miércoles, 26 de diciembre de 2012

33 - Nada personal



33
Nada personal



Nada personal
Soda Stereo

Comunicación sin emoción
una voz en off con expresión deforme
busco algo que me saque este mareo
busco calor en esa imagen de video
Nada, nada personal
nada, nada personal
Ella no puede pensar, esta aburrida
de tanto simular cayó dormida
busco en tv algún mensaje entre líneas
busco alguien que sacuda mi cabeza
y no encuentro nada, nada
Nada personal
nada, nada personal
nada especial
Sinceramente
sería tan bueno tocarte
pero es inútil, tu cuerpo es de látex
y no siento nada
Nada personal
nada, nada personal

Recuerdo haber leído en un libro de historia un párrafo en que alguien se quejaba de que la juventud había perdido las tradiciones y valores y añoraba una época anterior en que al parecer todo era distinto y mejor. Ese párrafo había sido escrito en Egipto muchísimo antes de la era cristiana. Los adultos siempre nos quejamos de las costumbres de los jóvenes y añoramos algún momento de nuestro pasado que adornamos y convertimos en ejemplar.
Yo no puedo decir cómo fue antes, ni siquiera estoy seguro de poder contarles cómo fue mi adolescencia y juventud porque solamente puedo verlas desde mi subjetividad, desde mis dolores, alegrías y frustraciones.
De todos modos, sí puedo decirles que no creo que haya sido mucho mejor,  sí que fue distinta, eso seguro. Era otro mundo, la sociedad muy distinta, hasta las palabras que se usaban eran otras. El mundo de mi niñez y adolescencia era muy estable, dios era dios, los buenos nosotros, la historia era la misma que habían aprendido nuestros padres, Sarmiento nunca faltó a la escuela, los españoles habían traído la cultura a América, el sexo era entre hombre y mujer y la máxima meta era tener hijos que algún día cuidarían de nosotros. Las mujeres se casaban a los veintiun años y los hombres ya eran adultos a los veinticinco.
Aunque sean tan cercanas en el tiempo, aquella época y esta, son tan diferentes que es inútil tratar de compararlas, porque los criterios para cada uno de estos momentos son también distintos; yo mismo en uno y otro momento soy otra persona. El recuerdo, la memoria, me hace creer que hay una continuidad, que soy el mismo, pero no es así, al tiempo que el mundo cambiaba yo también lo hacía, me iba rompiendo para reconstruirme.




Los vecinos eran esos conocidos, que tenían nombre, y costumbres a las que muchas veces mi familia criticaba, a los que también dábamos una mano si la necesitaban o ellos nos la brindaban a nosotros, eran los chicos de la cuadra, la vereda nuestro patio de juegos. Las relaciones eran pocas, porque cada casa se relacionaba con alguna otra, no con todas las de la cuadra, y después también estaban los familiares. Eran vínculos muy pautados, y se le daba mucha importancia a eso que llamaban “respeto”, según las edades, según el grado familiar ya fueran abuelos, tíos, o primos. Estas pautas no impedían o quizá también eran la causa, de que circularan amores y odios, envidias y rencores, deseos y culpas.
Las fiestas de fin de año, requisito obligatorio de cumplimiento estricto, en que las familias se reunían y los vecinos abrían sus casas eran los momentos propicios para los recuerdos, para los reencuentros, y los estallidos, siempre por algún motivo una palabra se unía a otra y lo que con tanto cuidado se había contenido durante el año saltaba de la peor manera y delante de todos.  
Las familias, las relaciones, son precisamente este circular de sentimientos muchas veces opuestos, de ideas aceptadas o repudiadas, pasiones que van construyendo la trama.
No puedo decir si entonces eran más fuertes o más profundos que ahora, lo que sí puedo reconocer es que, una vez más, todo ha cambiado. Seguramente eran distintos porque nosotros éramos distintos.

