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Magia
Quizá uno
de mis deseos más profundos es que exista la magia y que yo, yo sea un
hechicero capaz de convocarla.
Como la
magia no existe y entonces, no puedo ser mago, me invento mis propios
sortilegios. Una especie de hechizos muy rudimentarios inventados por mí y para
mí.
Sería
llamativo, hasta increíble, si no fuera
mi propio testigo, de cómo logro que determinados signos hagan variar mi estado
de ánimo.
El truco es
dejarme llevar por ellos, como si provinieran de la profunda tierra para mostrarme
el mejor camino o adelantarme el porvenir.
Todo esto
que suena tan extraño es muy simple: si al levantarme escucho una canción que
me gusta, si el día esta soleado, o algún otro detalle que me resulte
agradable, inmediatamente los convierto en claros, indudables avances que me
indican una buena jornada, que me están sonriendo desde el misterio para
decirme que tendré una grata sorpresa.
También
pueden servir otros eventos, como despertarme y ver determinada hora en la que
los minutos se emparejan, por ejemplo 9 y 22, o 7 y 33, u oír proveniente de la
calle alguna voz o sonido que en ese momento, y vaya a saber por qué, me parece
agradable.
Recuerdo
que en otros momentos sumaba los números del boleto de colectivo y de acuerdo a
lo que daba, suponía que me indicaba propicios
o negativos momentos por venir.
Como ven,
en este juego no hay cosas demasiado establecidas, ni siquiera es todos los
días así, hay temporadas en que todo esto no existe y otras en que reaparece.
¿mi inseguridad personal? ¿no soportar la incertidumbre? Quizá.
A veces
pienso que también tiene que ver con una necesidad de dotar poéticamente a la
vida, de darle misterio a lo diario y chato de la domesticación. Cómo pensar
que hay extraterrestres y que posiblemente nos estén visitando, parecido a
cuando en mi niñez entre dos partíamos la horqueta del pollo para determinar
nuestra suerte.
Esta vida
tan matemática, con funciones, timbres, horarios, ropas adecuadas e
inadecuadas, comidas sanas y no sanas, horarios para tener sexo, hasta la conveniencia
o no de tener amantes, se ha llenado de tantas reglas que terminamos nos guste
o no, metidos de cabeza siempre en alguna de ellas. Pensá sino porque te peinás
de esa manera, o porque no usas pollera o un bonete colorado. Reglas,
prescripciones, lo sano, el cuidado, lo adecuado, lo que corresponde, lo que se
debe, el respeto, el cumplimiento, la palabra dada, las promesas, los pactos,
los contratos, los acuerdos, los reglamentos, uffff me cansé y sé que la lista
sigue bastante más!!!
Mis pequeños
juegos metafísicos son super inocentes trivialidades al lado de todo esto. Lo
mío es como lo dije, un juego, las reglas no lo son, nos aplastas, nos someten,
nos obligan, nos quitan vitalidad y alegría y terminamos haciendo o no haciendo
lo que ellas ordenan sin saber el motivo, y lo que es peor, sin saber siquiera
si queremos, repito, si queremos, hacerlo. Ellas son la muerte.
Lo gracioso
de todo esto, es que esos signos por los que finjo guiarme no los saco de
ningún libro esotérico, ni la la kábala ni del iching, o de algún horóscopo, sino
que los voy inventando yo mismo, de cualquier cosa, hasta de un color visto al
pasar. Y tengo conciencia de que soy su autor, y de que no significan
absolutamente nada, tanto es así que al rato de suponer que una imagen vista
por casualidad significa un buen augurio, me olvido completamente.
Imagino que
así nuestros abuelos primeros humanos crearon las religiones, con la diferencia
que ellos terminaron creyendo y después
se olvidaron que eran los autores de todos esos dioses y demonios. De paso, por
qué fueron tan malas personas que no crearon solamente dioses benévolos,
dulces, generosos, sino que los crearon exigentes, culpógenos, castigadores, capaces de pedir sacrificios hasta humanos. Y
ni que hablar de los demonios, ¿qué necesidad había de crearlos si con ese tipo
de dioses sobraba?
A veces
cedo y llego a aceptar que existen los ángeles. Ellos me parecen imágenes muy
bellas, con sus rulos, sus vestidos superblancos y las enormes alas. Los
imagino serviciales , cuidadores, y hasta como correos que pueden llevar y
traer mensajes. Son figuras agradables a
las que también puedo acudir cuando necesito alguna de estas cosas.
¿Por qué
quedarnos solos y rodeados de tanta materia gris, pesada, que nos aleja de la
alegría y del bienestar? Porque el bienestar no se encuentra en esa materia, en
el “confort”, en los televisores smart, los celulares o los coches. Si no
encuentro la alegría, la magia dentro mío, ellos no me la pueden dar, solamente
pueden hacer que me entretenga y no me de cuenta que mi único tiempo va
transcurriendo y un día terminará.
Este mundo
que hemos creado en el que la vía láctea esta en los libros pero no en el
cielo, necesita urgentemente ser reinventado con enormes dosis de poesía, de
sin sentido, dotado de colores y brindis por que sí.
Recuerdo
una parte de “Imagina” de John Lennon,
es fácil si lo intentas
sin el Infierno debajo nuestro
arriba nuestro, solo el cielo
Puedes decir que soy un soñador
pero no soy el único
espero que algún día te unas a nosotros
y el mundo vivirá como uno
Sería maravilloso que se produjera una reacción en cadena de
sueños, de disparates como por ejemplo la destrucción definitiva de los
demonios del aburrimiento y de la condena bíblica a ganar el pan con el sudor de la frente, que
también hubiera una explosión de pesadillas que terminan cuando algunos países
invaden a otros más pobres para llevarles comida, medicamentos, educación.
“En algún lugar, sobre el arco iris
Los cielos son azules
Y todos los sueños
Que te animas a soñar
Se hacen realidad.”
La mayoría de las IMAGENES han sido
tomadas desde la web, si algún autor no está de acuerdo en que aparezcan por
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alberto.b.ilieff@gmail.com y serán retiradas inmediatamente. Muchas
gracias por la comprensión.
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