martes, 20 de noviembre de 2012

8 - Solo le pido a ....




8
Solo le pido a ….

Hoy quiero empezar con otra canción, una conocida de León Gieco, “Solo le pido a dios”. Al escribir esta columna puse “dios” con D mayúscula, como normalmente se escribe, luego pensé, ¿por qué si no es un nombre propio?, ¿por qué con mayúscula si hay cientos de dioses en el mundo y decir dios no se refiere a ninguno de ellos en particular?
Solamente una visión centrada en el propio ombligo, en una idea imperialista de quitar del medio a los demás, puede creer que nuestro dios es el único. No solamente el único sino el “verdadero”.
Y lo trágico es que del otro lado sucede lo mismo, el resto del mundo también piensa que lo suyo es lo único y verdadero, y lo más grave, es que además se creen elegidos por ese único dios, o sea que al final, cada creyente termina endiosándose a sí mismo.

Desde el comienzo nuestras creencias nos ponen por encima de cualquier otro humano que tenga otra diferente. Ellos son los paganos, los herejes, los descreídos, son aquellos que deben ser traídos al rebaño, sacados de su ignorancia y fetichismos.

Pusieron a su dios por arriba de todo y luego se subieron ellos mismos.


Pero volvamos a la canción.
Ella es una plegaria, un pedido cantado.

¿Qué pide este canto? Veamos algunas de las súplicas:
Que el dolor, que lo injusto, que la guerra, que el engaño,  que el futuro no me sean indiferentes.
Pavada de pedidos ¡!!!

A lo que apunto es a lo siguiente. Fíjense que el cantante le pide a un dios que  determinados males no le sean indiferentes a quien peticiona, o sea que no le parezcan normales, comunes, naturales.
Y esto toca un punto importante, como los humanos somos capaces de adaptarnos hasta al infierno mismo y tomar como natural que las llamas nos quemen incluso el trasero. Todas las situaciones que en un comienzo nos causaron estupor, dolor o malestar, con el tiempo pasan a ser una parte más de nuestras vidas, como un grano que nos afea pero al que nos acostumbramos ya lo tomamos por natural y  no hacemos nada para que desaparezca.
Como aquellas personas que vimos en el 2000 revolver la basura buscando comida, juntar papeles para hacerse de unos pesos para poder seguir vivas, hombres, mujeres, niños. Los vimos cambiar las bolsas por carritos. Hoy los vemos arrastrando carros repletos de cartones, sus figuras flacas dobladas por el peso. Ahora los llamamos “recicladores” y ya los hemos integrado al espacio urbano. El horror del comienzo, el dolor, desapareció, nos acostumbramos. Ya no nos duelen ni nos asombran, cuando mucho nos molestan.

Como la mujer que recibió el primer golpe de su marido o novio, y luego el segundo y el milésimo y ya lo toma como parte de su rutina, algo que debe tratar de evitar, pero que como el frío o el calor, invariablemente llegará.


Todo esto pasa como ajeno a nuestra voluntad, como si nada dependiera de nosotros, como si todo fuera parte de un destino o de la naturaleza como lo son la lluvia o el viento. No nos damos cuenta que las brisas son seres libres que no responden a nuestra voluntad, pero los hechos sociales sí son de nuestra incumbencia.

Entonces miramos pero ya no vemos, y la miseria y el dolor se acumulan delante de nuestros ojos y oídos hasta que ya quedamos incapacitados.

Mi computadora canta  “El cóndor pasa”  y aparece en mi el cielo celeste y ahí muy alto el ave planeando. Viento, frío, silencio, y las alas extendidas que se deslizan.
¿ Qué pasó que dejamos de ver esto? O los campos verdes, o el río marrón. Cuando se deja de ver el dolor también los ojos se cierran a la belleza ¿será esto así? Posiblemente….


Solo le pido a dios….
¿Qué puedo pedirle a ese dios? O la pregunta tendría que ser ¿quiero pedirle a ese dios? ¿quiero?
Nuevamente la respuesta solo puede ser personal, la mía es No.

Me pido a mí, les pido a Uds que no nos acostumbremos, la costumbre  es un monstruo grande y pisa fuerte 
toda la pobre inocencia de la gente.”.

Luchemos para que “ el futuro no nos sea indiferente” porque él es el lugar de nuestra ancianidad, de nuestros hijos y nietos. No podemos decir que los amamos si no miramos hacia adelante, hacia ese mundo que les dejamos. Y el amor es aquí y ahora y no solamente palabras o un calorcito en el pecho, es sobre todo obras, es luchar contra la minería a cielo abierto, contra la contaminación, contra la corrupción, por la verdad, por la participación, porque todos tengamos voz y derechos.

Derechos Humanos YA !
Compañeros, compañeras de ruta, “que el engaño no nos sea indiferente
si un traidor puede más que unos cuantos,
que esos cuantos no lo olvidemos fácilmente”
No olvidemos, tengamos la memoria despierta y no nos dejemos engañar. Que no haya dioses, ni hombres que hablan por los dioses, ni políticos, ni hombres que hablan por los cargos, que nos quieran decir qué pensar, que nos nos engatusen diciendo que ya no podemos hablar porque ellos “nos representan”.

No le pido a ningún dios, tampoco a ningún cargo, ellos ya han demostrado su ausencia. Si elevo mi voz no es en plegaria, en rogatoria, no es de humanos rogar. Elevo mi voz en llamado, en invitación a la charla, a tomar entre nuestras manos este mundo que estamos haciendo, y comenzar a trabajar.

Les lanzo mis manos vueltas sonido para decirles que, que el dolor, que lo injusto, que la guerra, que el engaño,  que el futuro no nos sean indiferentes.

Me despido con un poema que me llegó al momento de escribir esta columna, como convocado por mis ondas cerebrales, por internet. Es del poeta ruso Vladimir Mayakovsky

Despertar es necesario

La primera noche que se acercan y recogen una flor de nuestro jardín y no decimos nada.
La segunda noche, ya no se esconden, pisan las flores, matan nuestro perro, y no decimos nada.

Hasta que un día el más frágil de ellos entró solo en nuestra casa, nos roba la luna y, conociendo nuestro miedo, nos arranca la voz de la garganta.
Y por qué no dijimos nada, ya no podemos decir nada.

(traducción google)

Libertad. Hermel Melozco




La mayoría de las IMAGENES han sido tomadas desde la web, si algún autor no está de acuerdo en que aparezcan por favor enviar un correo a  alberto.b.ilieff@gmail.com y serán retiradas inmediatamente. Muchas gracias por la comprensión.

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