “la imaginación al
poder” porque precisamente esto que
me rodea grita el triunfo de la mediocridad rastrera carente del menor vuelo.
Contemplar
el desfile de aspirantes a cargos públicos
es similar al de modas, que en definitiva no dejan de ser un muestrario
de anorexia revestida de glamour para disimular la fealdad de la desmesura.
Mientras
tanto la imaginación se multiplica y ramifica en cientos de radios, canales de
comunicación diversos alternativos. Lejos de los sillones de cuero, los
escudos, los helicópteros y las cuentas con dinero de dudosa procedencia están
quienes, para bien o para mal, sostienen y construyen esta sociedad, quienes se
levantan muchas veces antes que el sol para ir a trabajar, quienes recorren
comercios buscando precios para dar la mejor comida a su familia, los que curan
en los hospitales, los que estudian y propalan al aire sus conocimientos, en definitiva, los que no
necesitan encargados de prensa ni diseñadores de imagen porque su vida esta
dedicada a sostener y construir.
“Huérfana y
desvirgada: las normas para ser prostituta en el Madrid del siglo XVI” es una nota histórica escrita por Adrián
Delgado en el diario ABC de Madrid.*
La comparto aquí:
“Confinadas en el
barranco de Lavapiés que hoy da nombre al barrio. Estigmatizadas socialmente
bajo el tratamiento de rameras o cantoneras, el «viejo oficio» de la
prostitución ha tenido sus normas en Madrid desde la Edad Media. Los
historiadores sitúan en 1337 la primera fecha en la que un ordenamiento del rey
Alfonso XI regula su ejercicio. La villa madrileña era una de las 24 con
derecho a representación en el Consejo de Castilla y, por ende, estuvo sujeta a
un especial control por parte de este órgano.
Las primeras
disposiciones al respecto pusieron principalmente el foco en diferenciar a las
prostitutas de cualquier otra mujer, prohibiendo que se ejerciera en la calle.
El objetivo no era otro que mantener orden público. Sin embargo, con el paso de
los siglos Madrid fue endureciendo su postura respecto a la prostitución. Así,
a finales del siglo XVI, con Felipe II como rey, la Villa y Corte estipuló los
requisitos para poder ser prostituta. Entre ellos estaba la obligatoriedad de
no ser noble, haber perdido la virginidad y ser huérfana o de padres
desconocidos. El único límite relacionado con la edad era que las mujeres
tenían que ser mayores de doce años. Solo doce.
Además, sólo estaba
permitido el ejercicio de su oficio en «casas públicas» –burdeles con licencia–
y sin dependencia de «rufianes», es decir proxenetas. Asimismo estaba prohibido
vestir de manera provocativa con sedas y mantener relaciones sexuales en caso
de tener enfermedades venéreas. Todo ello estaba castigado con una pena de cien
azotes, la pérdida de todos los enseres y, en el último caso, con el destierro
de la ciudad.
Control de la «salud
pública»
La autoridades
municipales obligaban a los médicos de la Cárcel de la Corte, conocidos en la
época como cirujanos, a realizar revisiones en las casas públicas del barranco
de Lavapiés. Asimismo, existía la obligación de que cada casa de prostitutas
tuviera una «madre» –lo que hoy se conoce como una «madame»– para garantizar el
cumplimiento de la normativa, el orden público y el pago de los impuestos a las
arcas municipales. Las «madres» no podían cobrar nada más que no fuera por
lavarles la ropa, hacerles la comida y permitirles el uso de las habitaciones.
Para evitar las peleas, los hombres que acudían a estos burdeles debían dejar
las armas fuera.”
Hasta aquí la noticia.
Ser prostituida en la calle estaba prohibido, se debía hacer
en las “casas públicas” porque era escandaloso ese espectáculo. Es la mujer la
que debía estar escondida, dentro de los burdeles porque la vergüenza, la falta
de “decoro”. La incitación pesaba, y actualmente sigue pesando, sobre
ella. El hombre estaba y está disculpado
porque se halla justificado por un supuesto instinto sexual que exige su
satisfacción ya sea mediante santo matrimonio, o con las prostitutas o en su defecto, acechando o violando
a las jóvenes vírgenes o esposas ajenas. Por el contrario, era tarea de la
mujer ser “virtuosa” o sea oponer a la
presión del hombre toda su fuerza para preservar su virginidad, para sostener
el “no”. Quien no lograba hacerlo pasaba a ser una mujer “perdida”,
“caída”. Si bien esto último el avance
social lo ha modificado llegando al punto que en muchos casos la virginidad es
vivida como una carga, esa visión de género, la división entre quienes nacimos
varones y quienes mujeres, la desigualdad de posibilidades y de poder sigue
estando como en aquel pasado.
Otro dato que me parece resaltable es que a la prostitución
se destinaban a aquellas que habían perdido la virginidad o eran
huérfanas o de padres desconocidos, o sea, a aquellas niñas o mujeres que por su
condición de nacimiento o por alguna circunstancia se hallaban en situación de
vulnerabilidad, incapaces de defenderse. Antes que ser ayudadas, se las
castigaba con un destino de mujer “pública”.
Ellas también fueron y son candidatas aunque a otros puestos
sociales diferentes de los asignados a los candidatos partidarios. Ellas son también llevadas por este sistema a
una posición pública.
*http://www.abc.es/madrid/20150725/abci-normas-para-prostituta-villa-201507242129.html
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