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Jerarquias
Hoy vamos a
hablar de un hecho que desde nuestro nacimiento está con nosotros, nos acompaña
nos ha formado y lo tenemos incorporado como parte de nuestra existencia
diaria, cotidiana, en todo momento de n/
vida, de manera tan natural que probablemente no nos demos cuenta, salvo cuando
se torna muy pesado, entonces ahí lo descubrimos. Estoy hablando de cómo
nuestra sociedad está estructurada en
base a la autoridad, pero no de cualquier modo, sino una autoridad establecida
de manera jerárquica. Entiendo por jerárquica que haya una cabeza que es la que
tiene el mayor poder, puede ser una persona o varias. Esta cabeza es la que
tiene el poder real, la toma de decisiones. A partir de ahí el poder va bajando
en cuotas cada vez menores, hasta llegar a la base donde la posibilidad de ejercer poder es muy
poca. Entiendo por esta posibilidad el hecho de poder incidir en temas
sociales, políticos, de la convivencia, temas de la ciudadanía. Evidentemente
aún la persona con menor poder puede decidir en sus cosas diarias como comer o
no comer, si ir al baño ahora o después, no estoy hablando de eso sino de los
temas sociales.
No importa
qué analicemos encontraremos siempre un esquema en forma de pirámide o
triángulo, en la cima un punto y en la base la mayoría, y es la base la que
sostiene el punto de arriba y no al revés. Veamos algo muy cercano: la familia.
Antiguamente y supongo que aún hoy encontraremos casos de familias machistas,
bien patriarcales, la cabeza era el marido, el hombre , el padre. Era él el que
decidía, el que manejaba el dinero, el que ponía las reglas de la casa, era el
que tenía la última palabra. Secundariamente la madre, la mujer, más abajo los hijos, en la
medida en que nos alejábamos de este núcleo el poder se diluía, los tíos tenían
cierta cuota de pero muy inferior a la de los padres. Vemos que la pirámide
esta muy clara, la cabeza era el padre, en las familias actuales tienden a ser
ambos padres. Ahora entre los hijos mismos también había una escala de poder,
el hijo mayor era el que tenía más porque era el que en ausencia de los padres
pasaba a ser cabeza de familia, si era varón tenía mucho más poder que la hija
mujer. El poder descendía hasta el hermano menor.
Si
analizamos por ejemplo en el comercio
nos encontramos con el dueño a partir del cual el poder baja hasta llegar al último los
empleados. El empleado más antiguo en general es el más cercano al dueño y esto
también le da una cuota extra de privilegio y
mando, mientras que los que recién ingresan carecen de posibilidad de
hacerse escuchar, son los “che pibes” que tienen que pagar el consabido “derecho de
piso”.
En las
empresas esto también es claro, esta el director general, y esto aparece muy notorio en la distribución en los edificios. A
mayor poder mayor despacho, con más comodidades y aún cosas superfluas o de
ornamento. Incluso estos despachos
suelen estar en los pisos superiores o en el más alto, con vista al exterior.
Después el poder baja a los gerentes que tienen cuota pero muy inferior a la
del director general, luego los jefes de área, los de oficina, los encargados,
y así hasta el último empleado. De nuevo el triángulo o pirámide donde pocos
tienen mucho poder y la mayoría escaso o directamente nulo.
Podemos
tomar este esquema y analizar también lo que pasa en la iglesia más cercana a
nosotros que es la católica. En esta empresa esto es sumamente claro, en la
cabeza tenemos un sola persona , siempre varón, no puede ser una mujer. Este
varón se instala de por vida y es el único que representa a su dios y tan es
así que se dice que es infalible el
temas de teología, o sea que lo que él dice es palabra santa, no puede ser
discutido, es dogma, porque se supone que el mismísimo espíritu santo le dicta
las palabras. Es el único ser sobre la tierra que no puede equivocarse en
materia de fe. Luego vienen los cardenales, obispos, abades, y más cargos hasta
llegar al cura simple o la monja que tienen poco o nada de poder, y la monja
aún mucho menos que el cura por eso ella ni siquiera puede dar misa. Por último
viene el pueblo, la congregación, que en realidad esta bastante desprovisto de
cualquier cuota que le permita incidir en una iglesia tan estructurada y de manera
monárquica. No olvidemos que la iglesia es una monarquía, el papa es el rey y los
cardenales son los príncipes, el Vaticano es un estado como puede ser la
Argentina o Perú, por eso las visitas de los papas tienen protocolo de jefes de
estado.
Y ya que hablamos de la iglesia ¿qué pasa en el cielo cristiano? En él
encontramos un único dios supremo, un ser que tiene todo el poder en sí mismo,
él es la vida, es la luz, es absolutamente todo, después el poder pega un salto
enorme y baja a los santos, los ángeles. Y entre los ángeles también
encontramos jerarquía, la famosa pirámide. Estas los llamados potencia, los
querubines, los arcángeles, los ángeles y seguramente me estoy olvidando de
algunos otros.
