jueves, 25 de diciembre de 2014

139 - Xu Lizhi

139
Xu Lizhi


La noticia dice que Xu Lizhi, de 24 años, se quitó la vida el 30 de septiembre al arrojarse por la ventana de su dormitorio en Shenzhen, una de las ciudades chinas donde el gigante taiwanés Foxconn ensambla para otras multinacionales como Apple, HP, Dell, Motorolla, Nintendo, Nokia y Sony  el iPhone, el iPad, la Xbox, la Playstation, la Blackberry o la Wii, que luego se venderán en todo el planeta.

Foxconn es la compañía con más trabajadores del país, unos 800.000, que manufacturan los dispositivos. Esta empresa se  volvió famosa en el 2010 después de que 14 de sus trabajadores se suicidaron y sus historias protagonizaran crónicas en los periódicos de todo el mundo.  La respuesta empresarial consistió en contratar servicios psicológicos para sus empleados, mejorando levemente las condiciones e instalando ¡rejas en las ventanas!

Esos suicidios son síntomas, son el estallido que devela el conflicto irresuelto que se halla por detrás en la conocida como “la fábrica del mundo”. Esto ocasionó una de las primeras grandes polémicas sobre la responsabilidad corporativa de las empresas occidentales que deslocalizan su producción para ahorrar costos.

Xu Lizhi

Xu era parte de la generación de los noventas, los hijos del milagro económico que nacieron después de las protestas en la plaza de Tian'anmen. Estos jóvenes son los hijos del control de la natalidad, hijos de familias campesinas han crecido en condiciones menos duras que sus padres y abuelos, que migraron a las ciudades y no saben cultivar el campo. Son el estamento pobre de su generación que no tuvo acceso a la educación y hoy, desarraigados de su tierra, son el principal componente de la mano de obra del país.
Esta generación, excluida del sistema escolar, vio en el trabajo una opción para salir adelante, pero la realidad del sistema de producción les tendía una trampa: las líneas de montaje con turnos continuos de hasta 12 horas. Para ellos, que viven el ascenso de su país a los primeros puestos de la economía mundial, la línea de montaje resulta incluso más dura y alienante.

Estos jóvenes no solamente son mano de obra barata para la industria tecnológica, también son su target. Se cierra así el círculo vicioso del consumismo vinculado a la precariedad laboral: hay que dejar la piel para poseer los objetos que tienen todos, los que aseguran la felicidad de no quedarse atrás.  Para ellos el tiempo libre se reduce a una cerveza, cigarrillos, mensajes, juegos e internet. Soñar más es pensar en abrir un negocio propio o vender cosas en línea, pero son sueños.

La ciudad de Shenzhen, de 15 millones de habitantes, es la ciudad símbolo del milagro económico chino. Hace treinta años era una aldea de pescadores frente a la colonia británica de Hong Kong. Hoy en día, es una de las ciudades más ricas del país. El PBI per cápita en 2013 fue de 12.000 euros, con un crecimiento económico anual estimado en 13%. La edad promedio de sus habitantes no llega a los 29 años y el 95% de su población es parte del ejército de migrantes que se trasladaron a la ciudad en busca de un futuro mejor. En la ciudad se vive inmerso en una atmósfera ambiciosa y de superación, por lo cual las personas no pueden soportar la idea de tener que volver a casa en bancarrota.



Xu Lizhi escribía ensayos, poemas y comentarios, pero sus versos simples y sombríos encontraron una audiencia más amplia después de su muerte. Fueron sus mismos colegas quienes los recopilaron para que un periódico en Shenzhen los publicara de manera póstuma, los tradujeron al inglés y los publicaron en internet.
 Las suyas son "palabras que pueden ser leídas solamente con el corazón de los trabajadores migrantes".

Para muchos migrantes y obreros jóvenes, las palabras de Lizhi se han convertido en un símbolo: fue él quien devolvió la voz a una generación silenciosa y mecanizada, sepultada por las cifras y los informes de las ongs. El suyo fue el grito de todos.


Caigo dormido estando de pie 
(20 de agosto, 2011)

El papel se desvanece en sombras delante de mis ojos.

Con una pluma de acero esculpo un negro irregular
lleno de palabras de trabajo.
Taller, línea de ensamblaje, máquina, tarjeta de fichar, horas extra, salario,..

Me han entrenado para ser dócil.
No sé cómo gritar o rebelarme,
quejarme o denunciar.

Sólo sé sufrir en silencio hasta el agotamiento.

