32
Esperar es la condena
Para
algunas personas la cultura, la civilización, es la capacidad de llamar a las
viejas cosas con nombres nuevos, cambiar aquellas denominaciones que suenan mal
por otras que deben ser neutras, cuanto más neutras mejor, así no indican
realmente lo que se halla por detrás. Miles de años de esfuerzo y creación para
terminar en un juego de manipulación.
Las
palabras crean mundos, las palabras son un acto de creación por eso, también
pueden crear ilusiones.
Es así como
con este maravilloso poder que tenemos los humanos, se llegó a llamar a las
invasiones de un país por otro, “guerras preventivas”, es así como la tortura pasó a ser “sistema de recolección de pruebas”, los
pederastas dicen que sienten “amor por los niños”, los países empobrecidos
fueron llamados del “tercer mundo” o ahora son “países emergentes”, es así como hasta las peores acciones se
purifican si son incluidas dentro de las palabras “derechos humanos”. Ya no hay
muertos inocentes, mujeres, hombres, niños, por misiles o bombas, u hospitales
bombardeados, ahora son solamente “daños colaterales”
Pareciera
que nuestra época se especializa en estas conversiones, en estas operaciones de
vestir monas, de maquillar la realidad para no tener que cuestionarnos, para no
tener que cambiarla.
Millones invertidos
en terminar con el hambre del mundo, y el hambre sigue, millones en terminar
con enfermedades y en nuestro país, y esto que digo vale para todos los países
del mundo aunque las enfermedades sean otras, el chagas, el dengue, la tuberculosis no se
han enterado, millones en combatir al HIV/sida y las personas siguen
infectándose, campañas educativas que no combaten el analfabetismo, campañas
para llamar “trabajo sexual” pretendiendo con eso crear la ilusión de que
entonces la prostitución habrá dejado de existir. Cuando hablamos de una
sociedad hipócrita nos referimos a esto,
y más que hipócrita, en muchos casos cómplice o ejecutora de lo mismo que
pretende supuestamente combatir, porque ese dinero existe, ese dinero circula
pero no para los fines propuestos, termina en otros lugares, en otros
bolsillos.
Mafalda . Quino |
Y esto no
es solamente responsabilidad de los gobiernos, de las empresas que a través de
sus “donaciones” descuentan impuestos, sino también de muchas organizaciones,
oenesges creadas precisamente para esto, para recaudar dinero. En este momento
tengo presente una muy conocida que ha recibido varios millones de dólares para
combatir el hiv/sida y lo que menos hace es eso, sus directoras hace tiempo que
no saben lo que es trabajar. Es esta misma gente las que aparecen en los
diarios, las que son reporteadas y hablan y dicen cosas y convencen, y son
ellas mismas las que van cambiando los nombres.
Difícil
época la nuestra en la que el premio Nobel de la Paz se le da a quien crea
guerras e invasiones, en que la minería a cielo abierto, los contaminantes, los
agrotóxicos, el consumismo, la competitividad, el uso y abuso de los otros, son
consideradas herramientas del progreso.
Hemos
llegado a un punto en el que el hambre podría ser erradicado del mundo, se
procesan suficientes alimentos para lograr esto, en que muchísimas enfermedades
podrían eliminarse porque existen los medios para lograrlo, en que la educación
sexual podría ser universal, entre otras cosas. No es así porque no conviene al
sistema, porque entonces la riqueza y el poder tendrían que distribuirse de
otro modo. No interesa cambiar nada de esto, por eso los gobiernos siguen
pagando las fraudulentas deudas externas, siguen rescatando a los bancos y no a
la gente, siguen favoreciendo el tráfico y venta de drogas, por eso la trata de personas aumenta, por eso
se quiere convertir a una violencia como es la prostitución en trabajo, por eso
ya no se habla más de que la tierra es de quien la trabaja porque ahora es de las
grandes empresas, por eso son bienvenidos los depredadores del ambiente porque
dan ganancia ahora, pagan ahora, sostienen campañas políticas ahora, y mañana,
dentro de años cuando el agua este contaminada, cuando el suelo ya no produzca,
cuando el sol dañe y el aire enferme, cuando todo esté herido, no importa, que otros se
hagan cargo.
Hace poco
tiempo fui invitado a un congreso en el que conocí a muchísimas personas que
trabajan silenciosamente, muy silenciosamente, en los lugares más inhóspitos y
abandonados. Me sorprendió la humildad de esta gente y la honestidad del
trabajo que realizan. No son ellas las que salen ni saldrán en los medios, no
reciben premios, no serán intendentes ni diputados porque no son parte de un
partido político y no les interesan los cargos. Si el mundo todavía continúa,
si no llegamos a la autodestrucción, si hay esperanzas, es por toda esta gente
que en lo bajo y profundo pone su esfuerzo y dedicación. A esto llamo “amor”, a
esto llamo construcción, es esto lo que sostiene.
Noche estrellada. Vincent Van Gogh. 1889 |
No puedo
saber el destino que tendrá el universo, este pequeño mundo que habitamos,
tampoco qué pasará en mi vida, cuando llegará mi muerte, todo eso está en el
misterio, los ojos son incapaces de
verlo porque todavía no existe, pero hay algo que sí controlo, que sí puedo
ver, que si puedo orientar, es lo que en este momento hago o dejo de hacer. El
pasado ya huyó, el futuro no es mío, el presente es mi reino, condicionado por
mil situaciones, es verdad, pero aún sigue siendo mío, siempre tengo
posibilidades para hacer algo.
Porque todo fluye, se suma a una corriente que
nunca se detiene, cada gota es una pequeñez y todas juntas forman un mar, así
como el agua no puede ser detenida, siempre buscará el punto más bajo, la vida
continúa y no sabemos hacia qué destino, sí podemos integrarnos a esta
maravilla trabajando hacia el bien de los demás, y esto no es cambiando de
nombre a lo aberrante, llamando de manera linda a la violencia y al dolor. Podemos
ser partícipes de la creación y la vida o de la muerte y destrucción, nos guste
o no, la elección pasa por esos términos y en eso nos vamos jugando el presente
y armando el futuro.
Por qué
creer que las cosas podrían ser de otro modo, por qué pensar que algún otro
tiene la posibilidad de cambiarlas, por qué ser creyentes cuando podemos ser
creadores. Esperar es la condena.
La mayoría de las IMAGENES han sido
tomadas desde la web, si algún autor no está de acuerdo en que aparezcan por
favor enviar un correo a
alberto.b.ilieff@gmail.com y serán retiradas inmediatamente. Muchas
gracias por la comprensión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario