sábado, 15 de diciembre de 2012

31 - Solamente sexo



31
Solamente sexo

 


Y entonces hay este sonido:
un ruido rojo de huesos,
un pegarse de carne,
y piernas amarillas como espigas juntándose. 
Yo escucho entre el disparo de los besos,
escucho, sacudido entre respiraciones y sollozos.

Agua sexual, Pablo Neruda



Los chinos dicen que para combatir la oscuridad lo único efectivo y necesario, es encender una luz. Entonces, para seguir avanzando en nuestros temas y aclarar más lo que venimos compartiendo, hablaremos de sexualidad. Esta será la luz que nos permitirá erradicar la oscuridad, que por comparación, hará ver más claramente lo que es la prostitución y todo abuso sexual, o mejor dicho, todo lo que la prostitución no es.

He titulado esta columna “Solamente sexo” como un juego de palabras porque hablar de sexo es hablar de un todo gigantesco que comienza mucho antes de la cama –o del lugar que prefiera- y se prolonga más allá de la despedida.
Antes que cualquier otra cosa, es bueno entender que el sexo es sobre todo libertad, no puede estar constreñido, sometido a condicionamientos o listados de prohibiciones porque entonces pierde su esencia que es la movilidad, el cambio, dejarme sentir hoy lo de hoy, que puede ser distinto a lo de ayer o mañana, porque el cuerpo tiene vida, porque yo estoy vivo,  y por eso mismo es cambiante. Esta es la razón por la cual el sexo y la culpa no conviven, la culpa siempre trata de limitarlo, de someterlo, de imponerle sus principios, mientras el sexo, por su propia naturaleza, se resiste, por eso siempre batallan, y si la culpa logra su cometido, el resultado será un sexo chato, domesticado, incapaz de alturas.



El sexo es sentir, sentir deseo, sentir gusto, necesidad de estar con otro, con otra, con uno mismo, es estar en la piel y en las sensaciones y a partir de ahí iniciar un camino que es al mismo tiempo hacia adentro y hacia afuera, hacia tu cuerpo, a mi cuerpo y hacia mis sentimientos. Y pareciera extraño que diga sentimientos al hablar de sexo, y no me estoy refiriendo al amor de pareja. Si digo esto es porque el cuerpo es sentimientos, el sexo se completa, se engrandece, adquiere alas con los sentimientos. Y también fantasías, claro, el componente de juego y locura. No olvidemos la inteligencia, como todo arte no puede estar ajeno a lo inteligente –no estoy hablando de pensamiento. Por esto la sexualidad es un mundo, con sus luces y sombras,  juegos y picardías, con pasiones y ternuras.

Todo esto que digo es lo más alejado que podamos pensar de un contrato, de un me dejo y me pagás, o te pago para que te dejes, esa es la perversión del sexo, su desnaturalización, convertido en un trámite más, en una cuestión de tiempos y tarifas.



 

El amor es un asunto de entrañas. Un vértigo sagrado
en el follaje glandular.

Cuando un pecho calza en otro pecho,
cuando una mirada entra milenariamente en otra
todo el universo se ajusta.

Entonces la gloria es una cama
unas sábanas que tienden el misterio.


Leda Valladares

El sexo es encontrarme con un otro, una otra, es estar atento a qué te pasa, a tus sensaciones y placeres, a tus rubores y sonidos como si fueran un teclado al que con arte y cuidado se le sacan notas maravillosas, y al mismo tiempo yo también soy una cuerda tendida a la que tus labios y manos arrebatan melodías y para que esto sea posible es necesaria la confianza, saber que puedo entregarme y no me dañarás, que aceptarás mis límites, respetarás mis vivencias y mi forma de sentir. Es también saber que mi placer te incitará tanto como a mí el tuyo.
Si voy con egoísmo buscando solamente mi gusto, si no me tomo tiempo para escucharte, podrá haber sexo pero nunca melodía.


