domingo, 2 de diciembre de 2012

19 - Jerarquías



19
Jerarquias

Hoy vamos a hablar de un hecho que desde nuestro nacimiento está con nosotros, nos acompaña nos ha formado y lo tenemos incorporado como parte de nuestra existencia diaria, cotidiana, en todo momento de n/  vida, de manera tan natural que  probablemente no nos demos cuenta, salvo cuando se torna muy pesado, entonces ahí lo descubrimos. Estoy hablando de cómo nuestra sociedad  está estructurada en base a la autoridad, pero no de cualquier modo, sino una autoridad establecida de manera jerárquica. Entiendo por jerárquica que haya una cabeza que es la que tiene el mayor poder, puede ser una persona o varias. Esta cabeza es la que tiene el poder real, la toma de decisiones. A partir de ahí el poder va bajando en cuotas cada vez menores, hasta llegar a la base  donde la posibilidad de ejercer poder es muy poca. Entiendo por esta posibilidad el hecho de poder incidir en temas sociales, políticos, de la convivencia, temas de la ciudadanía. Evidentemente aún la persona con menor poder puede decidir en sus cosas diarias como comer o no comer, si ir al baño ahora o después, no estoy hablando de eso sino de los temas sociales.


No importa qué analicemos encontraremos siempre un esquema en forma de pirámide o triángulo, en la cima un punto y en la base la mayoría, y es la base la que sostiene el punto de arriba y no al revés. Veamos algo muy cercano: la familia. Antiguamente y supongo que aún hoy encontraremos casos de familias machistas, bien patriarcales, la cabeza era el marido, el hombre , el padre. Era él el que decidía, el que manejaba el dinero, el que ponía las reglas de la casa, era el que tenía la última palabra. Secundariamente  la madre, la mujer, más abajo los hijos, en la medida en que nos alejábamos de este núcleo el poder se diluía, los tíos tenían cierta cuota de pero muy inferior a la de los padres. Vemos que la pirámide esta muy clara, la cabeza era el padre, en las familias actuales tienden a ser ambos padres. Ahora entre los hijos mismos también había una escala de poder, el hijo mayor era el que tenía más porque era el que en ausencia de los padres pasaba a ser cabeza de familia, si era varón tenía mucho más poder que la hija mujer. El poder descendía hasta el hermano menor.
Si analizamos  por ejemplo en el comercio nos encontramos con  el dueño  a partir del cual  el poder baja hasta llegar al último los empleados. El empleado más antiguo en general es el más cercano al dueño y esto también le da una cuota extra de privilegio y  mando, mientras que los que recién ingresan carecen de posibilidad de hacerse escuchar, son los “che pibes”  que tienen que pagar el consabido “derecho de piso”.
En las empresas esto también es claro, esta el director general, y esto aparece muy  notorio en la distribución en los edificios. A mayor poder mayor despacho, con más comodidades y aún cosas superfluas o de ornamento.  Incluso estos despachos suelen estar en los pisos superiores o en el más alto, con vista al exterior. Después el poder baja a los gerentes que tienen cuota pero muy inferior a la del director general, luego los jefes de área, los de oficina, los encargados, y así hasta el último empleado. De nuevo el triángulo o pirámide donde pocos tienen mucho poder y la mayoría escaso o directamente nulo.



Podemos tomar este esquema y analizar también lo que pasa en la iglesia más cercana a nosotros que es la católica. En esta empresa esto es sumamente claro, en la cabeza tenemos un sola persona , siempre varón, no puede ser una mujer. Este varón se instala de por vida y es el único que representa a su dios y tan es así  que se dice que es infalible el temas de teología, o sea que lo que él dice es palabra santa, no puede ser discutido, es dogma, porque se supone que el mismísimo espíritu santo le dicta las palabras. Es el único ser sobre la tierra que no puede equivocarse en materia de fe. Luego vienen los cardenales, obispos, abades, y más cargos hasta llegar al cura simple o la monja que tienen poco o nada de poder, y la monja aún mucho menos que el cura por eso ella ni siquiera puede dar misa. Por último viene el pueblo, la congregación, que en realidad esta bastante desprovisto de cualquier cuota que le permita incidir  en una iglesia tan estructurada y de manera monárquica. No olvidemos que la iglesia es una monarquía, el papa es el rey y los cardenales son los príncipes, el Vaticano es un estado como puede ser la Argentina o Perú, por eso las visitas de los papas tienen protocolo de jefes de estado. 




Y ya que hablamos de la iglesia ¿qué pasa en el cielo cristiano? En él encontramos un único dios supremo, un ser que tiene todo el poder en sí mismo, él es la vida, es la luz, es absolutamente todo, después el poder pega un salto enorme y baja a los santos, los ángeles. Y entre los ángeles también encontramos jerarquía, la famosa pirámide. Estas los llamados potencia, los querubines, los arcángeles, los ángeles y seguramente me estoy olvidando de algunos otros. 