Lo que me motivó a contarles esto es un tema de Soda Stereo, “Nada personal”. Este es un ejemplo de pensamiento popular. Muchas veces lo popular se lo banaliza, se lo convierte en empanadas y vino y se olvida que hay pensamiento, hay reflexión y también poesía. La música, las canciones, son un reservorio de toda esta producción.

Comunicación sin emoción
una voz en off con expresión deforme
busco algo que me saque este mareo
busco calor en esa imagen de video

Hemos construido un mundo deshilvanado en el que la emoción, cuando aparece, es simple superficialidad  como esos contactos que llamamos comunicación y que terminan dejándonos vacíos, solos.
Búsqueda condenada a vagar sin sentido porque la imagen de video no nos puede dar calor.





 busco en tv algún mensaje entre líneas
busco alguien que sacuda mi cabeza
y no encuentro nada, nada





El deseo vital, no importa como lo llamemos: ganas de vivir, de ser felices, de crecer, de expresarnos, de bailar o cantar, sigue acá, dentro nuestro, y quisiéramos hallar en este mundo de aparatos algún mensaje entre líneas, alguna idea, una creencia, o hasta puede ser un profeta, algo que nos sacuda la cabeza y nos despierte, algo que empuje a ese deseo vital. Mientras tanto, mil mensajes nos llegan para distraernos, para hacernos creer que somos activos y nos expresamos y comunicamos porque mandamos mensajes telefónicos, o por facebook o por twitter. Los adolescentes se alegran porque tienen cientos de “amigos” en sus páginas, a los que no conocen ni conocerán nunca. Entretenimientos para que no podamos llegar a ese deseo vital porque es ahí donde está lo personal, el sujeto capaz de romper las limitaciones.

 

sería tan bueno tocarte
pero es inútil, tu cuerpo es de látex
y no siento nada


Las costumbres, la rutina, el aburrimiento de las horas de trabajo, de los malos viajes, vivir un largo tedio para que llegue el viernes y luego fin de mes y luego fin de año y de nuevo el viernes hasta que un día amanecemos dándonos cuenta que  hemos gastado la oportunidad y ya estamos viejos y cansados. Tener hijos, nietos, el fútbol de cualquier día de la semana, los escándalos televisivos, hasta el alcohol o las drogas, nos atan a esta rutina de muerte al mismo tiempo que nos entretienen y nos dan algo de fuerza para seguir atados, no nos dejan pensar porque pensar sería darnos cuenta de todo esto.
Hemos creado un mundo de látex, de plástico, y por más que se lo toque, no tiene calor, no tiene sensibilidad, y terminamos no sintiendo nada.



Entre tantas noticias, votaciones, cambio climático, guerras, gobiernos corruptos, santos perdidos, nada personal, como las sonrisas de las recepcionistas o de las modelos en las fotografías, simples dibujos sin alegría, fingiendo vivir, nada personal nada personal. Nosotros mismos convertidos en látex, plástico capaz de moverse por sí mismo.


Soda Stereo dice “no siento nada”, pero sí, sentimos frustración, o la depresión que nos viene a decir que algo anda muy mal en nuestra existencia, pero, como buenos seres plásticos,  lo único que nos atrevemos a hacer es ir al médico y tomar pastillas, o es la bronca que estalla en cualquier momento y contra cualquiera, o estas fantasías del fin del mundo que en realidad nos hablan de nuestro deseo de que por fin termine este mundo insensible, en el que todos, todos los días nos levantamos, lavamos la cara, salimos a hacer lo que debemos, marchamos, sonreímos cuando hay que sonreír, tenemos amores desamores odios culpas, marchamos, marchamos, y nada es personal.

Quizá solamente el perfume de una flor pueda despertarnos. 
































La mayoría de las IMAGENES han sido tomadas desde la web, si algún autor no está de acuerdo en que aparezcan por favor enviar un correo a  alberto.b.ilieff@gmail.com y serán retiradas inmediatamente. Muchas gracias por la comprensión.





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