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El sexo político
“George le paseó las manos por todo el cuerpo, como para
inflamar hasta el último rincón con su contacto, acariciándola de nuevo desde
los hombros hasta los pies antes de intentar deslizar la mano entre sus
piernas, que se abrieron un poco más, hasta permitirle llegar muy cerca del
sexo.
Los besos de George revolvieron el cabello de la mujer; su
vestido había resbalado de los hombros y descubría en parte los senos. Se lo
acabó de bajar con la boca, revelando los pechos que esperaba: tentadores,
turgentes y de la mas fina piel, con pezones rosados como los de una
adolescente. Su complacencia le incitó casi a hacerle daño para excitarla de
alguna forma. Las caricias le afectaban a él, pero no a ella. El dedo de George
halló un sexo frío y suave, obediente, pero sin vibraciones.
George empezó a
creer que el misterio de aquella mujer radicaba en su incapacidad para ser
excitada. Pero no era posible. Su cuerpo prometía tanta sensualidad; la piel
era tan sensible, tan plena su boca.
Era imposible que no pudiera gozar. Ahora la acariciaba sin
pausa, como en sueños, como si no tuviera prisa, aguardando a que la llama
prendiera en ella.
Los espejos que los rodeaban repetían la imagen de la mujer
yacente, con el vestido caído de sus pechos, sus hermosos pies descalzos
colgando de la cama y sus piernas ligeramente separadas bajo la ropa.
Tenía que arrancarle el vestido del todo, acostarse en la
cama con ella y sentir su cuerpo entero contra el suyo. Empezó a tirar del
vestido y ella le ayudó. Su cuerpo emergió como el de Venus surgiendo del mar.
La levantó para que pudiera tenderse por completo en el lecho y no dejó de
besar todos los rincones de su piel. Entonces sucedió algo extraño. Cuando se
inclinó para regalar sus ojos con la belleza de aquel sexo y su color
sonrosado, ella se estremeció, y George casi gritó de alegría.
–Quítate la ropa –murmuró ella. Se desvistió. Desnudo, sabía
cuál era su poder. Se sentía mejor
Anäis Nin |
Ella le miró. ¿Se sentía complacida? Cuando se inclinó sobre
ella, ¿se mostró más receptiva? No podía afirmarlo. Ahora la deseaba tanto que
no podía aguardar más, quería tocarla con el extremo de su sexo, pero ella le
detuvo. Antes quería besar y acariciar aquel miembro. Se entregó a la tarea con
tal entusiasmo, que George se encontró con sus nalgas junto a la cara y en
condiciones de besarla y acariciarla a placer. George fue presa del deseo de
explorar y tocar todos los rincones de aquel cuerpo. Separó la abertura del
sexo con dos dedos y regaló sus ojos con el fulgor de la piel, el delicado
fluir de la miel y el vello rizándose en torno a sus dedos. Su boca se tornó
cada vez más ávida, como si se hubiera convertido en un órgano sexual autónomo
capaz de gozar tanto de la mujer que si hubiera continuado lamiendo su carne
hubiera alcanzado un placer absolutamente desconocido. Cuando la mordió,
experimentando una sensación deliciosa, notó de nuevo que a ella la recorría un
estremecimiento de placer. La apartó de su miembro a la fuerza por miedo a que
pudiera obtener todo el placer limitándose a besarlo y a quedarse sin
penetrarla. Era como si el gusto de la carne los volviera a ambos hambrientos.
Y ahora sus bocas se mezclaban, buscándose las inquietas lenguas.
La sangre de la mujer ardía. Por fin, la lentitud de George
parecía haber conseguido algo. Sus ojos brillaban intensamente y su boca no
podía abandonar el cuerpo de su compañero...”
Extracto de “La mujer del Velo” escrito por Anäis Nin
Gracias al
feminismo ya es indiscutible que lo personal es político, que nuestra vida, en
la medida en que la vivimos en medio de otras personas a las que modificamos
con nuestra presencia, con cada acto que hacemos y aún con los pensamientos,
esta conectada con la polis, es parte de la polis. En todo vivir existe una
ideología, un sistema que nos presta un modo de entender y pensar los
acontecimientos, porque esta ideología es la que nos autoriza a pedir “mano
dura” o “mayor educación”, o es la que nos lleva a abstenernos de implicarnos
en los problemas comunes, en definitiva, porque no podemos dejar de ser
políticos. Atención, digo políticos en serio, los que hacemos la convivencia,
los que ante la opción de la palabra o la violencia volcamos la balanza en un
sentido u otro, los que creamos la ciudad y el país con nuestra actividad
diaria, también hay aquellos que se
apropiaron del nombre y se autodenominan “políticos” que son los que viven de
los cargos públicos y sus privilegios, no son de estos de quienes hablo.
Lo
personal, no importa que fuere, siempre es político, aún las postura que tomamos
en la cama, en el sexo, en el modo cómo se toman las decisiones entre las
sábanas acerca de qué y cómo se hace. Es político aceptar o rechazar cuando el
otro, la otra, nos dice “no”, “hoy no tengo ganas” o “así no me gusta”.
Kitagawa Utamaro. 1788 |
Es político
compartir el goce, procurarlo a quien esta con nosotros en ese momento,
compartir mi cuerpo como el pan y el vino, tan político como lo opuesto, como no
importarme el placer de quien está conmigo o usarlo, usarla, para mi
satisfacción y punto.
