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Trata de Personas
En nuestros encuentros anteriores estuvimos
hablando acerca de la real situación de las personas en prostitución, tratando
de sacarlas de la zona romántica o de mitos en que la sociedad las pone. Al contrario,
al llamarlas como lo hacemos “personas
en situación de prostitución” estamos
hablando de las condiciones sociales de las que estas personas son emergentes,
decimos que no es una decisión personal o
generación espontánea.
Como en nuestras charlas estamos viendo y ahora
es necesario que lo repita e insista: todo se relaciona con todo, el
acaparamiento de la riqueza por unos pocos, el sometimiento y la exclusión en
todas sus formas que se dan en este momento capitalista no son indiferentes al
momento de evaluar las causas de la prostitución.
Desde hace un par de años un tema se ha vuelto
reiterado en los medios y las noticias giran en torno a él, es la trata de
personas.
La trata de personas es llamada la “esclavitud
del siglo 21” y no es una metáfora, un
modo de llamarla, sino que es realmente una de las formas de esclavitud que los
humanos hemos creado. Sabíamos que la esclavitud es parte de la historia
anterior al lejano 1813, al menos en nuestro país, pero esto es un error, en
aquel momento finalizó para nosotros una de las modalidades de la esclavitud. Se
estima que en nuestra época, en este momento del mundo, hemos superado con
creces la cantidad de personas esclavizadas que fueran traídas desde África. Los
datos oficiales de Naciones Unidas calculan en millones la cantidad de personas
que en este momento están sometidas.
No hay país que este a salvo, y a mayor
pobreza, mayor riesgo especialmente si se trata de mujeres, niños y niñas. Estas son especialmente vulneradas, se puede
calcular que un 90 % de las víctimas son mujeres niñas y niños.
¿Quiénes son los autores? Pueden ser desde
grupos de personas que localmente se organizan hasta complejas redes internacionales a las que
actualmente se han agregado los cárteles narcotraficantes que han incorporado
también esta actividad delictiva. Tan
grande es su poder que pueden llevar a las víctimas a través de varios países e
incluso de un continente a otro sin mayores dificultades, atravesando fronteras
y controles migratorios. Mujeres argentinas fueron halladas en México, Europa y
hasta en Japón. Para lograr esta
facilidad ayuda mucho los 32 mil millones de dólares que se calcula que por año
obtiene el crimen organizado únicamente con la trata de personas, lo que permite aceitar las manos en los
controles fronterizos, a funcionarios, a
políticos. La trata de personas necesita de manera imprescindible la corrupción
gubernamental, sin ella no sería posible su actividad. Ahí donde hay trata de
personas como primera hipótesis debemos considerar la corrupción.
Podemos preguntarnos cuál es la finalidad de la
trata de personas y la respuesta es sencilla, es la obtención de rédito
económico, de ganancia y para esto cualquier método vale. Por esto la trata es
muy afín al sistema capitalista que coloca la renta por sobre cualquier otra consideración,
no le importa destruir el planeta, matar de hambre y enfermedades perfectamente
evitables a millones de personas o esclavizar de manera salvaje si con eso se obtiene beneficio económico.
¿Cuál es el destino de las personas que son
victimizadas? Los hombres en su mayoría son llevados para trabajo esclavo en
talleres o en el agro, mientras que las mujeres y niñas son vendidas a los
burdeles del mundo, son condenadas a la prostitución.
Es necesario para los proxenetas recurrir a
este infame método porque las mujeres
por sí mismas, aún cuando la pobreza pueda ser muy extrema, no recurren a la
prostitución como salida primera, si así fuera, en nuestros países no tendría
que ser necesaria la trata de personas, se podría suponer que habría colas en
los burdeles de mujeres buscando ahí “trabajo”,
pero no es así, por eso la trata de personas esta para cubrir la
necesidad de mujeres y niñas para los
prostíbulos de todo el planeta. En esto quiero ser claro, las víctimas de trata no están en lugares inhóspitos,
remotos, sino que pueden hallarse en cualquier prostíbulo, aún en los más céntricos
y conocidos por todos, aún en ese por cuya puerta ud pasa todos los días.