Hemos aprendido a sentir nuestro cuerpo y hacer los actos de la sexualidad como pudimos, y muchas veces pudimos muy mal, por eso hemos elaborado un ritual que a corto plazo aburre y redujimos las enormes distancias de la piel a una simple genitalidad.  Y acá llegamos a un punto importante, la genitalidad es solamente una forma, y no siempre la mayor, del placer sexual. Todo el cuerpo es una gran superficie plena de sensibilidad y  el mayor órgano del erotismo es el cerebro, la capacidad de fantasear, de jugar, de soltarnos, si reducimos todo a la penetración, estamos perdiendo mucho.
Ejercer la sexualidad es un arte, nos enseñaron mal, nos hablaron de instinto, de “bajos instintos”, de algo ciego y bestial, de suciedad y pecado, de algo que estalla en el bajo vientre y nos obliga y nos exige y nos empuja y no podemos contenernos porque es instinto y animal. Nos enseñaron mal, el sexo es arte, es cultura que se aprende desde los silencios, con la yema suave de los dedos, es saber esperar, contemplar y admirar. No obliga, nos invita y está en nosotros aceptar o no.

Es tarea de cada día animarnos a amar nuestro cuerpo, nuestras dulzuras particulares, las tensiones y tiempos que se van deslizando por los músculos, por los pelos; es tarea diaria invitar o ser invitado al juego.



Ven
y déjate
ser mía.
Para nosotros las noches
serán largas como el mito.

Kago no Kikumaru


una flor
        no lejos de la noche
        mi cuerpo mudo
se abre
    a la delicada urgencia del rocío.

Amantes - Alejandra Pizarnik


No puede haber plenitud sexual sin amor a mí mismo. Quererme, aceptarme aún en mis lugares secretos y placeres escondidos, en esas fantasías que nadie más conoce, quererme para darme el tiempo y la medida de mi deseo, y también el límite.

Los seres mezquinos, egoístas, los atados a prejuicios y perfecciones, esos seres que aún desnudos están esperando  aprobación, los incapaces de sentir, los que carecen de la empatía necesaria para captar el sentir de quien lo acompaña en la cama, los que pagan, difícilmente puedan conocer, puedan vislumbrar las profundidades y también las alturas de la sensibilidad. Es muy probable que en la vida haya una especie de justicia implícita.

Habítame, penétrame.
Sea tu sangre una con mi sangre.
Tu boca entre mi boca.
Tu corazón agrande el mío hasta estallar...
Desgárrame.
Caigas entera en mis entrañas.
Anden tus manos en mis manos.
Tus pies caminen en mis pies, tus pies.
Árdeme, árdeme.
Cólmeme tu dulzura.
Báñeme tu saliva el paladar.
Estés en mí como está la madera en el palito.
Que ya no puedo así, con esta sed
quemándome.

Con esta sed quemándome.
La soledad, sus cuervos, sus perros, sus pedazos.
  
Oración - Juan Gelman



Se miran, se presienten, se desean,
se acarician, se besan, se desnudan,
se respiran, se acuestan, se olfatean,
se penetran, se chupan, se demudan,
se adormecen, despiertan, se iluminan,
se codician, se palpan, se fascinan,
se mastican, se gustan, se babean,
se confunden, se acoplan, se disgregan,
se aletargan, fallecen, se reintegran,
se distienden, se enarcan, se menean,
se retuercen, se estiran, se caldean,
se estrangulan, se aprietan, se estremecen,
se tantean, se juntan, desfallecen,
se repelen, se enervan, se apetecen,
se acometen, se enlazan, se entrechocan,
se agazapan, se apresan, se dislocan,
se perforan, se incrustan, se acribillan,
se remachan, se injertan, se atornillan,
se desmayan, reviven, resplandecen,
se contemplan, se inflaman, se enloquecen,
se derriten, se sueldan, se calcinan,
se desgarran, se muerden, se asesinan,
resucitan, se buscan, se refriegan,
se rehúyen, se evaden y se entregan.


Poema 12   Oliverio Girondo






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