miércoles, 5 de agosto de 2015

169 - Candidatos

169
Candidatos

Las elecciones de candidatos para presidente o el cargo que fuere, son verdaderos espectáculos que mueven millones de pesos.

Los medios de difusión masivos, los convencionales, se encargan de
 llenar todo el espacio con comentarios y entrevistas que se supone son políticas y que están ahí para que nosotros, el pueblo, podamos enterarnos y decidir informadamente. Digo “se supone que son políticas” porque todos sabemos que no es así, que la información que exponen es casi  inexistente y reemplazada por críticas y hasta vulgaridades insultantes.
Muchas veces resulta patético el despliegue de narcisismo, estas figuras se colocan en el lugar superpoderoso desde el cual nos dicen que solucionaran, y en corto tiempo, todas nuestras dificultades. Lo dicen sin rubor alguno y hasta con una sonrisa que pareciera que ya están disfrutando su ganancia.

Indudablemente los medios ganan mucho dinero creando conflictos, enfrentamientos, y los periodistas estrellas aparecen a la par que los candidatos, también estrellas, ambos, repitiéndose a sí mismos como autómatas aburridos y carentes de la menor chispa de imaginación.

Cualquiera puede ver claramente como ante las cámaras simulan discutir, opinar diferente, tener posiciones irreductibles, y luego, entre bambalinas, abrazarse en los negociados, en los pactos, y en ponerse a disposición de quién más ofrece.

Pretender mucho más de este esquema de poder que solamente quiere legitimarse por medio de las “elecciones” es no estar pisando en la realidad.

Hablar de continuidad o cambio es pura retórica, cuando todo se hace de manera que lo central que es el afán de poder, del propio enriquecimiento, de la propia continuación en lo más alto que se pueda llegar en la pirámide. Lo que se busca es el mantenimiento de este esquema que llaman un tanto pomposamente “democracia”.

Un ejemplo muy cercano es el de Grecia, país en que el  pueblo se expresó con una apabullante mayoría en un referéndum oponiéndose a las políticas de ajuste que se les querían imponer.  El gobierno democráticamente elegido a los pocos días estaba pactando y comenzando a aplicar el criminal ajuste y solicitando créditos que embargarán a los trabajadores griegos durante muchísimos años. No hay lugar a dudas del lugar y significado que tiene la voz del pueblo, de la  gente, de la ciudadanía, de la mayoría, o como se les quiera llamar, el nombre en este caso es indiferente porque sea como fuere que se les diga el resultado es el mismo, a la hora de decidir son dejados de lado y se hace lo que la burocracia dirigente impone.
 
Los efectos de buen gobierno en la ciudad (detalle). Ambrogio Lorenzetti 

Dicen que el pueblo no gobierna directamente sino por medio de sus “representantes”. Esto de por sí es cuestionable, pero lo es mucho más cuando nos preguntamos ¿quiénes nos “representan”? cuando preguntamos ¿quiénes representan a los pueblos originarios, a los contaminados por agrotóxicos o minería homicida? Y podríamos seguir la lista y de paso no olvidar que las mujeres  mueren innecesariamente por abortos clandestinos y tampoco son representadas.

Podemos construir relatos, cuentos de hadas, creerlos y arrodillarnos ante ellos, eso no cambiará la realidad del mundo que estamos creando.

Miro el espectáculo que como un caleidoscopio gira a mi alrededor y recuerdo aquella frase de mayo del 68 “la imaginación al poder”  porque precisamente esto que me rodea grita el triunfo de la mediocridad rastrera carente del menor vuelo.
Contemplar el desfile de aspirantes a cargos públicos  es similar al de modas, que en definitiva no dejan de ser un muestrario de anorexia revestida de glamour para disimular la fealdad de la desmesura.

Mientras tanto la imaginación se multiplica y ramifica en cientos de radios, canales de comunicación diversos alternativos. Lejos de los sillones de cuero, los escudos, los helicópteros y las cuentas con dinero de dudosa procedencia están quienes, para bien o para mal, sostienen y construyen esta sociedad, quienes se levantan muchas veces antes que el sol para ir a trabajar, quienes recorren comercios buscando precios para dar la mejor comida a su familia, los que curan en los hospitales, los que estudian y propalan al aire  sus conocimientos, en definitiva, los que no necesitan encargados de prensa ni diseñadores de imagen porque su vida esta dedicada a sostener y construir.