El modo
cómo me paro ante la vida en general, ante las relaciones que entablo, sean
estas profundas o fugaces, es parte de mi ser en el mundo, de la configuración
de mi interior, no esta separada de mis pensamientos y sentimientos, es parte
de ellos, es el modo como los lanzo al universo que voy creando al dar la mano,
un beso o una trompada.
Me resisto
a creer que esto sea solamente un trozo de vida íntima y que no deja trazos en
quienes se han cruzado conmigo.
Henry Scott |
Lo personal
es político.
Hemos ido
conquistando nuestra libertad, y eso significa reconocernos como personas, como
seres que sienten y piensan y tienen sensaciones únicas , y que todo esto nos
resulta necesario y por esto valioso. No somos solamente una máquina de
producción, un “ciudadano” más al momento del voto, antes que nada somos seres
vivos con capacidad de sentir lo que implica abiertos a recibir de los demás y
también a dar. Esta es la esencia de lo político, la conexión con quienes me
rodean y con quienes vamos formando esta calle, este barrio y ciudad, el mundo.
Todo esto
que somos y damos no es intrascendente, no queda relegado únicamente a nuestro
dormitorio, va del colchón al estrado, va dando forma y esa gota unida a otras que
van en igual sentido, van empujando el cambio. Y es aquí dónde quiero
relacionar este tema directamente con la forma de gobierno, porque en
definitiva, no se puede ser democrático en las ideas y autoritario en las
acciones, entre ellas, el sexo.
No hace
tanto tiempo que conquistamos la posibilidad de elección de nuestra pareja, que
nos independizamos de la mirada y la decisión paterna enarbolando nuestro
derecho al acierto y a la equivocación, a vivir lo que queremos y no lo que nos
imponen.
Esto
significa mucho más de lo que parece, porque para lograr esto debimos acabar
con el poder autoritario del padre, de aquel que imponía y decretaba aún sobre
la cama de sus hijos y determinaba que los sentimientos no eran para ser
vividos.
También nos separamos de la autoridad de las
religiones, las que mantenían un estricto control sobre nuestros deseos,
fantasías y cuerpo. Ellas determinaban qué y con quién hacer y culpabilizaban
el placer. Eran un verdadero atentado contra natura. Alejarse del pecado, del
cuerpo, del deseo y del placer se convirtieron en la regla.
Las mujeres
al abrirse camino hacia su propio reconocimiento como personas independientes y
capaces de autodeterminación comenzaron una verdadera revolución, un cambio tan
profundo que todavía falta cumplir su mayor parte. Esta presencia también se ve
en la posibilidad de elegir, de decidir sobre su cuerpo, en definitiva sobre sí
misma, en no aceptar ser un objeto sino alguien con preferencias y deseos
propios. Esto se refleja en las leyes de
salud reproductiva, en la posibilidad de acceso a los derechos, y otras que ya
las hemos incorporado como naturales pero que no tienen tantos años de
existencia como son la de divorcio y la de patria potestad compartida.
La presencia de modos de vivir la sexualidad más allá de la
manera socialmente “permitida”, reglamentada, e incluso la propia identidad que
aparecen en las leyes de matrimonio igualitario y la de identidad de género.
Estas son algunas de las cosas que han estado sucediendo y
que nos muestran que la vida esta cada vez menos condicionadas por las
prescripciones religiosas, familiares o
tradicionales que las del pasado. En todas se evidencia una mayor equidad
sexual y emocional y sobre todo la posibilidad de elegir de manera personal en
función del propio proyecto de vida.
Rubens |
Esto no
hubiera sido posible si nuestra mentalidad no se hubiera alejado del
autoritarismo, de la inflexibilidad de los mandatos familiares, religiosos o
sociales, si no hubiéramos tenido el coraje de impulsar cambios.
Esto no
hubiera sido posible si no hubiéramos avanzado en un proceso de democratización
de nuestras relaciones que implica la aceptación de la diferencia en cada uno
de nosotros y en los otros. Aceptar en mí esto que me hace único porque me
reconozco diferente y con derecho a vivirlo, siempre y cuando no haga daño a
los demás; aceptar también en el otro sus diferencias y el derecho a vivirlas
sin que por eso me tenga que sentir afectado en lo personal. Es reconocer que su libertad implica también
la mía, una no está separada de la otra.
Seguramente
muchos se quieren adueñar de este proceso y decir que fue por su obra o por tal
o cual gobierno que se logró esto, nada más falso, los cambios provienen desde
lo profundo de la gente y no desde las cúpulas vaticanas o gubernamentales. Al
contrario, estas si pueden frenan toda modificación lo hacen porque temen que
sus privilegios se vean menoscabados.
Esta
posibilidad de elegir mi sexualidad, con quién y cómo quiero vivirla, o
incluso, abstenerme, de decidir si tener o no hijos y su cantidad y momento, el
nombre que quiero darme es parte del juego democrático que no sería posible si
nuestras cabezas ya no estuvieran funcionando de ese modo.
La mayoría de las IMAGENES han sido
tomadas desde la web, si algún autor no está de acuerdo en que aparezcan por
favor enviar un correo a
alberto.b.ilieff@gmail.com y serán retiradas inmediatamente. Muchas
gracias por la comprensión.
En este blog las imágenes son afiches,
pinturas, dibujos, no se publican fotografías de las personas en prostitución
para no revictimizarlas; salvo en los casos en que se trate de documentos
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Se puede disponer de las notas publicadas siempre y
cuando se cite al autor/a y la fuente.
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