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Resistencia
social
Hoy
una vez más vamos a variar el punto de vista y para eso nos acompaña Violeta
Parra, con su canto y su música. Es maravilloso cuando alguien puede tomar un
tema social, fuerte, violento y con eso hacer arte, hacer algo bello sin que el
mensaje pierda su fuerza.
Y
ya que estamos hablando de música, supongo que habrán notado que en estos
micros no nos atamos a un ritmo o estilo, todo lo que nos gusta es bueno,
también en esto aparece el cambio, la diversidad y prodigalidad.
Violeta
dice:
“…cayó
preso mi hermano y sin lástima con
grillos por las calles lo arrastraron….el motivo… haber apoyado el paro que ya
se había resuelto”
Vieja
costumbre esta. Esta práctica no es nueva, se originó a fines del siglo 18
contra la libertad de asociación de los trabajadores, o sea contra la creación
de sindicatos. Un caso memorable son las condenas a muerte en Estados Unidos de los llamados Mártires de
Chicago: ellos fueron Sacco y Vanzetti. De paso, les recomiendo una excelente película que se llama precisamente Sacco
y Vanzetti del año 1971, dirigida por Giuliano Montaldo.
Las ejecuciones de estos mártires ya nos adelantan que esta
práctica no es liviana en absoluto.
Sacco y Banzetti |
A
partir de la promulgación en nuestro país de la llamada ley antiterrorista y
aún antes, escuchamos hablar de la criminalización
de la protesta social, veamos un poco qué significa esto.
La
criminalización de la protesta social o criminalización del activismo social es
lisa y llanamente la aplicación del código penal, o sea convertir en delito a modalidades del activismo y de la protesta
social con el fin de debilitarla o desorganizarla.
Es
una estrategia de algunos gobiernos que implica la modificación y el uso de las
leyes para detener y condenar a los llamados activistas sociales.
Esta
política implica una gradación que va desde fichar al supuesto delincuente
–¿recuerdan el Proyecto X del Ministerio de Seguridad de la Nación?- , les decía, va desde este
fichaje, unas horas en detención policial hasta hostigar, perseguir,
encarcelar, torturar y asesinar a quienes actúan motivados por ideas diferentes
a las del gobierno de turno, comparándolos con delincuentes y/o terroristas.
Lo
que se busca es silenciar mediante la abierta violencia y el miedo que esta
ocasiona. Recordemos uno de los lemas de la dictadura militar: “el silencio es
salud”. Por eso, en sus manifestaciones más extremas constituye una forma de
terrorismo de Estado.
Estoy
hablando de los movimientos contra la megaminería en Cafayate, Salta, de
Tinogasta y El Paso, Catamarca, .
También estoy hablando de Famatina, de las asambleas el Algarrobo, asi como la
de Belén y Tinogasta, de los pueblos
originarios de norte al sur de Argentina y Chile, de las madres del dolor, y de
todos los luchadores a favor de los
derechos humanos
“Me
viene a decir la carta que en mi patria no hay justicia, los hambrientos piden
pan los molesta la milicia”
Las
protestas sociales son prácticas de resistencia, es la acción de un grupo de personas en protesta contra algo
que impide su mejor calidad de vida.
Es
a través de estas prácticas que se le da significado político a lo que hasta
ese momento era considerado privado. Tomemos como ejemplo los movimientos
contra la trata de personas y la prostitución, a favor de la igualdad de
género, los que buscan la despenalización del aborto, hasta los que reclaman
cloacas, alumbrado público, seguridad, etc. Ellos rompen los límites de lo
establecido como “político”, asumiendo que «todo es político» y se alejan de
los canales que desde el poder se les imponen. Su modalidad no es la súplica o
la espera paciente.
La
resistencia implica la desigualdad de poder, la existencia de dominadores y
dominados, y básicamente la sordera de
los gobernantes.
Organizaciones
sociales de todo tipo y de Derechos Humanos se alertaron y marcharon ante esta
ley antiterrorista, no es para menos. Si tienes un huevo de serpiente, es
inútil pensar que de él saldrá un cisne o una garza blanca, no, claro que no,
lo que saldrá es una serpiente.
Una
ley es un acto de poder que está indicando algo, es ya un acto de violencia, de
los llamados “legítimos” porque se supone que los gobiernos pueden ejercer
violencia y los ciudadanos no. En este caso es la violencia propia de la ley y
la que su contenido indica, convertir en delito el reclamo social.
Estoy
hablando de mil organizaciones vocacionales y honestas que luchan por el cambio,
a favor de la vida: contra los transgénicos, contra los agrotóxicos, a favor de
los bosques, de los hielos, del agua, del aire, por la educación para todos,
por la salud pública, por un sueldo que permita vivir, porque no se sometan más
niñas, mujeres y travestis en la prostitución; de
los poetas y artistas que marcharon contra la megaminería en Chubut, del
movimiento social por la Región de Aysén en Chile cuyo lema es “tu problema es
mi problema”
La
resistencia es una forma activa,
creativa, que al intentar un cambio social también nos cambia a nosotros
mismos. Porque cuando dejamos de ser espectadores o quejosos sometidos, y empezamos a tomar en nuestras
manos nuestras vidas, algo cambia en nosotros, nos hace diferentes, y ya
después es muy difícil volver atrás.
Ver
a nuestros conciudadanos en las calles o en internet o donde fuere, nos obliga, nos exige no quedarnos al margen
como puros espectadores sino que debemos tomar partido y participar en la
producción del cambio. La producción de
ese cambio y su intensidad también dependerá de nuestra participación o de
nuestro silencio.
Estoy
hablando de los indignados de Grecia, de Italia, de Barcelona y Madrid en
España, de Estados Unidos, de los estudiantes
en Chile, de los que elevaron su voz en
Egipto, Siria, y del pueblo palestino. También hablo de las víctimas de Irak,
de Afganistan, de los seis dirigentes campesinos
presos en Tacumbú, Paraguay, a los que el gobierno Argentino les negó asilo y
los envió a ese país,
Mientras
que para los gobernantes la protesta social es un grano, para la sociedad es un
mecanismo de protección que pretende una
mejor calidad de vida, aporta nuevas energías y vida contra las burocracias del
poder que quieren dejar todo quieto porque de esa inmovilidad sacan sus
beneficios.
También hablo de
quienes hambre y sed de justicia, de los castigados de la tierra, de aquellos
sin horizonte porque se lo robaron, de los muertos y dañados por las drogas, de
las víctimas del gatillo fácil, del maestro Carlos Fuentealba , de los chicos
asesinados en Bariloche y de los 51 muertos en un tren.
También
de este lado de la cordillera que se oigan nuestros gritos diciendo
“Tus perdigones no pueden con mi esperanza”
La mayoría de las IMAGENES han sido
tomadas desde la web, si algún autor no está de acuerdo en que aparezcan por
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alberto.b.ilieff@gmail.com y serán retiradas inmediatamente. Muchas
gracias por la comprensión.
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