Los efectos del buen gobierno en la ciudad. Ambrogio Lorenzett. 1338

“Huérfana y desvirgada: las normas para ser prostituta en el Madrid del siglo XVI”  es una nota histórica escrita por Adrián Delgado en el diario ABC de Madrid.*
La comparto aquí:

“Confinadas en el barranco de Lavapiés que hoy da nombre al barrio. Estigmatizadas socialmente bajo el tratamiento de rameras o cantoneras, el «viejo oficio» de la prostitución ha tenido sus normas en Madrid desde la Edad Media. Los historiadores sitúan en 1337 la primera fecha en la que un ordenamiento del rey Alfonso XI regula su ejercicio. La villa madrileña era una de las 24 con derecho a representación en el Consejo de Castilla y, por ende, estuvo sujeta a un especial control por parte de este órgano.

Las primeras disposiciones al respecto pusieron principalmente el foco en diferenciar a las prostitutas de cualquier otra mujer, prohibiendo que se ejerciera en la calle. El objetivo no era otro que mantener orden público. Sin embargo, con el paso de los siglos Madrid fue endureciendo su postura respecto a la prostitución. Así, a finales del siglo XVI, con Felipe II como rey, la Villa y Corte estipuló los requisitos para poder ser prostituta. Entre ellos estaba la obligatoriedad de no ser noble, haber perdido la virginidad y ser huérfana o de padres desconocidos. El único límite relacionado con la edad era que las mujeres tenían que ser mayores de doce años. Solo doce.

Además, sólo estaba permitido el ejercicio de su oficio en «casas públicas» –burdeles con licencia– y sin dependencia de «rufianes», es decir proxenetas. Asimismo estaba prohibido vestir de manera provocativa con sedas y mantener relaciones sexuales en caso de tener enfermedades venéreas. Todo ello estaba castigado con una pena de cien azotes, la pérdida de todos los enseres y, en el último caso, con el destierro de la ciudad.
 
Grabado antiguo. fuente www.abc.es

Control de la «salud pública»
La autoridades municipales obligaban a los médicos de la Cárcel de la Corte, conocidos en la época como cirujanos, a realizar revisiones en las casas públicas del barranco de Lavapiés. Asimismo, existía la obligación de que cada casa de prostitutas tuviera una «madre» –lo que hoy se conoce como una «madame»– para garantizar el cumplimiento de la normativa, el orden público y el pago de los impuestos a las arcas municipales. Las «madres» no podían cobrar nada más que no fuera por lavarles la ropa, hacerles la comida y permitirles el uso de las habitaciones. Para evitar las peleas, los hombres que acudían a estos burdeles debían dejar las armas fuera.”

Hasta aquí la noticia.
Ser prostituida en la calle estaba prohibido, se debía hacer en las “casas públicas” porque era escandaloso ese espectáculo. Es la mujer la que debía estar escondida, dentro de los burdeles porque la vergüenza, la falta de “decoro”. La incitación pesaba, y actualmente sigue pesando, sobre ella.  El hombre estaba y está disculpado porque se halla justificado por un supuesto instinto sexual que exige su satisfacción ya sea mediante santo matrimonio, o con las  prostitutas o en su defecto, acechando o violando a las jóvenes vírgenes o esposas ajenas. Por el contrario, era tarea de la mujer ser “virtuosa” o sea oponer  a la presión del hombre toda su fuerza para preservar su virginidad, para sostener el “no”. Quien no lograba hacerlo pasaba a ser una mujer “perdida”, “caída”.  Si bien esto último el avance social lo ha modificado llegando al punto que en muchos casos la virginidad es vivida como una carga, esa visión de género, la división entre quienes nacimos varones y quienes mujeres, la desigualdad de posibilidades y de poder sigue estando como en aquel pasado.

Otro dato que me parece resaltable es que a la prostitución se destinaban a aquellas que  habían  perdido la virginidad  o eran  huérfanas o de padres desconocidos, o sea,  a aquellas niñas o mujeres que por su condición de nacimiento o por alguna circunstancia se hallaban en situación de vulnerabilidad, incapaces de defenderse. Antes que ser ayudadas, se las castigaba con un destino de mujer “pública”.
 
Representación de burdel. Grabado medieval 

Ellas también fueron y son candidatas aunque a otros puestos sociales diferentes de los asignados a los candidatos partidarios.  Ellas son también llevadas por este sistema a una posición pública.

*http://www.abc.es/madrid/20150725/abci-normas-para-prostituta-villa-201507242129.html



No hay comentarios:

Publicar un comentario