15
Budismo 2
Recuerdan que en el último micro estuvimos hablando del
budismo, de esa forma de vida laica, sin dioses ni milagros ni cielos o
infiernos. Vimos la primera de sus
nobles verdades, la de que toda la vida es sufrimiento porque en ella hay dolor,
enfermedad, decrecimiento y porque todo
es impermanente, nada es definitivo ni eterno, ni siquiera completo,
total. Tener presente eso es valorar
nuestra vida, nuestra fragilidad, saber que somos este momento y no hay otro.
Hoy vamos a seguir con este tema, pero desde ya les aclaro
que de la cuarta noble verdad, la del sendero que conduce a la cesación del
sufrimiento no vamos a hablar porque ya es más técnica y este no es un curso de
budismo, sino que solamente lo usamos como excusa para pensar otras
posibilidades de vida.
Sigamos viendo dos nobles verdades más:
2. LA NOBLE VERDAD
DEL ORIGEN DEL SUFRIMIENTO
Buda dice
“Es el deseo que
produce nuevos renacimientos, que acompañado con placer y pasión encuentra siempre nuevo deleite, ahora aquí,
ahora allí. Es decir, el deseo por los
placeres sensuales, el deseo por la existencia y el deseo por la noexistencia.”
La segunda noble verdad es el deseo.
El deseo de acuerdo al
budismo es una fuerza tremenda que tiene la potencialidad de atarnos a esta rueda del cambio, es el que nos
impulsa a buscar algo, a conseguirlo, disfrutarlo un tiempo para después
comenzar a olvidarlo hasta que aparece otro deseo y así unos tras otro o varios
al mismo tiempo.
Estos deseos son los que nos impulsan a las acciones, y cada
acción necesariamente implica una reacción, una consecuencia. Y cuando llegan
las consecuencias despiertan nuevos deseos y así sigue la rueda girando.
El deseo, a su vez,
está condicionado por la
sensación (agradable, desagradable o neutral). Cuando es agradable deseamos poseerla, cuando es
desagradable deseamos alejarla. Como queremos mantener las sensaciones
agradables, nos apegamos a las personas u objetos que nos permiten sentir esas sensaciones.
El deseo nos lleva a apegarnos y el apego a sufrir porque cuando
estamos apegados a algo o a alguien y lo perdemos, sufrimos. El sufrimiento no
es debido a la pérdida sino al apego que teníamos. Pensemos acerca de los miles de seres humanos que mueren
diariamente, para nosotros son intrascendentes, no sentimos sufrimiento por la
pérdida de ellos. Sin embargo, cuando uno de ellos está ligado afectivamente a
nosotros y desaparece, sufrimos.
El deseo. Kraser |
En nuestra época todo
esta organizado para llevar al deseo a su máxima expresión.
Constantemente las publicidades, las modas, nos viven
empujando al deseo. Ya no es solamente vestirnos, sino de determinada manera,
con los colores y los modelos actuales, con las marcas que nos imponen. Así como hablamos de la
indumentaria también podemos hablar de las comidas, de los coches, hasta de las
plantas para nuestras macetas o jardines.
El deseo también nos impulsa a la búsqueda del cuerpo ideal
tanto a hombres como a mujeres, por eso la anorexia y la bulimia son
enfermedades de nuestro tiempo.
El consumismo actual no es otra cosa que el deseo constante,
enloquecido, insatisfecho siempre, puesto en marcha para enriquecer a algunos, los que seguramente también están siendo
llevados por su propio deseo de riqueza y posesión.
Me llama la atención los jóvenes y sus facebooks cómo se
sienten contentos si tienen 100, 200 “amigos”, igual que en las series estadounidenses
cuando hablan de “popularidad”. Ser
popular es tener montones de “amigos” ser reconocido, invitado, ser divertido,
gracioso, ser buscado. Pero cuando prestamos atención a la calidad de esas
amistades, a la profundidad, vemos que son simples contactos superficiales en
los que lo importante es no estar solo, porque asusta, porque cada vez menos
sabemos estar con nosotros mismos. Esto también es consumismo.
Nuestra sociedad neoliberal está basada en el consumo, o
sea, en el deseo, o sea en la insatisfacción. ¿Por qué digo esto? Por qué el
deseo nunca se satisface, o solo momentáneamente y luego necesariamente
sobreviene nuevamente la insatisfacción. Tenemos hambre, comemos, pero a las
horas volveremos a tener hambre, y así con todo. Y esto debemos llevarlo
también a nuestra familia, a nuestras amistades, a nuestro cuerpo, y a todo lo
que nos rodea. Esta también es la base
de otro de los males de este momento, las adicciones que no son otra cosa que
consumo, insatisfacción y más consumo.
¿Es malo desear? Nada
es bueno ni malo, las cosas son y nada más. El deseo es parte de nuestra vida,
es lo que nos impulsa, es lo que nos lleva a ir más allá, es parte del amor,
del sexo, de la amistad, de las profesiones y las artes, en todo lo que nos
rodea esta el deseo presente. En la planta que busca la luz, en el gato que se
acuesta al sol. Nuestros hijos y las
grandes obras partieron de un deseo y también los sueños y los planes y hasta
ese mundo mejor para el que estamos trabajando.
El deseo que aplicado a la vida nos alienta y nutre, pero cuando es desenfocado por esta sociedad
que se alimenta de nuestra fuerza, lo volcamos a los objetos, y así terminamos
teniendo muchísimo más de lo que necesitamos, pero insatisfechos, somos ricos
que siempre tenemos hambre.
Esto no es casual, también esta instrumentado desde el
poder, porque mientras nos preocupemos por tanta cosa superflua, mientras
nuestra mente este dedicada a eso, no estaremos atentos a la calidad de nuestra
vida, al mundo que nos rodea, nuestros sentidos se empobrecerán y creeremos que toda esta mediocridad es vivir.
No nos ocuparemos de reclamar nuestros derechos, de exigir, de ocupar nuestro
lugar, a lo sumo nos preocuparemos por un nuevo objeto.
La tercera noble verdad es la DE LA CESACIÓN DEL SUFRIMIENTO
Buda dice:
“Es la total extinción y cesación de ese mismo deseo, su abandono, su descarte, liberarse del mismo, su no dependencia.”
Esta noble verdad también se denomina Nibbana, término para
el que no existe traducción.
Dijimos que el deseo es el que nos empuja a la búsqueda, a
la insatisfacción, al apego que nos lleva a temer y sufrir. El sufrimiento
termina si nos alejamos del deseo.
¿cómo alejarnos? Sabiendo que en el deseo no se nos juega la
vida ni la felicidad ni la totalidad de nada, que cualquier deseo es pasajero.
Que no hay felicidad, dolor, duelo ni nada que sea total y para siempre.
Nos liberamos sabiendo que podemos elegir entre los deseos y que podemos dejar muchos en el camino.
Cuando hacemos eso pasa algo maravilloso, en lugar de deprimirnos nos sentimos
liberados, más sueltos, menos exigidos.
Llegar a esto no es gratuito, primero tenemos que aprender a
pensar por nosotros mismos, a librarnos de los hilos que nos manejan porque
todos nos van a empujar de nuevo al deseo, nos mirarán con cara rara y hasta
nos sentiremos raros.
No olvidemos que todo esta organizado para llenarnos de
cosas innecesarias, para que cada día tengamos más deseos, para pensar que la
felicidad esta en tal o cual cosa o persona.
Esto también tiene que ver con el éxito como meta, como otro
objeto a poseer. Creemos que seremos felices si tenemos lo que la sociedad
consumista nos vende incluido éxito y no medimos los esfuerzos o lo que tenemos
que dejar en el camino para lograrlo. Ahora sabemos que aunque lleguemos será
efímero. Ni bien lo tengamos entre manos ya comenzará a desaparecer y empezará nuestro miedo a que se pierda.
El apego nos dice que no somos nosotros los amos de nuestras
vidas, sino que somos poseídos por esos objetos, esas felicidades, los éxitos,
los placeres, los sexos en la medida en
que esperamos de ellos más de lo que pueden darnos, en la medida en que queremos
retenerlos y poder guardarlos para siempre.
Así como un día nace y termina, todo, absolutamente todo
sigue el mismo ciclo.
La mayoría de las IMAGENES han sido
tomadas desde la web, si algún autor no está de acuerdo en que aparezcan por
favor enviar un correo a
alberto.b.ilieff@gmail.com y serán retiradas inmediatamente. Muchas
gracias por la comprensión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario