jueves, 13 de diciembre de 2012

29 - Trata de personas



29
Trata de Personas

En nuestros encuentros anteriores estuvimos hablando acerca de la real situación de las personas en prostitución, tratando de sacarlas de la zona romántica o de mitos en que la sociedad las pone. Al contrario, al llamarlas  como lo hacemos “personas en situación de prostitución”  estamos hablando de las condiciones sociales de las que estas personas son emergentes, decimos que no es una decisión personal o  generación espontánea.
Como en nuestras charlas estamos viendo y ahora es necesario que lo repita e insista: todo se relaciona con todo, el acaparamiento de la riqueza por unos pocos, el sometimiento y la exclusión en todas sus formas que se dan en este momento capitalista no son indiferentes al momento de evaluar las causas de la  prostitución.

Desde hace un par de años un tema se ha vuelto reiterado en los medios y las noticias giran en torno a él, es la trata de personas. 


La trata de personas es llamada la “esclavitud del siglo 21” y no es una metáfora,  un modo de llamarla, sino que es realmente una de las formas de esclavitud que los humanos hemos creado. Sabíamos que la esclavitud es parte de la historia anterior al lejano 1813, al menos en nuestro país, pero esto es un error, en aquel momento finalizó para nosotros una de las modalidades de la esclavitud. Se estima que en nuestra época, en este momento del mundo, hemos superado con creces la cantidad de personas esclavizadas que fueran traídas desde África. Los datos oficiales de Naciones Unidas calculan en millones la cantidad de personas que en este momento están sometidas.
No hay país que este a salvo, y a mayor pobreza, mayor riesgo especialmente si se trata de mujeres, niños y niñas.  Estas son especialmente vulneradas, se puede calcular que un 90 % de las víctimas son mujeres niñas y niños.
¿Quiénes son los autores? Pueden ser desde grupos de personas que localmente se organizan hasta  complejas redes internacionales a las que actualmente se han agregado los cárteles narcotraficantes que han incorporado también esta actividad delictiva.  Tan grande es su poder que pueden llevar a las víctimas a través de varios países e incluso de un continente a otro sin mayores dificultades, atravesando fronteras y controles migratorios. Mujeres argentinas fueron halladas en México, Europa y hasta en Japón.  Para lograr esta facilidad ayuda mucho los 32 mil millones de dólares que se calcula que por año obtiene el crimen organizado únicamente con la trata de personas,  lo que permite aceitar las manos en los controles fronterizos,  a funcionarios, a políticos. La trata de personas necesita de manera imprescindible la corrupción gubernamental, sin ella no sería posible su actividad. Ahí donde hay trata de personas como primera hipótesis debemos considerar la corrupción.



Podemos preguntarnos cuál es la finalidad de la trata de personas y la respuesta es sencilla, es la obtención de rédito económico, de ganancia y para esto cualquier método vale. Por esto la trata es muy afín al sistema capitalista que coloca la renta por sobre cualquier otra consideración, no le importa destruir el planeta, matar de hambre y enfermedades perfectamente evitables a millones de personas o esclavizar de manera salvaje  si con eso se obtiene beneficio económico.

¿Cuál es el destino de las personas que son victimizadas? Los hombres en su mayoría son llevados para trabajo esclavo en talleres o en el agro, mientras que las mujeres y niñas son vendidas a los burdeles del mundo, son condenadas a la prostitución.
Es necesario para los proxenetas recurrir a este infame método  porque las mujeres por sí mismas, aún cuando la pobreza pueda ser muy extrema, no recurren a la prostitución como salida primera, si así fuera, en nuestros países no tendría que ser necesaria la trata de personas, se podría suponer que habría colas en los burdeles de mujeres buscando ahí “trabajo”,  pero no es así, por eso la trata de personas esta para cubrir la necesidad de mujeres y niñas  para los prostíbulos de todo el planeta. En esto quiero ser claro, las víctimas de  trata no están en lugares inhóspitos, remotos, sino que pueden hallarse en cualquier prostíbulo, aún en los más céntricos y conocidos por todos, aún en ese por cuya puerta ud pasa todos los días.
De este modo hay una muy fuerte relación entre la prostitución y la trata porque la trata es el medio por el que se llevan mujeres y niñas a la prostitución. No es el mal en sí mismo, sino, repito, es el medio. Si no hubiera prostitución no sería necesaria la trata, esta tendría que desaparecer. Mientras nuestras leyes persigan a la trata de personas pero dejen intactos a los prostíbulos, el secuestro y el engaño de jóvenes y niñas seguirán, porque de algún modo los proxenetas deben sacar mujeres para cubrir sus prostíbulos.
Por eso decimos que sin clientes no hay prostitución y sin prostitución no hay trata.