De este modo hay una muy fuerte relación entre
la prostitución y la trata porque la trata es el medio por el que se llevan
mujeres y niñas a la prostitución. No es el mal en sí mismo, sino, repito, es
el medio. Si no hubiera prostitución no sería necesaria la trata, esta tendría
que desaparecer. Mientras nuestras leyes persigan a la trata de personas pero
dejen intactos a los prostíbulos, el secuestro y el engaño de jóvenes y niñas seguirán,
porque de algún modo los proxenetas deben sacar mujeres para cubrir sus
prostíbulos.
Por eso decimos que sin clientes no hay
prostitución y sin prostitución no hay trata.
Creer que si se reglamenta la prostitución como
trabajo disminuirá la trata es una fantasía bastante infantil porque de todos
modos los burdeles tendrán que disponer de mujeres y niñas y dado que, por más
que se la llame “trabajo” eso no hará que las mujeres acudan corriendo a pedir
ser tomadas en un prostíbulo, la trata
seguirá estando.
Un detalle que debemos tener presente es que
las personas víctimas de trata no se diferencian especialmente de otras, no
tienen indicadores, ni cadenas porque no
son necesarias, incluso sus “propietarios” las dejan salir a la calle y llamar
a su familia, pues se aseguraron que estas mujeres y niñas no buscarán escapar
aún cuando tengan la posibilidad de hacerlo.
Ellas llegan con la ilusión del
trabajo prometido y se encuentran, de improviso y sin palabra violadas reiteradamente, golpeadas e
inmediatamente iniciadas en la drogadependencia. Esto impide que puedan elaborar una defensa
adecuada, su mente se paraliza en una pregunta
“¿por qué a mí?” no entienden qué les sucede, y si con esto no alcanza,
están las amenazas de matar o dañar a
sus familiares. El proyecto de vida de
las víctimas está destruido, se sienten
sucias, culpables, ya incapaces de ser amadas y respetadas, estos son los
grillos, las cadenas invisibles que las atan sin compasión al burdel.
Sobre quien gira todo este perverso negocio es
el cliente, al que llamamos prostituidor porque es quien en definitiva
prostituye a las personas que por necesidad o por trata se hallan sometidas a
su poder, es él quien sale a buscar, o el que se detiene en las rutas. El dinero es poder, el dinero es el que mueve
todo este sistema de destrucción, por eso no hay contrato porque el que tiene
el dinero es el que manda, el que elige y exige, el que rechaza el profiláctico
y busca a la más joven.
El no elige personas, solamente ve cuerpos o partes de cuerpos: pechos, trastes. Solamente paga por unos minutos en que poder sacarse de encima su resentimiento. El sexo pago daña porque su esencia no es la pasión, el deseo, el placer compartido, sino aquello de “te uso y te tiro”, la violencia apenas disimulada en un acto que se supone sexual pero que en realidad es destructor.
El sexo es parte de la vida, es contacto, es
construcción, es estar juntos en el placer, en el disfrute compartido, es una
elección mutua. Quizá después nos separemos, quizá no volvamos a vernos más, o
quizá sí, no importa, lo que sí importa es que ahora, en el sexo nos
reconozcamos y estemos juntos.
En la prostitución esto no pasa, la mujer, la
niña, no interesan, ni siquiera son vistas, y esta es la esencia del daño, se
las anula como personas y quedan únicamente como cuerpos sometidos, yacentes,
entregados al dinero y voluntad del que paga.
Cuando el sexo se convierte en un modo de hacer
daño, cuando ya no me interesa el contacto o el placer juntos, se convierte en
violencia que no está del lado de la vida sino de la muerte.
Apostemos por la no violencia que es otro modo
de decir vida, por el placer y la libertad y sobre todo por aquello que nos
entusiasme, que nos impulse a vivir y crecer.
Seamos responsables pues en cada uno de nuestros actos, por pequeño que
sea, estamos jugando nuestras
únicas cartas y estamos afectando para
bien o para mal, la vida de otras personas.
Para terminar, recordemos: sin clientes no hay prostitución, sin prostitución
no hay trata de personas. Si logramos estos, habremos llegado a un mundo de
mayor igualdad y alegría.
La mayoría de las IMAGENES han sido
tomadas desde la web, si algún autor no está de acuerdo en que aparezcan por
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alberto.b.ilieff@gmail.com y serán retiradas inmediatamente. Muchas
gracias por la comprensión.
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