Hablemos de nuestros gobiernos y de “democracia”. La democracia es el gobierno del pueblo, entonces se supone que el poder lo tenemos nosotros, que es nuestra la toma de decisiones, que deberíamos ser consultados para casi todo, se supone que si decimos que NO queremos la minería a cielo abierto, no tendría que haber minería a cielo abierto, que si decimos que no queremos bases militares extranjeras en nuestro territorio no tendría que haberlas como la que se supone se esta instalando en la provincia del Chaco, se supone que los pueblos originarios tendrían que recuperar lo que les fue sustraído,  supongo que en una democracia un Proyecto X diseñado para espiar a la gente, no existiría.  Si el poder estuviera en nosotros bastaría que la mayoría dijera “esto no” para que fuera cumplido por los funcionarios, y punto, sin mayor discusión, recordemos aquello de vox populi vox dei, la voz del pueblo es la voz de dios. Pero no es así, en nuestras democracias fallidas la cosa funciona al revés, los que están arriba y que dicen que gobiernan en nombre nuestro son los que toman las decisiones que a ellos les parecen porque dicen que son los que saben, los que conocen, son los “políticos de carrera”, que saben cómo resolver nuestros problemas, lo que es un modo indirecto de tratarnos de idiotas que no sabemos solucionar  lo que nos pasa, salvo votarlos a ellos, esto sí que sabemos hacer. Son los que nos piden los  votos para justificar después lo que injustificadamente hacen. Ellos también pertenecen a estructuras piramidales, como son los partidos en los que la cabeza impone y luego viene la obediencia indebida, o lo que llaman organicidad, que no es otra cosa que cerrar la boca y repetir lo que los dirigentes dispusieron.  Y si analizamos los poderes del estado, ejecutivo, legislativo, judicial, estos también son piramidales y el ejecutivo en nuestra historia  ha tendido a ponerse por encima de los otros dos. Recordemos cuando el poder judicial totalmente obsecuente obedecía lo que el ejecutivo ordenaba o ahora, los jueces que inclinan la balanza ya desbalanceada siempre a favor de los gobernantes. 
Un ejemplo último, la escuela, que también responde al mismo esquema, arriba el ministro de educación, luego los jefes de los distritos, luego los inspectores, la directora o director de la escuela, por fin la maestra y en el final de la línea los numerosos alumnos, su hijo. Por fuera esta la pirámide familia, los padres de esos niños, y es ahí cuando chocan estos dos triángulos donde a veces surgen chispazos importantes.
Podría buscar más ejemplos pero creo que con estos basta. 


Mafalda. Quino

 Nuestra sociedad esta estructurada así, nuestra vida se desenvuelve dentro de varios triángulos a la vez y en cada uno de ellos ocupamos distintos lugares.
Desde que nacemos estas pirámides nos enseñan, exigen, obligan someternos al poder, aceptar las “autoridades” a los dioses y santos, a los  funcionarios, jueces, uniformados, partidarios en cargos públicos. Ser buen hijo es lo mismo que buen alumno o buen ciudadano o sea, cumplir calladamente lo que ellos  esperan de nosotros.
Pirámide del sistema capitalista
Por eso cuando nos preguntamos por qué aceptamos las injusticias, el maltrato, el abuso de poder, la respuesta es porque fuimos educados para ser así, para no ver y si vemos, callar, y esperar a que ellos, los que tienen poder hagan algo, o para suplicarles, pedirles, como si fueran seres superiores capaces de dar o quitar lo que nos corresponde.
Esta pirámide necesita de nuestro analfabetismo, de nuestra rutina aburrida, de nuestro futbol y programas estupidizantes o del romanticismo melancólico para que no despertemos, para que no nos demos cuenta que sobre nuestras espaldas están estos señores con sus cargos y privilegios hasta llegar a lo más alto.
Nos mantienen en la pobreza económica y de espíritu para hacernos creer que son ellos la solución y que sin ellos nada podría funcionar, vendría el caos.
Y para lograr esto incentivan el individualismo, el egoísmo que impide que nos pongamos de acuerdo y nos unamos, cada vez que no acuerdo con un compañero de vida le estoy haciendo el juego al poder de esos pocos.
Tengamos presente la pirámide, el triángulo, tengamos presente que la base  que somos todos nosotros, es mucho más grande que el puntito de arriba de todo y que si la base un día decidimos sacudirnos el peso, haremos  temblar los cielos y ese día  podremos empezar de nuevo.

Protesta de estudiantes chilenos



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