Creer que si se reglamenta la prostitución como trabajo disminuirá la trata es una fantasía bastante infantil porque de todos modos los burdeles tendrán que disponer de mujeres y niñas y dado que, por más que se la llame “trabajo” eso no hará que las mujeres acudan corriendo a pedir ser tomadas en un prostíbulo,  la trata seguirá estando.


Un detalle que debemos tener presente es que las personas víctimas de trata no se diferencian especialmente de otras, no tienen indicadores, ni cadenas  porque no son necesarias, incluso sus “propietarios” las dejan salir a la calle y llamar a su familia, pues se aseguraron que estas mujeres y niñas no buscarán escapar aún cuando tengan la posibilidad de hacerlo.  Ellas llegan  con la ilusión del trabajo prometido y se  encuentran, de improviso y sin palabra  violadas reiteradamente, golpeadas e inmediatamente iniciadas en la drogadependencia. Esto  impide que puedan elaborar una defensa adecuada, su mente se paraliza en una pregunta  “¿por qué a mí?” no entienden qué les sucede, y si con esto no alcanza, están las amenazas  de matar o dañar a sus familiares.  El proyecto de vida de las víctimas  está destruido, se sienten sucias, culpables, ya incapaces de ser amadas y respetadas, estos son los grillos, las cadenas invisibles que las atan sin compasión al burdel.

Sobre quien gira todo este perverso negocio es el cliente, al que llamamos prostituidor porque es quien en definitiva prostituye a las personas que por necesidad o por trata se hallan sometidas a su poder, es él quien sale a buscar, o el que se detiene en las rutas.  El dinero es poder, el dinero es el que mueve todo este sistema de destrucción, por eso no hay contrato porque el que tiene el dinero es el que manda, el que elige y exige, el que rechaza el profiláctico y busca a la más joven. 



El no elige personas, solamente ve cuerpos o partes de cuerpos: pechos, trastes. Solamente paga por unos minutos  en que poder sacarse de encima su resentimiento. El sexo pago daña porque su esencia no es la pasión, el deseo, el placer compartido, sino aquello de “te uso y te tiro”, la violencia apenas disimulada en un acto que se supone sexual pero que en realidad es destructor.
El sexo es parte de la vida, es contacto, es construcción, es estar juntos en el placer, en el disfrute compartido, es una elección mutua. Quizá después nos separemos, quizá no volvamos a vernos más, o quizá sí, no importa, lo que sí importa es que ahora, en el sexo nos reconozcamos y estemos juntos.
En la prostitución esto no pasa, la mujer, la niña, no interesan, ni siquiera son vistas, y esta es la esencia del daño, se las anula como personas y quedan únicamente como cuerpos sometidos, yacentes, entregados al dinero y voluntad del que paga.
Cuando el sexo se convierte en un modo de hacer daño, cuando ya no me interesa el contacto o el placer juntos, se convierte en violencia que no está del lado de la vida sino de la muerte.



Apostemos por la no violencia que es otro modo de decir vida, por el placer y la libertad y sobre todo por aquello que nos entusiasme, que nos impulse a vivir y crecer.  Seamos responsables pues en cada uno de nuestros actos, por pequeño que sea,  estamos jugando nuestras únicas  cartas y estamos afectando para bien o para mal, la vida de otras personas.

Para terminar, recordemos: sin  clientes no hay prostitución, sin prostitución no hay trata de personas. Si logramos estos, habremos llegado a un mundo de mayor igualdad y alegría.



La mayoría de las IMAGENES han sido tomadas desde la web, si algún autor no está de acuerdo en que aparezcan por favor enviar un correo a  alberto.b.ilieff@gmail.com y serán retiradas inmediatamente. Muchas gracias por la comprensión.

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