Hablemos de
nuestros gobiernos y de “democracia”. La democracia es el gobierno del pueblo,
entonces se supone que el poder lo tenemos nosotros, que es nuestra la toma de
decisiones, que deberíamos ser consultados para casi todo, se supone que si
decimos que NO queremos la minería a cielo abierto, no tendría que haber
minería a cielo abierto, que si decimos que no queremos bases militares
extranjeras en nuestro territorio no tendría que haberlas como la que se supone
se esta instalando en la provincia del Chaco, se supone que los pueblos
originarios tendrían que recuperar lo que les fue sustraído, supongo que en una democracia un Proyecto X
diseñado para espiar a la gente, no existiría.
Si el poder estuviera en nosotros bastaría que la mayoría dijera “esto
no” para que fuera cumplido por los funcionarios, y punto, sin mayor discusión,
recordemos aquello de vox populi vox dei, la voz del pueblo es la voz de dios.
Pero no es así, en nuestras democracias fallidas la cosa funciona al revés, los
que están arriba y que dicen que gobiernan en nombre nuestro son los que toman
las decisiones que a ellos les parecen porque dicen que son los que saben, los
que conocen, son los “políticos de carrera”, que saben cómo resolver nuestros
problemas, lo que es un modo indirecto de tratarnos de idiotas que no sabemos
solucionar lo que nos pasa, salvo
votarlos a ellos, esto sí que sabemos hacer. Son los que nos piden los votos para justificar después lo que
injustificadamente hacen. Ellos también pertenecen a estructuras piramidales,
como son los partidos en los que la cabeza impone y luego viene la obediencia
indebida, o lo que llaman organicidad, que no es otra cosa que cerrar la boca y
repetir lo que los dirigentes dispusieron.
Y si analizamos los poderes del estado, ejecutivo, legislativo,
judicial, estos también son piramidales y el ejecutivo en nuestra historia ha tendido a ponerse por encima de los otros
dos. Recordemos cuando el poder judicial totalmente obsecuente obedecía lo que
el ejecutivo ordenaba o ahora, los jueces que inclinan la balanza ya
desbalanceada siempre a favor de los gobernantes.
Un ejemplo
último, la escuela, que también responde al mismo esquema, arriba el ministro
de educación, luego los jefes de los distritos, luego los inspectores, la
directora o director de la escuela, por fin la maestra y en el final de la
línea los numerosos alumnos, su hijo. Por fuera esta la pirámide familia, los
padres de esos niños, y es ahí cuando chocan estos dos triángulos donde a veces
surgen chispazos importantes.
Podría
buscar más ejemplos pero creo que con estos basta.
Mafalda. Quino |
Nuestra
sociedad esta estructurada así, nuestra vida se desenvuelve dentro de varios
triángulos a la vez y en cada uno de ellos ocupamos distintos lugares.
Desde que
nacemos estas pirámides nos enseñan, exigen, obligan someternos al poder,
aceptar las “autoridades” a los dioses y santos, a los funcionarios, jueces, uniformados, partidarios
en cargos públicos. Ser buen hijo es lo mismo que buen alumno o buen ciudadano
o sea, cumplir calladamente lo que ellos esperan de nosotros.
Pirámide del sistema capitalista |
Por eso
cuando nos preguntamos por qué aceptamos las injusticias, el maltrato, el abuso
de poder, la respuesta es porque fuimos educados para ser así, para no ver y si
vemos, callar, y esperar a que ellos, los que tienen poder hagan algo, o para
suplicarles, pedirles, como si fueran seres superiores capaces de dar o quitar lo
que nos corresponde.
Esta pirámide
necesita de nuestro analfabetismo, de nuestra rutina aburrida, de nuestro
futbol y programas estupidizantes o del romanticismo melancólico para que no
despertemos, para que no nos demos cuenta que sobre nuestras espaldas están
estos señores con sus cargos y privilegios hasta llegar a lo más alto.
Nos
mantienen en la pobreza económica y de espíritu para hacernos creer que son
ellos la solución y que sin ellos nada podría funcionar, vendría el caos.
Y para
lograr esto incentivan el individualismo, el egoísmo que impide que nos pongamos
de acuerdo y nos unamos, cada vez que no acuerdo con un compañero de vida le
estoy haciendo el juego al poder de esos pocos.
Tengamos
presente la pirámide, el triángulo, tengamos presente que la base que somos todos nosotros, es mucho más grande
que el puntito de arriba de todo y que si la base un día decidimos sacudirnos
el peso, haremos temblar los cielos y
ese día podremos empezar de nuevo.
Protesta de estudiantes chilenos |
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