jueves, 15 de noviembre de 2012

3- Libertad



3
Libertad


Hola, nos encontramos nuevamente en este espacio que uds y nosotros vamos formando.

Hasta ahora hemos venido hablando de la enorme posibilidad que tenemos de pensar por nosotros mismos, de darle alas a nuestra imaginación, de soñar hasta lo imposible. Shakespeare fue quien en alguna de sus obras, no recuerdo cual, dijo que los humanos somos del mismo material que los sueños. Hasta ese punto nosotros y los sueños somos de la misma tela, somos hechos el uno del otro, por  eso es que una vida sin sueños pierde su encanto, por eso el “desilusionado”, la “desilusionada” sufren irremediablemente hasta que algo, alguien, como en los cuentos, es capaz de darle nuevamente el beso de la ilusión, aquel que lo, la, despertará.

Todo esto nos lleva a otro tema, el de la libertad. Claro, para pensar por nosotros mismos tenemos que  estar libres, eso significa atrevernos a ir por donde se nos ocurra y hasta donde nos dé el cuero. Si tenemos prejuicios que nos están presionando, si aparecen las prohibiciones que desde la infancia o que desde ayer tenemos incorporadas, si aparecen sotanas o libros sagrados o profanos o doctores en medicina, en psicología, en lo que fuere a decirnos que eso no esta bien, que aquello no lo debemos pensar, que la cosa es por otro lado, ya no estaremos tranquilos para soñar.

Esto de la libertad es un lindo tema que todos creemos conocer. Siempre que alguien dice “libertad” “salud” “inocencia” “moral” “bueno” “malo” y muchas otras palabras más, se encienden todas mis alarmas para indicarme que estoy en zona peligrosa, muy peligrosa.
La libertad guiando al pueblo. Eugene Delacroix
¿Cuál en el principal peligro?
Creer que algo de eso existe, que lo podemos encontrar así, como la palabra lo indica, en estado puro. Que puede existir algo como la total inocencia, o la bondad o la maldad.
Las palabras nos hacen creer que siempre hacen referencia a algo, que siempre señalan algo,  que si se lo nombra necesariamente existe.
Las palabras forman parte de un juego extraño, dicen, indican, pero no son nada más que sonidos que en sí mismo nada significan. Si tienen algún sentido es porque nosotros se lo dimos.
Son un fantasma, un espejismo, hasta tal punto que pueden nombrar aún lo que no existe ni jamás existirá.
Es peligroso y esto puede llevarnos al abismo, entregarnos con los ojos cerrados a las palabras.
Rumores de libertad. Alberto Bonus

La otra cuestión es creer que cuando alguien dice alguna de estas enormes palabras, todos entendemos  y pensamos lo mismo. Aún en esto  la diversidad aparece con claridad: lo que para mí es la dulzura no necesariamente tiene que ser lo mismo que para Ud o para su vecina.
Algo así sucede con esto de la “libertad”. Evidentemente la libertad no es lo mismo para las izquierdas que para las derechas, tampoco para el que pasa hambre que para el rico, para el niño que para el adulto.

La libertad no es algo. Si la buscamos no la encontraremos, aunque sabemos que por ahí anda.

Jacob luchando contra el ángel
No existe libertad absoluta, siempre estamos condicionados.

En el pensamiento estamos condicionados por el idioma, por nuestros miedos, por los deseos, por los prejuicios, por las enseñanzas, por el tiempo que tengo para soñar, por la mucha o poca comida o bebida.
Sabemos que puede existir un mundo de objetos maravillosos o de países para visitar, de libros para leer, de espectáculos para ver, pero si no tengo el tiempo o el poder económico, o más simplemente, el estómago lleno, de nada sirve que existan ahí y me estén esperando, no tengo libertad para acceder a ellos, aunque me digan que sí soy libre. Hay mil factores que hacen que pueda  en mayor o menor medida. Por eso más que hablar de libertad tendríamos que hablar de las condiciones de nuestra libertad o de grados de libertad.

La libertad no se tiene, se obtiene, de logra, se agranda, no es algo que ya se tiene sino algo que se construye y nunca definitivamente.

Y en esto de la construcción volvemos a la acción, no puede ser de otro modo. Porque la libertad es el fruto del hacer, de ir rompiendo cercos, alambrados, ir ganando pensamientos nuevos, sensaciones nuevas. Una buena forma es ir rompiendo rutinas. Las rutinas nos adormecen, nos atontan, nos acostumbran a siempre lo mismo quitándole sabor y sorpresa a cada día.

Vayamos a algo cercano. Ud. será más libre si en lugar de durar detiene algunos de todos esos quehaceres que cree tan importantes y fundamentales y se pregunta y se contesta que puede hacer para mejorar o modificar algo, por ejemplo,  hacer más placentera su pareja, o su sexo, o más relajada su vida.
También será más libre si concreta sus proyectos por ejemplo si comienza la escuela para terminarla de una vez, o el curso de tejido que siempre quiso hacer o de pintura o de lo que sea.
Sea libre también  para tirar al demonio ese libro que no tolera pero que empecinadamente “debe” terminar.
Tire también todos los “debo” hacer o dejar de hacer, pensar o dejar de pensar, sentir o dejar de sentir esto o aquello. Los “debos” son cadenas que nos esclavizan desde nuestra propia cabeza y por eso son difíciles de romper. Uno cree que se maneja libremente cuando en realidad son ellos que nos mueven como marionetas.
Esto significa que “debo” hacer todo lo que mi cabeza me prohíbe? Si hiciera eso estaría nuevamente preso de otro debo.
Cada vez que descubro en mi interior uno de esos mandatos, de esas imposiciones me pregunto qué es lo que quiero yo, y a partir de ahí evalúo la consonancia que tiene con toda mi vida, con lo que quiero para mí, con mis deseos y mis principios, entonces decido. Quizá termine cumpliendo con el “debo” o “no debo” pero ahora es distinto, ya no como una orden que obedezco sino como una decisión propia, mía.

Cada paso de estos le llevará a un grado más de libertad que provocará otras preguntas y otros cambios.
Ultimo día de la libertad




La mayoría de las IMAGENES han sido tomadas desde la web, si algún autor no está de acuerdo en que aparezcan por favor enviar un correo a  alberto.b.ilieff@gmail.com y serán retiradas inmediatamente. Muchas gracias por la comprensión.



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