sábado, 24 de noviembre de 2012

12 - Magia



12
Magia

Quizá uno de mis deseos más profundos es que exista la magia y que yo, yo sea un hechicero capaz de convocarla.
Como la magia no existe y entonces, no puedo ser mago, me invento mis propios sortilegios. Una especie de hechizos muy rudimentarios inventados por mí y para mí.
Sería llamativo, hasta  increíble, si no fuera mi propio testigo, de cómo logro que determinados signos hagan variar mi estado de ánimo.
El truco es dejarme llevar por ellos, como si provinieran de la profunda tierra para mostrarme el mejor camino o adelantarme el porvenir.
Todo esto que suena tan extraño es muy simple: si al levantarme escucho una canción que me gusta, si el día esta soleado, o algún otro detalle que me resulte agradable, inmediatamente los convierto en claros, indudables avances que me indican una buena jornada, que me están sonriendo desde el misterio para decirme que tendré una grata sorpresa.
También pueden servir otros eventos, como despertarme y ver determinada hora en la que los minutos se emparejan, por ejemplo 9 y 22, o 7 y 33, u oír proveniente de la calle alguna voz o sonido que en ese momento, y vaya a saber por qué, me parece agradable.
Recuerdo que en otros momentos sumaba los números del boleto de colectivo y de acuerdo a lo que daba, suponía que me indicaba propicios  o negativos momentos por venir.
Como ven, en este juego no hay cosas demasiado establecidas, ni siquiera es todos los días así, hay temporadas en que todo esto no existe y otras en que reaparece. ¿mi inseguridad personal? ¿no soportar la incertidumbre? Quizá.

A veces pienso que también tiene que ver con una necesidad de dotar poéticamente a la vida, de darle misterio a lo diario y chato de la domesticación. Cómo pensar que hay extraterrestres y que posiblemente nos estén visitando, parecido a cuando en mi niñez entre dos partíamos la horqueta del pollo para determinar nuestra suerte.
Esta vida tan matemática, con funciones, timbres, horarios, ropas adecuadas e inadecuadas, comidas sanas y no sanas, horarios para tener sexo, hasta la conveniencia o no de tener amantes, se ha llenado de tantas reglas que terminamos nos guste o no, metidos de cabeza siempre en alguna de ellas. Pensá sino porque te peinás de esa manera, o porque no usas pollera o un bonete colorado. Reglas, prescripciones, lo sano, el cuidado, lo adecuado, lo que corresponde, lo que se debe, el respeto, el cumplimiento, la palabra dada, las promesas, los pactos, los contratos, los acuerdos, los reglamentos, uffff me cansé y sé que la lista sigue bastante más!!!
Mis pequeños juegos metafísicos son super inocentes trivialidades al lado de todo esto. Lo mío es como lo dije, un juego, las reglas no lo son, nos aplastas, nos someten, nos obligan, nos quitan vitalidad y alegría y terminamos haciendo o no haciendo lo que ellas ordenan sin saber el motivo, y lo que es peor, sin saber siquiera si queremos, repito, si queremos, hacerlo. Ellas son la muerte.




Lo gracioso de todo esto, es que esos signos por los que finjo guiarme no los saco de ningún libro esotérico, ni la la kábala ni del iching, o de algún horóscopo, sino que los voy inventando yo mismo, de cualquier cosa, hasta de un color visto al pasar. Y tengo conciencia de que soy su autor, y de que no significan absolutamente nada, tanto es así que al rato de suponer que una imagen vista por casualidad significa un buen augurio, me olvido completamente.
Imagino que así nuestros abuelos primeros humanos crearon las religiones, con la diferencia que ellos terminaron  creyendo y después se olvidaron que eran los autores de todos esos dioses y demonios. De paso, por qué fueron tan malas personas que no crearon solamente dioses benévolos, dulces, generosos, sino que los crearon exigentes, culpógenos, castigadores,  capaces de pedir sacrificios hasta humanos. Y ni que hablar de los demonios, ¿qué necesidad había de crearlos si con ese tipo de dioses sobraba?

A veces cedo y llego a aceptar que existen los ángeles. Ellos me parecen imágenes muy bellas, con sus rulos, sus vestidos superblancos y las enormes alas. Los imagino serviciales , cuidadores, y hasta como correos que pueden llevar y traer mensajes. Son  figuras agradables a las que también puedo acudir cuando necesito alguna de estas cosas.

¿Por qué quedarnos solos y rodeados de tanta materia gris, pesada, que nos aleja de la alegría y del bienestar? Porque el bienestar no se encuentra en esa materia, en el “confort”, en los televisores smart, los celulares o los coches. Si no encuentro la alegría, la magia dentro mío, ellos no me la pueden dar, solamente pueden hacer que me entretenga y no me de cuenta que mi único tiempo va transcurriendo y un día terminará.

Este mundo que hemos creado en el que la vía láctea esta en los libros pero no en el cielo, necesita urgentemente ser reinventado con enormes dosis de poesía, de sin sentido, dotado de colores y brindis por que sí.

Recuerdo una parte  de “Imagina” de John Lennon,

Imagina que no existe el Cielo
es fácil si lo intentas
sin el Infierno debajo nuestro
arriba nuestro, solo el cielo

Puedes decir que soy un soñador
pero no soy el único
espero que algún día te unas a nosotros
y el mundo vivirá como uno


Sería maravilloso que se produjera una reacción en cadena de sueños, de disparates como por ejemplo la destrucción definitiva de los demonios del aburrimiento y de la condena bíblica a  ganar el pan con el sudor de la frente, que también hubiera una explosión de pesadillas que terminan cuando algunos países invaden a otros más pobres para llevarles comida, medicamentos, educación.


También  suena en mi cabeza  aquella vieja canción “sobre el arco iris”, una de sus estrofas dice

“En algún lugar, sobre el arco iris
Los cielos son azules
Y todos los sueños
Que te animas a soñar
Se hacen realidad.”




La mayoría de las IMAGENES han sido tomadas desde la web, si algún autor no está de acuerdo en que aparezcan por favor enviar un correo a  alberto.b.ilieff@gmail.com y serán retiradas inmediatamente. Muchas gracias por la comprensión.
 

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