lunes, 8 de diciembre de 2014

136 - Cuerpos personas

136
Cuerpos personas

Varias veces en este espacio comenté que las palabras son juegos sonoros que se confabulan con nuestra imaginación para crear mundos con menos consistencia que una pompa de jabón.
Con ellas podemos decir acerca de caballos alados, de sus colores magníficos, de su porte altivo y majestuoso, de cómo surcan el aire en total silencio, volviéndose casi imperceptibles; también podemos hablar de dioses, personas sin sexo y con alas  llamadas ángeles. Las palabras también nos sirven para crear barreras, divisiones, separaciones.
Esto nos acerca al tema de hoy.
Al decir por ejemplo: sentimientos, inteligencia, cuerpo, amor, valores, orgasmo, moral, sexualidad, ideología, erotismo, tenemos la ilusión de estar exponiendo diferentes cosas, podemos llegar a creer que no hay relación entre ellas, que el orgasmo nada tiene que ver con la moral, por ejemplo.
Nos han inculcado una visión fragmentada, parcializada, y por lo tanto cosificada de lo que somos, en definitiva, una persona. Nos obligan a mirarnos en un espejo roto que nos devuelve fragmentos inconexos.
Cada uno de nosotros es un ser complejo, complicado a tal punto que somos desconocidos para nosotros mismos, también cambiante, implicado íntimamente con el mundo a través de la piel y los símbolos. Esto no debe hacernos perder de vista que cada persona es una unidad y además única e irremplazable.
No estamos formados por partes, somos un organismo, esto implica vida, cambio, integración, todo esto es lo que queda englobado cuando llamamos a alguien persona.
 
Cuerpos. Cristian English


Hoy compartiremos algunos textos que nos hablan de todo esto.

Fragmento de un texto de Fernando Vallejo: El fuego secreto

–Y puesto que en éstas andamos –le dije al punto a Rodrigo con esa lucidez en el aturdimiento que a veces me concede Dios–, vámonos a dormir.

 Nos levantamos, tomamos una de tantas botellas de la mesa, y dejándolos a todos mudos nos fuimos adonde Clodomiro, dueño de la felicidad.

–¿Cuál cuarto quieren? –preguntó su voz cuarteada.

–Cualquiera. Pago yo.

Y le entregué mi reloj: el primero, el último. Y en el acto se me detuvo el tiempo: hasta entonces había vivido para vivir; en adelante creo que he vivido para recordar. Clodomiro sacó su manojo de llaves, las llaves del cielo, y abrió: en el centro, antes de que cerrara tras de nosotros cortando el haz de luz proveniente de afuera, obsecuente, inocente, el catre de latón dorado del general.

 Lo primero que sentí de él fue la fiebre: en la cara, en los labios, en la boca. Diría que también en el alma, si el alma no fuera una soberana abstracción. Pero sí, también en el alma: el alma era la llama. Y le voy a dar un consejo, amigo: no crea que se las sabe de todas todas y que puede decir quién es quién. Todos a la larga somos todos, y en cierto infinito mar de las transfiguraciones nos repetimos, con una terca obstinación. De suerte que el "yo" tarde que temprano se hace "usted".

Atropelladamente me iba abriendo, le iba abriendo, los botones de la camisa, de la bragueta: uno, otro, otro, de tumbo en tumbo al ritmo del corazón. Tomó de la botella un largo trago y me lo fue dando en la boca, y sentí que corría por mi garganta, lentamente, en un ardor de aguardiente un arrullo de miel. Dejando su boca fui bajando por sobre rutas de sangre agolpada en el cuello, y al llegar a su pecho, triunfo de la vida desde el fondo de las edades, burla de lo mensurable, se levantaba hacia mí, hacia el cielo, el egregio dios Príapo, Señor de las Burras.



Dios, impotente mirón de las cosas humanas, con sus ojos eternos de búho, de lechuza, todo lo veía penetrando la oscuridad. Para ver, su omnipresencia, que lo tenía en el cuarto, lo eximía de abrir un agujero en la pared. Como novelista omnisciente, metido en todos los cuartos y corazones ajenos, veía sin pagar. Así que mira, fíjate, date cuenta de cómo el fulgor de estos instantes míos hace polvo la eternidad de Tu infierno.

Cuando el callado espectador sació su curiosidad, Rodrigo se levantó de la cama y desnudo, a tientas, buscó el apagador de la luz. Brilló el foco de cansadas bujías y nos devolvió a la realidad. "A ver con qué sale ahora éste", pensé. Con nada. No dijo una palabra. Todo estaba concluido para siempre, para el siempre fatal del bolero. En silencio, se puso los calzoncillos, se puso los pantalones, se puso la camisa, se puso las medias, se puso los zapatos. Y en silencio abrió la puerta y salió del cuarto y de mi puta vida. Afuera atronaba el traganíquel con su ilusoria felicidad.

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Extractos de un estupendo documento Si me tengo que prostituir, no es mi revolución!”  del Grupo Maleza:

“Si vamos a entender que mi cuerpo es mío, al igual que cualquier otro objeto de propiedad privada, es una cosa, si vamos a entender que mi cuerpo es mío porque me constituye en un todo con mi identidad y libertad, es otra muy distinta.”

“Caracterizar a una mujer en términos de “víctima” puede servir para señalar con claridad el lugar estructural de desigualdad en el que se encuentra en situación de prostitución, que no es otro que el lugar en que nos encontramos todas las que tenemos cuerpos géneros feminizados pero potenciado.”

“Estamos hablando que la prostitución es inmoral sólo para la moral burguesa que la celebra, para nosotras es irrelevante en términos morales. La mujer o travesti no pierde su dignidad humana al prostituirse, porque cambie sexo por plata, porque “esté mal” hacer tal o cual cosa. Más bien, pone en riesgo su dignidad humana al poner en riesgo su vida, no por lo que hace sino por las consecuencias que puede tener lo que hace.”


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Recorriendo internet encontré lo que a continuación les dejo, del que no conozco la autoría.

“Un resfrío ocurre cuando el cuerpo no llora...
Un dolor de garganta aparece cuando no es posible comunicar las aflicciones...
El estomago arde cuando la rabia no consigue salir...
La diabetes invade cuando la soledad duele...
El cuerpo engorda cuando la insatisfacción aprieta...
El dolor de cabeza deprime cuando las dudas aumentan....
El corazón renuncia cuando el sentido de la vida parece terminar...
La alergia aparece cuando el perfeccionismo es intolerable...
Las uñas se quiebran cuando las defensas están amenazadas...
El pecho aprieta cuando el orgullo esclaviza...
La presión sube cuando el medio aprisiona...
Las neurosis paralizan cuando el "niño interno" tiraniza...
La fiebre sube cuando las defensas detonan las fronteras de la inmunidad....

Y tus dolores callados?  Cómo hablan ellos a tu cuerpo?

Pero cuidado....elige qué hablar...con quién hacerlo....donde, cuándo y cómo!
Solo los niños cuentan todo, a cualquier hora, de cualquier forma....

Elige a alguien que pueda ayudarte a organizar las ideas...a armonizar sensaciones y a recuperar la alegría...!
Todos necesitamos saludablemente de un oyente interesado....
Pero todo depende, principalmente, de nuestro esfuerzo personal en que se produzcan
los cambios  que deseamos para nuestra vida....... "

 "EL CUERPO SUSURRA, DICE Ó GRITA, 
LO QUE LA MENTE NO PUEDE Ó QUIERE COMPRENDER."







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 Se puede disponer de las notas publicadas siempre y cuando se cite al autor/a y la fuente.




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