Cuando pisé por primera vez este lugar,
sólo deseaba la nómina gris del día diez.

Para ello me encadeno a mi esquina y a mis palabras.
Renuncio a faltar, renuncio a enfermar, renuncio a mis asuntos personales.
Renuncio a llegar tarde, renuncio a irme temprano.

Por la línea de ensamblaje me mantengo firme como el acero y mis manos vuelan.

¿Cuantos días y cuantas noches
habré estado dormido de pie?



El ultimo cementerio

Incluso la máquina está a punto de dormirse
marcando en el almacén los metales defectuosos.

Salarios ocultos tras las cortinas,
como el amor de los jóvenes trabajadores que arde en el fondo de sus corazones

Sin tiempo para la expresión o emoción caen al suelo hechos polvo.

Tienen el vientre forjado en hierro
lleno de un ácido espeso, sulfuro y nitrato

La industria atrapa sus lágrimas antes de que caigan.
El tiempo ha volado y sus mentes se perdieron en la niebla.

Los años te van pesando, duele trabajar horas extras de día y de noche.

En sus vidas, los mareos antes de irse a casa son habituales,
te fuerzan a dejarte la piel.

Mientras una aleación de aluminio cubre las láminas
algunos aún resisten y otros caen enfermos

Entretanto me voy durmiendo, esperando
el último cementerio de nuestra juventud.


-.-.-.-.-



"En la línea de ensamblaje, decenas de miles de trabajadores. 

En la línea como palabras en el papel.
'¡Rápido, rápido!' 
Estoy entre ellos y oigo los gritos del supervisor".


"Un área de diez metros cuadrados, apretada y mojada.
La luz del sol no entra ni un día al año.
Aquí como, duermo, me cago.
Toso, tengo dolores de cabeza, envejezco.
Me enfermo, pero no muero".



-.-.-.-.-.-.-.

Conflicto (7 de junio, 2013)

Todos dicen
que soy un chico
de pocas palabras.
No lo niego.
Pero de todas formas,
tanto si hablo
como si no
con esta sociedad
siempre estaré
en conflicto.

-.-.-.-.-.-

Un  tornillo cayó al suelo
(9 de enero, 2014)

“Un tornillo cayó al suelo
 en su negra noche de horas extra.
 Cayó vertical y tintineante
 pero no atrajo la atención de nadie,
 igual que aquella última vez
 en una noche como ésta
 en la que alguien se lanzó al vacío”.

-.-.-.-.-.-.-



 “Soy como un muerto que abre lentamente la tapa del ataúd
 la juventud se detuvo en las máquinas
murió antes de tiempo”


Lizhi intentó dejar el trabajo que lo destrozaba, buscó en todas las bibliotecas y librerías de Shenzen. También trató de salir de la cadena de montaje: quiso ser supervisor, incluso gestionar la librería y la publicación interna de Foxconn, en la que había conseguido publicar alguno de sus versos.  Un día antes de saltar al vacío, Lizhi se había reincorporado a su puesto.
Durante la noche escribió:

“En mi lecho de muerte”:

 "Quiero tocar el cielo, sentir ese azul tan ligero
 pero no puedo hacerlo, así que dejaré este mundo.
 Todos los que han oído de mí
 no se sorprenderán de mi marcha".



Marx hablaba de la enajenación del obrero en sus “Manuscritos económico-filosóficos de 1844” y decía:

“en el capitalismo, el trabajo es algo exterior al trabajador, es decir, algo que no forma parte de su esencia; en que el trabajador, por tanto, no se afirma en su trabajo, sino que se niega en él, no se siente feliz, sino desgraciado, no desarrolla al trabajar sus libres energías físicas y espirituales, sino que, por el contrario, mortifica su cuerpo y arruina su espíritu. El trabajador, por tanto, sólo se siente él mismo fuera de su trabajo, y en éste se encuentra fuera de sí. Cuando trabaja no es él mismo y sólo cuando no trabaja cobra su personalidad. Esto quiere decir que su trabajo no es voluntario, libre, sino obligado, trabajo forzoso. No constituye, por tanto, la satisfacción de una necesidad, sino simplemente un medio para satisfacer necesidades exteriores a él.”







La mayoría de las IMAGENES han sido tomadas desde la web, si algún autor no está de acuerdo en que aparezcan por favor enviar un correo a  alberto.b.ilieff@gmail.com y serán retiradas inmediatamente. Muchas gracias por la comprensión.

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